martes, 16 de agosto de 2011

La conciencia del presente o el “ahora”

La conciencia se mueve de a saltos cuánticos. De momento a momento, emerge y desaparece.

Como vimos antes, la sensación de continuidad es un artilugio perceptual del cerebro. Una ilusión. Cada evento discreto que traspasa el umbral del conciente, se reduce en una partícula de conocimiento.

Entonces podemos preguntarnos lo siguiente ¿los momentos discretos contiguos forman un flujo en el tiempo, o más bien un collage de momentos organizados al azar, cuya continuidad es una ilusión creada por la memoria residual?

En cualquier caso nos percibimos conscientemente como una continuidad, un "flujo" de tiempo. Por otra parte el aparente flujo del tiempo puede variar.

Todos experimentamos la “relatividad” del tiempo. Ante situaciones extremas la percepción del tiempo cambia.

Durante zazen, la percepción del tiempo varía. La inmovilidad y el no pensamiento modifican drásticamente la geometría del espacio-tiempo, permitiendo que la conciencia se expanda al no encontrar los límites del pensamiento conciente y de la percepción habitual de los 5 sentidos.

Si estamos con alguien que amamos, el tiempo pasa más rápido que si estamos con alguien que no queremos. Si hacemos algo que nos gusta, el tiempo pasa “volando”, pero cuando hacemos algo que no nos agrada el tiempo pasa lento…muy lento… Algunos deportistas de alto nivel, son capaces de sobresalir porque los jugadores de los otros equipos parecen ir más lento.

Velocidad física a un lado, esto puede ocurrir por un aumento en la frecuencia de los eventos concientes (RO).

Por ejemplo, si Messi tiene 60 eventos concientes por segundo, y los defensores sólo tienen 40 eventos concientes por segundo, Messi tiene 50% más de percepciones, decisiones y reacciones sobre cualquier intervalo de tiempo, dado que sus rivales parecerán moverse “más lentamente”.

El caso contrario es, por ejemplo, alguien que ha bebido alcohol en exceso El alcohol, que es un depresor del sistema nervioso provoca menos eventos conscientes por intervalo de tiempo estándar, y por lo tanto su percepción conciente es que los acontecimientos en el resto del mundo se están produciendo con mayor rapidez que el ritmo de su propia percepción (por eso no es una buena idea conducir un coche en estas condiciones).

Otra de las características extrañas de la conciencia es la sincronía temporal de estímulos sensoriales.

Incluso los actos simples como caminar involucran una cantidad enorme de estímulos sensoriales (información) que son coordinados de manera compleja para darnos una sensación de percepción unificada.

Las sensaciones táctiles de los pies en contacto con el piso viajan a través de las vías nerviosas sensitivas en un recorrido bastante largo y lento, debido a los tiempos de conducción y los retrasos sinápticos, a través de las piernas y la médula espinal hasta el cerebro… pero la información visual de ver a nuestros pies en contacto con el piso llega a nuestro cerebro mucho más rápido a través de los nervios ópticos.

Sin embargo, percibimos la información visual y táctil como simultáneas.

Nuestra percepción conciente no es sincronizada (vemos a nuestros pies golpear el piso y una fracción de segundo más tarde los sentimos golpear el piso), pero los recordamos como sincronizados, una revisión "orwelliana" o globalizada del suceso.

Esto implica que nuestra visión de la realidad es puramente una construcción, una "ilusión".

Otra explicación es que las percepciones rápidas (visión) se retrasan para esperar a la percepción lenta (tacto).

Esto implica que estamos constantemente "viviendo en el pasado", nuestra conciencia va retrasada con respecto a la realidad.

Hay otro hecho. La evidencia experimental sugiere que el cerebro refiere la información "hacia atrás en el tiempo".

De hecho esta referencia hacia atrás puede ser algo trivial, lo que nos permite vivir el momento presente a pesar de los retrasos finitos en nuestra experiencia sensorial. Este mecanismo nos permite actuar, y luego un poco más tarde decidir acerca de la acción.

En el reino cuántico el tiempo es incierto y los eventos se pueden ejecutar en el sentido inverso.

La 2ª ley de la termodinámica al parecer no se aplica a los sistemas cuánticos, que pueden llegar a ser más ordenados y coherentes.

La reducción de estado cuántico, como los eventos de RO, pueden enviar la información cuántica "hacia atrás en el tiempo", por ejemplo, de acuerdo con la teoría del "vector dual" de Aharonov .

El tiempo no está determinado en la fase de superposición cuántica

La referencia hacia atrás en el tiempo de la información cuántica puede dar cuenta de los efectos en el entrelazamiento cuántico y la criptografía cuántica.

En todas estas situaciones, es la información cuántica la que al parecer viaja hacia atrás en el tiempo, al revés de la información clásica

En el enfoque de reducciones objetivas en los microtúbulos del cerebro, la información cuántica es "pre-conciente" o "subconciente". La información se vuelve conciente en el "ahora", luego de la reducción objetiva, es decir, de la caída o colapso de la función de probabilidades.

De este modo, cada momento de conciencia puede incorporar la información cuántica, tanto del pasado y del futuro, así como la información clásica del pasado (memoria de trabajo).

Los estudios realizados por el neurólogo B. Libet en la Universidad de California a fines de los´70 en pacientes de neurocirugía despiertos sugieren que el cerebro envía información hacia atrás en el tiempo. Los pacientes informaban haber percibido el estímulo antes de que este sea efectuado.

Así que, ya sea a) la "rápida" información visual se retrasa, b) la visión y el sentir se experimentan por separado, pero se recuerdan como simultáneos, o c) la información se refiere lentamente "hacia atrás en el tiempo" (de un futuro próximo) para que coincida con la información rápidamente.

Desde un punto de vista evolutivo, "vivir en el pasado" puede ser desventajoso,

¿Pero como puede la información correr hacia atrás en el tiempo?

Los efectos cuánticos en el cerebro pueden explicar la información hacia atrás, y que estos efectos ocurran con frecuencia, incluso de forma rutinaria.

Resulta que a nivel cuántico, la información de hecho puede transmitirse en sentido inverso, por lo que en los niveles fundamentales, el tiempo puede ser indeterminado.

Cada reducción de estado cuántico tiene un vector dual, tanto hacia adelante como hacia atrás en el tiempo.

Cada evento conciente o partícula de conocimiento, puede recibir información del pasado o del futuro.

Para investigar estas posibilidades, D. Radin y D. Bierman realizaron una serie de experimentos de la respuesta emocional en el ser humano.

Los sujetos veían en una pantalla de ordenador en la que aparecían (en intervalos que variaban al azar) una serie de imágenes, algunas emocionalmente neutrales, y otras altamente emocionales (violencia, sexo....).

En los primeros estudios que realizaron utilizaron la conductancia de la piel de un dedo para medir la respuesta fisiológica.

Lo interesante es que encontraron que no solo respondían, obviamente, a los estímulos fuertes más que a los neutrales sino que además lo hacían antes de que apareciera la imagen. La respuesta emocional se había producido desde una fracción de segundo hasta varios segundos antes del estímulo visual.

Posteriormente, en la Universidad de Amsterdam, se repitieron los experimentos con sujetos en un generador de imágenes cerebrales fMRI y encontraron en la actividad cerebral respuestas emocionales de hasta 4 segundos anteriores a los estímulos. Por otra parte se analizaron los datos en bruto de otros laboratorios y se encontraron con el mismo tipo de respuestas emocionales anticipadas al estímulo.

El fenómeno phi es una ilusión óptica de nuestro cerebro que hace percibir movimiento continuo en donde hay una sucesión de imágenes.

En el fenómeno phi, una sucesión de imágenes reproducida a una cierta velocidad crea la impresión de movimiento.

Se basa en que el ojo humano es capaz de percibir movimiento a partir de información fraccionada, por ejemplo, una sucesión de imágenes. Es decir, a partir de la reproducción de una serie de imágenes congeladas con una frecuencia determinada (velocidad de imágenes por segundo, por ej: 24/seg como en el cine) se percibe un movimiento continuo.

Clásicamente se le atribuye este fenómeno a la persistencia retiniana, que es la capacidad de la retina de guardar durante un cierto tiempo la última imagen. Aunque en la actualidad no se considera más así, ya que este punto de vista solo toma en cuenta al ojo y no al cerebro en su totalidad.

El cerebro es especialista en rellenar imágenes y es posible que esto lo haga recibiendo la información cuántica hacia atrás en el tiempo, es decir desde el futuro!


3 comentarios:

dijo...

¡Apasionante!

Julián dijo...

Hola Mariano, por lo que entiendo de tus artículos, la realidad es una ilusión que fabrica nuestra mente.
Te cuento un caso: en un momento decidí cambiarme de trabajo, unos días más tarde me llamaron de una empresa sin que yo los contactara previamente.
Ahora estoy esperando su respuesta con ansias pero no llega, hay algo que pueda hacer desde la meditación al respecto?

Seiki Giacobone dijo...

Si, conocerte a ti mismo