La vida humana siempre evolucionó a partir de crisis. Hace 65 millones de años a raíz de un cambio dramático de las condiciones de vida sobre el planeta, los enormes dinosaurios luego de 200 millones de años de aparente éxito evolutivo, desaparecieron y esto hizo que los insignificantes mamíferos de esa época encontraran las condiciones para generar una explosión evolutiva. Los grandes cambios climáticos y los movimientos de la tierra, los diluvios, glaciaciones, sequías, grandes terremotos, han contribuido a que la vida se distribuya y evolucione adaptándose a las nuevas condiciones. Y de ahí venimos. Guardamos información genética de todos estos eventos.
Hace 8 millones de años África estaba cubierta de bosques y selvas, nuestros ancestros primates estaban adaptados para la vida en los árboles y no veríamos grandes diferencias entre estos antepasados arborícolas con los simios actuales. Parece que debido a su dieta basada en frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad metabólica que tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina; ya antes parecen haber perdido la capacidad de digerir la celulosa.
De a poco el clima fue cambiando y se volvió más seco y la espesa selva retrocedió dando paso a la sabana africana y al disminuir el número de árboles y de vegetación espesa el alimento comenzó a escasear. Quizás fue esto lo que provocó que algunas familias de primates, como el australopiteccus afarensis, comenzaran a andar en 2 pies. La mutación que llevó a la bipedación fue exitosa porque dejaba libre las manos como para fabricar artefactos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra mucha más energía andando sobre dos patas que sobre cuatro, puede acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. La posición bípeda en las hembras provoca una reducción de la pelvis que tiene como consecuencia un adelanto de los partos (lo cual implica un neonato mas prematuro, un mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener vínculos sociales fuertes que potencialmente coadyuvan al desarrollo de una cultura, además la posibilidad de que una hembra pueda procrear un mayor número de hijos y esto en la carrera evolutiva hace la diferencia). Entonces para compensar la falta de alimentos y la imposibilidad fisiológica para digerir celulosa, los homo habilis (nuestros antepasados de hace 2 millones de años) tuvieron que encarar la supervivencia desde una perspectiva diferente y de esta forma se convirtieron en carroñeros inquisitivos, dispuestos a cualquier cosa con tal de sobrevivir. La mayor parte del tiempo eran carnívoros oportunistas. La columna vertebral, bastante rectilínea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demás la columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis, si se compara con un chimpancé se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado hacía adelante por el propio peso; en la raquis humana el centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el cuerpo se sitúa encima del soporte que constituyen los pies, al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable. Otro detalle; las vértebras humanas son más circulares que las de los simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
Pero además tenían una herramienta nueva que la naturaleza iba desarrollando: el cerebro. Las proteínas ingeridas con la carne y la médula ósea hicieron que el cerebro y el resto del sistema nervioso aumentara de tamaño y complejidad, con lo que se desarrollaron las ideas y la imaginación y esto le confirió a este pequeño grupo de homínidos una capacidad adaptativa enorme, ya que al contrario de las formas más especializadas y adaptadas a un medio en particular, se vieron obligados a usar el ingenio para sobrevivir. La versatilidad del homo habilis le ha permitido evolucionar en un mundo en constante cambio. Nosotros, homo sapiens, heredamos esa capacidad.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
Más aún, aunque parezca paradójico, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima más a la de la cría de un chimpancé que a la de un chimpancé adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo índice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
¿Como evolucionará nuestra especie? No se puede saber. A primera vista parece que el panorama no es muy alentador, pero quizás tenemos que pasar por esto como especie y como individuos para aprender y madurar. En la carrera evolutiva siempre prevalece el que mejor se adapta. La selección natural no hace conseciones. La vida evoluciona hacia formas mejores y más libres. El mundo está cambiando, el universo mismo cambia, si sabemos observar veremos que nuestro cuerpo no cesa de cambiar, la vida misma es transformación y cambio.
Los tiempos de crisis son tiempos de cambio, de oportunidad. Nuestra evolución individual afecta la evolución del resto, estamos conectados, es un hecho, así que podemos decir que sin "los otros" la evolución individual no tiene ningún sentido. Pero si el individuo no evoluciona, "los otros" tampoco tienen sentido.
Hace 8 millones de años África estaba cubierta de bosques y selvas, nuestros ancestros primates estaban adaptados para la vida en los árboles y no veríamos grandes diferencias entre estos antepasados arborícolas con los simios actuales. Parece que debido a su dieta basada en frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad metabólica que tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina; ya antes parecen haber perdido la capacidad de digerir la celulosa.
De a poco el clima fue cambiando y se volvió más seco y la espesa selva retrocedió dando paso a la sabana africana y al disminuir el número de árboles y de vegetación espesa el alimento comenzó a escasear. Quizás fue esto lo que provocó que algunas familias de primates, como el australopiteccus afarensis, comenzaran a andar en 2 pies. La mutación que llevó a la bipedación fue exitosa porque dejaba libre las manos como para fabricar artefactos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra mucha más energía andando sobre dos patas que sobre cuatro, puede acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. La posición bípeda en las hembras provoca una reducción de la pelvis que tiene como consecuencia un adelanto de los partos (lo cual implica un neonato mas prematuro, un mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener vínculos sociales fuertes que potencialmente coadyuvan al desarrollo de una cultura, además la posibilidad de que una hembra pueda procrear un mayor número de hijos y esto en la carrera evolutiva hace la diferencia). Entonces para compensar la falta de alimentos y la imposibilidad fisiológica para digerir celulosa, los homo habilis (nuestros antepasados de hace 2 millones de años) tuvieron que encarar la supervivencia desde una perspectiva diferente y de esta forma se convirtieron en carroñeros inquisitivos, dispuestos a cualquier cosa con tal de sobrevivir. La mayor parte del tiempo eran carnívoros oportunistas. La columna vertebral, bastante rectilínea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demás la columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis, si se compara con un chimpancé se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado hacía adelante por el propio peso; en la raquis humana el centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el cuerpo se sitúa encima del soporte que constituyen los pies, al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable. Otro detalle; las vértebras humanas son más circulares que las de los simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
Pero además tenían una herramienta nueva que la naturaleza iba desarrollando: el cerebro. Las proteínas ingeridas con la carne y la médula ósea hicieron que el cerebro y el resto del sistema nervioso aumentara de tamaño y complejidad, con lo que se desarrollaron las ideas y la imaginación y esto le confirió a este pequeño grupo de homínidos una capacidad adaptativa enorme, ya que al contrario de las formas más especializadas y adaptadas a un medio en particular, se vieron obligados a usar el ingenio para sobrevivir. La versatilidad del homo habilis le ha permitido evolucionar en un mundo en constante cambio. Nosotros, homo sapiens, heredamos esa capacidad.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
Más aún, aunque parezca paradójico, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima más a la de la cría de un chimpancé que a la de un chimpancé adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo índice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
¿Como evolucionará nuestra especie? No se puede saber. A primera vista parece que el panorama no es muy alentador, pero quizás tenemos que pasar por esto como especie y como individuos para aprender y madurar. En la carrera evolutiva siempre prevalece el que mejor se adapta. La selección natural no hace conseciones. La vida evoluciona hacia formas mejores y más libres. El mundo está cambiando, el universo mismo cambia, si sabemos observar veremos que nuestro cuerpo no cesa de cambiar, la vida misma es transformación y cambio.
Los tiempos de crisis son tiempos de cambio, de oportunidad. Nuestra evolución individual afecta la evolución del resto, estamos conectados, es un hecho, así que podemos decir que sin "los otros" la evolución individual no tiene ningún sentido. Pero si el individuo no evoluciona, "los otros" tampoco tienen sentido.
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