jueves, 23 de julio de 2009

autoconocimiento, la práctica inteligente



El conjunto de los problemas que forman parte de la vida actual es muy complejo e intrincado, al punto que la mayoría de las personas viven sumergidos en ellos, dejándose invadir y perdiendo de vista el plano total de la vida.
Hoy en día hay demasiada información para asimilar, proveniente de la TV, la radio, los periódicos, Internet. Vivimos en una sociedad saturada de estímulos, deseos y obligaciones que provocan una constante disociación entre el cuerpo y la mente.
Esta situación, a la larga o a la corta, provoca en muchos infelicidad, estrés, enfermedad y un permanente estado de vacío e insatisfacción que genera mas infelicidad y una mala salud.
Un cuerpo sano no es alcanzado por el estrés ni la insatisfacción. Por el contrario, los desafíos de la vida lo proveen de oportunidades para crear y aprender.
Pero, ¿Cómo encontrar el equilibrio mente-cuerpo, si ni siquiera sabemos como somos por dentro, ni como funcionamos, ni que necesitamos en realidad para funcionar correctamente?
Muchas personas con estudios y “educación” que poseen cultura y una gran información general, no saben donde ubicar la mayoría de sus órganos fundamentales, tales como el hígado, el bazo o el páncreas y ni hablar si se les pregunta como funcionan o que hacer para mantenerlos en buen estado. No relacionan el bienestar o la felicidad con el estado de sus órganos ni piensan que hay una higiene de mantenimiento cotidiano para que estos no se agoten y enfermen.
Solo tratan de asimilar el mundo que los rodea acumulando conceptos, deseos y objetos, sin considerar que es el cuerpo el que transporta y debe asimilar todo ese bagaje de información las 24 hs. todos los días de todos los años.
Finalmente esto conduce al agotamiento de la energía vital, que se traduce en una mala calidad de vida, propensión a enfermarse, estrés, envejecimiento, artritis, diabetes, mal funcionamiento hepático, problemas cardiovasculares, etc.
Y entonces en ese momento se culpa al cuerpo, y es un error, porque la causa es la mente sobrecargada, que nos aleja y nos separa de lo que pasa realmente en nuestro interior y de cuales son las “verdaderas” necesidades del organismo.
De tanto estar pendientes del “exterior” y de satisfacer la larga lista de adicciones físicas y psíquicas, desatendemos los mensajes sutiles que nos envía el cuerpo a cada rato.
Por ejemplo, creemos estar contentos porque nuestra mente lo está. Aún si los intestinos se rebelan contra la sobrealimentación, o los pulmones están cargados de nicotina o los riñones agotados por el exceso de café. De su lado, la mente, continuará apreciando la “buena cocina”, el tabaco o el café.
Al estar disociados y “sordos” a las señales de nuestros órganos, impedimos de esta manera que se actualice en nosotros la experiencia de un auténtico bienestar físico, minando el potencial del organismo y acelerando su desgaste.
Como aquel que se pasa el día sacándole brillo a su auto, decorándolo, llenándolo de alarmas y cerraduras para que no se lo roben y luego lo conduce sin ningún cuidado por malos caminos, no tiene cuidado con los “baches” y ni siquiera tiene en cuenta el motor y su funcionamiento. Luego cuando se le descompone y lo deja “a pie”, insulta y le hecha la culpa a la máquina, al mecánico o a Dios. Sin embargo si se hubiera ocupado de mantenerlo apropiadamente eso no sucedería.
De manera similar, algunos gastan su energía (y su dinero) en la apariencia física pero se maltratan interiormente, con una alimentación inadecuada, fumando, bebiendo, llevando una vida sedentaria pero sobretodo privándose del amor y manteniendo emociones negativas innecesarias y toneladas de pensamientos parásitos. Sin siquiera detenerse a considerar que la auténtica y “real” belleza emana del interior y está ligada íntimamente al estado de sus órganos internos y a la calidad de las emociones y pensamientos que tienen.
El cerebro y los órganos están conectados. Lo pensamientos y emociones generan un impacto en el cuerpo. Mediante impulsos nerviosos, señales químicas mediadas por hormonas, por células y receptores que hacen de nuestro cuerpo una unidad interconectada. Lo que pensamos nos modifica, lo que sentimos nos modifica. Es el cuerpo el que filtra y modula la miríada de estímulos percibidos.
Estamos educados para adaptarnos y responder convenientemente –según normas establecidas- al medio exterior, pero sin un “autoconocimiento” profundo toda esa información recibida se vuelve limitada, tendenciosa y termina por aislar y limitar a la persona y en muchos casos contribuye también a alienarla.
Por eso hay que comenzar por aceptarse y quererse, incluso podría decir “mimarse” en el buen sentido (si es que hay otro). Cada uno está hecho de material cósmico, reciclable y eterno. El cuerpo tiene su inteligencia propia, cada célula sabe exactamente que hacer y en que momento y no están nunca perdidas o confundidas. Cuando es así, enfermamos.


Somos el resultado de millones de años de evolución. Nuestro cerebro esta en el tope de la escala evolutiva. Entonces, ¿porque dejarse abusar por los otros (y por uno mismo)? ¿Por qué no confiar en lo que “somos” y atender al cuerpo como este lo requiera? A cambio lo que pide es mínimo. Es asombroso lo económicos y ecológicos que podemos ser si conseguimos calmar la mente y apaciguar los deseos. Cuando se dice “calmar” la mente, no significa atarla, adormecerla o distraerla, sino encauzarla. Aprender a conducirla, a enfocarla y a filtrar toda la información irrelevante que nos llega de afuera. Este “trabajito” de atención parece difícil e incluso imposible, pero nos asombraríamos de lo que somos capaces cuando se confía en sí mismo y se tiene un objetivo.
El autoconocimiento no es “opcional”, es la decisión de los seres inteligentes para llevar una vida plena y saludable.
O sea, feliz.

miércoles, 1 de julio de 2009

El mito de la gripe A

partícula del virus de la gripe A


Me lleva a escribir algo sobre este nuevo (viejo) fenómeno de la gripe A, la reciente ola mediática que disemina pánico y confunde deliberadamente (quizás para ocultar otros temas o intereses).

Para ser específico, ya que en inmunología es fundamental, el virus de la influenza A, no es nuevo. Es la misma "gripe" que enferma al ser humano desde hace muchos siglos, y no solo a humanos. La famosa gripe porcina o la ya olvidada gripe aviar, corresponde ni más ni menos que al mismo agente patógeno: el ahora devenido tristemente famoso virus de la influenza A, y que en estos simpáticos animalitos de corral provoca casi la misma sintomatología que en los humanos.

No voy a extenderme en detalles sobre inmunología. Para eso pueden remitirse a otro post de este mismo blog.

Mi intención es advertir sobre la campaña de manipulación de los medios de comunicación (particularmente en Argentina), en conjunto con el gobierno, laboratorios y otras "entidades" que se benefician con la ignorancia y el miedo injustificado de los miles (millones?) de creyentes incondicionales.

Casualmente ya dejó de ser gripe porcina "LA AMENAZA FANTASMA", para volver a ser simplemente gripe A (la de siempre, aunque ahora ascendida -deliberadamente- por la OMS al status de ¿pandemia?).

Resulta, además, que ahora la solución para no enfermar de la tan temible gripe, que casualmente tiene menos muertes que los infartos o el cáncer, ( y la mayoría de las pocas muertes ocurre en personas debilitadas por su edad o su condición previa), es darse una vacuna que estrictamente no solo no es segura sino que es peligrosa para el sistema inmunitario del individuo (y del grupo), debido a su falta de especificidad y a la alta manipulación (deliberada) a la que es sometida.

Como es sabido, y ahora parece (convenientemente) olvidado, el virus influenza A, tiene la característica de mutar; es decir, modificar su capacidad antigénica. En otras palabras, la vacuna que debe ser exactamente específica, para provocar una reacción por parte del cuerpo y así generar "memoria inmunológica", que luego permitirá generar anticuerpos específicos contra el "malvado" virus, ni siquiera nos garantiza el efecto esperado, y puedo asegurar, según mi experiencia en pacientes, que en muchas personas ocasiona reacciones adversas y desagradables.




Por eso, no se dejen abusar, no crean todo lo que escuchan ni todo lo que ven. Los medios de comunicación responden a intereses creados y los laboratorios persiguen el fin económico. Y sino, observen las monumentales ganancias de Roche con su tamiflu.


Conozco gente que ha enfermado haciendo la "cola" para que le den la vacuna, en medio del frío invernal...! No se puede creer!!!, Verdaderos pollitos de criadero, sin voluntad ni inteligencia propia.

No es para minimizar una enfermedad, es mas bién aclarar y que las cosas tomen su justa dimensión.

La mejor prevención para la gripe es una alimentación natural, suficiente y variada.

Consuman alimentos ricos en vit.C, e inclusive suplementos vitamínicos que fortalezcan las defensas. Descansen convenientemente. No se expongan al frío ni al contacto directo (obviamente) con personas demostradamente infectadas con el "malvado y perverso virus".

No paniquen ni se aislen. Hagan ejercicios respiratorios y tomense la vida con alegría y despreocupación.

Y puedo garantizar una buena salud. Y si diera el caso que se tiene una virosis respiratoria estacional (para nada grave), aquí va una receta tradicional, económica y natural (y eficaz):

-hacerse vahos con cebolla y un poco de tomillo, 2 ó 3 veces por día.

-Tomar regularmente (también 2 ó 3 veces por día) una infusión de llanten, ambay y pulmonaria.

Y sobretodo no se den la vacuna antigripal!!!, o corren el riesgo de enfermar peor y además terminar como los pollitos de criadero,...triste final para le especie dominante (me refiero al homo sapiens, claro).

Claro, asi, muchos "profesionales" se quedarían sin enfermos ni ganancias,...mejor!

Si tienen dudas, no duden, pueden consultarme por esta vía.

Salud y felicidad para todos.