martes, 19 de mayo de 2009

El sistema inmunitario (3ª parte)


imagen de un anticuerpo (inmunoglobulina G)


Inmunidad adaptativa

El sistema inmune adaptativo permite una respuesta inmunitaria mayor, así como el establecimiento de la memoria inmunológica, donde cada patógeno es recordado por un antígeno característico y propio de ese patógeno en particular.

La habilidad de generar estas respuestas específicas se mantiene en el organismo gracias a las células de memoria. Si un patógeno infecta a un organismo más de una vez, estas células de memoria desencadenan una respuesta específica para ese patógeno que han reconocido, con el fin de eliminarlo rápidamente.

Linfocitos
Las células del sistema adaptativo son una clase especial de leucocitos, llamados linfocitos.
Las células B y las células T son las clases principales de linfocitos y derivan de células madre hematopoyéticas pluripotenciales de la médula ósea .


Las células B están involucradas en la respuesta inmunitaria humoral, mientras que las células T lo están en la respuesta mediada por células.

Las células B y T contienen en su superficie moléculas receptoras que reconocen objetivos (targets) o blancos específicos.

Las células T reconocen al patógeno, sólo después de que los antígenos (pequeños fragmentos del patógeno) han sido procesados y presentados en combinación con un receptor propio de su membrana, una molécula del llamado complejo mayor de histocompatibilidad (CMH).
Por el contrario, el receptor específico de antígeno de las células B es un molécula de anticuerpo en la superficie de la célula B, y reconoce patógenos completos sin la necesidad de que los antígenos sean procesados previamente.

Células T asesinas
Son una variedad de linfocitos T que atacan directamente a otras células que porten en su superficie antígenos extraños o anormales.
La característica de este subgrupo de células T es que matan células infectadas con virus (y otros patógenos), o que estén dañadas o enfermas por otras causas.

Al igual que las células B, cada tipo de célula T reconoce un antígeno diferente.

Las células T asesinas son activadas cuando su receptor de células T (RCT) se liga a su antígeno específico formando un complejo con el receptor del CMH de otra célula.

Cuando una célula T activada toma contacto con tales células, libera toxinas que forman poros en la membrana plasmática de la célula target o receptora, permitiendo que iones, agua y toxinas entren en ella. Esto provoca el estallido de la célula o que experimente apoptosis (muerte celular programada).

La muerte de células huésped inducida por las células T asesinas tiene una gran importancia para evitar la replicación de los virus. La activación de las células T tiene unos controles muy estrictos y por lo general requiere una señal muy fuerte de activación por parte del complejo CMH/antígeno.

El anticuerpo típico esta constituido por unidades estructurales básicas, cada una de ellas con dos grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras de menor tamaño.

Los anticuerpos son sintetizados por un tipo de leucocito denominado linfocito B.

Hay varios tipos de anticuerpos o inmunoglobulinas, según la forma de cadena pesada que posean.

Se conocen cinco clases diferentes de inmunoglobulinas: A, D, E, G y M, que desempeñan funciones diferentes, contribuyendo a dirigir la respuesta inmune adecuada para cada distinto tipo de cuerpo extraño que encuentran.
Aunque la estructura general de todos los anticuerpos es muy semejante, una pequeña región del ápice de la proteína es extremadamente variable, lo cual permite la existencia de millones de anticuerpos, cada uno con un extremo ligeramente distinto.

Cada una de estas variantes puede unirse a un objetivo o antígeno distinto, de manera altamente específica.

Esta enorme diversidad de anticuerpos permite al sistema inmunitario reconocer una diversidad igualmente elevada de antígenos.


El reconocimiento de un antígeno por un anticuerpo lo marca para ser atacado por otras partes del sistema inmunitario (fagocitos, sistema del complemento, etc.).


Anticuerpos y linfocitos B

El linfocito B identifica los patógenos cuando los anticuerpos de su superficie se unen a antígenos foráneos específicos. Este complejo antígeno/anticuerpo pasa al interior del linfocito B donde es procesado por proteolisis y descompuesto en péptidos.


Cuando el linfocito B ha sido activado comienza a dividirse y su descendencia segrega millones de copias del anticuerpo que reconoce a ese antígeno.

Los anticuerpos circulan en el plasma sanguíneo y en la linfa.


Memoria inmunológica

Cuando las células B y T son activadas y comienzan a replicarse, algunos de sus descendientes se convertirán en células de memoria con un largo periodo de vida.

A lo largo de la vida de un animal, estas células recordarán cada patógeno específico que se hayan encontrado y pueden desencadenar una fuerte respuesta si detectan de nuevo a ese patógeno concreto.

Esto es "adaptativo" porque ocurre durante el tiempo de vida de un individuo como una adaptación a una infección por ese patógeno y prepara al sistema inmunitario para futuros desafíos.

La memoria inmunológica puede ser pasiva y de corta duración o activa y de larga duración.

Inmunidad pasiva
La inmunidad pasiva es generalmente de corta duración, desde unos pocos días a algunos meses.
Los recién nacidos no han tenido una exposición previa a los microbios y son particularmente vulnerables a las infecciones. La madre les proporciona varias capas de protección pasiva. Durante el embarazo, un tipo particular de anticuerpo, llamado IgG, es transportado de la madre al bebé directamente a través de la placenta, así los bebés humanos tienen altos niveles de anticuerpos ya desde el nacimiento y con el mismo rango de especificidad contra antígenos que su madre.

La leche materna también contiene anticuerpos que al llegar al intestino del bebé le protegen de infecciones hasta que éste pueda sintetizar sus propios anticuerpos.

Todo esto es una forma de inmunidad pasiva porque el feto, en realidad, no fabrica células de memoria ni anticuerpos, sólo los toma prestados de la madre. En medicina, la inmunidad protectora pasiva puede ser también transferida artificialmente de un individuo a otro a través de suero rico en anticuerpos.

El curso del tiempo de una respuesta inmune comienza con el encuentro con el patógeno inicial (o la vacunación inicial) y conduce a la formación y mantenimiento de la memoria inmunológica activa.

Inmunidad activa e inmunización
La memoria activa de larga duración es adquirida después de la infección, por la activación de las células T y B.

La inmunidad activa puede ser también generada artificialmente, a través de la vacunación.

El principio en que se basa la vacunación (también llamada inmunización) consiste en introducir un antígeno de un patógeno para estimular al sistema inmunitario y desarrollar inmunidad específica contra ese patógeno particular sin causar la enfermedad asociada con ese microorganismo.

Esto en teoría, en la práctica, actualmente las vacunas además de representar un negocio enorme (a costa de la salud de millones), son herramientas de manipulación genética e inductoras de enfermedades, debido a las sustancias que incluyen en su fabricación, particularmente el mercurio y otros metales pesados.

Cuando el sistema inmunitario falla

El sistema inmununitario es un complejo notablemente eficaz que incorpora especificidad, inducibilidad y adaptación.

Podemos encontrar 3 formas de fallo en el sistema inmunitario:

-inmunodeficiencia.

-autoinmunidad.

-hipersensibilidad.

Inmunodeficiencias
La Inmunodeficiencia ocurre cuando uno o más de los componentes del sistema inmunitario están inactivos. La calidad de la respuesta inmune depende de la edad, (por ejemplo los ancianos y los niños pequeños son más vulnerables a las infecciones) y también de otras condiciones.
En los países desarrollados, el estrés, la obesidad, el alcoholismo y el abuso de drogas son causas comunes de una respuesta inmune disminuida.
En cambio, la malnutrición es la causa más común de la inmunodeficiencia en países pobres.
Aunque hoy este concepto está cambiando ya que se registran cada vez más casos de trastornos alimentarios en sociedades desarrolladas por la mala calidad de la alimentación (alimentos procesados, Mc Donald´s, comida chatarra, etc)

Las inmunodeficiencias también pueden ser heredadas o adquiridas.
La enfermedad granulomatosa crónica, en la cual los fagocitos tienen problemas para destruir patógenos, es un ejemplo de una herencia, o inmunodeficiencia congénita.
El SIDA y algunos tipos de cáncer causan inmunodeficiencia adquirida.

Autoinmunidad Las respuestas inmunes exageradas abarcan el otro extremo de la disfunción inmunitaria, particularmente el desorden autoinmune. Aquí el sistema inmunitario falla en distinguir adecuadamente lo propio de lo extraño y ataca a partes del propio organismo.
En circustancias normales, muchas células T y anticuerpos reaccionan con péptidos o proteínas del propio organismo. Algunos ejemplos de enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, esclerosis multiple y lupus eritematoso.

Existen, sin embargo, células especializadas (localizadas en el timo y en la médula ósea) que participan en la eliminación de linfocitos jóvenes que reaccionan contra antígenos propios, para prevenir así la autoinmunidad.


Hipersensibilidad La hipersensibilidad es una respuesta exagerada del sistema inmunitario que daña los propios tejidos del cuerpo.

Está dividida en cuatro clases (Tipos I-IV) basándose en los mecanismos involucrados y el tiempo de desarrollo de la reacción hipersensible.
El tipo I de hipersensibilidad es una reacción inmediata o anafiláctica, relacionada con alergias. Los síntomas van desde un malestar suave hasta la muerte. El tipo I de hipersensibilidad está mediado por la inmunoglobulina E, que es liberada por mastocitos y basófilos .

El tipo II de hipersensibilidad se produce cuando los anticuerpos se ligan a antígenos localizados sobre las células propias del paciente, marcándolas para su destrucción. También recibe el nombre de hipersensibilidad dependiente de anticuerpos o citotóxica y es mediada por anticuerpos de tipo IgG e IgM.
Los inmunocomplejos (agregados de antígenos, proteínas del complemento, y anticuerpos IgG e IgM ) depositados en varios tejidos desencadenan la hipersensibilidad de tipo III .
La hipersensibilidad de tipo IV (también conocida como "hipersensibilidad de tipo retardado") generalmente tarda entre dos y tres días en desarrollarse. Las reacciones de tipo IV están implicadas en muchas enfermedades autoinmunes e infecciosas, pero también incluyen dermatitis de contacto. Estas reacciones son mediadas por las células T, monocitos y macrófagos.

Tumores e inmunología
Otra función importante del sistema inmunitario es la de identificar y eliminar células tumorales o potencialmente cancerosas.

Las células transformadas de los tumores expresan antígenos que no aparecen en las células normales. El sistema inmunitario considera a estos antígenos como extraños, lo que ocasiona que las células inmunitarias ataquen a las células tumorales transformadas.
La principal respuesta del sistema inmunitario es destruir las células anormales por medio de células T asesinas.

Un dato de gran importancia es que el sistema inmunitario, al igual que el resto del organismo, forman parte de un todo que incluye además de los componentes celulares y humorales, emociones, pensamientos y vibraciones de naturaleza mas sutil; todo interconectado por medio de una vasta red energética.

Y así como hemos visto la forma en que el sistema inmunitario se puede alterar o inhibir; hay que agregar que las emociones y la mente juegan un rol fundamental en la capacidad defensiva del cuerpo. 

Se ha comprobado que los linfocitos T tienen en su membrana receptores para moléculas (neuropéptidos, etc.) enviadas por el cerebro, lo cual significa que lo que sentimos y pensamos influye directamente en nuestro sistema inmunitario y en la capacidad para resistir enfermedades. El cerebro y los linfocitos comparten la misma información.

Es evidente, todo esta conectado de alguna manera a la central...

La mejor manera de mantener las defensas altas es mediante una alimentación natural y variada, acorde a la época del año y a la edad, incluso con aportes vitamínicos (vit C, etc).

Hacer ejercicio físico diariamente y practicar una correcta respiración. Algunas disciplinas como el taichi, el yoga o el chi kung son beneficiosas.

Y sobretodo, aprender a calmar la mente y a no desperdiciar la preciosa energía vital en malos hábitos, preocupaciones o exceso de trabajo.

Meditar regularmente es esencial.
La practica de zazen no es en sí misma un método de salud ni estrictamente un meditación, pero como meditación y como método de salud es muy eficaz.

La salud depende de la alegría de vivir



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