sábado, 17 de abril de 2010

El tiempo y el ser



Todos creemos saber lo que significa el tiempo, tenemos la experiencia en nuestras propias vidas, pero ¿Que sabemos en realidad ? ¿Existe realmente el tiempo?


Cuando se habla de eternidad se tiene la tendencia a pensar en términos de un tiempo lineal, una recta interminable que da una duración infinita a nuestro universo. Pero si hablamos de momento, este por su parte evoca algo fugaz, un instante que pasa y que no podemos retener.
Las palabras generan en nuestro cerebro imágenes y conceptos que son creados según nuestra percepción, experiencia y educación.
Medimos los cambios de la vida, de la naturaleza, de nuestro cuerpo con el tiempo.

El tiempo nos permite medir los cambios, da una coherencia , una sensación de linealidad. Vamos hacia adelante, dejamos atrás el pasado y nos espera el futuro. Ayer, hoy, mañana.

En el vacío, el tiempo no existe. No hay actividad , no hay movimiento, no cambia nada, ninguna medida es pues necesaria, el tiempo no tiene ningún sentido.

El tiempo y el espacio están relacionados y son relativos, no son medidas absolutas, dependen del observador y a la velocidad a la que este se mueve.

Si no hay existencia no hay tiempo.

Podemos afirmar, por otra parte, que nuestra existencia se apoya en la no-existencia. Existimos y al mismo tiempo no existimos. ¿qué significa este acertijo? Depende del punto de observación, ya que nuestro ego, no tiene sustancia propia, nuestro cuerpo cambia todo el tiempo y en esencia somos solo un paquete de energía e información en movimiento que está interconectado con todo lo demás. Entonces, ¿Como podríamos considerar a nuestra existencia real y con sustancia propia?. Sin embargo existimos. Existimos en el tiempo. Somos seres-tiempo.

Cuando afirmamos que el universo surgió de la vacuidad, esto significa que el tiempo nació con él. Sin universo, no hay tiempo.


Si esto es verdadero, ¿qué significa la eternidad para nosotros que vivimos en un universo temporal?. La eternidad se definiría entonces fuera del tiempo; en realidad la eternidad sería lo que es cuando el tiempo no existe.


El momento lleva también a una paradoja. Cómo considerar un momento en relación al tiempo que pasa. Un momento es inmediato, cuando alcanza nuestra conciencia, pero en realidad ya pasó. Podemos conocer la duración, pero no el momento. En una concepción del tiempo que pasa continuamente, el momento es inconcebible.

El momento parece pues fuera del tiempo. O entonces debemos considerar que el tiempo se hace de momentos sucesivos que se siguen, tan cercanos unos con otros que aparentan ser en nuestra escala macroscópica un fenómeno continuo. Similar a la cuantificación de la energía, podemos ver al tiempo como un fenómeno cuántico. ¿Pero cuál sería entonces la dinámica natural que haría pasar de un momento a otro momento? De nuevo una de dos: o el tiempo es lineal y no puede contener el momento, o el tiempo se cuantifica y no sabemos lo que lo hace surgir.
¿De qué se trata todo esto entonces? Vemos que envejecemos, decimos el tiempo pasa. Sin ningún ser, sin existencia, en un sentido amplio, no hay tiempo.

Nosotros somos los seres y el tiempo es la medida de nuestra impermanencia.

El maestro Dogen dijo: somos seres-tiempo. Para nuestra vida, el tiempo nace con nosotros y desaparece con nosotros. Entonces la eternidad, el momento, al final no son más que palabras. Hemos inventado estas palabras que no expresan ninguna realidad, excepto en nuestro mente.

Lo importante es comprender que existimos ahora y aquí. Este punto, este momento de nuestra existencia es único e irrepetible. Lo único real es la concentración en este momento, Cuerpo y mente en unidad.

Esta forma de atención sutil en el momento presente contiene al pasado y al futuro e influye en todas las dimensiones del espacio. De esta manera podemos trascender las contradicciones de nuestro ego y seguir inconcientemente el orden cósmico.

Nuestro cuerpo físico se vuelve el cuerpo del universo y nuestro espíritu un reflejo del espíritu de la naturaleza, la naturaleza de dios, de buda.

La conciencia que se mueve más rápido que la luz trasciende el tiempo y el espacio ordinarios y nos transforma en seres universales.

4 comentarios:

jose angel dijo...

Hola nuevamente Mariano,

hermosa y profunda tu explicación,

hace una hora murió en mis manos el hamster que tenia mi hijo de mascota, lo envolvi calidamente y lo acompañe en su agonía hasta que expiró,

ahora leyéndote capto que nuestros hermanos los animalitos nos enseñan a vivir aqui y ahora, no existe el tiempo para ellos, disfrutan, viven solo para el momento sin ayer y sin mañanas. Aman estar vivos, cuando duermen, duermen, cuando comen, comen, cuando corren, corren.
Que hermosura tienen.

Bueno, volviendo a tu tema, quisiera pedirte que profundizaras un poco en que quieres decir con "seguir inconcientemente el orden cósmico"
no logro entenderlo.

Gracias.

Seiki Giacobone dijo...

Hola jose angel,
en el próximo post trataré de profundizar más el tema.

Seguir el orden cósmico significa en realidad armonizarse con la corriente de vida que nos atraviesa, que nos mantiene vivos. Seguir el orden cósmico, es poner al cuerpo y al espíritu en unidad.
Aqui y ahora, momento trás momento.
Pero cuerpo y espíritu ya son unidad en esencia, son el universo en esencia, siguen las leyes de la maruraleza en esencia, inconcientemente. Solo cuando el observador (conciente) se separa del objeto, aparece la dualidad. Cuando la mente va para un lado y el cuerpo para otro. Cuando duda, cuando sigue el discurso interior.

Las palabras, a veces, son fuente de error, porque esta verdad no se asimila intelectualmente, está más allá de los conceptos.
Es algo que se experimenta, como el momento, como el instante presente.
Cuando se dice inconcientemente, es por que está más allá del esfuerzo conciente, de la voluntad, de la razón.
Si dices "yo sigo las leyes del universo", no significa nada. Pero si estás concentrado, si vives plenamente cada momento, en unidad contigo mismo, te vuelves (inconcientemente) unidad con todo lo demás, con lo que haces, con lo que dices, con lo que piensas.

Ya no es necesario que digas estoy en unidad, porque ya eres eso.

Un hámster, una foca o una planta siguen todos el orden natural, el orden cósmico, pero no pueden saberlo. No tienen la experiencia conciente del observador.

Nosotros, los seres humanos, tenemos la posibilidad de experimentarlo, para eso debemos trascender la dualidad de la vida cotidiana, convencional, ordinaria y volvernos "unidad" en cada momento. Volvernos "uno" con el objeto, sujeto y objeto en unidad.

El problema no es la vida o la muerte, esto es moneda corriente en el universo.
Creo que la cuestión se trata de vivir plenamente cada instante y conocer en profundidad, nuestra auténtica naturaleza, nuestra naturaleza universal.
Creo que esto es seguir el orden cósmico.
Un abrazo y dile a tu hijo que no esté triste porqiue seguramente el hámster fué muy afortunado en conocerle y vivió su vida plenamente.
un abrazo
mariano

jose angel dijo...

Ya comprendí mejor la idea, es Ser y hacer en lugar de pensar que soy o hago.

Supongo que es dejar de lado la ilusión de la separatividad individual y vivir como parte del Todo en tiempo presente, siguiendo mi intuición y no mis necesidades compulsivas egoicas.

Que tema ¡¡¡¡

un abrazo, (ya recibió el hamster su merecido funeral)

por cierto, me impacto presenciar como la energía Vital abandona al cuerpo, fue un momento especial.

Seiki Giacobone dijo...

Si claro, la muerte es siempre un momento fuerte, es la otra cara del nacimiento.
Verdaderamente realizar estos dos aspectos de la existencia es lo que da profundidad a nuestra vida.
Nos ayuda a redimensionar las tonterias o ilusiones inútiles en las que vivimos sumergidos e identificados en la vida cotidiana.
Un abrazo jose angel y hasta la próxima.
mariano