Ahora y aquí es lo fundamental.
El tiempo no es una línea, es un punto.
Nos hemos acostumbrado a interpretar a la vida como una línea continua, pero en realidad, esta línea está hecha de puntos, de instantes, de momentos.
Cuando queremos atrapar el momento, este ya pasó. Por eso el ahora es esencial.
Este momento, este punto de la existencia es único e irrepetible.
La mayoría del tiempo se está pensando en el futuro o recordando momentos del pasado.
La mente divaga, encadenando el pasado con el futuro, creando imágenes, espejismos, saltando de un lado al otro y olvidando el momento presente.
Por eso la concentración y el poder de focalización, son cualidades superiores de la mente. Es la forma evolucionada.
Si no educamos a la mente, esta es como un caballo salvaje, que salta sin cesar e incluso puede lastimarnos. Pero una vez que es domado, educado, nos lleva a todas partes y obedece las órdenes de su amo.
La mente debe educarse. No solo con la información, si no con la práctica de la concentración. Experimentando el no pensamiento, la no conciencia, la no actividad del conciente.
El vacío de la mente.
La práctica de zazen es el método más directo y eficaz, para aprender a concentrarnos en el momento presente, a través de la atención dirigida a la respiración y a los puntos importantes de la postura. Con la repetición, esta cualidad se vuelve natural, espontánea, fisiológica, manifestándose en cada momento de la vida, en cada situación.
Así, cada punto de la existencia se vuelve pleno, creativo y único. Y la suma de estos puntos hará que nuestra vida se vuelva intensa y llena de posibilidades.
Esta no es una condición anormal, ni especial. No es un estado alterado de la conciencia. Es la condición normal y apacible, donde los hemisferios cerebrales están en equilibrio y el córtex frontal se encuentra en reposo.
De esta forma se puede manifestar el cerebro profundo, sede del inconciente, fuente inagotable de información y potencialidad.
El secreto de la felicidad y la salud es ahora y aquí.
Lo verdaderamente real, es experimentar este momento con la totalidad de nuestro ser.
Quizás volvamos a aquí, a este lugar, pero el ahora es inatrapable, no vuelve jamás.
Cuando realizamos esto, ya no hay tiempo que perder, simplemente porque no hay tiempo, solo la concentración en este momento nos convierte en seres reales.
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