jueves, 11 de agosto de 2011

La conciencia crea el tiempo


¿Qué es el tiempo? ¿Qué relación tienen el tiempo y la conciencia? ¿Existe el tiempo fuera de la conciencia?

La idea de que el tiempo es un proceso que "fluye" en una sola dirección puede ser ilusoria, ya que si el tiempo fluyera lo haría en un medio o por un vaso, como las radiaciones o un fluido.

La percepción del tiempo es distinta para cada uno y cambia según las circunstancias.

¿Por qué se producen los sucesos de forma unidireccional en el tiempo?

Si consideramos que la conciencia es la que crea el espacio-tiempo (ver: "Los microtúbulos y la conciencia"), es más fácil comprender la “relatividad” del tiempo y del espacio. Dicho de otra forma: el tiempo no tiene existencia propia ni absoluta, no existe fuera del espacio y del observador (conciencia).

El concepto de tiempo “absoluto” corresponde a la física clásica donde el tiempo es el mismo para todos los observadores.

En mecánica relativista la medida del transcurso del tiempo depende del sistema de referencia donde esté situado el observador y de su estado de movimiento, es decir, diferentes observadores miden diferentes tiempos transcurridos entre dos eventos causalmente conectados. Por tanto, la duración de un proceso depende del sistema de referencia donde se encuentre el observador.

¿Entonces, que es el tiempo en si mismo?

El tiempo solo puede ser comprendido por el conocimiento interior al cual pertenece. Podemos decir que es más bien una experiencia subjetiva, aunque el "reloj marque las horas..."

En el modelo de reducciones objetivas coordinadas (ROC), cada momento conciente corresponde a una nueva organización de la geometría espacio-tiempo que a nivel de la escala de Planck se selecciona irreversiblemente. La onda de múltiples posibilidades no manifestadas colapsa en una partícula de conocimiento.

Para la información clásica no hay vuelta atrás a lo largo del mismo camino no algorítmico.

Los eventos de colapso de la función de onda o reducción objetiva (RO) "se incrementan"hacia adelante en la geometría del espacio-tiempo.

Con frecuencia decimos: “el tiempo pasa”, pero es la conciencia, como una secuencia de eventos (reducciones), la que pasa y reorganiza la geometría fundamental del espacio-tiempo.

El flujo unidireccional y ordenado del tiempo es una función de nuestra conciencia.

La conciencia es una "corriente" de eventos discretos, y no un estado continuo.

Cada evento discreto representa un estado de reducción, es el resultado del colapso o caída de la onda de posibilidades en una partícula de “ahora”.

La “continuidad” es una ilusión creada por el cerebro y relacionada con la memoria y el pensamiento conciente de tipo secuencial (encadenado) vinculado a la actividad del neocórtex (particularmente el frontal).

Es como un film, vemos el movimiento, la acción, incluso “vivimos” la historia, los protagonistas, el significado, los efectos especiales, etc. Sin embargo todos sabemos que son fotogramas que al ser pasados a una determinada velocidad crea la ilusión de continuidad.

Podríamos describir nuestro "flujo de conciencia" como una serie de "engañosos” presentes de corta duración de los que somos inmediatamente sensibles sin cesar. Cada momento es un fotograma.

La conciencia es sólo momentánea... lo que consideramos como conciencia es una secuencia de momentos, que se encadenan unos a otros... cada momento de la conciencia sólo dura un período muy corto de tiempo, tan solo un 1/64 del chasquido de dos dedos.

Con la practica regular de zazen es posible detectar el paso de un momento a otro, de un pensamiento a un no pensamiento…pensamiento…no pensamiento...Es lo que se llama pensar sin pensar o pensar desde el fondo del no pensamiento. Esta conciencia, que en japonés se llama Hishiryo, corta la secuencia electroquímica del "parloteo mental" y redirige el flujo de energía e información hacia la profundidad del cerebro y al resto del cuerpo, especialmente a centros y vórtices de energía que son en realidad "puertas dimensionales".

La observación y concentración profunda durante zazen permiten observar el principio y el final de un pensamiento, sin hacer que se encadene con ningún otro, es decir, sin que haya una reacción generalizada (ondas gamma de alta frecuencia) ni flujo de conocimiento, que “encienda” la actividad neocortical y el pensamiento conciente. Esto provoca una expansión y un cambio de dimensión de la conciencia.

Podemos considerar el momento presente, pero cuando lo hacemos ya pasó, por eso tenemos la impresión de que el tiempo transcurre.

El hecho es que vamos de "ahora" en "ahora", y cada "ahora" tiene su existencia única y definitiva y su propia geometría espacio-tiempo.

Lo que consideramos como “presente” es en realidad el "pasado", esto es a causa de la memoria de trabajo.

La memoria de trabajo es la memoria temporal, “on line”, que los seres humanos utilizamos para realizar ciertas tareas y resolver determinados problemas. Las operaciones cognitivas están relacionadas de esa forma con esta memoria activa llamada también memoria operativa o memoria a corto plazo.

La memoria de trabajo se refiere a la capacidad de almacenamiento temporal y a la forma de manipulación de la información guardada.

Neurofisiológicamente, consiste en la activación de un grupo de neuronas neocorticales que se mantienen activas en la corteza prefrontal por la información contenida en esa red y para ser usada para una acción anticipada. El rol de la corteza prefrontal en la memoria de trabajo es fundamental.

La memoria de trabajo requiere la activación de un circuito de neuronas, el cual activa en sí la memoria propiamente dicha. Esta memoria, si bien es activada desde la corteza prefrontal, requiere a su vez la activación del resto de estructuras cerebrales implicadas, como el lóbulo temporal para el significado y la audición y el lóbulo occipital para la imagen visual.

Podemos compararla con la memoria RAM en las computadoras.

La memoria de trabajo es fundamental para realizar un análisis y síntesis de la información y retener datos necesarios para la consecución de un determinado proceso mental.

Si se afecta este tipo de memoria operativa afectará a un gran número de procesos de aprendizaje, provocando una disminución de la atención, dificultad para inhibir estímulos irrelevantes, problemas en el reconocimiento de prioridades, en la resolución de un problema y en la planificación y ejecución de un plan.

El continuo espacio-tiempo de Einstein indica que la aparente linealidad de los acontecimientos depende del observador.

Hay quienes consideran las vidas pasadas como vidas físicas literales que han sucedido en el pasado en un escenario físico como éste. Pero nuestras vidas pasadas pueden estar sucediendo ahora mismo en un continuo espacio-tiempo diferente. Muchos relatan haber experimentado «vidas pasadas» y sentir sus efectos como si hiciera poco tiempo que han transcurrido. Sin embargo, rara vez hablamos de la forma en que nuestras vidas futuras están afectando a la que estamos experimentando justamente aquí y ahora.

Al vivir el momento presente, lo más probable es que estemos reescribiendo nuestra historia personal, tanto pasada como futura.

El aquí y ahora está conectado con el futuro y también con el pasado.

En el Zen se dice que nuestro zazen de ahora actualiza la práctica y el despertar de los Budas del pasado, del presente y del futuro.

En el ahora y aquí está incluida la eternidad

Este punto de nuestra existencia genera una influencia en todas las direcciones del espacio-tiempo y al mismo tiempo está recibiendo información permanentemente del pasado...y del futuro!

La conciencia crea el tiempo...

continúa

2 comentarios:

Julián dijo...

qué diferencia hay entre mirar una pared blanca durante una hora o un año?

Seiki Giacobone dijo...

Depende la razón por la que la mires. Personalmente no encuentro razón para mirar una pared blanca, a menos que busque algo.

Zazen se practica en dirección a la pared, pero la mirada está vuelta hacia el interior, hacia uno mismo, no se mira nada en particular, así que incluso podrías practicar sin pared.