Parece el título de un film de ciencia ficción, pero este, en lugar de ocurrir en el presente o en el futuro, ocurre en el pasado.
La superexplosión del Toba casi supuso la extinción de nuestra especie.
El Toba fue un supervolcán que se encontraba en Sumatra y hace 74.000 años su caldera explotó de la forma más violenta que ha existido. Esta caldera tenía aproximadamente la superficie que tiene ahora el lago que dejó en su lugar, unos 100 Km. de largo y 60 Km. ancho. Esto provocó un cambio en el clima de todo el planeta durante muchos años.
La superexplosión del Toba casi supuso la extinción de nuestra especie.
El Toba fue un supervolcán que se encontraba en Sumatra y hace 74.000 años su caldera explotó de la forma más violenta que ha existido. Esta caldera tenía aproximadamente la superficie que tiene ahora el lago que dejó en su lugar, unos 100 Km. de largo y 60 Km. ancho. Esto provocó un cambio en el clima de todo el planeta durante muchos años.
La radiación solar no podía llegar a la superficie porque la estratosfera estaba totalmente colapsada por el polvo y las cenizas que expulsó el volcán en su impresionante erupción.
La luz no penetraba para alimentar a las plantas y los animales (entre ellos nosotros) no podían alimentarse de ellas ni de otros animales porque cada vez había menos.
Los veranos se hicieron más frescos, la nieve no se derretía y se acumulaba para el invierno siguiente.
Podemos remontarnos en nuestra historia evolutiva gracias al ADN mitocondrial, es decir, aquel que se encuentra en las mitocondrias de las células y no en el núcleo. Este ADN mt se transmite únicamente por vía materna y, por sus particularidades, es el único que nos habla de las mutaciones y cambios que hubo en nuestra especie. De esta forma podemos saber si la población aumento o disminuyó y cuando ocurrió esto, también si una población se ha mezclado con otra, etc.
Dos genetistas, Lynn Jorde y Henry Harpendin, averiguaron que en la historia de la humanidad hubo un momento en el que la población descendió de forma alarmante. Sólo sobrevivieron unos pocos miles. De acuerdo a las investigaciones esto era un hecho, pero hasta el presente no sabían por qué había ocurrido un suceso de tal magnitud.
Fue un antropólogo, Stanley Ambrose, quien relacionó la explosión del Toba con la casi extinción de nuestra especie.
Las informaciones, en general, son alarmistas y preocupantes acerca del futuro de nuestro planeta y nuestra especie, pero al margen de ser "deliberadamente tendensiosas" , caen en el error de no tomar en cuenta: 1) La naturaleza cíclica de la vida. 2) La Tierra es un organismo vivo, con la capacidad de regenerarse y curarse, solo hay que ver por todo lo que ha pasado en sus 4.500 millones de años de existencia: grandes cataclismos, extinciones masivas de especies, impactos de asteroides, glaciaciones, etc. 3) La vida, como ya se ha demostrado, es muy resistente y siempre encuentra la manera de adaptarse a las condiciones existentes y evolucionar. 4) Nuestro querido planeta, al igual que el sol que nos ilumina (y todo lo que vive entorno a él, incluido el ser humano) tienen fecha de vencimiento (no inquietarse, todavía le quedan 4.500 millones de años más al sol). 5) La materia y la energía no se destruyen nunca, se transforman. 6)Podemos extinguirnos al igual que cualquier especie.
Así que de esto podemos deducir: 1) La fragilidad y la impermanencia de la existencia. 2) Todo se encuentra en perpetua transformación. 3) La vida siempre encuentra un camino para manifestarse y perpetuarse.
Cuidar al planeta, significa en realidad, cuidarnos y respetarnos a nosotros mismos. A amar la vida que se manifiesta en cada uno y a disfrutar de lo que nos fue dado, cuidándolo y mejorándolo.
La verdadera ecología no tiene nada que ver con un slogan mediático o con esfuerzos inútiles de políticos y organizaciones que se benefician. Si cuidamos y respetamos nuestra propia naturaleza, es decir, nuestra verdadera esencia de seres humanos, es la mejor manera de hacer ecología y cuidar al planeta. Ya que ningún ser vivo normal destruye su propia vida ni su hábitat, ni crea condiciones desfavorables para sí mismo ni para su entorno.
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