jueves, 30 de enero de 2014

La única sustancia



La mente es el universo.
Es todo lo que es, lo que fue y lo que siempre será.

La mente es una sustancia, una sustancia material, o más bien tiene la cualidad de cristalizarse y volverse sólida en apariencia

El término mente o conciencia no es lo mismo que intelecto, pensamiento o lo que se conoce usualmente como “mente”.
El intelecto, la actividad consciente, el pensamiento lógico y secuencial, son la actividad del ego, el cual es una ilusión creada por la actividad electroquímica del cerebro y actualizada por las creencias y el entorno, pero hay que saber que en esencia son una extensión de la conciencia universal, mente o espíritu (los nombres no son relevantes si comprendes la esencia).

El pensamiento es actividad eléctrica, movimiento y desequilibrio. La mente, para poder moverse y romper su estado de equilibrio, debe dividirse: dos polos con cargas opuestas que se separan en función del deseo de la mente.



Es un error identificarse con esta actividad (la cual en muchas personas es caótica, desordenada y sin control) ya que es fuente de malos entendidos y contradicciones. 
Sin embargo uno puede servirse de ella como una herramienta, o mejor, como un instrumento (que resuene en unidad con la mente universal).

El ser superior comprende esta naturaleza y la protege, la cultiva, se nutre de ella y permite que se expanda para beneficio de todos.

Pensar es dominio del intelecto, del ego o de la mente dividida.
El conocimiento pertenece a la conciencia y al corazón, que es la morada del espíritu o mente universal (diferentes nombres para una misma cosa).

El conocimiento es saber con el corazón, mientras que el pensamiento o intelecto corresponde a la actividad del neocórtex cerebral, sede del ego y fuente de dualidades y contradicciones.

Lo único real en tu vida existe en tu corazón.

La mente, como una sustancia o un éter, se extiende en todas las direcciones, más allá del tiempo-espacio (de hecho los crea).

La sustancia de la mente es la base de toda la creación

Es la sustancia de la cual todo lo visible está compuesto.
Es la vida misma.

Por consiguiente, nuestros organismos físicos se componen de este elemento sutil.

La materia es la cristalización de la sustancia sutil de la mente 

El medio físico de foco y control de esta sustancia tiene su sede en la corteza cerebral, de la cual emana una radiación expansiva que vibra en simpatía con todo.
Esta vibración simpática es lo que la Física describe como entrelazamiento cuántico, pero en realidad es el flujo de la mente, es decir el movimiento de la única sustancia .  

Esta sustancia consciente impregna con simpatía todas las formas y condiciones de la materia y tiene como asistentes a la gravedad, la electricidad y el magnetismo; estas tres fuerzas o condiciones nacen de la misma sustancia, es decir comparten el mismo origen. De hecho, esta sustancia sutil es el alma de la materia, el elemento a partir del cual todas las formas de movimiento reciben su impulso original.

La mente es la semilla del universo

En la semilla del universo existe la totalidad del universo.

De esta sustancia vibrante surgen todas las formas que la ciencia va describiendo a medida que evoluciona y expande su conocimiento: Supercuerdas vibrantes, espuma cuántica, quarks y gluones, fotones, electrones y otras partículas, átomos, moléculas, etc. El resto es una multiplicación y combinación de estos elementos primordiales.


La sustancia de la Mente universal, no tiene principio ni fin ni límites, pero sus manifestaciones si lo tienen. 
El universo físico tiene límites. 

Estos límites son planos de curvatura cero que la luz no puede atravesar y en los cuales se refleja, creando en el interior patrones de interferencia y una infinidad de imágenes y formas en movimiento que aparentan solidez y vida propia.



La sustancia material de la Mente es un éter omnipresente

Este éter sutil vibra en diferentes grados dinámicos.

El sonido, el calor, la luz, la electricidad y la materia, son los efectos de la única sustancia en grados específicos y diferentes niveles de energía, de presión y densidad, pero esencialmente no hay diferencia entre cualquier cosa, como la electricidad y por ejemplo el hierro, salvo en sus diferentes efectos y formas de vibrar y manifestarse.

Este universo visible de materia vibrante no es más que el registro eléctrico de la mente en movimiento

La aparente diferencia entre las cosas se debe únicamente a la diferencia en el movimiento y no a la sustancia.

Son posibles muchos estados de movimiento, pero solo hay una sustancia en el universo.

El universo está hecho de la misma y única sustancia


Como todos los estados de movimiento son mensurables y están bajo el control absoluto de la mente, y como el ser humano es mente, puede, con profundo conocimiento de la naturaleza y la energía suficiente, cambiar un estado de movimiento en cualquier otro estado de movimiento y al hacerlo, transmutar una sustancia en cualquier otra.

Esta habilidad y potencial para transformar la materia es nuestra herencia divina, y nos da la posibilidad no solo de aprender a transmutar elementos sino también a curar enfermedades y a crear una realidad física deseada.

La única sustancia del universo es la Conciencia creadora, la mente del Creador. Nuestra conciencia es una extensión de esta Conciencia, sin fisuras ni costuras.
Es nuestra verdadera naturaleza. Somos pura conciencia experimentando una realidad física transitoria.
No hay forma de estar separados de la única sustancia ya que somos ella misma.

Comprender esta verdad y aceptarla, es realizar nuestra verdadera naturaleza. Aunque en realidad no hay tal cosa como verdadero o falso. La única cosa real en este universo es la conciencia, pura e indivisible, que impregna y da vida a todos los seres y cosas sin diferencias.

Las diferencias son todo lo que percibimos con nuestros sentidos e interpretamos como “real”, incluyendo nuestra individualidad, sin embargo es una ilusión. Simplemente “figuritas” y colores en movimiento, pero lo esencial no mueve, no se desplaza, no nace, no crece ni muere, no gana ni pierde. Es equilibrio. Es “todo” lo que hay.

No hay individualidad en este universo consciente. La individualidad no es más que un aspecto de la mente.

El universo es una única cosa

Esta única cosa es la mente.

La sustancia en acción de la mente pensante es la luz.


No hay más que una sola sustancia y esta no se puede dividir en muchas sustancias o muchas partes, solo se puede modificar su movimiento y su nivel de vibración cambiando así su manifestación.

La individualidad no es más que una apariencia, es un efecto potencial y pasajero de la mente en movimiento

Lo que interpretamos como individualidad no es más que el registro momentáneo de una forma fugaz. Como una fotografía. Percibimos, registramos, congelamos la imagen (mediante la memoria), nos identificamos con esta imagen y le damos forma y existencia fija. Luego creemos que eso que creamos tiene existencia propia y real separada de lo demás.

Este error es debido a un procesamiento incompleto de la información, gestionado por una pequeña zona del cerebro, que en muchas personas en la actualidad está mal configurada y desconectada del resto, lo que lleva a un estado de confusión generalizada.

Esta ignorancia u olvido acerca de tu naturaleza no solo genera miedo y te hace dudar sino que te mantiene en una prisión repleta de conceptos erróneos y percepciones confusas.


Una vez que giras la mirada a tu interior y aceptas quien eres en verdad, todo se ilumina.
La conciencia se reconoce a si misma y cesa el movimiento.

La individualidad y el todo se vuelven unidad. Naturalmente.

La materia nutre de información y energía al espacio.
Esta información se registra.
El espacio genera modela a la materia con esta misma información, ahora modificada o adaptada en virtud del entrelazamiento con la totalidad.

Es muy fácil aunque misterioso, lo difícil es despertar y abandonar los programas inútiles y nocivos que nos impiden vernos y aceptarnos tal como somos.

Somos conciencia viva, infinita y luminosa realizándose a si misma mediante una experiencia humana


Homo iluminatus



viernes, 10 de enero de 2014

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lunes, 6 de enero de 2014

El pensamiento es electricidad


La sustancia del universo 2


El universo se manifiesta mediante la electricidad.
Vivimos en un universo eléctrico, pulsante, que invierte su polaridad cíclicamente para permitir el movimiento de la vida y la transformación.

De acuerdo a la definición académica: "La electricidad es el conjunto de fenómenos físicos relacionados con la presencia y flujo de cargas eléctricas".
La materia está formada por partículas cargadas eléctricamente. 

La materia es movimiento

El movimiento es electricidad, es decir, cargas que se separan y se mueven en busca del equilibrio. Polarización, despolarización y repolarización, en un ciclo eterno y continuo.

El pensamiento es electricidad, porque es vibración, o sea, movimiento. Este movimiento expresa la actividad de la conciencia, su deseo.


El pensamiento se materializa

El pensamiento es una onda pulsante que de forma cíclica se mueve entre dos condiciones: concentración (carga +) y dispersión (carga-).

En cada pulsación cambia de polaridad. Esto produce presiones opuestas manifestadas como compresión y expansión, las cuales forman cuerpos sólidos que vibran rodeados de grandes volúmenes de espacio gaseoso, en una pulsación, invirtiendo la polaridad en la siguiente pulsación.

Se ha comprobado experimentalmente, las partículas que constituyen la materia aparecen y desaparecen constantemente.

Es increíble pero es así. Apareces y desapareces todo el tiempo, solo que  a velocidades tan elevadas que la materia aparenta ser sólida y el espacio vacío.

El pensamiento concentrado es un movimiento centrípeto en espiral. Se focaliza en un punto. Genera gravedad. Aumenta la carga multiplicando el bajo potencial en alto y el frío en calor.


El pensamiento desconcentrado es un movimiento centrífugo en espiral. Se expande en el espacio. Genera radiación. Disminuye la carga dividiendo el alto potencial en bajo y el calor en frío. 



Quizás te parezca un poco raro relacionar la onda del pensamiento con la materia, pero si consideras que todo el universo manifestado es pura vibración y movimiento, incluso tu cuerpo es un paquete de ondas compactadas vibrando a altísima velocidad.

Cada cosa que observamos y tratamos de describir se “corporiza”, toma una forma particular y entonces aparecen los átomos, moléculas, células y elementos que constituyen nuestra realidad física cotidiana.


La interacción consciente modifica la estructura de la realidad en los niveles fundamentales 

Tenemos esa capacidad pero no sabemos utilizarla. La mayoría de las personas ni siquiera son conscientes de este hecho y crean su realidad sin saber que lo están haciendo todo el tiempo. El inconveniente grave es que como no lo saben y desconocen el poder que cada uno tiene, siguen la programación y las pautas establecidas por otros y nunca pueden salir de esta prisión invisible ni crear su propia realidad.


El pensamiento es libre por naturaleza, cuando es aprisionado dentro de conceptos, dogmas y categorías relativas, cuando está paralizado por el miedo o estancado por la duda y la contradicción, su naturaleza luminosa se oscurece y degenera, se desordena, pierde coherencia y comienza a crear entonces una realidad acorde a sus límites y condicionamientos. 
De esta manera la mente pierde fuerza, frescura, creatividad, ritmo, profundidad y autocontrol. Luego lo único que queda es fabricar ilusiones acerca de una realidad diferente que siempre se pasa fuera de uno.

Así, el movimiento se ralentiza, la frecuencia de vibración disminuye, las ondas del pensamiento se vuelven pequeñas y desordenadas y esta es la razón por la cual la mayor parte de los seres humanos no son capaces de mover ni una mota de polvo con sus mentes. Hasta que comprenden y asimilan que son pura conciencia habitando un cuerpo eléctrico de naturaleza cósmica, programable y reciclable.

Hay que comprender el movimiento de la vida y aceptar la transformación.


La vida es movimiento

Todo movimiento es un continuo viaje de ida y vuelta entre dos destinos



Un destino es el vértice de un cono en el centro de un centro de gravedad incandescente. Es el viaje hacia la materia. En este punto el movimiento vuelve al reposo e invierte su dirección.
El otro destino es la base de un cono que rodea un frío y descargado centro de radiación. Es el viaje hacia el vacío. En este punto el movimiento cesa otra vez invirtiendo nuevamente su polaridad y su dirección de centrífugo en centrípeto.

Aparición y desaparición en una danza rítmica y eterna.

El intercambio entre estas dos condiciones opuestas y complementarias genera el latido del universo.

Atracción de la gravitación - Empuje de la radiación

El viaje hacia la gravedad simula vida, aparición y materia, mientras que su movimiento inverso, la radiación, simula muerte, desaparición y espacio.
Materia y espacio, forma y vacío transformándose mutuamente. El avance de uno implica el retroceso del otro. Pero ambos representan condiciones opuestas y complementarias de la misma esencia.


Galaxia en espiral

Este ciclo se repite eternamente ya que está animado por la mente del Creador, que es eterna y expresa su idea, su imaginación y su deseo mediante el pensamiento eléctrico.



El pensamiento es la actividad de la conciencia que expresa mediante el movimiento el deseo de realizar algo.

Este movimiento es electricidad. De hecho, lo que consideramos movimiento, es el flujo incesante de cargas eléctricas.
De acuerdo al modelo estándar de la física, la carga eléctrica es una medida de la capacidad que posee una partícula para intercambiar fotones, o sea, luz.

El pensamiento, la electricidad y la materia comparten la misma sustancia: la luz


La significación de esto es muy profunda y revela nuestra verdadera naturaleza.

Ahora puedes ver al mundo, a los demás y a ti mismo de manera luminosa y no vas a equivocarte. 

La luz atrae a la luz y se vacía en la oscuridad

El pensamiento positivo es una onda de alta frecuencia con poder para organizar la materia y ordenar los sistemas.
La mentalidad positiva genera una realidad acorde. Es una cuestión de densidad de cargas.
No existe la carga negativa. O estás cargado o descargado. Cuando crees que estás cargado negativamente, en realidad estás descargado de tu energía positiva, (seguramente enganchado a una fuente, física, mental o emocional que te vacía).

Por eso es fundamental realizar regularmente una higiene mental y emocional, descartando los programas nocivos, desenganchándose de las relaciones tóxicas y los pensamientos parásitos y recargándose de energía fresca y pura y con nueva información.

Aprender a meditar, calmando la mente y desarrollando una respiración fuerte y profunda es la base.


zazen, postura de despertar de la conciencia



El ejercicio cotidiano es el secreto.


movimientos energéticos de chi kung

Esta comprensión te permite crear una realidad más bella, compasiva, luminosa y llena de posibilidades.

continúa...