miércoles, 24 de junio de 2020

Aprende a dirigir tu espíritu

Dr. Mariano Giacobone

 

Todos nacemos dotados de una fuerza espiritual.

El mismo espíritu que nos anima y vive en cada uno, es el que crea todo lo que existe.

Todo lo que el espíritu puede imaginar o concebir, el espíritu lo puede realizar.

Este poder profundo es el poder del espíritu creador de todas las cosas y es un don que no es conferido al nacer. Venimos al mundo físico dotados de una conciencia con capacidades ilimitadas, con una potencialidad infinita.

Esta potencialidad, es decir, este poder inherente del espíritu, requiere de ciertas condiciones para materializarse. Es una cuestión de conocimiento y de energía.

El deseo es esencial, pero solo con desear algo no es suficiente, un método es necesario.

Primero debes tomar posesión de tu espíritu, reconocer que tu mente te pertenece y que poder controlarla y dirigirla para cualquier objetivo en la vida, es tu derecho y tu responsabilidad.

Debes aprender a dirigir tu espíritu, y reconocer los principios fundamentales para que este poder se cristalice.

Hablé del deseo, esto es esencial, se trata de la imaginación, de la necesidad, de las ganas profundas de realizar y experimentar. Necesitas de la energía de tu corazón.

Debes saber que existe la “ley de la atracción”. La información que envías al medio, al espacio o al éter, como prefieras, ya sea con tus pensamientos, palabras o acciones, genera una reverberación que te vuelve, como un eco.

Porque es cierto que todo lo que tu mente alimenta, tu mente lo atrae.

Si piensas en centavos, tendrás centavos. Si piensas en enfermedad, tendrás enfermedad. Si crees que no te mereces nada, no tendrás nada.

Es una cuestión de resonancia. Todo en el universo vibra. Tus pensamientos, tus palabras, tus células, los átomos de tu cuerpo. Esa vibración entra en resonancia con otras vibraciones de igual frecuencia. En otras palabras, de acuerdo a tu nivel de energía y a la calidad de esta, entrarás en resonancia con frecuencias similares y, en definitiva, atraerás eso en tu vida.

La calidad se refiere a la manera en que vibra. Su ritmo y armonía, su intensidad y su fuerza, y obviamente, su dirección.

Aclarando que lo que vibra y se mueve es la mente y la conciencia que anima a toda la creación (que son lo mismo).

El desorden mental es fruto de la actividad descontrolada del córtex cerebral. La calma y la claridad son esenciales para crear imágenes que puedan materializarse.

Entonces debes comprender que cualquier éxito depende de un objetivo preciso, de un deseo claro y enfocado.

Si la imagen es confusa o borrosa no podrá materializarse. Hay que tener en el espíritu una imagen clara y definida de lo que quieres de la vida.

El asunto es simple.

Si tomas posesión de tu espíritu y lo diriges hacia el objetivo deseado, ten la seguridad que se realizará. Pero si eres negligente, débil o incrédulo se revierte el sentido y tendrás penalidades que pagar.

En el primer caso la realización será: una buena salud, tranquilidad de espíritu, generosidad, motivación y alegría en tus acciones, prosperidad, libertad frente al miedo y las dificultades, una actitud mental positiva.

En el segundo caso,  hay diferentes precios a pagar para aquellos que no toman posesión de su espíritu: una mala salud, el miedo, la duda y la inquietud, falta de alegría y egoísmo, escasez y dificultades, frustración y desánimo frente a la vida, una mentalidad pobre y negativa y otra serie de venenos como la envidia, los celos, la ira y la codicia.

Cuando digo creer, no me refiero a una creencia religiosa o en algo exterior a uno. No reconocer ni percibir que la naturaleza es obra de una inteligencia superior, de una conciencia creadora de la cual surge todo lo que existe y por ende nosotros también, es la peor ignorancia.


Para tomar posesión de tu propio espíritu, debes comprender y aceptar que todo lo que te rodea, incluido tu mismo, es ese espíritu. Una vez que poseas y seas poseído por este espíritu, podrás dirigirlo para el fin que más desees y ya nunca experimentarás la confusión, la amargura ni la escasez.

En otras palabras, cuando aceptes tu verdadera naturaleza y aprendas a controlar tu mente y a dirigirla, te abrirás a nuevas dimensiones de tu ser y realizarás la salud y la felicidad plena en esta vida.

  

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