domingo, 14 de noviembre de 2010

Como gotas en el océano



Todo existe como un campo de energía, un modelo vibracional único de energía e información.
Todo lo que existe es esta misma energía en distintas manifestaciones.

Estos modelos infinitos crean infinitas formas, al igual que el agua puede manifestarse como líquido, nubes, vapor o hielo. Se ven y se sienten muy diferentes, pero en definitiva, son agua en distintas formas.
Algunos modelos de energía se manifiestan como el cuerpo físico, otros como la mente humana, otros como aves, árboles, insectos, agua, fuego, cielo y tierra.

En el nivel de energía pura todo está conectado con todo lo demás. No existe un yo y los demás, sólo uno.
Potencialmente tenemos la habilidad de acceder a todo este campo de energía cósmica o universal y, como energía y conciencia son lo mismo, poseemos la habilidad o la capacidad de acceder a la conciencia total, la mente infinita, que llamamos Dios o Buda, la gran mente.

Este 'Dios' no está separado de nosotros, es nosotros y nosotros somos él. Somos un aspecto de la mente infinita (como lo es todo lo que existe) y, por lo tanto, tenemos el potencial para conectarnos con esta conciencia porque, en nuestra más elevada expresión, eso es lo que todos somos: unidad, es decir, somos todo.

Somos como gotas en un océano infinito,

individuos hasta cierto punto, pero juntos hacemos el todo, la suma total de pequeñas gotas. Sin estas gotas no puede existir el océano. Sin embargo, la pregunta es: ¿Nos sentimos conectados con este océano, o solo nos identificamos como gotas?
Un antiguo proverbio dice: “¿Como hacer para que una gota de agua no se seque?... ¡arrojándola al océano!”.

Si conectamos solo con una pequeña porción del océano, será inevitable estar desvinculado del potencial infinito de energía, amor, comprensión y sabiduría. De esta forma se vivirá una vida previsible y rutinaria dominada por la preocupación y el miedo. Una existencia común y corriente sin el poder para controlar su propio destino.

Pero al abrir la mente y el corazón y salir del capullo, uno se conecta con más y más del océano infinito y, al hacerlo, podemos comprender que no somos solamente un cuerpo físico experimentando un tiempo de vida sin sentido.

Somos conciencia infinita experimentando este mundo, este nivel de realidad, como parte del eterno viaje del espíritu a través de la experiencia.

Somos una parte del todo, que contiene al todo y tenemos por lo tanto el potencial de acceder al todo.

Cuando se dice: “somos hijos de dios”, ¿Qué significa esto?

Significa que poseemos la misma genética, la misma naturaleza. Somos dioses en potencia. La semilla de dios habita en nosotros, solo hay que dejar que crezca y permitir que se exprese en nuestra vida esta conciencia infinita: la naturaleza de Buda, nuestra esencia universal.

No hace falta creer en dioses externos, en imágenes. En culpas y pecados o falsas morales. Las viejas supersticiones son caca. Hay que creer en uno mismo, en su propia naturaleza. Practicar meditación (zazen), es una ayuda de una alta dimensión.

Nuestra esencia, nuestra verdadera naturaleza, es el océano de potencialidad infinita del cual surgen (y retornan) todos los seres, todas las formas, todos los fenómenos, al igual que las olas que se forman por un breve momento, vuelven al mar.

Todo esto puede parecer muy profundo, nuestra mente puede aceptarlo, incluso en su diálogo interno. Pero no es necesario pensar en eso, ya que somos eso. No se comprende intelectualmente, no es un saber libresco, todo esto es imaginación. Se debe realizar con la totalidad de la existencia. Seguro que incluye la reflexión y el pensamiento, pero verdaderamente surge desde el silencio interior, de la meditación, más allá de las dualidades y de cualquier lógica.

Depende también de cómo vibremos, mejor dicho, de la frecuencia en la que vibre el ADN en nuestras células.

Hay científicos que en la actualidad han demostrado que el miedo posee una frecuencia vibratoria baja y por lo tanto, una larga longitud de onda, mientras que la emoción que llamamos amor resuena con una elevada vibración y con una corta longitud de onda. Cuanto más alta sea la frecuencia en la que vibre el ADN, más sitios de su molécula se activarán, o sea, ganará en potencia y en eficacia.

El ADN, posee el material genético del cuerpo humano y responsable de la formación (síntesis)de proteínas, pero fundamentalmente es un transmisor y receptor de frecuencias muy sofisticado. El ADN es un verdadero dispositivo transceptor , es una antena que emite y recibe información.

Los experimentos demuestran que cuando se coloca una porción de ADN en un tubo de electrones (o fotones), estos se forman juntos y se alinean siguiendo la misma forma del ADN. Cuando se retira el ADN, las partículas mantienen la misma forma. En otras palabras, el ADN está constantemente influyendo en la energía a nuestro alrededor.

Nuestro estado vibracional (emociones y pensamientos) influye en el entorno a cada instante. (ver: el lenguaje del ADN).

Cuando cambiamos las actitudes y el estado de espíritu o la mentalidad (como prefieras) cambiamos el todo, porque somos parte del todo, de hecho somos el todo.
¿Todavía te sientes común y sin poder?.

Hay otra manera de ver esto. Nuestra conciencia es una serie de campos de energía interconectados. Tenemos nuestro intelecto, emociones, un cuerpo físico y cuerpos sutiles, todos vibrando en frecuencias diferentes, pero impregnándose unos a otros. Múltiples dimensiones coexistiendo al mismo tiempo. El animal y el dios, el cuerpo y el espíritu.

Estos niveles de energía, que también corresponden a dimensiones del espíritu se manifiestan a través de unos vórtices de energía conocidos como chakras, palabra sánscrita que significa ‘rueda de luz’. (ver: "La Matriz")
Como lo vimos anteriormente, es a través de los chakras, que los desequilibrios emocionales pasan al nivel mental y si persisten, al nivel físico.

Los planos sutiles y el físico son diferentes aspectos de una única realidad.

Es así cómo el estrés causa enfermedades físicas y la razón de porque dejamos de pensar claramente cuando estamos afectados emocionalmente. Todos los niveles están interconectdos (de hecho son uno solo).

Encontramos los siete chakras principales entre la parte inferior de la columna vertebral y la parte superior de la cabeza. Los tres más bajos nos conectan a la tierra y los tres superiores nos conectan al espíritu, al "océano infinito".
En un estado de equilibrio, el ser humano representa la conexión entre lo físico y lo espiritual: entre la tierra y el cielo.

El punto de equilibrio en el sistema de chakras es el 4º chakra, el del corazón, desde el que expresamos la emoción de amor u odio (mejor dicho: falta de amor), las expresiones más altas y más bajas del rango de frecuencias de este chakra.

Cuando estás expresando amor en su sentido verdadero y más puro, el amor incondicional, que no juzga ni discrimina, podemos llamarlo también compasión, entonces este chakra del corazón se abre como una flor y gira muy rápidamente con enorme poder y, al hacerlo, lo reconecta con sus dimensiones más altas que vibran en esa elevada frecuencia de amor.

Lo que ocurre a veces, sin embargo, es que la conciencia inferior se desconecta de los niveles más altos del ser y una vez que eso ocurre la conciencia inferior puede correr detrás de deseos mas bien bajos o básicos: sexo, comida, supervivencia, dinero, seguridad material e incluso llegar a la violencia y el engaño para lograr esto.

Los niveles más bajos están relacionados con el paleoencéfalo , lo que actualmente se denomina complejo reptiliano, nuestra parte del sistema nervioso evolutivamente más antigua.

El cerebro reptil (ver) es el encargado de mantener la vida y la reproducción pero carece de emociones y de razón. No posee ninguna creatividad, su visión está limitada a su objetivo, por lo tanto, en términos de supervivencia es muy eficaz pero su capacidad (y su calidad) de acción es muy reducida. (no esperes que un cocodrilo cambie sus rutinas).

Hay una tendencia en la actualidad a manipular a las personas hacia un rango más inferior de conciencia, mediante un control mental y emocional masivo.
Si tomamos la definición de control mental como la manipulación de la mente de un individuo para que piense y actúe de una manera determinada, muchas personas están siendo hoy en día controladas mentalmente. Este tema es tratado en otras entradas, pero solo basta con observar como funciona una buena parte de la sociedad moderna.
Pero la manipulación de la mente y las emociones, y la desconexión del océano infinito de potencialidad, tienen verdaderamente raíces profundas en la historia de la humanidad.

continúa...

1 comentario:

Umagica dijo...

Da gusto haber encontrado este blog. Gracias.