viernes, 3 de agosto de 2012

El viaje sin tiempo de la luz



Sabemos que todo fotón es una fluctuación emanada del vacío cuántico, y que cuanto mayor es su energía, menor será su tiempo de vida.

Como sea, a la velocidad que viaja, un fotón no conoce el tiempo, y esto es válido para un fotón producido en el núcleo del Sol, que puede ser reabsorbido al atravesar apenas un milímetro de distancia, o para un fotón que ha viajado más de 13 mil millones de años, desde la superficie de una de las primeras estrellas del universo, y entra en contacto con un cuerpo.

 Como toda partícula elemental, el tiempo y la energía de un fotón están cuantificados.

Esto significa que no pueden tener o transferir su energía arbitrariamente y que además deben seguir las leyes de la mecánica cuántica.

Un rayo de luz no es algo continuo. El propio fotón es discontinuo, aparece y desaparece, por eso se dice que es virtual, es decir; no existen fotones ni bosones reales, todos son virtuales; ya que la energía de los fotones está cuantificada, y en consecuencia también su tiempo. A la velocidad de la luz, el tiempo es igual a cero; y si el tiempo es cero, no hay oscilación ni movimiento que podamos medir; no podemos hablar de velocidad; por eso la velocidad de intercomunicación en el entrelazamiento cuántico es instantánea, o lo que es lo mismo, inexistente.

Esto se puede comprender más fácilmente si aceptamos que cualquier creación de la naturaleza es una manifestación de un orden implícito, de una misma fuente original y universal. Solo vemos la manifestación, separada del resto, y la verdadera esencia nos pasa desapercibida.

De todas formas, real o virtual son solo términos, lo importante es no dejarse confundir ya que la esencia nunca puede ser aprehendida por medio de los sentidos ni los conceptos.

Lo que en realidad le pasa al fotón, solo el fotón lo sabe y el ser humano solo puede tentar medir sus interacciones y efectos de acuerdo a leyes y convenciones relativas.

Una consecuencia del principio de indeterminación es que la energía y el tiempo son pares de variables físicas que presentan grados de incertidumbre complementarios, es decir, no podemos saber con exactitud los dos valores al mismo tiempo. Si conocemos con certeza uno el otro permanece incierto, lo mismo ocurre con la posición y la velocidad: cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partículas, en su movimiento, no tienen asociada una trayectoria definida como lo tienen en la física clásica.


Y si el tiempo no existe para la luz, y el espacio-tiempo es unidad, para un fotón tampoco existe la distancia, por lo cual sigue estando en esa primera estrella o sigue estando en el sol a la vez que impacta en la retina, en ese instante tus ojos y el sol están conectados.



Desde el punto de vista de la luz, el universo es unidad y por lo tanto inseparable,

Pero nosotros estamos hechos de luz. Dicho de otra manera, nuestras células naturalmente emiten y absorben fotones, y sin ellos, la vida no sería posible.

En 1920 el biólogo ruso Alexander Gurwitsch descubrió que los seres vivos emiten fotones “ultra-débiles” dentro del espectro ultravioleta. Gurwitsch los llamó “rayos mitogénicos”, ya que creía que estos fotones tenían un papel esencial en la división celular y en el desarrollo de la estructura morfológica de un ser vivo.
emisión de biofotones por un tejido vivo

El biofísico Fritz Albert Popp descubrió que esta emisión de luz, a la que llamó biofotones, se presentaba en un rango de entre 200 y 800 nm, mostrando coherencia y un patrón periódico.

Según Popp los biofotones son producidos en el interior de la molécula de ADN ubicada en el núcleo de las células. Esto ya ha sido demostrado.

Biofotones

Esta emisión de biofotones es una luz con un alto grado de orden. La radiación lumínica de este tipo es muy suave y se caracteriza por su coherencia, por tener una intensidad muy estable y las oscilaciones, que normalmente están presentes en la luz, son mínimas.

El campo lumínico de este tipo de luz (un verdadero láser biológico), posee un alto grado de coherencia y tiene, por lo tanto, la capacidad de transmitir información y de actuar como formador de orden.

Los sistemas biológicos se rigen por la interacción especial entre el campo electromagnético coherente generado por la luz (biofotones) y la materia viva.

Hay una retroalimentación permanente entre el campo y la materia, de manera que el campo dirige la ubicación y la actividad de la materia, mientras que la materia proporciona las condiciones de contorno del campo.

La materia y el campo forman un mismo sistema

Dado que el campo es casi totalmente coherente, los patrones de interferencia lumínica en el campo contienen la información necesaria sobre la función reguladora y la dinámica de la célula.

patrón de interferencias
Las estructuras de interferencia no son estables, sino que varían en concordancia con las más complejas interacciones espacio-temporales entre el campo y la materia. El papel dominante de fuente y sumidero del campo es probablemente desempeñado por el ADN.

El ADN emite luz coherente bajo la forma de fotones de muy baja intensidad, también llamada radiación celular ultra débil (del inglés, ultra-weak spontaneous photon emisión). El término “espontáneo” se utiliza para diferenciar a esta radiación de la bioluminiscencia producida por las reacciones químicas en la célula. Es decir, la emisión de estos “fotones biológicos” es independiente de la temperatura y de la emisión de radiación infrarroja.

La intensidad de la radiación biofotónica es del orden de 10 a 1000 fotones por cm2/s.

Según relata el profesor Popp:
“Con sólo unos pocos biofotones se producen efectos cuánticos, no hablo de efectos clásicos. Tienen que ver con una radiación coherente. Y la radiación provoca que las interferencias en el espacio que existe entre las células sean mayores, pero aquí la radiación es una radiación en la que se utilizan las interferencias como una forma de comunicación. Los biofotones que emiten las diferentes células, interfieren y hacen que las interferencias sean mayores entre las ondas que emiten las células. Las amplitudes de los campos eléctricos provocan, principalmente, interferencias destructivas, así que la radiación entre los sistemas, en este caso las células, desaparece, mientras que, por otro lado, la intensidad dentro de los sistemas es mayor porque se tiene que conservar la energía. Esta es la forma de comunicación entre las células.
 Fritz-Albert Popp
Todas las células se comunican con patrones ondulatorios específicos.
Se observan estructuras de interferencia específicas, y si las células son idénticas, se dice que tienen el mismo patrón de frecuencia. Esto es como decir, más o menos, que tienen el mismo patrón de interferencia. Y esta también es una forma de identificación entre ellas: cancelar la luz entre ellas es la mejor manera que tienen para comunicarse porque crean algo así como un canal, crean una zona de quietud, o dicho de otro modo, crean una zona libre de sonido entre ellas, de modo que cuando cualquier pequeña perturbación surge la perciben inmediatamente como una señal entre ellas. Lo que digo no es una especulación, es el resultado de una experimentación que se ha llevado a cabo en profundidad”.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la descarga,parece muy interesante.