miércoles, 25 de marzo de 2009

El espíritu y la materia (continuación)

Tenemos la tendencia a considerar solo el lado material de la vida, particularmente en nuestro medio.
Muchos gastan su precioso tiempo y energía vital tratando de alcanzar la tan ansiada zanahoria, como un burro. Y al igual que este , solo para hacer girar una rueda, un mecanismo (un sistema), que lo explota en beneficio de otros. Trabajando y viviendo bajo presión constante. Dándole rumbo a la vida a partir del miedo, la ansiedad o la preocupación.

Esto es nuevo para el ser humano. Esta forma de tensión, de despersonalización, alcanza todos los niveles de la sociedad. No es un problema de dinero. o de clases ricas o pobres. Se convierte en un problema material a causa de la ignorancia y la avidez de muchos, que a veces se dan separadas, pero generalmente juntas!

No solamente ha aumentado el precio de los deseos (que ya teníamos), sino que hay cada vez mas deseos que satisfacer, cada vez más caros y ajenos a las verdaderas necesidades.
Necesitamos poco para vivir en salud y felicidad. Esto es una constante de la naturaleza. Ninguna forma de vida carga o consume mas de lo que necesita.
Por eso se hace difícil vivir, porque estamos tan llenos de obligaciones, presiones, pautas, reglas, preceptos, impuestos, etc. que cuando llega el turno de acordarse de si mismo, ya es tarde.

Como realidad humana, no es muy brillante ni feliz, obviamente.

Un viejo proverbio dice: "Cuidado con lo que deseas".

Es interesante, porque al mismo tiempo somos hijos del deseo. Nacimos a causa de un deseo previo. Asi que hay que mantener un equilibrio, y saber verdaderamente lo que necesitamos y fundamentalmente: "¿para qué?". Y también, cuanto estamos dispuestos a pagar, a conceder, de nuestra preciosa y limitada vida (léase esencia vital) por una ilusión o por el mandato ajeno.

Tratar de resolver los problemas materiales solo con materia, es limitado e ineficaz, es desconocer la naturaleza misma de las cosas. Igualmente, los problemas espirituales (psíquicos y afectivos) no se puede solucionar solo con la mente,ya que agrega más ruido y confusión, hace falta curar también al cuerpo, relajarlo y fortalecerlo. Cuerpo y mente en unidad.

Sujeto y objeto. He aqui la cuestión. Espíritu y materia.

Estamos condicionados a verlos por separado y por lo tanto, uno mismo se ve igual: Separado. Fragmentado.
Se toma por real el reflejo en el espejo, y uno se identifica con la imagen y se pasa la vida creyendo que ese ser reflejado es el auténtico Yo, sin considerar que solo muestra una pequeña parte de la superficie. Solo un reflejo de lo que en realidad es. La punta del iceberg.
Así, podemos pasar toda la existencia maquillando y decorando y ocupándonos solo de esta pequeña parte. Como el que pinta solo el frente de la casa y adentro es un desastre.

Una vez aclarado estos puntos. La materia puede volver a ser sólida y el espíritu, infinito.
Cuando se conoce la verdadera naturaleza de la existencia, de lo que estamos hechos; en ese momento el mundo de los cosas y el de los personas (objeto y sujeto) ocupan su lugar en armonía y equilibrio. Podemos comunicar con todo. C´est vrai!

Podemos dar una nueva dirección a la vida. Redefinir. Crear. Y con la mente clara y el cuerpo sano, preguntarse: ¿Qué quiero de verdad? ¿Que necesito para continuar mi viaje? ¿Para qué hago esto?
El primer paso es no mentirse. El segundo no tener miedo. El tercero, tenerse confianza. Voilá! Ahora podés correr, sentarte o volar, da igual, porque sabés a donde vas y lo que es más importante, sabés quién conduce.
Bon voyage!

No hay comentarios: