lunes, 2 de marzo de 2009

Respirar bién


¿Por qué es tan importante la respiración nasal?

Se sabe desde la antigüedad que respirar por la nariz es mejor que hacerlo por la boca, uno se siente "bien" y espiritualmente "fuerte".

Ya desde entonces se pensaba que era muy difícil enfermar si se respira bien por la nariz.

Si el aire no pasa por la nariz no se "purifica", no se "calienta" ni se "humedece" convenientemente.

Lo interesante es que según estudios recientes sobre fisiología respiratoria se ha demostrado que estas no son las únicas funciones que cumple la nariz.

Durante la inspiración, la nariz se encarga de purificar, calentar y humedecer el aire, y aunque esto tiene gran importancia, existen mecanismos de compensación a lo largo de todo el árbol respiratorio. Mucho más importante es la función que cumple la nariz durante la espiración, es decir durante la salida del aire.

Si el aire sale por la boca, no hay mecanismos de compensación que permitan recuperar el exceso de energía que por ella se escapa en cada espiración. Cuando el aire sale por la nariz, es más frío y más seco, porque se recupera calor (energía). Esta capacidad maravillosa de recuperar energía en cada acto espiratorio se conoce como entalpía nasal y es única.
Es un mecanismo adaptativo muy inteligente para ahorrar energía (en términos biológicos esto es fundamental!). Existe solamente a nivel de la nariz. Por eso, para que se cumpla un normal mecanismo fisiológico respiratorio es necesario que el aire entre y salga por la nariz.

La nariz tiene un papel importante como órgano creador de resistencias. No solamente puede modificar el flujo nasal sino también las presiones subatmosféricas intratorácicas. Esto influye de manera decisiva en el intercambio de gases (oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) y en la circulación sanguínea a nivel pulmonar.
Además de ser acondicionadora del aire respirado, es a partir de una serie de resistencias y reflejos nasales que se mejora la relación ventilación/perfusión (aire-sangre), relacionándose también con el sistema límbico que tiene una gran importancia en la sensación subjetiva de bienestar.


A través de su inervación sensitiva, sensorial y neurovegetativa participa de importantes reflejos principalmente a nivel del aparato respiratorio y cardiovascular, como por ejemplo el aumento de la vasodilatación y la secreción de la mucosa nasal, o el cierre de la glotis y el estornudo como funciones principalmente defensivas, ante la presencia de aire seco, polvo u olores irritantes; al igual que ante olores desagradables se acentúa la fase espiratoria y la pausa respiratoria, mientras sucede lo inverso ante los aromas agradables, acentuando la fase inspiratoria medíante inspiraciones breves e intensas (olfateo).

Asimismo existe una relación entre la función termorreguladora de la piel y la permeabilidad nasal, ya que el frío produce una vasodilatación de la mucosa nasal que disminuye la entrada de aire, lo contrario sucede ante el calor; y en la mucosa nasal se estimula la correlación sincrónica de la respiración con los movimientos del ala nasal.

Además ante los olores de comida se estimula la secreción de saliva, y estos complementan la sensación del gusto.

Las fosa nasales junto con los senos paranasales y la faringe actúan como caja de resonancia para la fonación y le agregan armónicos al tono de voz.

Mediante terminaciones nerviosas, la cavidad nasal está relacionada con el control de ciertas actividades cerebrales, como por ejemplo la regulación de la conducta social y sexual, por sus conexiones con áreas del diencéfalo y de la corteza cerebral que se relacionan con la personalidad y las expresiones emocionales, como por ejemplo el miedo y la ira. Esto es un resabio evolutivo, de cuando nuestros antepasados homínidos vivían en la naturaleza, es decir, formando parte de ella.
A partir de la respiración nasal, también se regulan fenómenos endócrinos y metabólicos. Ya vimos como influye sobre la conducta, sobre el placer y displacer; tiene además injerencia en las funciones reproductoras y de regulación del sueño y la vigilia.

Cumple un papel en el aprendizaje y en la temporalidad de la memoria, y tiene funciones alimentarias y reproductivas.
En la actualidad se observa una gran cantidad de problemas de ventilación nasal en todas las edades.

Además de los factores personales como las alergias (rinitis, sinusitis), adenoiditis, desviaciones del tabique nasal, pólipos, los malos hábitos respiratorios, el tabaco, etc. Están los factores ambientales como la contaminación, que no solo reducen la ventilación nasal sino que también, como consecuencia, se ve disminuida la capacidad respiratoria.

En la mayor parte de estos casos, si no se llega a modificar la causa de la obstrucción nasal, el individuo cambia su hábito respiratorio nasal, por la respiración bucal o mixta de manera involuntaria, pasando desapercibida al cabo de cierto tiempo, estableciéndose como permanente, con las consiguientes desventajas de esto.


Respirar por la nariz es la manera fisiológica y la que mayores beneficios aporta al desarrollo del bienestar individual. Hay que cambiar entonces el concepto común que subestima su importancia en el mantenimiento de la salud, y adquirir el hábito de practicar ejercicios regularmente, aprendiendo a respirar correctamente. De esta manera la respiración se vuelve eficaz y nos permite optimizar nuestro funcionamiento, manteneniendo una buena salud.

Como esta demostrado, la nariz no solo sirve para apoyar los anteojos ni para mantener entretenido al cirujano plástico. Su rol es fundamental para la armonía del cuerpo y la mente, lo que nos permitirá adaptarnos mejor al medio y a las circunstancias.

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