sábado, 15 de octubre de 2011

Un diálogo inteligente

Las células curan, no los médicos

Podemos comenzar con el reconocimiento de que ningún médico en la historia de la humanidad ha curado a un solo paciente.

Únicamente las células del paciente pueden curar al paciente.

Sólo las células saben cómo cerrar las heridas, solo ellas comprenden qué hacer si cambian las condiciones del medio y conocen la forma de destruir patógenos y células mutantes.

Lo mejor que un médico puede hacer, es mover los obstáculos del camino de las células, promoviendo la circulación de energía y sangre (por ejemplo, acupuntura, dieta, ejercicios, masajes e incluso cirugía), suministrar materiales necesarios para las células (por ejemplo, medicamentos y nutrientes) y sobretodo: abandonar la lucha “armada” contra la enfermedad y respetar su naturaleza.

Para esto hay que estar dispuesto al diálogo y permitir que las células se expresen.

Generalmente lo que se considera como enfermedad es simplemente el resultado de una falta de diálogo y entendimiento de lo que sucede en el cuerpo.


¿Podemos aprender a “dialogar” con las células?

Hay que abandonar la manera convencional de enfrentarnos a la enfermedad.

La lucha cuerpo a cuerpo contra los patógenos, tarde o temprano condena a las células.

Si lás células deciden curar el muñón de un brazo cerrándolo, en lugar de regenerarlo, debemos aceptar esta decisión. Si deciden encapsular la bacteria de la tuberculosis en vez de matarla, tenemos que apoyar su "error" de dejar en el cuerpo una bomba de tiempo.

Si las células están mal informadas, o reaccionan de forma exagerada como en el shock anafiláctico, o incluso atacando a su propio cuerpo en forma de alergias y enfermedades autoinmunes, somos absolutamente incapaces de cambiar su “manera de hacer”.

Del mismo modo, estamos bastante indefensos cuando el cuerpo tolera a las células cancerosas (neoplásicas) e incluso cuando favorece la construcción de nuevos capilares con el fin de satisfacer la alta demanda de nutrientes y oxígeno de estos "mutantes parásitos”.

¿No sería un verdadero salto cualitativo en el desarrollo de la medicina si aprendiéramos a pedirles a las células del cáncer que detengan su crecimiento y la invasión, o persuadir a las células inmunes para que se abstengan de hacer anticuerpos auto-destructivos, o convencer a las células para que reconstruyan un brazo o un ojo?élu

Ya que los construyeron antes, cuando éramos embriones, ¿por qué no serían capaces de hacerlo de nuevo? Además mantenemos una amplia reserva de células madre, capaces de transformarse en cualquier tipo de tejido según la necesidad.

En los niveles fundamentales, materia y energía se transforman sin cesar y la información viaja en todas las direcciones del espacio-tiempo.

¿Por qué no?

Solo hay que aprender a comunicar. Es una cuestión de creencia, de mentalidad.

Lo interesante es que somos nosotros mismos. Sin intermediarios.

Somos la suma de todas las conciencias celulares en una misma conciencia.

A su vez, esta conciencia individual forma parte de la conciencia de la especie (todas las especies comparten una conciencia común), y siguiendo estos niveles jerárquicos de organización, todas las conciencias forman una conciencia, o podemos decir que todas las conciencias son expresión de una única conciencia, la misma conciencia que es el sustrato de todo lo que existe.

La introspección es el camino. La mirada interior nos conecta directamente con la totalidad de nuestro ser. La práctica de la meditación limpia y refuerza este vínculo espiritual.

Zazen es la vía directa para conectar con cada célula, con cada órgano, con cada parte del cuerpo y hace posible el diálogo fluido.

Inconscientemente, naturalmente, automáticamente.



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