sábado, 30 de junio de 2012

La mirada interior


No podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad a partir de la percepción de los sentidos, porque todo lo que miramos se materializa según nuestra experiencia y nuestro estado de conciencia. Además, el rango de percepción de los órganos sensoriales, particularmente la vista y el oído, es muy limitado, permitiéndonos funcionar apenas en un estrecho plano de la realidad.

Por la misma razón, nunca podremos experimentar nuestra verdadera naturaleza a partir de los sentidos ni de la mente ordinaria (que depende de la información sensorial y de otros condicionamientos).

Para penetrar en nuestra esencia universal hay que trascender la barrera de la percepción ordinaria. Para esto la dirección no es hacia fuera sino hacia nuestro interior, ¿por qué?, porque ya poseemos fundamentalmente esta naturaleza. 

Cada parte contiene la información del todo. Este principio de no localidad ha sido comprobado experimentalmente en numerosas ocasiones. 


La mirada interior nos ilumina y nos permite acceder a información contenida en lo profundo de nuestro ser (y eso es muchísimo, incluso más de lo que podríamos procesar). Este tipo de visión envía fotones que intercambian energía e información a donde se dirijan. De hecho las células comunican entre ellas mediante fotones.

Cada átomo que compone nuestro cuerpo contiene la información de la totalidad y se encuentra entrelazado con el resto, y nosotros como partículas vivas del universo, contenemos toda la información en nosotros mismos y estamos entrelazados con el universo entero
.

La conciencia tiene infinitos niveles de manifestación, múltiples dimensiones coexistiendo en un mismo espacio-tiempo, pero en el nivel fundamental, más allá incluso de la escala de Planck, todo es unidad indiferenciada, no hay ni uno ni todo, todo es uno. Una misma conciencia que se manifiesta en innumerables partículas de experiencia.

Esto significa que correr en todas las direcciones buscando la verdad de nuestra vida, no solo es cansador e inútil, sino que incluso es peligroso ya que este movimiento disociador genera errores y sufrimiento.

STOP!!!

Si quieres observar y conocer tu espíritu lo primero es calmar la mente, pero la mente no se calma con más mente, eso es equivalente a tirar combustible en el fuego y es un error fundamental de la Psicología y las terapias mentales. La mente se controla con la no-mente y la no-mente con la mente. 

La mente en si misma es vacuidad. Está vacía, carece de sustancia ya que es el resultado de un procesamiento fragmentado en múltiples subtareas. 


La comprensión de esta naturaleza abre camino a la libertad de pensamiento.



Energía y materia no son más que dos polos de la misma esencia, de una única sustancia universal.

Según la concepción del taoísmo, que da la base conceptual a la medicina china: Yang es la energía que fluye generando movimiento, función, luz y calor. Yin corresponde a la energía que se condensa y se cristaliza, forma sustancia, nutre e hidrata. Ambos polos son complementarios, estando en perpetuo movimiento y transformación.
El ser humano está formado de esta misma sustancia universal: luz pura, radiante y consciente, materializada en un cuerpo físico.

Cada uno es un sistema de energía consciente en constante vibración. Las moléculas que componen nuestros cuerpos vibran en diferentes frecuencias. Mejor dicho, no es que la materia vibre, la vibración misma se condensa en materia. De acuerdo a la frecuencia de la oscilación se crearán las diferentes manifestaciones de la energía y la materia. 




Universo consciente

La conciencia es la matriz, el campo de infinitas posibilidades del cual surgen todos los seres y cosas. Considerándolo así, podemos aceptar que vivimos en un universo vivo y participativo. De la misma forma debemos considerar a la tierra como un organismo, con esencia vital y conciencia.



Sabemos que energía y materia no son diferentes, pero...

¿Qué es lo que hace que la luz se cristalice en materia?
Una de las explicaciones la dio uno de los padres de la física cuántica, Max Planck, al declarar que detrás de la realidad física debe existir también una gigantesca mente consciente que le da vida y le permite existir materialmente.

"Somos pensamientos en la mente de un gigante". (Jorge Luis Borges) 



"Tratar de describir la realidad es como explicar un sueño dentro de otro sueño. Verdadero o falso, todo es sueño". (Maestro Dogen)

Nuestros cuerpos crean campos de energía electromagnética con una determinada longitud de onda y frecuencia que perturban y desordenan al campo, esto les permite al mismo tiempo, emitir y recibir información y generar orden a nivel molecular. 

Así estamos en continua comunicación con una matriz universal consciente que parece tener características holográficas. El término holográfico hace alusión a la naturaleza lumínica de nuestra percepción y que en realidad la imagen que se crea es la transducción de un patrón de interferencia generado por la luz coherente.


patrón de interferencia
Durante la segunda mitad del siglo XX, Herbert Frohlich y Fritz Popp estudiaron este patrón energético de los seres vivos. Se descubrió por entonces que las moléculas vibran al unísono y se comportan como una sola supermolécula, estableciendo un patrón energético coherente y único. Así se pudo detectar una emisión lumínica por parte de las células, similar a la de un láser. Esta bioluminiscencia ultradébil fue conocida con el nombre de "radiación mitogenética". 



El campo energético biofotónico es holográfico, sus patrones de interferencia crean señales que son traducidas por las células y además posee la propiedad de que la parte (individuo) contiene la información del holograma completo (universo).
Existe una conectividad instantánea entre la parte y el resto de las otras partes, y entre las partes con el holograma entero.

Esta es otra de las características fundamentales del universo y del ser humano como proyección de este: cada parte contiene la información del todo. Cada volumen de la escala de Planck o “pixel” de la realidad (10-35 m3) contiene una cantidad enorme de información, en virtud además de su entrelazamiento cuántico. Esta característica de no localidad le permite, a cada partícula compartir información con el resto, más allá del tiempo y del espacio.

Para la concepción clásica de muchos físicos (incluido Einstein) la mecánica cuántica fallaba en muchas de sus predicciones, es decir era una teoría incompleta. Según la paradoja Einstein Podolsky Rosen (EPR), que se fundamenta en la asunción de "localidad" (los efectos físicos tienen una velocidad de propagación finita) y de "realidad" (los estados físicos existen antes de ser observados). Desde esta concepción, los atributos observables de las partículas, tienen valores definidos independientemente del acto de observación. Bell mostró que el realismo local conduce a un requisito para ciertos tipos de fenómenos que no está presente en la mecánica cuántica. Este requisito es denominado desigualdad de Bell.

Estos dos puntos representaban el eje de la discusión. Por un lado, el realismo: la idea de que las cosas son como son y tienen unas propiedades determinadas, independientemente de que las midamos o no. Incluso en términos de mecánica cuántica, cuando uno se pregunta, “¿dónde está el electrón? ¿Que velocidad tiene? ¿Cuál es su espín?, es decir, ¿cómo son las cosas en realidad?”, lo que hacemos, de manera consciente o inconsciente, es tratar de darle forma “real”, y esto es algo profundamente enraizado en nuestra forma de percibir el mundo. Como sea, es siempre el observador el que moldea la realidad.

Y por otro lado, el localismo, es decir, la idea de que los sucesos se producen en un lugar determinado y sus consecuencias viajan por el resto del Universo pasando por todos los puntos intermedios, nunca más rápido que la velocidad de la luz, lo que invalida la simultaneidad.

Es más fácil comprender la idea de localismo siguiendo la idea de Einstein, es decir: no existen “acciones fantasmales a distancia” que conecten, de forma instantánea, puntos diferentes del Universo. Lo que haga en un lugar no puede tener consecuencias inmediatas en otros lugares muy lejanos. Al igual que el realismo, el localismo es una idea implícitamente asumida por la física clásica y relativista, aunque la física cuántica en muchos casos lo contradiga.

John Bell propuso mediante un teorema, una forma matemática para poder verificar la paradoja EPR.

En 1964, este físico británico logró deducir unas desigualdades asumiendo que el proceso de medición en mecánica cuántica obedece a leyes deterministas, y asumiendo también la condición de localidad, es decir, teniendo en cuenta las críticas que EPR hacían a la cuántica. Si Einstein tenía razón, las desigualdades de Bell son ciertas y la teoría cuántica es incompleta. Si la teoría cuántica es completa, estas desigualdades serán violadas.


Posteriormente, el principio de no-localidad de la información se demostró experimentalmente en varias ocasiones.

En 1983, Alain Aspect, del Instituto de Óptica Teórica de Orsay, experimentó con fotones logrando demostrar el entrelazamiento de las partículas y la no-localidad y así violar las desigualdades de Bell.

Estas desigualdades pretendían demostrar una serie de teorías locales de variables ocultas que eran incompatibles con la mecánica cuántica. Postulan que lo que ocurre en un determinado lugar y tiempo sólo puede depender de cosas próximas en el espacio y en el tiempo

Aspect, con su experimento confirmó la no localidad del universo al nivel de las partículas subatómicas. Estas intercambian información a velocidades superiores a la luz (superlumínicas) en virtud de su interconexión o entrelazamiento. 

Aunque, realmente lo que ocurre es que dos fotones emitidos al mismo tiempo (en el caso de su experimento) deben considerarse como un único estado cuántico, como una realidad expresada por una única función de onda. Las partículas que nacen de una misma fuente permanecen entrelazadas y comparten la información simultáneamente aunque estén separadas por distancias siderales.

Si consideramos que todos surgimos de la misma fuente original, es más fácil aceptar el hecho de que en esencia todos estamos entrelazados, en diferentes grados y formas. Esto depende de los patrones vibratorios y los campos mórficos de cada especie y cada individuo. Por ejemplo, en el nivel fundamental más allá del átomo, estamos conectados con todo el universo, el material que nos forma conserva la información del Big Bang. A medida que nos vamos diferenciando esta interconexión se manifiesta en diferentes niveles, como los miembros de una familia, género o especie. Los seres humanos estamos conectados en un determinado nivel de conciencia, de la misma forma que lo está cada especie, incluso las plantas y los demás seres vivos. 

Percibimos y creamos nuestro propio universo humano de acuerdo a nuestro grado de conciencia.

Igualmente las células de nuestro cuerpo están entrelazadas, aunque sean diferentes y estén separadas, comparten la información al instante y comparten la información de la misma fuente original: la célula fecundada, el cigoto.

Podemos considerar al universo como un gigantesco almacén de información al que podemos acceder desde cualquier otro lugar del universo, en cualquier momento que se desee, básicamente porque no hay separación.

Somos conciencia pura

La experiencia consciente no es únicamente el producto de reacciones químicas en el cerebro, el lenguaje químico es una traducción que hace la célula luego de haber recibido un estímulo, de cualquier origen, ya sea lumínico, eléctrico, mecánico, térmico o químico. Es un lenguaje funcional que le permite a la célula desarrollarse, adaptarse y reaccionar a los cambios del medio.

Pero en un nivel subyacente solo se trata de un flujo continuo de energía e información, que responden al llamado de la conciencia.


La información es la esencia misma de todos los aspectos de la vida. 

El tiempo y el espacio no existen tal como los conocemos. Todo lo que aparece ante nuestros ojos, es el paisaje de la realidad del aquí y ahora.

Nuestra relación con la materia, es decir con el mundo físico, es fundamental. Las partículas subatómicas existen en un estado potencial abierto a todas las posibilidades hasta que las alteramos -al observarlas- y en ese momento colapsan en algo “determinado” y podemos experimentarlas. 



Nuestra observación -nuestra conciencia- da forma a la realidad que percibimos.
En el nivel más fundamental, los seres vivos, incluyendo los humanos, somos paquetes de energía consciente intercambiando información constantemente con el campo de infinitas posibilidades. 



La conciencia es información y energía.

Todo vibra. Literalmente resonamos con nuestro mundo. 



La forma de expandir la conciencia es trascendiendo la percepción ordinaria, sintonizándose con frecuencias más altas. No es un proceso intelectual, las posturas del cuerpo se corresponden con diferentes estados de conciencia y la forma de pensar (mentalidad), a su vez, determina la palabra y las acciones.


Nuestros pensamientos modelan la realidad.
Nuestra mirada envía fotones con información.


La fuente de nuestro brillo exterior es la mirada interior.





martes, 19 de junio de 2012

El espacio consciente


En 1905, Albert Einstein publicó su teoría especial de la relatividad, con la que invalidó todos los conceptos principales de la visión clásica del mundo. Según esta teoría el espacio no es tridimensional y el tiempo no es absoluto ni tampoco es una entidad aparte, sino que ambos están íntimamente conectados y forman un continuo de 4 dimensiones: el "espacio-tiempo".


El espacio-tiempo es la entidad geométrica donde se desarrollan todos los eventos físicos del universo. Por lo tanto, en términos de relatividad, no podemos hablar de espacio sin hablar de tiempo, y viceversa. Además, no existe un flujo universal de tiempo; es decir, el tiempo no existe por si mismo ni separado del espacio ni de la conciencia.

El tiempo y el espacio son relativos.

Ello significa que dos observadores ordenarán los acontecimientos en el tiempo de forma distinta si se mueven con velocidades diferentes en relación con los acontecimientos observados. En consecuencia, todas las mediciones que impliquen espacio y tiempo pierden su carácter de absolutas. Tanto tiempo como espacio se convierten simplemente en elementos de referencia para describir los fenómenos, delimitando coordenadas temporoespaciales.



El tiempo y el espacio son conciencia.

Estamos habituados a funcionar en un mundo de objetos sólidos, separados entre si y con un tiempo al que consideramos "real" y que transcurre de forma lineal. Nuestros cerebros están condicionados, por evolución y por educación, a percibir una realidad material dependiente de la percepción de los sentidos.


El espacio es emergente y no fundamental, esto quiere decir que el continuo del espacio (y del tiempo) es una ilusión, la descripción de esta matriz fundamental debe ser discreta y no continua. 

El mundo no es lo que parece.


La realidad depende del punto de vista del observador.

Según Louis de Broglie:
"En la dimensión espacio-temporal, todo lo que para cada uno de nosotros constituye el pasado, el presente y el futuro, se da en bloque... Cada observador, a medida que su tiempo va pasando, descubre nuevas porciones de espacio-tiempo que aparecen ante él como aspectos sucesivos del mundo material, aunque en realidad, el conjunto de sucesos que constituyen el espacio-tiempo, existe con prioridad a su conocimiento de ellos".

La reducción de la probabilidad (colapso de la función de onda) y su transformación en una realidad material, se encuentra asociada a la actividad y "actitud" de los fotones, por lo que podemos considerarlos como ligados estrechamente a la conciencia, es decir, al observador.
En general relacionamos nuestra vida presente con el pasado y trazamos una línea imaginaria que nos ata a esos recuerdos. 
Sin embargo, no consideramos el hecho que nuestra vida futura pueda estar afectando a la que estamos experimentando justamente aquí y ahora.
Algunos consideran las vidas pasadas como vidas físicas literales que han sucedido en el pasado en un escenario físico como éste. Pero nuestra vida pasada, al igual que la futura pueden estar sucediendo ahora mismo en un continuo espacio-tiempo diferente.
Al vivir el momento presente, por lo tanto, en un nivel fundamental enviamos información en todas las direcciones del espacio-tiempo, a nuestro futuro y también a nuestro pasado.

El aquí y ahora está conectado con el futuro y también con el pasado.

En el plano fundamental de la realidad, o sea en el nivel de la conciencla, la información puede viajar en cualquier dirección del tiempo (del pasado al futuro y del futuro al pasado) (ver)

En el Zen se dice que durante zazen se actualiza la práctica y el despertar de los Budas del pasado, del presente y también del futuro.





La conciencia modela el espacio-tiempo

Sabemos por la teoría de la relatividad que ante la presencia de una masa el espacio-tiempo se curva. Esta ondulación del espacio dirige a su vez el movimiento de la materia.

¿Cómo afecta en el nivel cuántico, el movimiento de las masas de las proteínas en los microtúbulos de las neuronas?

La tubulina forma cadenas de millones de subunidades, cuyo cambio conformacional produce procesos computacionales que determinan la dinámica de las neuronas y la experiencia consciente.

En este caso, la masa se refiere a la cantidad de moléculas de proteína.

Cada estado conformacional de las proteínas corresponde a una deterrminada geometría espacio-tiempo, o sea, cada configuración representa una realidad propia. Y las posibilidades de combinación son enormes.

Estas geometrías o "posibles" realidades existen en una multitud superpuesta de estados cuánticos coherentes.

La pérdida de la coherencia y la elección por uno de los tantos estados está determinada por la información que en el nivel fundamental afecta a la gravedad y por lo tanto al movimiento de la materia.

Como la masa es equivalente a la curvatura del espacio-tiempo, el desplazamiento de las masas de los sistemas que están en superposición cuántica modela verdaderamente la realidad. Esta condición es inestable y rápidamente se reduce en una de las tantas posibilidades, lo que se denomina: colapso de la función de onda.
La función de onda describe los posibles estados del sistema, en este caso aporta información acerca de los sistemas de partículas que forman las moléculas de las proteínas.

La experiencia consciente tiene sus raíces en la escala de Planck.

El evento o momento de conciencia se corresponde con la reducción o colapso de la onda de posibilidades y la decoherencia (pérdida de la coherencia cuántica).
Cada evento puede expandirse como una reacción en cadena por todo el cerebro, a través de un campo de experiencia mediado por ondas Gamma de alta frecuencia, que unifican y sincronizan la respuesta.

Según Penrose, podemos interpretar esta composición básica del universo como una red dinámica de geometrías que forman una matriz evolutiva en la escala de Planck y que determinan las cuatro dimensiones del espacio-tiempo.

En la ultramicroscópica escala de Planck, más allá del átomo, la realidad es otra:

-Longitud de Planck (lp): equivale a la distancia que recorre un fotón, viajando a la velocidad de la luz, en el tiempo de Planck.(10-35 metros)

-Tiempo de Planck (tp): representa el tiempo que tarda un fotón viajando a la velocidad de la luz en atravesar una distancia igual a la longitud de Planck. (10-44 segundos)


Hay varios tipos de descripciones de la escala de Planck: la teoría de cuerdas, la espuma cuántica y la gravedad cuántica de bucles. 
En el contexto de la gravedad cuántica, Penrose describe a la escala de Planck como una dinámica tela de araña de espines (dynamical spider-web of spin). Estas redes de espines definen volúmenes discretos en la escala de Planck y crean configuraciones que dinámicamente evolucionan y modelan la geometría del espacio-tiempo.


El espín se refiere a una propiedad física de las partículas subatómicas, por la cual toda partícula tiene un momento angular intrínseco de valor fijo (la creencia de que el spin corresponde al momento angular debido a la rotación de la partícula en torno a su propio eje sólo debe tenerse como una imagen mental útil, puesto que el spin no tiene una representación en términos de coordenadas, de modo que no puede referir ningún tipo de movimiento). Se trata de una propiedad intrínseca de la partícula como lo es la masa o la carga eléctrica.




red de espines

                    
La cantidad de información posible en las redes de espines (spin network) es enorme, cada volumen de la escala de Planck, o "pixel de la realidad" puede estar conformado por una inmensa variabilidad y por interacciones no locales (entrelazamiento cuántico).
Además su cantidad total es enorme, hay aproximadamente 10107 volúmenes de Planck (1) en el volumen de un cerebro humano, y esto es una cantidad mayor que el número de partículas en el universo.
(1) volumen de Planck: lp x lp x lp = lp3 = 10-35 m3

Por lo tanto la realidad que percibimos depende de la realidad particular de cada geometría del espacio-tiempo y cada geometría depende de la percepción del observador.

Sin conciencia no hay realidad, simplemente porque no hay "nadie" que la experimente.


Cuerdas en la escala de Planck

Múltiples posibilidades y una realidad

¿Qué significa que un objeto pueda estar en varios lugares o estados al mismo tiempo?

El misterio de la superposición cuántica ha desconcertado desde el principio a la ciencia.

Hugh Everett, un físico estadounidense, para responder a este interrogante desarrolló la teoría de los múltiples universos.

La propuesta de Everett es que cada medida (observación) "desdobla" nuestro universo en una serie de posibilidades (o tal vez existían ya los universos paralelos mutuamente inobservables y en cada uno de ellos se da una realización diferente de los posibles resultados de la medida).

Por ejemplo: Una persona que se salva por un pelo de ser atropellada por un auto, podría sentirse afortunada de haber escapado. Pero en un universo paralelo, otra versión de la misma persona habría muerto. Y en otro universo más veríamos a esa persona recuperarse en el hospital. El número posibilidades es infinito.
Según esta idea, la superposición es una separación de la realidad subyacente, el universo en su nivel fundamental se divide o se separa, y cada posibilidad se abre a formar un nuevo universo, una nueva realidad. Una geometría particular del espacio-tiempo.




Volviendo al problema de la medida, esta es una de las principales dificultades que presenta la mecánica cuántica.

De acuerdo a la teoría cuántica, en el mundo microscópico de las partículas elementales no se puede decir que algo existe hasta que no es observado. Hasta entonces, las partículas ocupan una nebulosa de estados superpuestos, en la que estas pueden tener simultáneamente espines “arriba” y “abajo”, o aparecer en lugares diferentes al mismo tiempo.

Electrones que antes de la percepción del observador eran algo indefinido e impredecible, se transforman, como consecuencia de esa misma observación, en partículas y ondas de carácter real, mediante fotones que responden a la llamada del observador como consecuencia de su experiencia.

La observación lleva a la partícula a adoptar un estado "particular" de realidad, en un modo similar a lo que sucede a una moneda que esté girando por el aire, y de la que solo se podrá afirmar que muestra “cara” o “seca” una vez que se la atrape y se la mire, hasta tanto, estará en una superposición de dos posibilidades.

Desde un punto de vista cuántico, las partículas no observadas se describen como “función de onda”, y representan a un conjunto de múltiples estados posibles. Cuando un observador realiza una medición, la partícula es forzada a adoptar una de esas varias opciones. Es decir se “particulariza”.

La conciencia crea la realidad.


Efectos gravitatorios de la información

¿Qué relación tiene la fuerza de gravedad con el colapso de la función de onda y la experiencia consciente?

De acuerdo a la teoría de la relatividad general de Einstein, la fuerza de gravedad puede considerarse como una manifestación de la curvatura del espacio-tiempo. La masa le indica al espacio-tiempo como curvarse y éste le dicta a la masa cómo moverse.

Es el contenido material el que modela la geometría del espacio-tiempo, aunque es la conciencia la directora de este movimiento.

La conciencia tiene la capacidad de provocar autocolapsos de la función de onda, este tipo de reducción depende de fenómenos gravitatorios a nivel cuántico (gravedad cuántica) que hacen que la masa al desplazarse en una dirección cause una reducción en un estado particular, es decir, en una determinada geometría espacio-tiempo de la experiencia o realidad particular.


El movimiento de la conciencia genera información que afecta a la energía y a la materia.
Las creencias, es decir la mentalidad, establecen una determinada tendencia que provoca un aumento de la masa/energía/información en una determinada zona del cerebro. Esto establece conexiones neuronales duraderas y la tendencia a pensar y a sentir siempre lo mismo (por más que imaginemos lo contrario).
De acuerdo a como pensamos generamos una realidad acorde.

La conciencia impacta en el cuerpo físico, la transferencia de energía e información es discreta, es decir, está cuantizada.

Podemos entender cada espacio-tiempo cuántico como una secuencia de espacios posibles que se suceden los unos a los otros, igual que los tic-tacs de un reloj cósmico. La coordenada temporal es arbitraria.



La historia del mundo pueda ser vista como una serie de geometrías que se continúan unas a otras, como los puntos que forman una línea y dan una sensación de continuidad. Vamos de momento en momento.

Cada momento es un aquí y ahora.

La conciencia es un flujo de eventos discretos, y no un estado continuo. Partículas de experiencia que el cerebro se encarga de editar proyectando una imagen coherente y continua: la película de la vida. Pero ese continuo es una ilusión.


La conciencia se mueve de a saltos cuánticos.

Cada aquí y ahora tiene su propia geometría espacio-tiempo.
De todas formas las descripciones son siempre relativas. Lo importante es realizar cada uno su propia naturaleza con la totalidad del ser, o sea cuerpo y mente en unidad.
Para esto es fundamental encontrar el equilibrio. Aprender a apagar alternativamente el pensamiento consciente y permitir que la conciencia profunda se manifieste y exprese.

La esencia del ser solo puede ser experimentada por si mismo.

Experiencia subjetiva, conocimiento directo.

Este aspecto lo aporta la práctica de la meditación. El maestro Kosen enseña: “zazen es simplemente apagar el motor”.




De todas formas, el conocimiento científico es una importante fuente de información.

Podemos comenzar a considerar a la gravedad básicamente como un fenómeno vinculado con la información.
La gravedad sería el resultado de la organización de la información de los objetos materiales en el espacio.

La conciencia es información
La información es la esencia misma de la conciencia.

El aumento de información en un sistema es un efecto de entropía.

Esta entropía se manifiesta en un sistema que evoluciona de forma que cada vez necesita un mayor número de bits de información para describir todas sus características.

De manera que la interacción gravitatoria se relaciona con el aumento de la información necesaria para describir el sistema.

Comparémoslo con el concepto de fluidez del agua. Sus moléculas individualmente consideradas no tienen fluidez, pero colectivamente si. O las moléculas de un gas que individualmente no tienen presión pero en conjunto si. De forma análoga, la fuerza de la gravedad no es algo inherente a la propia materia, sino que es un efecto físico que surge de la interacción de la masa, el tiempo, el espacio... y la conciencia.

El papel que desempeña la información cuántica en la gravedad influye de manera determinista en los procesos de reducción de las ondas de posibilidades superpuestas en una experiencia particular. Dicho de otra forma: los movimientos de masa/energía que corresponden a los cambios conformacionales en las proteínas de los microtúbulos de las neuronas, seleccionan una particular geometría del espacio-tiempo.

Este movimiento continuo determina la configuración de las redes neuronales y otorga al cerebro una gran flexibilidad de conexiones (neuroplasticidad).

red de microtúbulos en la neurona

Un sistema que evoluciona necesita cada vez un mayor número de bits de información para describir todas sus características. Por eso podemos considerar a la gravedad como consecuencia de la información.

La propia información es la matriz sobre la que se construye el universo.

La gravedad es un fenómeno que surge de las propiedades fundamentales del espacio-tiempo.

La información depositada en la conciencia âlaya, que es la conciencia almacén, modela la geometría espacio-tiempo de la experiencia. Incluso en los niveles no conscientes esta información afecta a la gravedad cuántica y al movimiento de los sistemas en superposición.

También podemos considerar al universo como una memoria gigante compuesta por una incalculable cantidad de bits con una tendencia natural a aumentar.
Lo que llamamos fuerza de gravedad sería más bien una característica intrínseca de la conciencia. Es la propia naturaleza del universo que está relacionada con la información.

Se manifiesta como una dinámica bipolar de fuerzas opuestas que trabajan juntas (contracción-expansión). La gravedad es la fuerza que lleva hacia el colapso.

 Podríamos decir también que el potencial gravitatorio surge de la tendencia natural (entrópica) de los sistemas a saturar con información todo el espacio disponible.
En términos informáticos sería la tendencia natural a llenar de información todo el espacio disponible en el disco duro, independientemente de lo grande que este sea.

La conciencia es información, de ahí su tendencia natural a expandirse y evolucionar.

El espacio no es más que el campo de conciencia del cual surgimos (y surgen todos los seres y cosas) y al cual estamos conectados, de la misma forma que un pez lo está con el agua, inconscientemente y naturalmente.

Nuestra observación modela la trama del espacio-tiempo que moldea en cada momento al cuerpo y a la mente.





miércoles, 13 de junio de 2012

La naturaleza de la mente



La mente es un fenómeno emergente que integra diversas facultades del cerebro
Es una cualidad de la conciencia que posibilita el conocimiento y otras habilidades cognitivas superiores. 
Si bien para la neurociencia, la mente es el resultado de la actividad neuronal y de algoritmos computacionales en el cerebro no puede, por el método científico, explicar la experiencia subjetiva, la percepción de si mismo, la capacidad de introspección y otras características de la conciencia. 
Por su parte la psicología, tratando de describir el fenómeno de la mente o psiquis, ha contribuido a fragmentarla, etiquetarla y sacarla de contexto al separarla del cuerpo físico y de la totalidad de la persona, dándole forma a algo que no la tiene y que no posee existencia propia. 
La experiencia consciente es un collage de procesos y subtareas efectuados en áreas distantes y separadas del cerebro, esta información es sincronizada habilmente para dar una respuesta unificada y una sensación de coherencia y continuidad.


Budismo y conciencia

El budismo a lo largo de los siglos ha profundizado acerca de los niveles de conciencia y de la naturaleza de la experiencia consciente, desarrollando un método para poder penetrar la esencia misma de la existencia y realizar el verdadero ser. Este método se ha transmitido por generaciones de verdaderos maestros espirituales, a partir de la experiencia de la meditación y del profundo conocimiento de si mismos. 
El método es zazen.


zazen: postura de despertar de la conciencia


La palabra sánscrita vijnana, que se traduce como conciencia, incluye una amplia gama de actividades mentales, como la sensación, la atención sutil, la memoria, la voluntad, el pensamiento consciente y otras habilidades cognitivas.





En el siglo 4, el gran maestro indio Vasubandhu, describía  a la conciencia en 9 niveles.
Según esta enseñanza budista, hay nueve niveles de conciencia que están operando constantemente juntos para crear nuestra vida.

Vasubandhu
Una sola conciencia con diferentes niveles de manifestación.

Las primeras cinco conciencias corresponden a los órganos de los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.

La sexta conciencia es la función que integra y procesa los diversos datos sensoriales con información contenida en la memoria para dar un sentimiento unificador de lo que percibimos, es un tipo de conciencia, que nos permite identificar la información recibida por los cinco sentidos. 
Es principalmente con estas seis funciones de la vida que realizamos nuestras actividades cotidianas.


La realidad que experimentamos está creada por estos niveles de conciencia. que dependen del soporte físico para su aparición. 
Es el nivel más básico, corresponde a vibraciones en el plano material. En este nivel la realidad que se crea es física, es la realidad de los objetos, las personas y los acontecimientos. Es el plano de la existencia ordinaria, dependiente de la percepción engañosa de los sentidos, donde solo se percibe el aspecto particular y corpóreo. Una conciencia separada del resto, por lo tanto aislada y estrecha, que solo percibe el reflejo de las cosas.

A continuación está la séptima conciencia. A diferencia de los niveles anteriores que están dirigidos hacia el mundo exterior, la séptima conciencia está dirigida hacia nuestra vida interior y es, en buena parte, independiente de los datos sensoriales.
La séptima conciencia es la base de nuestro sentido de identidad. El apego a un yo individual, distinto y separado de los demás tiene su base en esta conciencia, así como nuestro sentido de lo bueno y lo malo.
Es el asiento de los valores morales fundamentales y la base del continuo diálogo interno. Se conoce como la conciencia mano. Este estrato puede ser incluso subconsciente y es en donde reside nuestro sentido profundo del "yo mismo".

Debajo de la séptima conciencia, hay un nivel más profundo, la conciencia ālaya u octava conciencia, también conocida como la conciencia imperecedera o almacén universal
Este estrato de la conciencia contiene la energía potencial, tanto positiva como negativa, creada por nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es aquí donde reside la energía de nuestro karma
Alaya Influye en las actividades de las otras conciencias.
Mientras que las primeras siete conciencias desaparecen al morir, la octava conciencia persiste a través de los ciclos de la vida y la muerte.

La conciencia âlaya, es el inconsciente que contiene y almacena todas las potencialidades y alimenta la conciencia. 
Es el alma universal (anima mundi). La conciencia que recoge y conserva las experiencias individuales y colectivas.


Finalmente, está la novena conciencia. Es el nivel más fundamental. Es el origen mismo de la vida universal, este nivel abarca y sustenta, incluso, la función de la conciencia âlaya. Esta es la conciencia amala, la cual tiene el poder de transformar el flujo de energía e incluso a la materia.

La conciencia crea universos.

Los 5 agregados de la experiencia consciente

Otra enseñanza ancestral del budismo es que la experiencia de la realidad que percibimos es el producto de la combinación de 5 agregados o procesos interdependientes, llamados en sánscrito skandhas.
Son los cinco constituyentes físicos y mentales de lo que llamamos persona o individuo.

Esto que que percibimos como identidad personal es la conjunción, el ensamblado de cinco “componentes” o agregados. Podríamos decir que es un análisis budista de la personalidad humana.


La física lo demuestra por otro camino: en su nivel mas fundamental la materia y la energía son lo mismo, lo que percibimos como "real" y con sustancia propia, no es más que la actualización momentánea de estados cuánticos fluctuantes, que se manifiestan según diferentes niveles de organización. 
Otra característica del mundo subatómico es que a este nivel las partículas constituyentes de la materia comparten la información, están entrelazadas.



Así que la realidad cotidiana que percibimos (incluida la percepción de si mismo) resulta de la combinación de estos 5 factores, que a su vez son variables y dependientes entre sí.
La palabra skandha significa montículo, fardo o colección, ya que cada agregado es una colección de muchos componentes o subtareas.
El Buda usó este término para referirse al complejo físico-mental que da como resultado la experiencia consciente.
Comenzando por la llegada del estímulo hasta la toma de conciencia y la respuesta intervienen estos componentes o factores agregados:


1) La forma y el cuerpo: No solo se refiere a los órganos de los sentidos y al cuerpo físico como tal, sino también a la imagen que tenemos de este.


2) Las sensaciones y emociones: Corresponden a los datos o a la información pura registrada por los 5 sentidos y por la mente. Estas sensaciones primarias, pueden ser agradables, desagradables o dolorosas y neutras. Pero también puede corresponder a intuiciones o emociones que se tienen antes de elaborar conceptos con el pensamiento.


3) Las percepciones y la memoria: Es cuando estos estímulos sensoriales son registrados y reconocidos como objetos distinguibles. Esto forma parte del conocimiento mental o sensorial de cualquier cosa y este reconocimiento implica el haberlo experimentado antes, y aqui es donde interviene la memoria
En este nivel se producen los conceptos y las categorías mentales.


4) Formaciones o impulsos mentales: También llamados "impulsos de la voluntad". Cualquier cosa hecha de otro elemento es una formación. Una flor es una formación hecha de luz solar, aire, semillas, tierra, minerales, agua... Así por ejemplo el miedo o los celos son formaciónes mentales. Podría decirse que son las construcciones de la experiencia subjetiva del objeto percibido, es la "idea que tenemos del fenómeno".


5) Conciencia: Es un acto de atención o respuesta de la mente en el que el conocimiento del objeto se hace consciente en nosotros. 
La conciencia, se mueve de a saltos cuánticos, desaparece y resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial, ya que existe un apego a lo percibido como deseable, un rechazo en contra de lo que no se desea e indiferencia a lo que consideramos neutro. 
Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento al no poder controlar como aparecerán esos objetos percibidos. En este nivel opera la respuesta de varias maneras: como pensamientos (conversación o discurso interior), palabras acciones. Estas 2 últimas incluyen además la interacción con el entorno.


Cuando percibimos un estímulo, ya sea mecánico mediante receptores en la piel, lumínico por la vista o una onda sonora captada por el oído, los receptores de la membrana celular traducen la información en lenguaje químico e impulsos eléctricos, que son conducidos por los nervios correspondientes hasta áreas determinadas del cerebro, ya sea la corteza visual, o la auditiva o la somatosensorial en el lóbulo parietal. Estas a su vez están interconectadas con otras zonas y núcleos cerebrales que integran y modulan la respuesta.


El tiempo de procesamiento hasta el momento de consciencia es de 0,5 segundos, pero puede ser la mitad en el caso de la conciencia visual y aún menos en la sincronía Gamma, que son ondas de alta frecuencia (40 Hz) que unifican la experiencia consciente y están presentes en los procesos cognitivos superiores.

Lo que vemos no es lo que ven los ojos, sino la imagen que se forma en el lóbulo occipital y que luego es interpretada, clasificada y de acuerdo a la naturaleza del estímulo se producirá una respuesta (motora, glandular, emocional, mental, etc.)


Lo mismo pasa con los estímulos dolorosos, antes de ser percibidos como tales en la corteza cerebral, pasan por un filtro de conexiones en el tálamo, este a su vez está conectado con el sistema límbico que se encuentra relacionado con la memoria, la respuesta emocional y el sistema neurovegetativo (respuesta visceral: sudoración, taquicardia, vasodilatación, etc.). 
Y luego está la toma de conciencia y la valoración que hacemos del fenómeno, entonces aparece la reacción, la respuesta, que guarda estrecha relación con el aprendizaje, el condicionamiento, las experiencias previas y las características de cada persona.
La mente cambia incesantemente, al igual que el cuerpo físico cambia de un momento a otro, aunque a una velocidad más lenta.


Al observar con claridad que estos componentes de la "realidad" son impermanentes e insustanciales, disminuye el apego y el rechazo, y esto nos permite controlar y equilibrar los excesos y el sufrimiento.


Un cambio de mentalidad
Modificando la percepción ordinaria, es posible percibir lo “real” mediante una nueva forma de pensar, de comprender las experiencias y de percibir el mundo que nos rodea. Ampliando la visión, cambiando el punto de vista, observándose con ecuanimidad.




La libertad espiritual se alcanza al penetrar profundamente en la naturaleza vacía de todos los fenómenos.

La mente, vasta como el cielo y profunda como un océano, no tiene forma ni límites, su verdadera naturaleza es la vacuidad y su esencia, el campo de infinitas posibilidades.


sábado, 2 de junio de 2012

La visión cuántica


Conciencia visual

La manifestación de la experiencia consciente implica estados cuánticos coherentes en el cerebro.
El estudio de la conciencia visual nos aporta una nueva manera de comprender de que manera el cerebro procesa la información para crear la realidad cotidiana.

La ciencia, de manera clásica, sostiene que es imposible que sucedan fenómenos cuánticos en las condiciones de humedad y temperatura del cerebro, debido a la decoherencia térmica. Sin embargo, el cerebro a lo largo de millones de años de evolución, ha desarrollado métodos para evitar esta pérdida de coherencia aleatoria causada por la agitación térmica de los átomos y además por la intervención del medio ambiente o de un observador. Incluso se sirve de esta energía térmica para producir coherencia.

Los experimentos de los físicos Pierre Saint Hillaire y Dick Bierman han demostrado, mediante una técnica que utiliza el eco de fotones (photon echo), fenómenos de superposición cuántica en la retina humana.

El sistema visual en los seres humanos permite, luz mediante, recoger información del medio ambiente. 
El acto de ver se inicia cuando el cristalino enfoca la imagen de su entorno en una membrana sensible a la luz en la parte posterior del ojo, llamada retina. La retina es un transductor de patrones de luz en señales electroquímicas
El cristalino enfoca la luz sobre las células fotorreceptoras de la retina, las cuales detectan los fotones y responden produciendo impulsos nerviosos. Estas señales son procesadas de forma jerárquica en diferentes partes del cerebro.
capas de la retina (los receptores en gris son los bastones y en color los conos)

Como vimos en el post anterior (ver), la experiencia consciente unificada (momento de conciencia) es producida por la actividad de ondas Gamma de alta frecuencia (más de 40 Hz) que sincronizan los diferentes grupos de neuronas brindando una percepción unificada y coherente.
La conciencia visual es el resultado de varios pasos perceptivos en el rango de los milisegundos (1 ms = 0,001 s ó 10-3 s).

La conciencia visual se estructura en etapas perceptivas: 
-llegada de la luz (estímulo), 
-a los 50 ms: se percibe la forma, 
-a los 100 ms: el color, 
-a los 150 ms: el movimiento, 
-a los 200 ms: el significado, 
-a los 250 ms: ¡somos conscientes!

Desde la llegada de los fotones a los receptores sensoriales, hasta que somos conscientes de lo que vemos pasan 250 ms, la información es procesada en etapas y por grupos separados de neuronas.
Hay estímulos registrados por el cerebro que no llegan a la conciencia, al quedar por debajo (subliminal) de este umbral.

¿Como es que la luz crea la representación consciente del mundo en el que vivimos?

El ojo humano no puede separar más de 10 imágenes por segundo. De este límite se valen la televisión y la cinematografía, que proyectan más de 20 imágenes por segundo. La sucesión rápida de imágenes nos da la impresión de movimiento. 



Sin lugar a dudas, el ojo parece tener mucho cuidado de conservar la coherencia cuántica a lo largo de toda la vía visual hasta la retina, la imagen creada en la fóvea presenta una difracción muy limitada.
La fóvea es una pequeña depresión en la retina, en el centro de la llamada mácula lútea. Ocupa un área total un poco mayor de 1 mm2.

En todos los mamíferos, la fóvea es el área de la retina donde se enfocan los rayos luminosos y se encuentra especialmente capacitada para la visión aguda y detallada.
El área no posee bastones, solo conosLos conos forman un mosaico hexagonal regular en la fóvea.

conos
Pigmentos visuales

Los fotorreceptores responden a la luz en función de los pigmentos visuales que están localizados en la bicapa lipídica de los repliegues para los conos y en los discos membranosos para los bastones.

Los bastones contienen rodopsina, que es una proteína que presenta una mayor sensibilidad a las longitudes de onda cercanas a 500 nm, que corresponde a la luz verde azulada, por lo tanto es la responsable de la visión escotópica (condiciones de baja luminosidad).

Hay tres tipos de opsinas en los conos: La eritropsina que tiene mayor sensibilidad para las longitudes de onda largas (luz roja), la cloropsina con mayor sensibilidad para longitudes de onda medias (luz verde) y la cianopsina con mayor sensibilidad para las longitudes de onda pequeñas (luz azul), por ello los conos son los responsables de la percepción del color y dan lugar a la visión tricromática.

Los conos M, para el área verde y los conos L para el área roja de la luz visible, se ordenan en la fóvea en un mosaico regular. Según la especie, se encuentran o no allí presentes unos pocos conos K, responsables de la percepción del área azul de la luz visible.

El ojo enfoca un objeto de manera tal que su reflejo se ubique siempre exactamente justo en el centro de la fóvea. Debido a la falta de bastones y la consecuente incapacidad de percibir estructuras finas bajo malas condiciones de luminosidad, resulta particularmente difícil, por ejemplo, leer un texto en la penumbra.

La fóvea posee una convergencia de 1:1, es decir, tras cada receptor hay una célula ganglionar, o sea que los receptores están conectados 1:1, por este motivo es que en la fóvea se alcanza la mejor resolución y la mayor nitidez visual.

Luz y coherencia cuántica

Para la luz natural, cualquier diferencia en la vía óptica más grande que una fracción de micrón entre el objeto y la imagen, alterará  la imagen.
En términos de mecánica cuántica, los fotones de la luz natural separados por más de algunas longitudes de onda (longitud de coherencia), comienzan a distinguirse (particularizarse) y pierden el estado de superposición cuántica y la coherencia.
La luz láser, que es un tipo de luz coherente, tiene una longitud de coherencia mucho más larga.

¿Qué pasa si el estado de coherencia de la luz natural se preservara de alguna manera a través del procesamiento neural?

células de la retina (rod: bastón, cone: cono)
Después de todo, los receptores de la retina son detectores cuánticos, es decir, pueden procesar la información siguiendo las leyes de la mecánica cuántica.

El modelo clásico de la visión es que la función de onda que corresponde a la información visual de una escena, de alguna manera "colapsa" en la primera capa de la retina, con todo el posterior procesamiento clásico (no cuántico), parecido a una cámara de vídeo conectada a un procesador. 

¿Pero que sucede si el "colapso" ocurre en realidad mucho más tarde en el procesamiento visual?  ¿Dónde se registra un campo visual? ¿En la primera capa de la retina, o más arriba, en la corteza visual?

Que el cerebro o las vías visuales presenten coherencia cuántica macroscópica en grandes intervalos de tiempo (por ejemplo en milisegundos) no tiene aún explicación por parte de la ciencia, ya que a temperatura ambiente, los tiempos típicos de la decoherencia se miden en femtosegundos (1 fs = 10-15 s = 0,0000000000000001 s).
Es decir, a temperatura ambiente la coherencia cuántica se pierde casi instantáneamente.

¿Pero pasa esto en realidad en el interior del cerebro, que es caliente y húmedo?

Los únicos estados macroscópicos de superposición cuántica de larga duración, que se han demostrado hasta ahora, parecen existir en los sistemas exóticos tales como los condensados​​ de Bose-Einstein a temperaturas muy bajas (unos pocos grados kelvin), los superconductores, o ciertos iones mantenidos en trampas electromagnéticas.
condensado de Bose-Einstein
Sin embargo, hay ejemplos de sistemas vivos que aprovechan los estados coherentes de superposición cuántica.

Las bacterias púrpuras (que han existido por más de mil millones de años) son capaces de realizar la fotosíntesis utilizando superposiciones cuánticas coherentes de las excitaciones electrónicas producidas por la luz solar.

Bacterias púrpuras

Los bastones y conos en la retina, son detectores cuánticos sensibles a los fotones. Por lo que podemos suponer que la naturaleza a lo largo de la evolución, puede haber aprovechado las ventajas de las posibilidades cuánticas con el propósito de procesar la información con mayor eficiencia.

Es muy difícil visualizar y aun más demostrar experimentalmente, procesos que mantengan la coherencia cuántica por más de microsegundos (10-6 s) o milisegundos (10-3 s), como lo hace el cerebro; en lugar de la escala de picosegundos (1 ps = 10-12 s) medida en la bacteria púrpura o aún más rápida como lo es la decoherencia ambiental, que lo hace en femtosegundos (10-15 s).

Es evidente que cuanto mayor sea la duración de los estados de coherencia cuántica, mayor será la capacidad y la eficacia de procesamiento de la información. 

El complejo de la rodopsina es responsable de la detección inicial de los fotones en la retina.

discos membranosos en el extremo de un bastón conteniendo rodopsina

Como vimos antes, la rodopsina es una proteína que se encuentra en  los bastones, que son las células sensoriales responsables de la visión en condiciones de baja luminosidad.
Estas células altamente sensibles, son capaces de detectar la energía y procesar la información de un sólo fotón.
Ha habido algunos trabajos de  investigación de los mecanismos por los que la rodopsina cambia su configuración. Estas investigaciones sugieren que las reacciones fotoquímicas se producen a partir de sistemas cuánticos coherentes, donde la información viaja en todas las direcciones del espacio-tiempo.

Esto significa que en los niveles fundamentales el procesamiento de la información es mucho más complejo y presenta muchas más posibilidades que en el mundo macroscópico. 

El fotón transporta información que a nivel cuántico es “leída” y procesada por los sensores, esta información seguirá la vía visual colapsando en una imagen consciente.
Lo interesante es que cada observador procesa e interpreta la información de manera particular. Cada observador ocupa un sitio de referencia único y puede procesar la información contenida en los fotones de manera propia. 
Y la información contenida en un solo fotón es enorme.

El mundo que percibimos es una construcción en nuestros cerebros, nada existe por si mismo fuera de nuestra percepción. 
La visión cuántica trasciende la percepción ordinaria que solo capta el reflejo de las cosas. Este tipo de visión incluye la forma y la no forma, ya que extrae información directamente de los niveles fundamentales, antes de que colapse y se manifieste una realidad determinada. 
Miramos y comprendemos al mundo de acuerdo a nuestro estado de conciencia

Nuestra mirada crea la realidad, porque la observación es conciencia y la conciencia es el sustrato de todo lo que existe.



Mirando al mundo con la lente de la ilusión

"La practica del Budismo nos lleva a descubrir la verdadera naturaleza de la realidad. Despierta de pronto en nosotros una necesidad imperiosa de saber a qué se parece. Ahora bien, el carácter verdadero de la realidad tiene por carácter único la ausencia de carácter. No es ni esto ni lo otro. Todas las existencias del universo, todos los fenómenos sin excepción, son la verdadera naturaleza de la realidad. Está dicho en el sutra Hannya Shingyô: "En esencia todas las existencias están vacías de aspecto; sin mancha, sin pureza." Así es la realidad: sin belleza, sin suciedad, sin nacimiento, sin muerte.

Desde el punto de vista humano, podemos ver esta realidad. En nuestra época, los hombres, especialmente los intelectuales, esa gente acostumbrada a pasar exámenes y capaz de llenar un papel sobre no importa qué tema, escribe grandes volúmenes y gasta fortunas tratando de describirla, pero cuanto más lo intenta, más se sustrae de ella y lo que sale de su papel hace pensar en una minúscula pequeña caquita.

Es imposible para un ser humano ver la verdadera naturaleza de la realidad, por el hecho de que él es un ser humano. Nosotros, humanos, no podemos ver más que nuestro mundo de humanos. Un pez no ve más que su mundo de pez. Un ladrón ve ladrones por todas partes.

Uno me ha dicho que un juez decía con gusto: "en todos los hombres veo un criminal." Decía sin duda la verdad. Este hombre se reconocía a sí mismo en las mentiras, por lo que es normal que piense en términos de culpabilidad.

Cuando se venera a un Buda y se es anticuario, se empieza por estimar el valor del objeto: "¿Por cuanto dinero podré venderlo?" A partir del momento en que se ve un Buda, se le pone una etiqueta. Por eso todos los Budas han desaparecido.

Mirando el mundo con el ojo de Buda, todo es Buda. No hay más demonios. Todos los seres son la Vía: la hierba, el árbol, el país, el planeta, todo es Buda. Nuestro cuerpo tal como es, es Buda.

El hombre ordinario de nuestro mundo dirá que yo no soy un Buda, sino un hombre como los demás porque me mira con las lentes de color del hombre ordinario. Cuando lleva gafas azules, ve el mundo en azul. Si tienen el color del deseo, no ve más en el mundo que objetos de deseo.

Por lo tanto, tenemos que comprender la verdadera realidad. Es necesario pero, como la ley del hombre se opone, no es una tarea fácil. Aquí, todo es ilusión. De todo lo que se hace en el mundo, nada existe fuera de las ilusiones. Todo, sin excepción, es ilusión. Podemos decir que todo es karma.

Cada uno anda por un mundo diferente. He aquí porqué la verdadera realidad es tan difícil de aprehender. 
Descubrir la verdadera naturaleza de la realidad, es abrazar de una sola mirada el panorama del universo. Cuando tenemos esta visión, hemos comprendido las enseñanzas del Buda.

Para contemplar el espectáculo del universo, no es necesario sacar el telescopio ni de inclinarse sobre el microscopio. No vale la pena molestarse tanto. Basta con negarse a reconocer como verdaderas todas las ilusiones que nos ciegan. Hay que decirse "mis pensamientos son erróneos, este es falso, este otro también, todo es falso, yo lo niego." Si los alejamos todos, nada más existe en nosotros. Está escrito: "Cortando los lazos del karma, encontramos el apaciguamiento de todas las cosas. No pensamos más en términos de bien o de mal, no distinguimos más lo verdadero de lo falso". 

Abreviando, tenemos una visión total e inmediata de lo real. Entonces basta con mirar por encima de nuestras lentes, o mejor, quitárselas.

Asir el universo de un vistazo no es un problema de cantidad sino de calidad. 

Incluso aunque se pudiera evaluar la distancia de los confines del universo en miles de años luz, más allá quedará todavía lo desconocido. En el Sutra del Loto, la duración del universo está estimada en quinientos ciclos cósmicos. Infinitamente grande o infinitamente pequeño, el mundo es ilimitado. El verdadero problema no es ni el tiempo ni el espacio, sino la esencia del universo.

Al no abrazar el universo de una sola mirada lloramos y reímos. Cuando la visión es total, no hay ni atracción, ni repulsión: las cosas son lo que son y nada más. Esto no es más que esto; aquello no es más que aquello. 

El viejo maestro practicando zazen
Las obras sociales cualesquiera que sean tienen como meta hacer el bien y cuando no proporcionan felicidad al beneficiario, no se comprenden. De hecho, nos dirigimos al hombre que sufre por ser pobre y dándole caridad, aumentamos su humillación y le dejamos todavía más insatisfecho que antes. Siempre digo que tendríamos que mendigar a los pobres. El indigente pensara: "Todavía se me puede pedir alguna cosa" e instantáneamente, encontrará de nuevo su dignidad de hombre. Por esta razón Shakyamuni pedía la limosna al más miserable de los miserables. No somos pobres cuando damos. Prueba de ello es que un hombre rico tiene horror cuando se la da la limosna, pues se le quita su atributo, el dinero, sin el cual no existe. En este ejemplo hemos asido de una mirada la esencia del universo. Una mirada tan lúcida no se explica: esto es echar un verdadero vistazo.

Antiguamente, no había ni lentes para mirar el cielo, ni rayos X, ni microscopio. Nada de todo eso existía. Entonces había que valerse por si mismo, equiparse con ojos capaces de ver bien porque no podíamos ayudarnos de ningún instrumento. 

Entonces, un día, por primera vez, un ojo percibió la realidad en su totalidad. Ese ojo, extraordinariamente agudo, se vio asimismo tan bien como a los otros. Penetraba la felicidad y también la desgracia. Mirando todas las cosas en este mundo con su ojo prodigioso, por primera vez le apareció un mundo donde no existía absolutamente nada". 
Maestro Kodo Sawaki