miércoles, 17 de enero de 2018

Aikido, el camino de la transformación




por Mariano Giacobone

Se dice que el Aikido es el arte de la paz. Pero, ¿Qué es la paz?
Solo podemos entenderlo en el seno del conflicto. Porque paz en si misma no nos dice nada, es un concepto un poco abstracto, a menos que haya una guerra.

Pero en nuestra vida cotidiana afortunadamente no hay guerra, aunque si conflictos y contradicciones, y a veces incluso, situaciones violentas.
Entonces, ¿Qué significa el arte de la paz en tiempos pacíficos?

Aikido no es el arte de la paz. Es el arte del cambio, el arte de la transformación, el arte de la evolución, es el arte de resolver los conflictos.

Cuando nos enfrentamos a un ataque, es una demanda innegable de cambio. Algo cambiará, eso es seguro. Pero ese cambio puede ser destructivo, traumático y lleno de sufrimiento, o el cambio puede conducir a la evolución, la creatividad y un mayor despertar.
De manera que la situación conflictiva se transforma en una posibilidad de cambio y aprendizaje.


¿Podemos elegir un camino de creación en lugar de la destrucción? ¿Es difícil o imposible guiar la presión del cambio hacia canales que afirmen la vida? El simple hecho de ser consciente de la posibilidad ya puede apoyar esta transformación de la presión de un conflicto o un ataque en algo creativo y positivo.

Podemos descubrir una nueva manera de enfrentarnos al conflicto o incluso a un ataque. Esto puede significar moverse a direcciones que aún no hemos imaginado previamente, es decir, mover nuestra mente y cambiar nuestra perspectiva de la situación.

El proceso de transformación implica pérdida. Desechamos lo que no nos sirve y guardamos la experiencia. Sin pérdida no hay cambio. Sin pérdida no hay ganancia.
Debemos perder el miedo, el egoísmo, la avidez, el orgullo, la preocupación y el apego por las cosas inútiles.

Este cambio puede no ser cómodo, pacífico o fácil.
La evolución y el cambio, no siempre son agradables.
Observemos la naturaleza como se comporta, recordemos nuestro crecimiento y el dolor y los conflictos que hemos experimentado.

El Aikido no es un arte de paz sino un arte de transformación.
De la misma forma en que una oruga se transforma en mariposa, podemos entrar en un proceso similar en medio del conflicto, aunque al igual que la oruga, este proceso puede ser difícil y no precisamente placentero o pacífico.

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Para que el Aikido tenga el poder de transformar el conflicto en un movimiento de afirmación de la vida, debemos participar plenamente y ser incluidos voluntariamente en esa transformación. Para que el conflicto se transforme, la relación debe transformarse. Si la relación se transforma, todas las cosas en la relación se transformarán.

A veces criticamos a la sociedad, no nos gusta el mundo y todos los conflictos que vemos a diario, sin tener en cuenta que somos de una manera u otra parte de esa sociedad, de ese mundo y de esos conflictos.

Para cambiar a la sociedad, debes primero cambiarte a ti mismo. 
Para cambiarte a ti mismo, cambia tu mente. 
Para cambiar tu mente, cambia tu corazón.

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A veces podemos incluso entrar en conflicto con el camino del Aikido, pero si somos sinceros y perseverantes aprovecharemos esta situación para cambiar nuestra mente, nuestro karma y nuestro lugar en el mundo.
Este es el verdadero camino de la transformación y de la evolución.

Reconocer esta verdad y alinearse con ella, mantener la intención de seguir la inteligencia del proceso y apoyarla, participar plenamente en la transformación del conflicto en un evento de afirmación de la vida, es caminar por el sendero del Aikido.


Puede que a veces no sea pacífico; pero será siempre evolutivo y positivo.


Emprende el camino de la transformación, aprende y practica Aikido!


Escuela Budo Shin
武 道心流