viernes, 11 de noviembre de 2011

La educación del futuro





Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del futuro debe afrontar el problema desde estos dos aspectos: error e ilusión.

Es una tarea dedicada y profunda, ya que no es para nada fácil reconocer el error y la ilusión, particularmente si el cerebro ha sido condicionado para funcionar en el marco del error y la ilusión.

Podemos definir al error como un concepto equivocado o un juicio falso, mientras que la ilusión es una idea, imagen o representación no real, causada por la imaginación o por un engaño de los sentidos.

Error e ilusión parasitan la mente humana desde sus orígenes. Basta con observar la historia de la humanidad en todos sus dominios: religioso, científico, socio-cultural, etc.
Como lo refiere el filósofo y sociólogo francés E. Morin: “Cuando consideramos el pasado, incluyendo el reciente, sentimos que ha sufrido la influencia de innumerables errores e ilusiones. Marx y Engels enunciaron justamente en La Ideoloqía Alemana que los hombres siempre han elaborado falsas concepciones de ellos mismos, de lo que hacen, de lo que deben hacer, del mundo donde viven. Pero ni Marx ni Engels escaparon a estos errores”.

Un conocimiento no muestra una realidad objetiva, que como ya vimos, no existe como tal (ver entradas anteriores). Es decir que este conocimiento no es el espejo del mundo exterior o de las cosas tal cual son. Todas las percepciones son a la vez traducciones y reconstrucciones cerebrales, a partir de señales y estímulos captados y codificados por los sentidos.
A continuación esta información es interpretada y a partir de este conocimiento se elabora una respuesta.

De manera que cualquiera de estos pasos en el mecanismo del conocimiento pueden inducir al error o a la ilusión: 1) en la percepción (recepción de señales: auditivas, visuales, propioceptivas, etc.), en la traducción e interpretación de la información, y por supuesto si esto no es corregido, se generará una respuesta equivocada o inadaptada, bajo la forma de pensamiento, palabra o acción.

A pesar de nuestros controles racionales, la proyección de nuestros deseos o de nuestros miedos, las perturbaciones mentales que aportan nuestras emociones o el exceso de trabajo mental, multiplican los riesgos de error.

Es posible que eliminando la afectividad se reduzca el margen de error. 
El exceso de emociones o la falta de control sobre ellas pueden nublar el entendimiento: el odio, el amor, el miedo, la tristeza, demasiado rechazo, demasiada atracción…
Pero es sabido que el desarrollo de la inteligencia esta estrechamente ligado al afecto, de hecho las principales estructuras neuronales relacionadas con el aprendizaje y la memoria se encuentran en el cerebro medio o emocional (sistema límbico). La pasión, la curiosidad, la necesidad pueden ser motores que impulsen el conocimiento.
Existe el dicho: “La necesidad es la madre del ingenio”

La afectividad puede estimular el conocimiento y también puede asfixiarlo.

Existe una relación estrecha entre la inteligencia y la afectividad: la capacidad de aprendizaje puede ser afectada por una carencia emocional o por la indiferencia afectiva, pero puede aumentarse con cariño y respeto.

¿Cómo hacer para reconocer el error o la ilusión?

No es algo tan simple teniendo en cuenta que la mayoría de las personas son educadas (y entrenadas) para aceptar conceptos erróneos y creer que sus percepciones ilusorias son reales.

Es necesario que la educación aporte la capacidad para filtrar señales y “ruido” nocivo, particularmente en una sociedad cada vez más saturada de estímulos.
Se debe enseñar a mirar, a escuchar, a moverse en un determinado medio, a desarrollar una actitud crítica y libre, a conocer los recursos internos y externos de los que se disponen para resolver una determinada situación.

Con este propósito hay que introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades.

Fomentar la capacidad de concentración y de foco y el desarrollo de la atención sutil. Esto permite que la actividad cerebral se vuelva coherente, y será esto lo que favorecerá la apertura de la mente y la expansión de la conciencia.

En otras palabras: se debe enseñar a aprender, y no llenar el cerebro de información inútil e incoherente y mayormente tendenciosa.

Es el conocimiento previo al conocimiento. Es la información que permite descartar la basura y los virus informáticos (miedo, confusión, dependencia, letargo mental, etc) y acceder a la verdadera información.

La humanidad va en esta dirección. 

Aunque todavía preparamos a los niños y jóvenes con conceptos y dogmas antiguos y obsoletos para vivir en un mundo futuro.
El resultado: mala adaptación, pérdida de interés por el conocimiento, poco desarrollo de la inteligencia, falta de capacidad para reconocer el error y la ilusión, inestabilidad emocional, etc. En consecuencia se crean personalidades dependientes y/o conflictivas.

La educación debe entonces dedicarse a la identificación de los orígenes de errores, de ilusiones y de cegueras y orientar hacia el verdadero conocimiento de si mismo.

No es necesario atiborrar de información, también hay que enseñar a parar la “máquina”. El ser humano superior incluye la meditación, la introspección y la contemplación como parte de los hábitos de su vida.

El mejor filtro para los errores de percepción y de interpretación es el silencio interior y la negación de las fabricaciones mentales. 
La práctica de zazen es un tesoro transmitido desde los orígenes de la humanidad. La conciencia que se observa a si misma y trasciende los límites de su individualidad. Esta provoca un aumento de luz coherente que disipa la oscuridad de la duda y la ignorancia.

De esta manera se puede crear un “presente” siempre nuevo y fresco y cortar la secuencia de información que proyecta una y otra vez la misma realidad ilusoria.

La verdadera educación debe enseñar a cada individuo a crear en su vida condiciones de salud y felicidad, tomando en cuenta todos sus niveles existenciales, sutiles y físicos. Esto inevitablemente afecta también a su entorno, que se vuelve sano, feliz y más inteligente.

En el futuro la educación es así.






1 comentario:

DuvanDA dijo...

Hola te felicito, deverdad tienes un blogg muy interesante.
Desde este momento sigo este blogg, dentra y mira mi blogg de seguro hay cossas que te interesan o te van a interesar a futuro.
Espero que seguir en contacto.