jueves, 5 de diciembre de 2013

Errores fundamentales de la ciencia 5


Los errores de la medicina

La ciencia médica no comprende aún lo que es la enfermedad.

Al haber sido influida por el método científico, la medicina moderna no solamente aisló síntomas y órganos, sino que clasificó de manera arbitraria una lista interminable (que cada día se engrosa más) de enfermedades haciendo que las personas se ajusten a esta lista. De esta forma comenzó a ser más fácil para el médico consultar su lista en lugar de entender la causa del desequilibrio y lo que ocurre en profundidad en la persona.
Esta mentalidad errónea causó un malentendido acerca de lo que es la salud y la enfermedad.

En el pasado, la influencia de la religión fue determinante.

El concepto de un “enemigo” que pone en peligro nuestra vida proviene de nuestra herencia cultural, originada hace siglos, donde la enfermedad era atribuida al demonio y al haber “perdido” la gracia de Dios, entonces se curaba con pócimas, exorcismos, sangrados, supersticiones y algunos menos afortunados terminaban en la hoguera.


Luego, con el desarrollo de la ciencia,  comenzó la fragmentación del ser humano: por una parte el cuerpo y por la otra el espíritu.
La ciencia se quedó con el cuerpo físico, la parte palpable y visible (ver para creer) y la religión se adueñó del alma, manipulando a voluntad (mediante el miedo, el dogma y la falsa moral) el espíritu de los "creyentes".

La ciencia continuó su "avance", por supuesto siempre al margen del ser humano y de Dios.

Con el advenimiento del microscopio, ya el enemigo tomó forma de microbio y la tecnología fue reemplazando a la religión. Comenzó la era de las disecciones, las vacunas y otros métodos novedosos para erradicar cualquier agente maligno e indeseable. El conocimiento de la anatomía aumentó. La cirugía se fue perfeccionando durante las guerras (reparaciones, amputaciones, etc…) y con las autopsias.

Esto también dejó una influencia determinante en la mentalidad de los médicos occidentales ya que el cuerpo físico, desprovisto ahora de espíritu e inteligencia, no tenía por si mismo ninguna capacidad de curación o regeneración…a menos que intervenga la mano segura de la ciencia.

Esa forma de pensar acompaña a muchos médicos y cirujanos hoy en día.

La ciencia médica desde sus orígenes ha estado luchando contra enemigos de la especie humana. Esta mentalidad dogmática y tendenciosa se fue incrementando de manera proporcional al crecimiento de la ciencia.
Se impulsó la investigación en los laboratorios usando todo tipo de animales: cobayos, conejos, perros y monos (considerándolos inferiores al ser humano, de acuerdo a la mentalidad científica, y todo en aras de la ciencia!). 



Inevitablemente para confirmar la experimentación fue el turno de los humanos (eso sí, teniendo cuidado de elegir a los inferiores: gente de países pobres en África, Asia y Latinoamérica, soldados, presos, drogadictos, enfermos psiquiátricos, “voluntarios”, etc.).


De acuerdo al método científico para que un medicamento, vacuna o cualquier otra sustancia de uso médico pueda ser aprobado, debe pasar por 4 fases:
-La primera es el estudio en el microscopio.
-La segunda es el cultivo en el laboratorio.
-La tercera es la experimentación en animales.
-La cuarta es la comprobación en seres humanos.

De esta forma elaboran estadísticas (muchas veces, como se comprobado, las cifras son manipuladas por los Laboratorios). Por ejemplo: De 10.000 personas mayores de 12 años de ambos sexos, tratadas con un determinado medicamento, el 50% presentó tales efectos adversos, el 25% tales manifestaciones secundarias, el 30% no experimentó ninguna mejoría, etc.

Entonces fue el turno de las sustancias químicas fabricadas en laboratorios.

Así comenzó en los tiempos modernos la era de los antibióticos y de la quimioterapia y el enemigo pasó a llamarse cáncer.
En la mayoría de las personas, la sola mención de esta palabra da miedo.

A un ritmo vertiginoso el cáncer comenzó a fagocitar a la sociedad. ¿Ante tan peligroso enemigo que se hace? Hay que aplicar métodos drásticos. Apunten! Fuegooo!
Aunque como se ve hoy en día hay más posibilidades de curarse de un cáncer por medios naturales que sobrevivir a la quimio y a la radioterapia, e incluso a la cirugía.

Está demostrado que la quimioterapia daña la capacidad defensiva del organismo y deteriora la vitalidad.



Pero las empresas farmacéuticas ganan fortunas con esta terapia tóxica, cruenta y cara, que apenas (según estadísticas) puede ofrecer algo de sobrevida.

Las enfermedades como el SIDA, las llamadas autoinmunes (como la esclerosis múltiple), diabetes, cardiopatías, Alzheimer, trastornos psicosomáticos y emocionales (insomnio, depresión, disfunciones sexuales, alergias, colon irritable, etc), pasaron a ser maldiciones de la sociedad moderna. Y para cada una de ellas, pese a los supuestos avances científicos, solo hay paliativos químicos, tóxicos o quirúrgicos, que en realidad tienen tantos efectos adversos que empeoran cada vez más el estado psicofísico y la calidad de vida de la mayoría de la población.

Para los problemas psicológicos, se creo la Psicología y para casos más severos y rebeldes la Psiquiatría (aquí ya sales de la consulta con el arsenal químico apropiado, si es que puedes salir!). El psicólogo vino a reemplazar el rol del confesor, solo que si antes tenías un problema, ahora pasas a tener muchos más (que ni siquiera conocías), pero lo dejamos para la próxima sesión, ya es la hora! ...Gracias Sigmund!.



El estudio de la mente se volvió un circo académico manejado por pseudointelectuales sin ninguna sabiduría ni profundidad.

En la actualidad la industria Farmacéutica tomó el control de la situación. Ya no importa comprender la causa, solo el síntoma cuenta (y obviamente, vender medicamentos y tratamientos).

La medicina actual se volvió sintomática, además un gran negocio (para algunos) y los médicos simples administradores de medicamentos, o sea, en su mayor parte: empleados de los laboratorios y de las grandes empresas farmacéuticas. 


Los antibióticos, analgésicos y tranquilizantes pasaron a formar parte del arsenal médico y de la vida cotidiana de las personas. 
Las vacunas se convirtieron en las “protectoras” de la especie humana.
Y así de a poco se ha ido perdiendo el “arte” de curar y la noción de medicina preventiva, es decir, el fomento de la salud y la vitalidad para no enfermar.




Y si no estás contento con tu imagen, no problem, disponemos de cirujanos que han puesto sus habilidades y conocimientos para convertirte en Barbie o en Ken y de paso ganar fortunas con tus debilidades.




Los métodos de diagnóstico se han ido incrementando exponencialmente y como consecuencia los médicos fueron perdiendo capacidad para diagnosticar y saber en profundidad que es lo que le pasa al paciente. El "ojo" clínico ya es casi una antigüedad.
O quizás es al revés, y hay tantos exámenes "complementarios" porque los médicos son incapaces o tiene miedo de diagnosticar con certeza.

Como sea, en la actualidad, el médico dispone por una parte, de técnicos que le dicen que tiene su paciente (en base a datos de laboratorio o imágenes) y por la otra, de laboratorios farmacéuticos que le indican que debe tomar el paciente.

Tampoco es culpa del profesional. Las universidades entrenan médicos para que sirvan al sistema de salud, un sistema regido por intereses egoístas e ignorancia.

Lo que si es responsabilidad del médico, es abrir su mente a nuevas ideas, nuevos conocimientos. Abrir su corazón al sufrimiento de los demás y mejorar sus capacidades para entender lo que sucede en el cuerpo y en la mente. Y no solo lucrar con la enfermedad y con el miedo de los demás.

Muchos no son conscientes del poder de la palabra y con un diagnóstico (generalmente erróneo), con un pronóstico (también erróneo) y con un tratamiento agresivo o invasivo (y erróneo), terminan enfermando aún más a las personas, sin respetar la capacidad curativa del organismo. En muchos casos, además, finaliza con el abandono o la muerte del paciente.


El cáncer es un ejemplo de esto, pero también hay otros, como las llamadas "enfermedades autoinmunes", o la diabetes, que son etiquetadas de incurables y por lo tanto el paciente ya tiene su sentencia y su tratamiento químico de por vida.

Incluso el embarazo y el parto se han convertido en un acto (y una especialidad) de la medicina, y en muchos casos algo que es normal y natural en los seres humanos, desde hace miles de generaciones, se convierte en una enfermedad o en un embarazo de "riesgo", y si bien es verdad que hay ocasiones en las que la intervención del médico es necesaria, muchísimas otras se complica por la intervención de este.
Por otra parte las mujeres son las únicas hembras en la naturaleza que tienen sus crías en posición acostada y en un ambiente ajeno (generalmente clínicas u hospitales). Y esto es únicamente para comodidad del profesional. Esta claro que esta posición antinatural, lejos de ayudar a la madre, favorece la aparición de complicaciones y la innecesariamente alta tasa de cesáreas. 
Otro "logro" de la medicina.


Los niños tampoco se salvan. Déficit de atención, problemas de adaptación (?), baja resistencia a las enfermedades... para cada momento de la vida hay un medicamento y una terapia.
Para algunos médicos incluso crecer y transformarse podría ser considerado una enfermedad.
Ni los "mocosos" se salvan. 
Hay que agregar que en la mayoría de los casos, los médicos, cuentan con la aprobación de los padres.

Esta manera errónea de pensar, es “vieja” y dogmática. Es un paradigma que afortunadamente va cambiando, aunque muy lentamente. Pero las nuevas generaciones comienzan a pensar e intuir de otra forma, más amplia, más inteligente, más compasiva y por supuesto más natural.

"Los cambios de paradigma en la Ciencia se dan, no porque los que detentan un modelo cambien de opinión o se convenzan de una nueva idea, si no porque gradualmente estos van muriendo y las nuevas generaciones acogen esta nueva forma de pensar y tienen confianza en ella". Max Planck

Está claro que ante una emergencia, un accidente o una eventualidad donde se impone la presencia del médico, no hay que dudar ni perder el tiempo o improvisar. De lo que estamos hablando es de la mayoría de los trastornos o desequilibrios que padecemos comúnmente en la vida cotidiana.

Ese mito llamado enfermedad

Veamos con más detalles eso que conocemos como “enfermedad”.
Nuestro cuerpo posee un sistema de defensa o protección organizado en varios niveles, desde campos sutiles de energía e información hasta complejos y sofisticados mecanismos inmunológicos mediados por células, anticuerpos, proteínas y otras sustancias. Estos mecanismos de regulación son muy eficaces y permiten al organismo adaptarse a los cambios y protegerse de cualquier "patógeno". Cuando por alguna de las causas citadas a continuación se pierde el equilibrio, el organismo reacciona de acuerdo a la naturaleza del fenómeno.

El encargado de gestionar esta respuesta adaptativa es el sistema nervioso autónomo o neurovegetativo, que está dividido en dos ramas, de naturaleza opuesta: la rama simpática, encargada de la acción y la rama parasimpática, encargada de la reacción.


Las dos fases

La fase activa

La rama simpática utiliza a la adrenalina y otros mediadores químicos (como el cortisol) para generar efectos orgánicos que ayuden al cuerpo a adaptarse a la situación de peligro mediante la lucha o la huida. Estos efectos son: taquicardia, broncodilatación, excitación psíquica, midriasis, disminución de la sensibilidad al dolor, cierre de esfínteres y disminución de la actividad visceral, aumento de la irrigación muscular y la actividad de las suprarrenales. Favorece la actividad física y la vigilia.

La fase reactiva

Pasada la fase de agresión, el cuerpo reacciona mediante la otra rama del sistema autónomo: la rama parasimpática, que es la que se encarga de mantener al organismo en situaciones normales y se ocupa de los procesos de regeneración, nutrición y reproducción. 
Utiliza la acetilcolina como mediador químico. Promueve la digestión y la secreción de enzimas y hormonas, disminuye la actividad del corazón y del aparato respiratorio, provoca miosis, incrementa la actividad de los riñones y disminuye la de las glándulas suprarrenales. Favorece la reparación y el sueño. Es por esto que luego de comer bien, nos da ganas de echar una “siestita”.

La mayoría de los signos y síntomas aparecen en la etapa de regeneración, que tiene una fase exudativa, donde pueden aparecer tumores, quistes, acumulaciones de tejido (hiperplasias e hipertrofias), fenómenos de cicatrización y reparación. 
En este período puede haber un incremento de la actividad de ciertos gérmenes (bacterias y hongos) cuyo rol no es comprendido por la medicina moderna y se lo considera como infecciones que hay que erradicar, pero en realidad esta hiperactividad es reactiva y pasajera y su papel sería más bien el de limpieza y fagocitosis del tejido que no sirve. 

Es evidente que el cuerpo tiene sus propios mecanismos de adaptación, producto de su evolución a lo largo de millones de años.

Es en esta fase donde ocurren diversos fenómenos como el dolor, inflamaciones, reacciones “alérgicas”,  fatiga, hinchazones e incluso disfunciones en ciertos órganos (ya que la energía se está utilizando con fines de reparación).
Puede haber fenómenos como vómitos, diarrea, tos con expectoraciones, fiebre, etc., que muchas veces son mal interpretados y tratados como enfermedades, cuando en realidad son mecanismos de depuración del cuerpo.

Aquí es cuando la mayoría de la gente acude al médico y este, en general, solo toma en cuenta lo que ve (o lo que los exámenes complementarios le dicen que hay) y en base a este juicio parcial e incompleto, trata de meter estos síntomas en un cuadro etiquetado como una enfermedad con nombre y apellido.


Un protocolo basado en el miedo y el desconocimiento.

Luego solo falta el acuerdo y la creencia por parte del que consulta , y el trabajo está concluido. Ya es el flamante poseedor de una enfermedad que debe ser tratada según las normas establecidas, o sea, ¡Ataque al enemigo!! ¡Por favor Dr. sáqueme esta enfermedad!!! Y lo más rápido posible porque debo seguir con mis rutinas y además no quiero sufrir!!

Y el proceso natural que estaba realizando el cuerpo para adaptarse y curarse, según su diseño y la información ancestral contenida en sus células, se va al tacho, y en muchos casos se vuelve crónico y en otros, el desenlace es fatal…genial, gracias Doc!

Y hay otro punto fundamental, nuestro cuerpo es inteligente, dotado de conciencia y memoria, conectado con la fuente universal de energía e información, sabe y aprende como sanar y adaptarse a los cambios. A veces estos pueden ser drásticos o fuertes y no le dan tiempo o exceden su capacidad, o tal vez la reacción es exagerada, y es aquí donde entra en juego la verdadera medicina, que debe armonizarse con los procesos naturales, no es necesario acudir a métodos agresivos o tóxicos, porque estos tarde o temprano, deterioran la vitalidad y la capacidad curativa y como consecuencia la calidad de vida.

Aprender de la naturaleza es fundamental, porque nosotros somos ella misma.

Opta siempre por formas de sanación naturales y tradicionales.
Mantén tu mente calma. Cultiva la alegría y el amor incondicional.
La confianza en ti mismo es la base. 
No hay que tener miedo.
Recupera el control y el equilibrio en tu vida.
Desarrolla tu poder personal.
Incrementa tu energía vital.
Purifica regularmente tu cuerpo y tu mente.

No te vacunes. No compres miedo ni enfermedad.



No te dejes abusar, ni siquiera por ti mismo.

Mantener la salud y el equilibrio es fácil, muy simple y agradable, pero depende de ti.

Lo difícil es abandonar los falsos puntos de vista y las opiniones personales.


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