Estas premisas también son válidas
para curar cualquier enfermedad crónica, incluso el cáncer, adicciones,
desequilibrios y para mantener la salud del cuerpo-mente.
1) Perdonar y perdonarse
Hay que poder perdonar a los que
nos hicieron mal y también a nosotros mismos por el mal que nos hemos hecho y
por todo el sufrimiento que aceptamos vivir, por egoísmo e ignorancia y considerando
que en el pasado estuvimos en el error. Esta observación origina un vector de
equilibrio y su influencia es de carácter expansivo.
El perdón es un acto de cancelación. Una vuelta a cero. Genera un
movimiento de energía e información que elimina los bloqueos y los sentimientos
negativos y de frustración enquistados en lo más profundo del ser. Es un
movimiento liberador que nace en el corazón
pero que esta acompañado por la comprensión que otorga la sabiduría profunda.
Esto amplifica las señales electromagnéticas del corazón (al liberarse de un
bloqueo) y esta energía expansiva se traduce en felicidad y en un aumento de la
capacidad curativa (resistencia + regeneración).
El campo recibe esta ondulación generándose un feedback que incrementa
la información y la energía que recibe cada célula.
Como se dice: “es preferible ser
feliz que tener la razón”.
Perdonar es inteligente. El cuerpo
sabe.
2) Ayunar: Regularmente purificarse física y emocionalmente
El ayuno es uno de los métodos
curativos más antiguos y uno de los mejores remedios para los dolores de
cualquier origen y para las enfermedades crónicas. Incluso los animales se
curan ayunando. Tiene sentido.
El ayuno es como un tiempo de
vacaciones en el que uno descansa y se ocupa de lo que nunca tiene tiempo de
hacer. Al no tener otras demandas ni trabajos extras uno puede dedicarse a otras
cosas necesarias que, por falta de tiempo o disposición, no se hacen
habitualmente: reposar, ordenar asuntos pendientes, limpiar la casa, cortar el
césped, sacar la basura o los trastos acumulados, atender a los afectos y
recuperarse del intenso trabajo cotidiano.
Nuestro organismo funciona igual.
Al no tener que gastar energía ni recursos en digerir y asimilar alimentos, el
cuerpo dispone de un plus de energía y recursos que puede utilizar para los
procesos curativos y de purificación.
Esto le permite acelerar la curación y eliminar los residuos acumulados.
Hay variadas maneras de hacer un
ayuno. Cada uno debe encontrar su método, acorde a su necesidad y posibilidades.
3) Visualizar la curación y
el buen estado de cada órgano
Sabemos que el pensamiento es una
onda que transporta energía e información. La visualización crea imágenes que
el cerebro interpreta como reales.
Más intensa (vívida) es la imagen o representación, más intenso será el efecto
(químicamente hablando).
Como ya vimos, el cerebro no hace diferencia
con la información que le llega. Gestiona de la misma manera una información
real que una imaginaria.
Esta onda de información tiene el
poder de eliminar los programas nocivos y regenerar los tejidos.
4) Profundizar la respiración
La respiración es esencial. Está
directamente ligada a la vida y a la muerte. Es lo primero que hacemos al nacer
y lo último que haremos al morir. Podemos estar sin comer, incluso sin beber
varios días, pero no podemos dejar de respirar ni unos minutos.
El maestro Deshimaru hizo el siguiente comentario al
respecto:
“…Existe, y muy
exactamente una relación entre la respiración y el espíritu, podemos dirigir
nuestro espíritu mediante la respiración. Si ustedes montan en cólera o están
tristes, insatisfechos o enfermos, y si buscan calmarse o aliviarse,
concéntrense en la expiración suave y profunda, imperceptible, por debajo del
ombligo y de inmediato encontrarán la calma y vuestro cuerpo y espíritu se
volverán apacibles y recobrarán la condición normal.
Esto es muy importante.
Cuerpo y corazón se tranquilizan. Si les duele el estómago es inútil pensar en
esto, sino se vuelve más doloroso. Igual con el dolor de cabeza. Lo mejor es
concentrarse en la expiración y así calmarse. Es el mejor método. Pero es
necesario que la expiración sea larga, suave y profunda. Los que continúan
zazen cada día toman la costumbre de esta respiración, inconcientemente,
automáticamente, naturalmente. Sus caras cambian, se vuelven luminosos,
abiertos; en cambio los que dejan zazen cambian de cara también, pero a la
inversa.
En un kusen dije: “Ahí
donde el pensamiento surge, el espíritu aparece”.
Pero ¿desde donde
pensamos?, ¿qué trayectoria sigue el pensamiento en nuestro cuerpo? Surge de
los nervios y centros autónomos (vegetativos) para ir al hipotálamo, luego al
tálamo, después al córtex antiguo y al final al neocórtex.
Es así como funciona
el pensamiento.
El hipotálamo es muy importante. Es la
raíz del pensamiento, es el punto de unión entre el cuerpo y el espíritu, entre
el cerebro y los órganos del cuerpo. En casi todas las personas de esta
“civilización moderna”, el hipotálamo es débil. Si lo volvemos fuerte, evitamos
las enfermedades.
Practicando zazen
vuestro hipotálamo se vuelve automáticamente fuerte.
Los médicos lo
certifican. Esos que van seguido al médico están condenados a volver más y más.
Es un fenómeno psicosomático. A veces es necesario consultar un buen médico, si
sentimos el cuerpo enfermo. Pero hay que consultar a uno que tenga una visión
global de ustedes mismos. Los especialistas a menudo no ven más que una parte
del cuerpo y además en los hospitales no tienen en cuenta vuestra personalidad
ni vuestro temperamento. Nosotros podemos controlar nuestro cuerpo y nuestro
espíritu por nosotros mismos. Controlar el espíritu con el espíritu es muy
difícil. Pero podemos controlar nuestro espíritu con nuestra respiración. Es
muy fácil.
Querer controlar el
espíritu mediante el espíritu es como querer apagar el fuego con fuego. Se
produce más fuego. Para apagar el fuego el agua es lo más indicado.
De la misma forma para
curar enfermedades y alejar la tristeza, los sufrimientos, la ansiedad, lo
mejor es concentrarse en la expiración. Así nos volvemos calmos. Pero es
necesario realizar una expiración muy larga y profunda, sin cortarla antes de
la inspiración.
Además para respirar
largamente es necesario respirar suavemente, imperceptiblemente, profundamente.
Si nos concentramos de ésta manera, nuestro cerebro se vuelve fresco, la
circulación de la sangre y energía se renueva, el intercambio gaseoso en los
pulmones es activado, la tos se calma, se mitiga el dolor, los síntomas
desaparecen”.
Mediante la respiración podemos calmar la mente y hacer que las vibraciones del
cerebro se vuelvan coherentes y por lo tanto más eficaces a la hora de procesar
datos y gestionar información.
Las neuronas son devoradoras de
oxígeno. No necesitan gran cosa, pero sin O2, disminuye
su rendimiento y finalmente mueren.
5) Calmar la mente y pensar positivo
El control mental es un mecanismo
esencial en todo proceso curativo. Es fundamental para una correcta adaptación
a las circunstancias y para elaborar una respuesta adecuada.
La felicidad es la
concentración que no solamente evita el desorden mental, sino que organiza
nuestro espíritu y pone orden interiormente.
La concentración
aumenta la coherencia de las ondas cerebrales.
Concentrar nuestro espíritu en alguna cosa o acción, genera
una gran influencia en la esfera interna y en el entorno.
En la vida cotidiana, la mayor parte de las personas no
pueden concentrarse. Pasan todo el día parloteando sin sentido y mirando hacia
el exterior sin ser capaces de concentrarse en una cosa. Su espíritu
vagabundea. Algunos incluso toman la forma de un fantasma, sin raíces y
arrastrados por cualquier viento.
Por el contrario, si desarrollamos la concentración y adquirimos
el hábito de observar profundamente en nuestro espíritu, aparece la verdadera
felicidad y la sabiduría, fuentes de energía e información.
Para este propósito es importante disciplinarse y ordenar la
actividad psicofísica, para que no sea caótica y favorezca la curación. Un
cambio se hábitos se impone.
El pensamiento
positivo genera por su propia naturaleza, un flujo coherente de energía e
información que no solo estimula la curación sino que ayuda a prevenir cualquier
enfermedad.
Se trata de información que gestiona el cerebro creando una
realidad en consecuencia: en este caso, positiva y favorable, que afecta a
todos los niveles del ser: físico, energético y espiritual.
El pensamiento positivo siempre genera un buen sentimiento,
las células responden a este estímulo produciendo señales y todo el organismo
escucha y lee este mensaje.
Se dice pensamiento positivo, pero más correcto es decir: sentimiento positivo. El sentimiento
incluye a la emoción y las emociones tienen una fuerte conexión con el cuerpo
físico.
6) Desarrollar un sentimiento de empatía por todos los seres
En el nivel fundamental estamos
entrelazados. En física cuántica esta propiedad se la llama entanglement: partículas que surgen de
una misma fuente comparten la información instantáneamente, los cambios que
experimenta una los registran las otras aunque estén separadas por distancias
siderales, a tal punto que no puede considerárselas sistemas separados.
Lo que sentimos por los otros lo
sentimos por nosotros mismos.
Percibimos un universo de partes
separadas e individuales debido a una limitación de la percepción.
Esta es una reflexión de Albert Einstein al respecto:
“Un ser humano
es parte de un todo que llamamos "el universo", y
está limitado en el espacio y el tiempo.
Él hace la experiencia de su ser, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto - una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es una prisión para nosotros, que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto reservado para nuestra familia.
Nuestra tarea es liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para que abrace a todos los seres vivos y a la naturaleza en todo su esplendor.”
Él hace la experiencia de su ser, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto - una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es una prisión para nosotros, que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto reservado para nuestra familia.
Nuestra tarea es liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para que abrace a todos los seres vivos y a la naturaleza en todo su esplendor.”
7) Ser agradecido y aprender
a aceptar las cosas como son.
Lo que nos toca vivir debemos tomarlo como una
posibilidad de transformación y aprendizaje.
Dar gracias genera una reacción
positiva en el medio interno y en el entorno. Es un movimiento armonioso y
expansivo que surge del corazón y afecta incluso la química corporal y los
campos electromagnéticos a nuestro alrededor.
Significa también abrir las manos
y dejar partir.
El agradecimiento es el mejor remedio para los apegos y mezquindades.
8) Comer solo lo necesario, optando por alimentos naturales y frescos
(no procesados).
No solo es importante el valor
calórico y nutricional de un alimento, sino también su poder organizador, y
esto está dado por las características de su cultivo, crianza y manufactura.
El poder organizador se refiere a la capacidad de los alimentos de
aportar orden en nuestro complejo organismo y esto es fundamental para el
desarrollo de la vida y por supuesto de la salud.
Esta capacidad está relacionada
con el sol y los fotones. Los alimentos almacenan la luz del sol y nuestro
cuerpo se sirve de esos fotones para obtener orden e información.
Los alimentos procesados pierden
estas condiciones ni que decir de los alimentos artificiales o los producidos
sin luz solar (cultivos indoor, aves de criadero). Además están los conservantes,
saborizantes y colorantes que disminuyen la calidad del alimento y lo hacen
potencialmente nocivo.
Por eso siempre que se pueda hay
que optar por alimentos naturales de la región en donde uno vive y evitar la
comida chatarra.
9) Hacer ejercicios físicos y energéticos adecuados.
Es la mejor manera de mantenerse
en buena salud.
Mens sana in corpore
sano. Esto
es muy antiguo y muy trillado pero su significado es siempre válido. El
ejercicio fortalece el cuerpo e incrementa la resistencia a las enfermedades,
estimula los procesos fisiológicos y el sistema inmunitario, aumenta el flujo
de sangre y energía favoreciendo la oxigenación de tejidos y órganos y los
mecanismos de purificación, se evita el estancamiento y la acumulación de
elementos que normalmente deben ser eliminados. La mente se calma y se relaja.
La actividad física y energética retroalimenta la motivación y la vitalidad y potencia
los mecanismos de adaptación.
Adecuado hace referencia a que cada persona debe adaptar la
actividad física a sus necesidades y posibilidades (edad, condición, época del
año, etc) y no al revés.
Hay disciplinas más completas y
profundas que otras: chi kung, taichi, yoga o las artes marciales, están entre
las mejores prácticas tradicionales ya que además de optimizar el cuerpo
físico, permiten armonizar y desarrollar la energía y armonizar las emociones.
La clave está en la perseverancia y la regularidad. De esta
manera se pueden apreciar los beneficios.
Lo contrario del ejercicio es la
vida sedentaria: poco movimiento, mucho tiempo sentado en malas posiciones,
poco contacto con la naturaleza, deficiente oxigenación, excesiva actividad
mental y tendencia al estancamiento (físico y emocional).
El ejercicio es salud porque
para poder realizarlo hace falta un mínimo de salud.
El ejercicio es cosa de sanos.
10) Practicar zazen
La postura de meditación zen es
una actitud fundamental del ser humano. Significa el retorno a la condición normal
y equilibrada del cuerpo-mente.
La forma adulta y evolucionada de
nuestra vida.
Si bien zazen no es un método de
salud, como método de salud es el mejor.
Sus beneficios en el área de la
fisiología y la psicología han sido demostrados por la experiencia tradicional
de miles de años de transmisión directa de maestros espirituales y en la
actualidad también por el aporte de la ciencia. Representa una ayuda
inestimable y un tesoro de la humanidad.
Hay muchas formas de meditación,
pero zazen es la forma directa para hacer la experiencia de su verdadera
naturaleza, del espíritu original y universal, trascendiendo la mente
individual.
En la calma inmóvil de la
concentración y la atención sutil, se puede acceder con la conciencia a estados
de coherencia cuántica, es decir podemos naturalmente ser conscientes del
inconsciente. Pensar sin pensar. Acceder a información contenida en la profundidad del cerebro y en cada célula. Esta observación desapegada y libre de
juicios, es la conciencia que se observa
a si misma y zazen es el espejo.
Finalmente todo se trasciende, se
deja pasar y se vuelve al punto cero de la no
conciencia. Sujeto y objeto se vuelven uno. Desaparece el espejo.
Tal es el mérito de esta práctica.
La expansión de la conciencia aumenta la cantidad de energía e
información, esto se traduce en vitalidad, sabiduría y compasión.
Este cambio de actitud y de postura, no solo previene enfermedades y cura
sino que también ilumina con su radiación en todas las direcciones, más allá
del espacio-tiempo.
Zazen es la forma evolucionada de nuestra vida
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