martes, 6 de mayo de 2014

Latidos coherentes

  

Todos los órganos de nuestro cuerpo generan su propio campo energético específico. 

Estos campos brindan coherencia y orden al organismo y contienen información para controlar todo el cuerpo. Estos son sistemas de control por sobre el nivel molecular y bioquímico.
El cuerpo humano es un campo de energía e información estructurada. Un campo energético de ondas estacionarias, escalares, que están organizadas proporcionalmente en niveles de jerarquía,

Existe un tipo diferente de ondas electromagnéticas, que sólo existen en el vacío del espacio, en el campo infinito de posibilidades no manifestadas.
Estas ondas escalares constituyen una especie de océano de energía infinita, y ahora se ha descubierto que esta energía abundante puede ser utilizada en nuestro mundo de 3 dimensiones como fuente inagotable de energía y para curar el cuerpo de cualquier enfermedad y regenerar tejidos. Este es el llamado electromagnetismo escalar, la energía de punto cero, la energía de la matriz universal.

El corazón irradia un campo que no solo influye en todos los demás órganos sino también en el entorno.

El corazón está constantemente emitiendo ondas: sonido, calor, presión, señales electromagnéticas, luz y cada célula del cuerpo recibe en un determinado momento esta influencia vital.
   

La frecuencia de su pulso es fundamental, su ritmo afecta  a todas las células.

Si consideramos a este campo como una onda portadora de información, entonces las emociones juegan un papel modulador fundamental. Si sentimos enojo o frustración cambia la información en el campo proyectando estas vibraciones, pero si sentimos alegría y afecto esta información modula los patrones de información y el funcionamiento del organismo entero.

El corazón genera un campo electromagnético mucho más poderoso que el cerebro

Hay extensa evidencia de que la información que el corazón envía continuamente al cerebro no sólo juega un papel en la homeostasis, sino que además influye en las funciones cerebrales más especializadas, como la atención, la percepción, el aprendizaje y el procesamiento de las emociones.

En esencia, los mensajes que el corazón envía al cerebro afectan el cómo percibimos y respondemos al mundo que nos rodea, y además afectan el cómo nos sentimos.

Mientras que todos los órganos se comunican con el cerebro, el corazón posee un vínculo especialmente fuerte con este.
Particularmente por el sistema neurovegetativo que conecta mediante potenciales eléctricos y sustancias químicas estructuras cerebrales como el hipotálamo y la corteza.

Hay más vías nerviosas llevando información del corazón al cerebro que a la inversa

Otro hecho importante es que, lejos de ser solo un bombeador, el corazón es en realidad un sofisticado centro de codificación y procesamiento de información. El sistema nervioso dentro del corazón, que contiene más de 40.000 neuronas, es altamente complejo.

Este campo electromagnético nos rodea y puede ser medido a varios metros de distancia del cuerpo.


La información dentro del campo del corazón cambia a medida que experimentamos diferentes emociones


Cuando sonreímos y sentimos afecto y emociones positivas, el ritmo del corazón se hace más regular y coherente y su campo electromagnético se vuelve, en consecuencia, más organizado y expansivo.

El campo electromagnético del corazón es de hecho registrado fisiológicamente por otras personas a nuestro alrededor, influyendo inclusive en la actividad cerebral.

Esto significa que el campo del corazón cambia dinámicamente con nuestras emociones y estados mentales y modifica el campo de los seres vivos que nos rodean. Por el mismo camino las emociones de los otros nos afectan.

Entonces cuando elegimos sonreír y activar conscientemente sentimientos positivos, el campo de nuestro corazón transmite instantáneamente esa información coherente y armoniosa a nuestro entorno y lo modifica.

Los animales y las plantas, también son sensibles y responden a la información contenida en estas señales electromagnéticas.

Mientras más personas en un determinado ambiente activan una sonrisa de corazón, con sentimientos de aprecio, gratitud, amor, o profundo interés, el efecto se hace aún más poderoso, el campo de energía se vuelve más intenso y brillante. La conciencia y las dimensiones del espacio tiempo se expanden.
En efecto, ¡estamos literalmente afectando nuestro entorno mientras sonreímos!

El cuerpo físico es el reflejo de algo que es no físico

Es la materialización de una vibración mucho más amplia, sutil e interconectada.

Los sentimientos influyen a nivel cuántico en la composición atómica de la materia.
Los pensamientos son energía e información.
Un pensamiento positivo puede ser muy poderoso. 

El pensamiento es la imagen de la posibilidad cuántica

En el reino de las posibilidades todo existe ya en una superposición de estados, solo que de manera no manifestada. A nivel de la escala de Planck todas las posibilidades existen superpuestas y la mente escoge una de tantas.

Esta elección no es precisamente consciente, se hace en niveles subconscientes, pero el consciente puede influir, generando control: negando, observando, etc.

Podemos identificar esa imagen, esa posibilidad o esa realidad y aislarla. Pero para poder insuflarle vida hace falta el sentimiento. Para que esa posibilidad cuántica se realice en la realidad cotidiana hay que agregarle el sentimiento: amor…o miedo, los dos funcionan, aunque el miedo es menos poderoso y genera otros efectos adversos (también en el entorno).
No hace falta saberlo, es suficiente con sentirlo.

Por eso es muy importante la autoconfianza, tener fe en tu propia naturaleza. En tu propio genio.
Sin este componente, podremos hacer afirmaciones positivas, pero no tendremos la energía suficiente para traerlas al plano de la existencia.
Sin el sentimiento serán solo ideas vacías. El poder de lo que creemos es fundamental.
Es una cuestión de claridad y de cortar con las dudas y el parloteo mental.

Hay que escuchar al corazón

Entonces, este campo de potencialidad infinita o simplemente, la Matriz, es un puente entre el mundo interior y el exterior. Un espejo que nos devuelve la información que le damos.  Lo estamos creando todo el tiempo con nuestros sentimientos y observaciones y a su vez la matriz nos crea y modela también.

Querer o detestar algo, es lo mismo, igual lo atraemos

Si tenemos miedo, eso que más tememos ocurrirá porque lo estamos atrayendo. Si sentimos enojo o frustración, todo el día estaremos peleando o entablando relaciones conflictivas con los demás, aunque conscientemente deseemos lo opuesto.

¿Por qué tenemos la tendencia a interiorizar lo que no queremos y no lo contrario?
¿Y si apagáramos ese “ruido”, esa interferencia y nos focalizáramos verdaderamente en aquello que queremos? ¿Y si escogemos solamente lo que queremos?
¿Cómo sería la vida?

Por empezar comprobaríamos que los demás no son los culpables de nuestras dificultades. Nos daríamos cuenta que todo es una creación de nuestro espíritu.

Estudiando el ADN se ha comprobado de qué manera el amor y el miedo lo modifican.
Las emociones, los sentimientos, los pensamientos, son vibraciones. Ondas que transportan patrones de información y perturban el campo por el que se desplazan.

Mientras que la vibración del amor es de alta frecuencia, el miedo genera una onda lenta y amplia. ¿Cuál es la significación de esto?

EL ADN es como una antena que recibe y emite. Traduce y transcribe información y la convierte en materia, en proteínas que formarán estructuras, funciones, etc.



La onda de alta frecuencia del amor, del afecto, del sentimiento positivo, hace que sus cadenas y nucleótidos vibren y se activen en mayor número, generando por lo tanto una realidad física más amplia, más consciente, de mayor dimensión (además de todos los beneficios fisiológicos que se registran en todo el organismo).

El miedo al corresponderse con una vibración mas baja, por el contrario, desactiva a la molécula de ADN, la bloquea, hace que funcione al mínimo, con lo cual la realidad que se crea es limitada e insuficiente (incluso a nivel fisiológico), la antena capta y transmite poco y mal.

La puerta de la salud, la abundancia y la felicidad se abre (y se cierra) desde el corazón.
Lo que nos conecta con todos los seres es la compasión.

La matriz universal está hecha de pura conciencia.

La energía del corazón unifica, da ritmo y coherencia, profundidad y calor, alegría de vivir y amor incondicional


Llénalo de luz diariamente, deja que esa luz impregne cada célula de tu cuerpo y el medio que te rodea. Cultiva esa luz, es fuente de energía curativa, de felicidad y de conocimiento.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

mariano; gracias por tanto conocimiento y sabiduría. siempre escribes sobre lo que necesito saber. Un abrazo. Genioooo!

Anónimo dijo...

simplemente genial!!! sos un groso