Las células utilizan
señales de luz para comunicar entre ellas
Todos los organismos vivos, incluidas las células, emiten
una luz ultra débil, fotones de origen biológico que se los conoce como: biofotones, y por medio de estas emisiones de luz se comunican entre sí.
Según las investigaciones que desde los años 70 realiza el
biofísico Fritz-Albert Popp, con sólo
unos pocos biofotones se producen efectos cuánticos.
Esto tiene que ver con una radiación electromagnética coherente.
La radiación provoca que las interferencias en el espacio intercelular sean mayores.
Las células utilizan las interferencias como una forma de comunicación.
La radiación provoca que las interferencias en el espacio intercelular sean mayores.
Las células utilizan las interferencias como una forma de comunicación.
En la mecánica ondulatoria la interferencia es el resultado de la superposición de dos o más ondas, resultando en la creación de un nuevo patrón de ondas. Este tipo de interferencias da lugar a patrones de interferencia, ya que dependiendo de la fase, la interferencia será destructiva (las ondas se encuentran desfasadas y se cancelan) o constructiva (tienen la misma fase y aumentan su amplitud).
La palabra “destructiva” se refiere a que las ondas cambian
de forma al unirse con otras y después de la interferencia normalmente vuelven
a ser las mismas ondas con la misma frecuencia.
Los biofotones emitidos por las mismas células, crean
fenómenos ondulatorios y patrones de interferencia. Estas variaciones en el
campo permiten que las células realicen sus complejas actividades con orden y
coherencia.
Las amplitudes de los campos eléctricos provocan,
principalmente interferencias destructivas,
así que la radiación entre las células, desaparece,
mientras que la intensidad dentro de las células es mayor porque se tiene que
conservar la energía.
Es decir, en el instante que se cancela la onda en el exterior de la célula, aumenta la energía en el interior de la misma.
Es decir, en el instante que se cancela la onda en el exterior de la célula, aumenta la energía en el interior de la misma.
Esta es la forma de comunicación entre las
células. Todas las células se comunican con patrones ondulatorios
específicos.
Se observan patrones de interferencia específicas, y si las
células son idénticas, se dice que tienen el mismo patrón de frecuencia.
Esto es como decir, más o menos, que tienen el mismo patrón de
interferencia. Y esta también es una forma de identificación entre
ellas: cancelar la luz entre ellas es la mejor manera que tienen para
comunicarse porque crean algo así como un canal, crean una zona de quietud, o
dicho de otro modo, crean una zona libre de sonido entre ellas, de modo que
cuando cualquier pequeña perturbación surge la perciben inmediatamente como una
señal. Este tipo de interferencias entre las ondas de luz funciona a la manera de un código de barras.
Las zonas más claras reflejan las interferencias constructivas (mayor intensidad) y las oscuras las destructivas (cancelación)
Este tipo de comunicación lumínica es responsable de la
formación de los tejidos y órganos, ya que las células utilizan esta forma de comunicación también
para crear fuerzas que las atraen o para decirse que es lo que deben hacer.
La información se manifiesta de esta manera.
En una misma célula se producen miles de reacciones químicas por segundo, Incluso la
información acerca del lugar y del momento exacto en que estas reacciones
químicas han de producirse, se llevan a cabo mediante unos pocos biofotones, que
son coherentes, y como son coherentes pueden provocar mejores interferencias
para transmitir una cantidad enorme de información. Un verdadero láser endógeno.
En un sistema vivo, y en el universo como tal, los campos y la materia constituyen una
unidad.
El avance de uno depende de la reacción del otro. Para conseguir una reacción química se necesita un biofotón. Uno de los componentes de esta reacción química tiene que ser estimulado o excitado por ondas electromagnéticas. Se deben excitar los estados electrónicos del sistema. Esta excitación sólo puede darse mediante la absorción de un fotón.
El avance de uno depende de la reacción del otro. Para conseguir una reacción química se necesita un biofotón. Uno de los componentes de esta reacción química tiene que ser estimulado o excitado por ondas electromagnéticas. Se deben excitar los estados electrónicos del sistema. Esta excitación sólo puede darse mediante la absorción de un fotón.
De hecho, este es un acontecimiento muy común que puede
encontrarse en los libros de texto de química. Este es el motivo por el que la
velocidad de las reacciones químicas aumenta en función de la
temperatura: si aumentamos la temperatura se consigue un aumento del
número de reacciones químicas por segundo, porque se producen más fotones
disponibles.
Pero la principal diferencia es que en un sistema biológico
no se genera calor en esta pequeña reacción, sino fotones. Más que una reacción térmica es una reacción lumínica.
Estos biofotones crean una red dinámica y coherente dentro
de nuestro cuerpo que lo conecta continuamente con el campo. De hecho no hay separación.
Normalmente se produce un pequeño número de fotones, y no es
necesario tener muchos de ellos para conseguir un gran número de reacciones
químicas.
¿Por qué ocurre esto? Porque en cuánto se da una reacción
química el biofotón es devuelto hacia el campo, y en ese campo biofotónico las partículas de luz no desaparecen como radiación calorífica, es decir como calor, sino que
son almacenados para que de esta forma estén siempre disponibles para la
próxima reacción.
A este campo, con su bajo número de fotones, no le resulta
difícil asumir toda la actividad que se da en una célula, aunque sea muy
elevada. La información siempre queda almacenada en el campo y puede
ser utilizada por otras células en otra ocasión. Por eso también podemos referirnos a ellos como campos de información.
En los sistemas vivos existe una unión estrecha entre el
campo fotónico o campo de luz y la materia bioquímica: uno es necesario para entender el
comportamiento del otro, es imposible separar su estudio. Si se tiene en cuenta
sólo una de las partes, se cometen muchos errores.
Es como si tratáramos de describir una moneda sólo con una
de sus caras, hay que mirar ambos lados para tener la imagen completa.
Las radiaciones de biofotones son fundamentales en las
primeras fases del desarrollo embrionario.
También se ha demostrado, que la frecuencia de pulsación de
la señal lumínica afecta al comportamiento de los fibroblastos y de las células epiteliales.
Los fibroblastos son células del tejido conectivo que sintetizan
colágeno y matriz extracelular y son fundamentales en los procesos de cicatrización y curación
de heridas.
El ADN y los biofotones
Al menos el 75% de esta actividad biofotónica celular se origina
en el ADN.
La luz almacenada en la molécula de ADN se comporta de forma
coherente, como un condensado de Bose-Einstein (CBE) y presenta características de superconductor.
El CBE es un estado de agregación de la materia que se da en
ciertos materiales a muy bajas temperaturas.
La naturaleza ondulatoria de cada átomo está en fase con la
de los demás, hasta tal punto que las ondas mecanocuánticas atraviesan la
muestra entera y se observan a simple vista. Todos los átomos ocupan – a
la vez- el mismo volumen de espacio, se mueven a la misma velocidad y dispersan
luz del mismo color.
Erwin Schrödinger,
que recibió en 1933 el premio Nóbel de física y es considerado como uno de los
creadores de la física cuántica, postuló que un ser vivo sólo puede mantenerse
en un nivel alto de orden porque recibe continuamente orden de su entorno.
Los campos actúan modelando y ordenando a la materia, pero es la luz del sol la que crea en definitiva este orden.
Somos seres luminosos. La iluminación es nuestra condición normal, nuestra verdadera esencia.
Lo mejor que podemos hacer con nuestras vidas es permitir que estos cuerpos transitorios brillen y manifiesten su luz universal.
El camino de la iluminación se encuentra en el interior de cada uno pero la luz que desprende ilumina a todos los seres más allá del tiempo y del espacio.
Los campos actúan modelando y ordenando a la materia, pero es la luz del sol la que crea en definitiva este orden.
Somos seres luminosos. La iluminación es nuestra condición normal, nuestra verdadera esencia.
Lo mejor que podemos hacer con nuestras vidas es permitir que estos cuerpos transitorios brillen y manifiesten su luz universal.
El camino de la iluminación se encuentra en el interior de cada uno pero la luz que desprende ilumina a todos los seres más allá del tiempo y del espacio.
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