jueves, 5 de marzo de 2009

Respirar es vivir


No hay vida sin respiración.


Respirar es lo primero y lo último que hacemos en la vida.


La respiración es la función más importante de nuestro cuerpo, incluso más que comer. La prueba es que una persona puede pasar algunos días sin beber o dormir y muchos más sin ingerir alimentos, pero sin respirar, como máximo, puede estar algunos minutos.
Desde el momento que inspiramos por primera vez hasta la última espiración, no dejamos de respirar ni un instante.
Este es el enlace de una animación interesante sobre la respiración:
http://www.youtube.com/watch?v=8APCesVbEL8&feature=related

La particularidad de esta función vital es que además es el vínculo de conexión entre todos los planos de la existencia: desde la esencial respiración celular hasta el plano de las vibraciones más sutiles que incluyen pensamientos y emociones.
La respiración es energía en si misma. Al igual que los pensamientos. Están estrechamente ligados y se influyen mutuamente. Si observamos o si nos concentramos en la respiración esta se carga de energía y al mismo tiempo la mente se calma y el espíritu encuentra su armonía.

La mente dirige a la energía y la respiración nutre y armoniza a la mente.

En general se aprovecha un porcentaje muy pequeño de la capacidad pulmonar, apenas respirando la cantidad de aire suficiente para seguir viviendo, sin tomar el cuidado de conocer y aprender como respirar mejor, para optimizar e incrementar nuestro rendimiento.


El aire no solo es oxígeno, también es energía, vitalidad, autoconfianza, armonía, relajación, tranquilidad, calma mental y es además lo que nos vincula con todos los demás seres vivos.


Cualquier situación de nuestra vida viene definida por la respiración que tenemos en ese momento. Del mismo modo, calmando la respiración, se puede influir y equilibrar el medio interno y el externo, y modificar por ende cualquier situación.


En el Zen se enseña que la respiración puede curar todas las enfermedades. La respiración durante zazen se llama tradicionalmente anapanasati, es muy profunda y calma, fortalece los órganos internos y es fuente de bienestar y equilibrio.

Observen la respiración cuando estén cansados o bajos de energía, o cuando estén deprimidos, o nerviosos, o cuando estén enojados. Si en ese momento logran calmar y armonizar la respiración, practicando un rato de algún ejercicio que conozcan, cambiarán directamente su estado físico y mental. Es fácil, seguro, automático y natural.
La respiración es la mejor herramienta para calmar la mente y energizar el cuerpo. Además:

Cambia y equilibra tu estado interno automáticamente.

Aumenta el poder de atención y concentración.

Nutre y fortalece los órganos internos.

Sin olvidar que el tejido nervioso y en particular el cerebro (por su elevado metabolismo) tiene una gran necesidad de oxígeno.

De todas las funciones corporales involuntarias o neurovegetativas que mantienen la vida, como la actividad del corazón, el control de la temperatura, del medio interno, del pH de la sangre, etc. Solo la respiración puede tener además un control voluntario o conciente.

Para descubrir el poder de la respiración es necesario primero ser conscientes de ella.
Esto significa parar de respirar al azar, irregular e inconcientemente y aprender a respirar concientemente. Correctamente y siempre que sea posible por la nariz (ver la entrada anterior).

No se trata, como veremos, de adoptar posturas rígidas o bloquear el proceso respiratorio de manera antinatural. En realidad, aunque parezca contradictorio, no hace falta un exceso de fuerza o voluntad.
Se dice que la respiración es como una pequeña ave posada en la palma de nuestra mano, si cerramos con fuerza puede morir, pero si no cerramos la mano, se escapa.

El aprendizaje y práctica de la respiración es parecido.
Hay que comenzar de a poco, primero volviéndose íntimo con ella, observar como se produce sin intentar modificarla y paulatinamente, se puede ir alargando la espiración, haciéndola mas lenta y profunda.Hay que adoptar preferentemente una postura cómoda, equilibrada, ya sea de pié, sentado o acostado o incluso en movimiento.
Comenzar observando el flujo de la respiración. Nota como entra el aire dentro de tu cuerpo, como lo va recorriendo y como sale al espirar.
Se puede de esta forma descubrir nuevos aspectos de la respiración, sentir olores, apreciar la textura del aire, su ritmo de entrada y de salida, como un suave oleaje…
Este es un buen método para relajarse o para meditar. Incorpóralo como un hábito cotidiano, como la higiene personal, pero esto es más, ya que no solo mantiene la salud sino que aporta felicidad y te conecta con tu naturaleza esencial.

Si lo practicas durante un tiempo, bastará un pensamiento, un momento de concentración para contactar directamente con tu respiración.
Ser consciente de la respiración es ser conciente de si mismo, de la naturaleza profunda del ser. Esto significa observarse, es un conocimiento de tu cuerpo por dentro. No podemos ver el interior con los ojos, pero sí podemos sentirlo y visualizarlo como es y como funciona.
Este proceso provoca la integración de todos nuestros niveles o capas. Mente y cuerpo en unidad. La condición normal.
Lo contrario es la desintegración, mente y cuerpo funcionando por separado, lo que acarrea, a corto o a largo plazo, trastorno y enfermedad y a cualquier plazo: malestar e insatisfacción.

Cada célula de nuestro cuerpo es una unidad vital con respiración propia y conciencia.
El cuerpo piensa y siente por si mismo. Así que es suficiente con cortar la demanda del mundo exterior por un rato, dejar reposar los sentidos y orientar la mente hacia el propio cuerpo, a la respiración, a la propia realidad.
Nos hemos olvidado que casi no conocemos la casa en la que vivimos ni las posibilidades ni ventajas que esta nos ofrece.
Recordemos que somos la especie “exitosa” del momento y que llevamos millones y millones de años evolucionando. Poseemos sistemas muy sofisticados y lo último en materia de evolución: un cerebro!, y que apenas comenzamos a conocer.

Cada persona tiene un ritmo respiratorio distinto y por lo tanto cada uno debe descubrirlo por si mismo.

La respiración es un fenómeno individual, es un mecanismo de adaptación de cada organismo a los cambios del medio…

Existen muchos tipos de respiración, cada uno de los cuales influye en un aspecto físico y mental diferente. Algunas técnicas son muy sencillas y hay otras que exigen un nivel de práctica más elevado (y por supuesto un maestro calificado). Todas tienen en común que te acercan a un mayor conocimiento de ti mismo y de tu forma de afrontar cada situación de la vida. No fuerces nunca ninguna respiración, lo más importante es el ritmo natural y la repetición.

Si practicas alguna respiración vigorizante antes de dormirte seguramente te costará pegar un ojo. Pero si tu problema es el insomnio, la mejor medicina es un rato de respiración relajante, lenta y profunda, como un masaje interior, y además un té de boldo y manzanilla!.

Al levantarse, es bueno realizar estiramientos suaves, algunos movimientos y ejercicios respiratorios durante 10 o 15 minutos, esto renueva, carga de energía, aporta serenidad y motivación para encarar la jornada.
Veremos más adelante algunos ejercicios respiratorios simples y eficaces.

El otoño es la estación que afecta al pulmón y donde se manifiestan con mayor frecuencia los problemas respiratorios (resfrío común, gripe, bronquitis, asma, neumonía, etc.)
Las vacunas en estos casos (como la antigripal), no solo son innecesarias sino que muchas veces, como se ve, son perjudiciales.
La mejor prevención es mantenerse libres de preocupación, hacer ejercicios respiratorios y tener una buena alimentación.
La práctica regular de disciplinas como zazen ,taichi, chikung y yoga permiten desarrollar una respiración fuerte, calma y profunda.

Entonces, felicidades y a practicar se ha dicho!

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