martes, 22 de julio de 2008

la naturaleza de la mente


Uno de los rasgos determinantes de nuestra especie (sino el más significativo), es la capacidad de tener conciencia de la propia existencia y de su entorno, de ejercer un juicio moral sobre su conducta y realizar complicados procesos de abstracción para la resolución de problemas y cálculos; todo esto combinando capacidades como la memoria, el raciocinio, la intuición, la imaginación, la percepción, etc.
Pero, es inevitable hacerse algunas preguntas como: ¿Dónde se localiza esta conciencia? ¿De dónde surgen mis pensamientos, del cerebro solamente? ¿Es qué este pensamiento ordinario, que se repite una y otra vez, compuesto de información perceptual limitada, de patrones preestablecidos de interpretación, de memoria, de respuestas condicionadas, etc, alcanza para formarse una verdadera idea de lo que pasa afuera (y adentro) de nosotros? y además...
...¿de qué estan hechos los pensamientos?

red de neuronas
Comúnmente tomamos a este pensamiento discursivo, a esta actividad electroquímica incesante de una pequeñita zona del cerebro, como algo “real” y damos por sentado que ese holograma proyectado por el cerebro nos muestra verdaderamente lo que sucede o lo que es; y ese juicio, es suficiente para hacer una descripción exacta y completa de alguien, de un objeto o de un acontecimiento, sin considerar las limitaciones perceptuales debidas a que nuestros órganos de los sentidos captan solo un rango estrecho del espectro total de las radiaciones, en el mejor de los casos.
Y luego está la interpretación del fenómeno por parte del cerebro, su integración y la elaboración de una respuesta, también condicionada por factores como la educación, el medio y la forma en que se vive, la herencia genética, las adicciones (físicas y emocionales),etc.

Toda esta compleja trama adaptativa, asi como la busqueda de la comprensión de los fenómenos de la vida y del conocimiento propio fue delegada casi exclusivamente a la mente racional y materialista. La visión clásica y mecanicista, que divide, fragmenta y que ve a la unidad separada del todo. Mientras que la otra parte (muchísimo más grande), la intuitiva, la perceptiva, la muda; la que nos conecta con la totalidad, quedó reducida a un pequeño márgen de acción, que en la vida adulta es rápidamente reemplazado por la lógica lineal y el racionalismo, que solo permite manejarse en términos de dualidades, bueno-malo, lindo-feo, ganar-perder, avanzar-retroceder, yo-los otros, etc.

Como se ve, la interpretación, la visión que tenemos del mundo depende de la ubicación del observador, y su punto de vista se verá modificado por el conocimiento, es decir, por la información apropiada que reciba y por la cantidad de “links” o redes neuronales nuevas que pueda establecer con otras áreas del cerebro. Por eso es válido decir que hay una realidad para cada uno, o lo que es más relevante: cada uno crea su realidad, a cada instante. En esto coinciden tanto los maestros espirituales como los científicos modernos. Puede decirse que el despertar de la conciencia, la iluminación, es también un fenómeno cuántico.

2 comentarios:

Sergio dijo...

Muy bueno el post sobre naturaleza de la mente, y también muy bueno el blog y su temática

Seiki Giacobone dijo...

Gracias!espero tu aporte sobre musicoterapia :)