El
cuerpo humano es un campo de información y energía.
Desde
la física podemos definirlo como un campo de ondas estacionarias, escalares,
que están organizadas en niveles.
Las ondas escalares son un tipo de ondas electromagnéticas longitudinales, a diferencia de las ondas EM a las que estamos acostumbrados que son transversales, las escalares solo existen en el vacío.
Estas ondas constituyen una especie de océano de energía infinita. De acuerdo al investigador T. Bearden: "En cualquier punto y en cualquier momento, uno puede extraer libremente y sin grandes costos, enormes cantidades de energía EM que fluirá directamente del vacío activo mismo."
Estas ondas constituyen una especie de océano de energía infinita. De acuerdo al investigador T. Bearden: "En cualquier punto y en cualquier momento, uno puede extraer libremente y sin grandes costos, enormes cantidades de energía EM que fluirá directamente del vacío activo mismo."
Nuestro cuerpo es un campo dentro de otros campos
y a su vez, está formado por campos subsidiarios más pequeños. Cada órgano
posee su propio campo, al igual que cada tejido, cada célula, cada molécula;
incluso cada partícula elemental tiene un campo de energía e información que la
rodea. Infinitos campos interconectados, dispuestos en niveles de complejidad.
Aunque en esencia todo es unidad, no hay separación, solo hay diferenciación
momentánea.
Podemos
decir que nuestro cuerpo es en realidad información estructurada en distintos
niveles vibratorios, es decir, ondas que oscilan y vibran en una amplia gama de
frecuencias, que van de lentas y densas hasta rápidas y sutiles. O sea, desde
el plano físico 3D hasta el plano espiritual multidimensional.
La
salud y el normal funcionamiento del cuerpo, incluso la capacidad de adaptarse,
aprender y evolucionar, están relacionadas con la coherencia y el orden entre
estos campos. Cuando las ondas vibran al unísono, se dice que son coherentes.
Igual que un instrumento afinado. Esta coherencia es fundamental y el
responsable de ella es en primer lugar el corazón.
El corazón manda
El
corazón es el emperador que percibe, gestiona y envía información a cada punto
del cuerpo. De hecho recibe estímulos del entorno antes que el cerebro.
Su
latido aporta información que no solo es vital, también es esencial para que el
cuerpo funcione coherentemente y pueda realizar sus procesos de manera eficaz.
Esta
información no es únicamente mecánica, viajando a través de los vasos sanguíneos, el
corazón también produce calor, sonidos y envía señales eléctricas al cerebro
aportando orden al sistema nervioso, lo que produce la sincronía de las
neuronas, y en un nivel más sutil su campo electromagnético rodea al cuerpo en
una extensión de varios metros. Su actividad regula a todo el organismo y está
definida por sus patrones de ritmo. Si este ritmo es coherente, armoniza la
función de todos los sistemas del cuerpo.
Nuestro
modelo actual del cuerpo humano es físico, particularizado, fragmentado. Separado
del campo. El cuerpo y la mente divididos y las emociones son vistas como un
subproducto de la mente.
La
razón es que el llamado “conocimiento científico” proviene de una
interpretación y descripción equivocada de la naturaleza y del cuerpo humano.
Viejos modelos, puntos de vista arbitrarios, resistentes al cambio y a nuevas comprensiones.
Todos
somos educados en este modelo “físico” y material de la vida, por eso nos
cuesta tanto aceptar que en realidad somos cuerpos de energía, campos de información conectados con todo el universo. Literalmente nadamos en un mar de
conciencia, de hecho, emergemos de este mar de infinitas posibilidades. Somos la conciencia universal, la mente del Creador, experimentándose a si misma.
Nuestro
verdadero ser es no-localizado y entrelazado con todos las existencias.
El
inconveniente es que para poder procesar esta información hace falta un cierto
nivel de coherencia y energía y un hardware cerebral apropiado.
Esto es
aportado por la calma mental, la observación ecuánime y la actividad normal del
corazón, que es expansiva e iluminadora y organiza la información en el
cerebro.
Se
puede entender entonces, la importancia del ritmo, la armonía, las pausas y los
silencios. Así puede brotar la música natural del corazón y expandir nuestra
esfera de conocimiento y creatividad.
Digamos
que necesitamos aprender a afinar el instrumento y a hacerlo sonar
correctamente.
El instrumento eres tú
Es una
cuestión de resonancia. Nuestras células vibran y resuenan según su estado,
esta resonancia es la que crea la realidad de nuestra vida y nuestro estado
interno.
Salud y
felicidad son expresiones inseparables y dependen directamente de esta
resonancia.
Un pensamiento de baja frecuencia, negativo o de miedo, se empareja y atrae ondas afines, creando una realidad negativa y más miedo. Esto no solo corta el flujo de energía e información sino que enferma y debilita, atrayendo incluso al peligro.
Un pensamiento de baja frecuencia, negativo o de miedo, se empareja y atrae ondas afines, creando una realidad negativa y más miedo. Esto no solo corta el flujo de energía e información sino que enferma y debilita, atrayendo incluso al peligro.
El
estado opuesto corresponde a pensamientos y sentimientos de alta frecuencia,
armónicos, asociados con el amor, el perdón, la comprensión y el no miedo.
En la
actualidad a pesar de la abundancia de información y el aparente fácil acceso a
ella, hay una enorme estimulación de los sentidos y muchísimas radiaciones y vibraciones de
baja frecuencia, incoherentes y de mala calidad (ruidos, teléfonos celulares, TV, etc.)
El ser
humano promedio está sometido a un bombardeo cotidiano de vibraciones y
presiones, que provocan estrés, incoherencia, pérdida de la armonía y malas condiciones de vida.
En
estas circunstancias resulta muy difícil (pero no imposible) comprender la
verdadera naturaleza de la realidad y de nuestra vida. Este estado de confusión
y aislamiento induce a problemas de adaptación y disminuye las posibilidades de
la persona, lo que se denomina una retracción del campo.
La educación
y la medicina convencional promueven y mantienen esta retracción o reducción del
campo corporal.
Estos
campos de información y energía son como hologramas, cada parte posee la
información de la totalidad, es decir, se trata de información no localizada que produce
una imagen proyectada. Una proyección que nuestro cerebro capta e interpreta
como real y tangible.
El
corazón, mediante sus patrones rítmicos y la riqueza de cargas, es el encargado de imprimir información en el
holograma corporal, lo que ayuda a crear una determinada realidad.
Esto es
posible porque el cuerpo es un sistema abierto, interconectado con la fuente
universal. Un campo de energía de naturaleza holográfica dentro del gran
holograma universal.
Nuestro
cuerpo físico cambia todo el tiempo, las células mueren y se recambian, los
sistemas son dinámicos y adaptables, sin embargo hay algo que permanece y nos
define, un patrón que hace que mantengamos más o menos la misma estructura y
funcionamiento, capaz incluso de modelar la expresión de los genes.
Estos
patrones son campos de información que controlan la forma y la dinámica del
cuerpo. Estos campos se encuentran fuera del cuerpo, más allá de sus límites físicos.
En realidad son una extensión de nuestro cuerpo, el cual a su vez es una manifestación del campo o matriz universal.
No podemos considerarlos algo aparte o separado. He aquí el error que se comete en general y el porque del desconocimiento de nuestro verdadero ser. Hoy en día todavía hay científicos, médicos, profesores, maestros e investigadores que mantienen y transmiten esta falsa información.
En realidad son una extensión de nuestro cuerpo, el cual a su vez es una manifestación del campo o matriz universal.
No podemos considerarlos algo aparte o separado. He aquí el error que se comete en general y el porque del desconocimiento de nuestro verdadero ser. Hoy en día todavía hay científicos, médicos, profesores, maestros e investigadores que mantienen y transmiten esta falsa información.
Esto que
llamamos información, no es otra cosa que el movimiento de la conciencia.
Los
campos de información son campos de energía consciente y en este nivel no tiene
sentido hablar de materia orgánica o inorgánica, de hecho, ni siquiera tiene
sentido hablar de materia.
Es hora
de que asumas tu naturaleza cósmica y comprendas de que estas hecho y de que
están hechas las cosas. Así podrás tener acceso a la información y la energía
ilimitada contenida en el campo.
Puedes
conectar conscientemente con el campo. El espacio que te rodea no está vació.
No estás separado de lo que percibes, todo lo que te circunda es una extensión
de tu conciencia.
Si
comprendes esto, además de incrementar tu vitalidad y equilibrar las emociones,
podrás aumentar tu inteligencia, expandir tu cuerpo energético, o sea, aumentar
tu luz, tu coherencia y tu apertura de mente.
Cada
parte de tu cuerpo contiene la información de todo el universo. Cada parte del
universo es tu cuerpo mismo.
El
campo de información que te rodea y te contiene eres también tu mismo. Un
cuerpo de energía. Un ser luminoso.
Conciencia infinita.
otros artículos relacionados:
-http://budacuantico.blogspot.com.ar/2009/12/la-resonancia-morfica-un-nuevo-enfoque.html
-http://budacuantico.blogspot.com.ar/2011/12/el-viaje-sin-tiempo-de-la-informacion.html
-http://budacuantico.blogspot.com.ar/2012/04/la-luz-del-autoconocimiento.html
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