miércoles, 5 de octubre de 2011

Partículas de conocimiento


El pensamiento conciente es un emergente de procesos subconscientes.

El pensamiento puede manifestarse porque a nivel cuántico se produce una reducción de los estados superpuestos no manifestados, en un único estado.

Colapsa la función de onda que representa posibilidades y se genera una partícula de conocimiento. La secuencia de estas "partículas" (para llamarlas de alguna forma convencional, pero está claro que no son algo material) generan un flujo de pensamiento y la experiencia a nivel conciente.

Esta reducción o colapso permite traspasar un umbral, por debajo del cual no se es conciente y luego si, aunque de solo una de las tantas posibilidades. La transición entre el subconsciente y el conciente es muy sutil y depende de muchos factores.

Como podemos ver, la conciencia individual es limitada y condicionada. El inconsciente, que es la conciencia universal en si misma, representa el océano de potencialidad infinita, todas las posibilidades superpuestas y no manifestadas.

Es interesante, porque esta descripción de los procesos mentales nos permite comprender que el pensamiento es simplemente una actividad de células especializadas en el cerebro. No tiene sustancia propia. No es “real”, aunque su impacto en el mundo físico puede serlo.

Es el resultado de la reducción de múltiples posibilidades en una sola. A esto se le llama colapso. El pensamiento que emerge en el consciente ya fue modelado y condicionado en los niveles más profundos por los programas ahí instalados, entonces, ¿Quién soy en realidad? ¿Soy en verdad esto que pienso?

Si consideramos a la actividad mental como una actividad fisiológica más del cuerpo, al igual que la respiración, la digestión o cualquier otra función celular, sujeta a interrelaciones e influencias múltiples - internas y externas -, nos identificaremos menos con lo que nos “repite” la cabeza y podremos calmar la mente con más facilidad, sabiendo de antemano que se trata simplemente de actividad reactiva, solo existe en relación de interdependencia con el objeto o la cosa percibida, por eso se dice que no tiene existencia propia, por lo tanto no es real. Existe pero no existe.

El maestro zen Dogen escribió en el siglo 13. “Si durante zazen el conciente permanece activo, estaremos siempre encadenados a sus límites”.

Para que el pensamiento no sea condicionado y tendencioso debe ser negado, filtrado y clarificado con el no pensamiento, la no conciencia. La observación profunda durante zazen permite comprender la raíz de las fabricaciones mentales y las ilusiones.

El silencio interior y la inmovilidad es el punto de partida, el punto cero. ¿Como ser conciente de la no conciencia? ¿Cómo pensar sin pensar?

Zazen es la respuesta.



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