viernes, 9 de julio de 2010

El árbol de los frutos más dulces


¿Qué es la felicidad?
La pregunta parece un poco absurda, ¿Quién no conoce, aunque sea un momento de felicidad en su vida?
Pero, ¿Qué significa ser feliz?

Mucha gente pasa su vida oscilando entre la felicidad y el dolor, podría decirse que es casi una condición natural del ser humano. Entonces aquí viene otra pregunta, ¿Quién no conoce el dolor?

Desde que nacemos estamos confrontados al dolor.

Duele nacer, duele crecer, duele envejecer, duele morir. Separarse de los que uno quiere duele, estar con los que no queremos también duele, la enfermedad es dolor, tropezar con una piedra duele. Todo lo que nos hace infelices, las frustraciones, el odio, la soledad, tarde o temprano, termina provocando dolor.

Lo curioso es que poseemos un sistema nervioso sensitivo altamente especializado, lo último en materia de sensibilidad y discriminación de las sensaciones. Posee múltiples vías nerviosas y complejas conexiones con estructuras cerebrales, como el tálamo y la corteza sensitiva, que nos permiten experimentar e identificar una enorme variedad de estímulos (internos y externos).

Incluso el dolor tiene un componente subjetivo, un umbral que es relativo, flexible, que se puede modificar bajo diversas circunstancias (psíquicas y físicas).

Es como si la naturaleza nos hubiera dotado de herramientas especiales para sufrir, o mejor dicho, para experimentar el dolor.
¿Con que objeto?

Se hace evidente que el dolor es un mecanismo de adaptación natural. Un límite. Una barrera. Sin este límite no solo no es posible experimentar la vida, es imposible sobrevivir. ¿Se imaginan estar anestesiados para todos los estímulos, mentales y físicos?, no solo es peligroso, es como estar muerto.

Pero el sufrimiento, como todo límite, puede ser atravesado, trascendido. Y justamente, para trascender un límite, hay que conocerlo, comprenderlo, incluso aceptarlo. El dolor es parte de nuestra vida, nos marca límites. Que no hacer, que no tocar, que no comer, incluso que no pensar. A veces es el resultado de nuestros malos hábitos, de nuestros errores y malas elecciones.

Pero no todo son límites. No todo es dolor ni sufrimiento. Existe también la felicidad, el placer, el sentimiento expansivo, la otra cara de la moneda.

La naturaleza tiene dos tendencias opuestas que se complementan de forma equilibrada: La generación y el control. Nutrición y límite. Como un río: sin agua se seca, pero sin márgenes desbordaría. La nutrición genera, el límite controla.

Demasiada nutrición provoca un exceso, demasiados límites una escasez. En la educación es parecido. Demasiado permisiva provoca debilidad, demasiado rígida, anula a la persona.
Así que podemos decir que la vida es sufrimiento o que la vida es felicidad, depende de nuestra percepción, de nuestras experiencias, de la visión que tengamos sobre las cosas, los demás y nosotros mismos, y de la habilidad para encontrar un equilibrio.

Entonces, felicidad y sufrimiento, placer y dolor, son dos caras de una misma realidad. Se podría decir que una está en relación con la otra.

La felicidad nutre, permite disfrutar, expandir, generar. Es cálida y suave, es fuente de armonía y de bienestar indispensables para vivir.
El dolor limita, es lo que nos permite evolucionar, cambiar, mejorar. Aprendemos de nuestras equivocaciones, transformar el error en acierto nos ayuda a crecer, encontrar nuevas soluciones a las dificultades, es lo que nos hace mejor adaptados.

Se dice que la felicidad es el espacio entre dos sufrimientos y que el placer, de hecho, es la ausencia de dolor.

Pero curiosamente, tenemos también receptores y una estructura orgánica que puede generar placer y felicidad, y controlar el dolor.

Hay hormonas como la serotonina, o las endorfinas que tienen una acción sobre el placer y el dolor.
Podemos generar pensamientos positivos que provoquen una cascada química en el cuerpo, y que además, se vuelvan semillas de otros pensamientos positivos, y estos frutos positivos, a su vez darán semillas. Así que también tenemos la capacidad de generar felicidad con nuestra mente, con nuestros sentimientos, con nuestra respiración, y mantenerla, nutrirla, sin depender exclusivamente del sufrimiento.

El dolor está para enseñarnos, pero la lección puede, y debe, ser aprendida, asimilada de manera de no caer dos veces en el mismo agujero, ni repetir los mismos errores día tras día. Pero incluso si caigo, me levanto. Y esta es una gran verdad. Muy simple y muy profunda: Siete veces me caigo, ocho veces me levanto.

Entonces, podemos conocer nuestros límites y dificultades y trascenderlos, integrarlos. Y luego, quizás aparezcan otras dificultades, que podrán ser comprendidas y trascendidas. Y esto es lo que nos hace creadores de nuestra realidad.
Puede ser sufrimiento y límites, o felicidad y creatividad. Depende de cada uno.

El universo entero vibra de abundancia y felicidad.

Volviendo a la pregunta ¿Qué es la felicidad?
Cada uno tiene la respuesta.

Creo que la felicidad es un sentimiento que nos pertenece, es parte de nuestra naturaleza, y puede ser creada, nutrida, mejorada, expandida y además compartida.
Pero la felicidad por si misma no existe, no significa nada. Un bebé puede ser feliz, pero no lo sabe, no es conciente aún, le falta perspectiva.
La verdadera felicidad madura con la vida y no solo incluye al sufrimiento, también incluye a los otros, a todos los seres.

El árbol que da estos frutos está alimentado de muchas experiencias, de muchas vivencias, incluso dolorosas. Pero finalmente, gracias a la comprensión y a la reflexión profunda, podemos disfrutar de los frutos más dulces.

2 comentarios:

jose angel dijo...

Hola Mariano, me ha gustado mucho este tema, me gustaría compartir lo que yo pienso al respecto, si me lo permites.

Felicidad: éxtasis químico del cuerpo, por amor, ejercicio, sexo, etc.

Dolor: sensación física de alerta de un daño manifestado.

Sufrimiento: resultado de oponerme a la realidad, al dolor.

Estar bien: mi estado básico y auténtico como ser humano, independiente de cualquier situación, objeto, persona externa a mi.

Yo creo que estar bien y sentirse bien no es lo mismo, necesariamente, para mi todo lo que nos enseñas aquí es aprender a reconocer nuestro Estar Bien como nuestra esencia.

De todas maneras son solo conceptos e ideas lo importante es que a cada quien le sirva esto, ¿o no?

un fuerte abrazo Mariano.

Seiki Giacobone dijo...

Seguro, para cada uno es diferente.
Correr detrás de la felicidad no es diferente que escapar del sufrimiento, es inútil.
Cuando te das cuenta que la felicidad es un estado fundamental, no hay que hacer (ni ser)demasiado para ser feliz, entonces en este punto te puedes dedicar a disfrutar y a aprender, hacer experiencias, expandir tu mente, relajar las tensiones.

Incluso con las dificultades de la vida cotidiana. Al contrario, si no hubiera dificultades no habría desafíos, ni evolución, ni siquiera valdría la pena.
Ese es el valor del límite, de la dificultad, nos confronta tarde o temprano con nuestras debilidades, con nuestros errores y nos permite superarnos.
En fin, como dices, son conceptos y palabras.
Cada uno debe realizarlo en su vida y a su manera. En armonía y naturalmente.

un fuerte abrazo para ti jose angel