martes, 31 de agosto de 2010

Sonido y conciencia



El universo vibra.
La estructura primordial del universo es sonido y geometría (espirales tetraedos, círculos, fractales, etc).

La vibración es entonces una fuerza fundamental del universo. La materia y la energía están en continuo movimiento y vibran con una frecuencia definida formando patrones geométricos de forma y sonido.
La naturaleza tiende a vibrar en armonía (o a buscarla si se producen desequilibrios) desde las partículas más pequeñas e invisibles hasta las más grande. La teoría de cuerdas en física, postula que las partículas materiales aparentemente puntuales son en realidad "estados vibracionales" de un objeto extendido más básico llamado "cuerda" o "filamento". De todas formas, incluso, estas cuerdas son en definitiva energía e información.

La vibración genera todo tipo de ondas que viajan en el espacio.
El sonido es vibración.

De acuerdo a la enciclopedia, una onda sonora es una onda longitudinal por donde viaja el sonido. Si se propaga en un medio elástico y continuo genera una variación local de presión o densidad, que se transmite en forma de onda esférica periódica o cuasiperiódica.

Vivimos en un universo que vibra, y nosotros vibramos con él, de hecho, somos esta vibración. El cuerpo espiritual corresponde a una vibración sutil y el cuerpo físico a una más grosera, o mejor dicho, menos sutil.
Cuando armonizamos con esta vibración del universo, hay salud y felicidad. Equilibrio. Armonía. Música.

Los pensamientos, las emociones, los sentidos, la actividad celular, el impuso nervioso, el latido cardíaco, la respiración, el movimiento del cuerpo: todas son formas de vibración.

Cada órgano, cada parte del cuerpo, cada chakra, tiene una vibración precisa, un sonido que le corresponde (además de otras formas de vibración, como el color por ejemplo).

Cada parte debe vibrar en armonía, en resonancia con su sonido fundamental, si no, tarde o temprano, se manifestará el desequilibrio y la enfermedad, que como vemos, generalmente empieza en los niveles más sutiles de vibración y luego, cuando no se corrige, aparece el trastorno o el daño en el plano físico.
En realidad, las emociones, son la causa fundamental de por que enfermamos.

Los taoístas en la antigua China, descubrieron con la meditación que mediante los sonidos, el ser humano podía tener un manejo de su energía emocional y sus cuerpos sutiles y generar así un estado de equilibrio. De hecho, vinculando cada sonido (seis en total), con un sentido y un órgano vital -pulmones, riñones, hígado, corazón, bazo y triple calentador- los taoístas encontraron la forma de hacer circular la energía vital (Chi) por todo el cuerpo.

Según las viejas enseñanzas del taoísmo (en realidad todas las culturas antiguas tienen esta tradición) hay sonidos que curan.

Actualmente, debido a investigaciones, y también a la intuición, se utilizan estas enseñanzas, para la prevención y el tratamiento de numerosas enfermedades.

Creo que la evolución de la medicina, como parte de la evolución misma de la conciencia del ser humano, va en esta dirección. Es decir, hacía formas más sutiles, más espirituales, más humanas y no tan “científicas” de curación.

La vibración de la membrana que delimita las células, la membrana plasmática, produce un tipo de sonido, que puede ser detectado.
Según algunas investigaciones efectuadas en la universidad de California, este sonido es muy agudo y corresponde a una nota “Do” de la escala musical, pero dos octavas por encima del "Do" que está en el centro del piano, mostrando que una célula vibra sumamente rápido.
Ensayos posteriores han mostrado que las células suenan diferente según varían sus condiciones, y que incluso pequeños cambios de temperatura hacen que la nota varíe.

Las células enfermas suenan distinto de las sanas. Pero lo que es más importante: nuestras células responden al sonido.


El sonido tiene cuatro cualidades básicas, que son: la altura o frecuencia, la duración, el timbre o color y la intensidad, fuerza o potencia.
Frecuencia es una medida que se utiliza generalmente para indicar el número de repeticiones de cualquier fenómeno o suceso periódico en la unidad de tiempo.

La frecuencia se mide en hercios (Hz). Un hercio es un suceso o fenómeno repetido una vez por segundo. Así, dos hercios son dos sucesos (períodos) por segundo, etc. Esta unidad se llamó originariamente «ciclo por segundo» (cps) y aún se sigue utilizando. Otras unidades para indicar la frecuencia son revoluciones por minuto (rpm) y radianes por segundo (rad/s). Las pulsaciones del corazón y el tempo musical se mide en «pulsos por minuto» (bpm, del inglés beats per minute).
La frecuencia tiene una relación inversa con la longitud de onda. O sea, a mayor frecuencia menor altura de la onda.
El timbre es el matiz característico de un sonido, que puede ser agudo o grave según la altura de la nota.
Los sonidos que escuchamos son complejos, es decir, están compuestos por varias ondas simultáneas, pero que nosotros percibimos como uno. El timbre depende de la cantidad de armónicos que tenga un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos. Los armónicos son los que generan el timbre característico de una fuente de sonido (por ejemplo la voz humana, un instrumento musical, etc.). Son los que permiten diferenciar un tipo de instrumento de otro, o reconocer el timbre de la voz de una persona.

Ya vimos que es el sonido, pero, ¿y la música?

El sonido combinado con el silencio crea la música. Sin silencios, no hay música. De hecho el sonido emerge del silencio. Al igual que la forma surge del vacío.
En diversas tradiciones místicas de todo el mundo, incluso en los textos religiosos convencionales, se considera al sonido como el fundamento del mundo físico.

El sonido y la música, además, influyen en el estado de conciencia.

El uso del sonido como catalizador para crear estados de conciencia no ordinarios está muy difundido en todas las culturas tradicionales. Ya desde los primeros estudios antropológicos se conoce el método rítmico percusivo para inducir estados de trance. Los chamanes se han descrito siempre como músicos y bailarines, al igual que el “brujo” de las tribus indígenas de América, que en realidad era el “hombre-medicina” (medicine man).

Existen muchos métodos para alcanzar estos estados y sin duda alguna el sonido y en concreto el sonido rítmico de la percusión es uno de ellos.

De acuerdo a algunos estudios para propiciar un estado mental que ayude a modificar o expandir la conciencia, es necesario escuchar un sonido rítmico de 205 a 220 golpes por minuto. Este ritmo induce al cerebro a producir ondas cerebrales lentas, de entre 7 a 4 ciclos por segundo, o menos.
Para comprender qué ocurre a nivel fisiológico, debemos entender el funcionamiento de la mente humana. El cerebro es capaz de producir cuatro tipos de onda:
Las ondas Beta tienen de 22 a 14 ciclos por segundo. Corresponden al nivel de vigilia, al estado consciente ordinario. Bajo los efectos de estas ondas, el cerebro vive en el marco del tiempo y espacio habituales. Los sentidos físicos están despiertos y la mente actúa con lógica y razonamiento.
Las ondas Alfa tienen de 14 a 7 ciclos por segundo. Se inician en los estados de relajación, meditación o sueño ligero. El cuerpo se calma, disminuye el flujo de pensamientos y la mente entra en un estado de bienestar. Comienza a desaparecer el diálogo interno. En este estado el sentido del tiempo se diluye.
Las ondas Theta tienen de 7 a 4 ciclos por segundo. La mente entra en una relajación profunda. A este estado se le atribuye una gran capacidad de concentración y creatividad. Los límites de la conciencia personal son trascendidos.
Y por último las ondas Delta tienen de 4 a 2 ciclos por segundo. Es el estado propio del sueño profundo.
Hay muchos estudios científicos sobre la relación existente entre el ritmo, la voz y el sonido con respecto a las ondas cerebrales y los estados no ordinarios de conciencia.

El Dr. Mitchell Gaynor (oncólogo norteamericano) ha demostrado que el sonido influye en el proceso de curación alterando las funciones celulares mediante efectos energéticos, que cambian incluso el metabolismo de la célula y su homeostasis, calman la mente y con ello relajan el cuerpo físico. A la vez influye en las emociones, que como ya hemos visto, generan neurotransmisores y neuropéptidos cerebrales que ayudan a regular el sistema inmunitario.

El rol de la música en la curación de enfermedades es innegable.

Fabien Maman, investigador y compositor francés, ha explorado y documentado la influencia específica que las ondas sonoras ejercen en las células. Estudió durante varios meses, fotografiando con un microscopio electrónico, el efecto del sonido de baja frecuencia en las células humanas y en células cancerosas y observó durante veinte minutos su reacción ante sonidos emitidos por un gong, un xilófon, una guitarra y la voz humana cantando a capella. El gong, rico en armónicos provocó que las células cancerosas estallaran. Sin embargo, lo más relevante fue que la voz humana desorganizó la estructura celular cancerígena,
Así dedujo que la voz tiene una vibración más poderosa que cualquier instrumento musical y le atribuyó este poder a la conciencia que es capaz de poner el ser humano en ella.

El sonido es una onda portadora de conciencia, y dependiendo de dónde esté situada la conciencia de un individuo cuando crea un sonido, éste lleva información de ese estado al receptor, ya sea una célula o cualquier ser vivo. Por ejemplo, si estamos enojados y creamos un sonido, aunque sea un sonido “agradable”, estaremos trasmitiendo el enojo que se encuentra incorporado en ese sonido y será percibido sutil e inconscientemente por aquellos que lo perciban.

Esto es debido a la intención o al propósito que se halla detrás del sonido. La intención es la conciencia.
La intención es la energía detrás del sonido que ha sido creado.

También se descubrió que los glóbulos rojos de la sangre cuando estaban sujetos a una escala cromática de frecuencias alteraban su color y forma (en este experimento se utilizaron diapasones), y así se observó que la nota LA (440Hz) los cambió a color rosado, la nota DO los hizo alargados y la nota MI los volvió esféricas. Las células cancerosas se desintegraban entre 400 y 480Hz en las notas LA y SI, por esto se ha llegado a la conclusión de que ciertas vibraciones refuerzan a las células y a los tejidos sanos e inhiben a las células enfermas.

La terapia del sonido se fundamenta en el principio de resonancia o simpatía.
La resonancia hace que un objeto o cuerpo que vibra provoque una vibración equivalente en otro; es decir, la vibración de un objeto se iguala a la vibración de otro objeto.

Cada parte del cuerpo, tiene una frecuencia óptima, sana.
La enfermedad, entonces, se debe a que alguna parte de nosotros no está vibrando en armonía consigo misma, con las demás partes o con el entorno.

Esta disonancia o enfermedad puede sanarse con sonido e intención, devolviendo a las partes enfermas su frecuencia sana. Al dirigir el sonido correcto hacia nosotros mismos, o hacia la persona que desea ser curada, podremos regresar a una vibración óptima y normal.

Nuestros pensamientos y emociones negativas adoptan una forma densa, a modo de patrones de energía cristalizada. Esos patrones cristalizados van penetrando gradualmente, hasta que, en última instancia, se manifiestan como la enfermedad en el cuerpo físico. El sonido es capaz de disolver estas cristalizaciones potencialmente dañinas.

Los Chakras están vinculados al cuerpo físico, están alineados en el eje de la columna vertebral y se relacionan con los plexos nerviosos y glándulas endocrinas más importantes. Se consideran vórtices o remolinos de “conciencia y energía”.
Son centros de energía vital y de energía espiritual, directamente conectados con el cerebro. Generan, acumulan, transforman y distribuyen la energía Chi ( ki o prana) y son también las puertas de intercambio entre el ser humano (microcosmos) y el macrocosmos. En muchas personas los chackras suelen estar bloqueados, funcionando a un nivel energético muy bajo.
Estos centros de energía, responden rápidamente a las vibraciones del sonido. Por eso, se utilizan distintos métodos sonoros para trabajar con ellos.

Si comenzamos a aceptarnos, como cuerpos que vibran, con más facilidad podremos comprender nuestra naturaleza esencial y modificar la manera de pensar y de percibir la realidad. Será más fácil expandir la conciencia, calmar la mente, detectar y disolver bloqueos y corazas y curar cualquier enfermedad, armonizando con el medio y con las demás existencias.

Silencio y sonido, en armonía: La música del universo.

sábado, 21 de agosto de 2010

El lenguaje del ADN


El ADN puede ser influenciado y reprogramado por las palabras y las frecuencias de acuerdo a descubrimientos de investigadores rusos.
Con la investigación de cientificos como Peter Gariaev, de la Academia de Ciencias de Rusia, se puede explicar directa o indirectamente y a la vez comprender fenómenos como la clarividencia, la intuición, actos espontáneos y de sanación a distancia, auto sanación, técnicas de afirmación, la influencia mental sobre los patrones del tiempo y mucho más. Además, existe evidencia para un nuevo tipo de medicina en la cual el ADN puede ser influenciado y reprogramado por las palabras y frecuencias sin extraer y reemplazar los genes individuales, como se hace con técnicas convencionales. En otros términos, es posible con el pensamiento incluso influir a nivel genético en nuestro cuerpo y en la curación de enfermedades.

Solamente el 10% de nuestro ADN está siendo usado para producir proteínas. El otro 90% es considerado "ADN basura o desperdicio".

Los investigadores rusos convencidos que la naturaleza no es silenciosa, reunieron a genetistas y lingüistas para explorar ese 90% de "ADN basura". Sus resultados, hallazgos y conclusiones son muy interesantes y revolucionarios.

De acuerdo a ellos, nuestro ADN no es sólo responsable de la construcción de nuestro cuerpo sino que también sirve como almacenaje de información y comunicación. Los lingüistas rusos descubrieron que el 90% del código genético aparentemente inservible, sigue las mismas reglas que todos los idiomas humanos. Para este fin ellos compararon las reglas de la sintaxis, es decir la forma en que las palabras son puestas juntas para formar una frase y oraciones, la semántica, o sea el estudio del significado en las formas de la lengua y la gramática o conjunto de reglas y principios que rigen el uso de un idioma.

Los investigadores descubrieron que los nucleótidos de nuestro ADN siguen una gramática regular y tienen reglas fijas tal como nuestro idioma, independientemente de cuál sea este.
Es decir, relacionamos el lenguaje de los propios lingüistas con el de los biólogos y vemos que definen el fonema como la unidad mínima de una lengua que no se puede analizar en unidades más pequeñas (al igual que el nucleótido en la molécula de ADN) y cuya función se define a través de:

a) Su expresión: Que es la materialización de los mismos (el sonido vibracional, la onda)
b) Su forma: Que es el lugar que ocupan en el sistema (la cadena de ADN).
c) Su contenido: Que es el papel que puedan desempeñar y el uso que pueden tener en una lengua (la formación de determinadas proteínas en función de sus relaciones).

Y otro tanto ocurre cuando leemos que el valor de las piezas de una lengua reside en las relaciones que se establecen entre ellas (como las bases nitrogenadas en nuestro ADN). Pues bien, los investigadores rusos han descubierto que la inteligencia subyacente en los procesos que dan lugar a una lengua se da ya en la interrelación y elección de nucleótidos para la síntesis de proteínas a nivel del ADN.

Hallaron que los pares de bases de nuestro ADN se combinan tal como se hace en la gramática regular y han establecido reglas como nuestras idiomas. Así que las lenguas o idiomas no surgieron por coincidencia, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente.
El biofísico ruso y biólogo molecular Pjotr Garjajev (Peter Gariaev) y sus colegas también exploraron la conducta vibracional del ADN: "La función de los cromosomas vivientes como computadoras holográficas/solitónicas utilizando la radiación láser endógena del ADN".

Esto significa que se las arreglaban, por ejemplo para modular ciertos patrones de frecuencia hacia un rayo láser y con él influenciaban la frecuencia del ADN y así la información genética misma. Ya que la estructura básica de los pares de bases nitrogenadas del ADN, y del lenguaje, es de la misma estructura, ninguna decodificación de ADN es necesaria.
El Grupo de investigación de Gariaevs tuvo éxito al comprobar que cromosomas dañados por rayos X pueden ser reparados. Captaron patrones de información de un ADN en particular y lo transmitieron hacia otro, así reprogramando las células a otro genoma. Así que ellos transformaron con éxito, por ejemplo embriones de rana a embriones de salamandras simplemente por transmitir los patrones de información del ADN.

De esta manera la información completa fue transmitida sin ninguno de los efectos colaterales o disarmonías encontradas cuando se sacaban y reintroducían genes individuales provenientes del ADN. Más información en el post relacionado: 21/11/2008

Esto representa una verdadera revolución. Todo esto simplemente por aplicar vibración y lenguaje en lugar del procedimiento convencional de cortar y pegar.

Este experimento evidencia el inmenso poder que tiene la onda (vibración) sobre la genética.

Muchos maestros espirituales han sabido que nuestro cuerpo es programable mediante el lenguaje, las palabras y el pensamiento. Ahora esto ha sido científicamente probado y explicado. Por supuesto, la frecuencia tiene que ser correcta. Y esta es la razón porque no todos tienen éxito de igual manera o pueden hacerlo siempre con la misma fuerza. El individuo debe trabajar en los procesos internos y madurar para establecer una comunicación conciente con el ADN.
La práctica regular de zazen, favorece la expansión de la conciencia y fortalece la energía vital. La calma, el equilibrio y la concentración que se experimentan durante la meditación influye directamente en la capacidad para reprogramar, no solo conductas si no la estructura misma del ADN, y esto tambien es motivo de investigación científica.

Los investigadores rusos están convencidos de que armonizando los sonidos que emitimos - es decir las palabras - en una determinada frecuencia se puede llegar a influir en el ADN. esto puede explicar los descubrimientos del investigador japonés Masaru Emoto quien ha demostrado - a través de experimentos repetibles y acompañados de gran cantidad de imágenes gráficas - cómo las palabras y la música son capaces de alterar la estructura molecular del agua. Y no olvidemos que estamos formados por 2/3 partes de agua.
También podríamos entender mejor cómo el sonido de los cuencos de cuarzo pueden curar el cáncer.
Actualmente la música, como terapia, ocupa un rol destacado en la cura de muchas enfermedades neurológicas, inmunológicas y psicosomáticas.

La base de todo este complejo proceso de intercambio de "textos" en forma de sonidos yace en la naturaleza vibracional. El ADN se expresa, según los investigadores rusos, a través de ondas (solitónicas) que pueden almacenar información durante mucho tiempo y son capaces de propagarse, sin deformarse, a grandes distancias en medios no lineales.

Para hacerse una idea de la capacidad de las ondas solitónicas, en 1988 Thierry Georges y su equipo del Centro de Investigación y Desarrollo de France Telecom combinaron ondas solitónicas de diferentes longitudes para realizar una transmisión superior a un terabit por segundo ( 1.000.000.000.000 bits/segundo)

"La mayoría - explica Gariaev - intenta entender los principios del ordenador biológico que es el ADN a través de una fijación exclusiva a las reglas del ADN de Watson, Crick y Chargaff, la igualdad entre las bases de adenina-timina, guanina-citosina. Y eso es correcto pero no suficiente.
El ADN en los sistemas vivos tiene atributos de onda que nos llevan a una dimensión desconocida. El "muy conocido" código genético es tan sólo la parte del código referida a la síntesis de proteínas... y nada más. Pero los cromosomas trabajan como ordenadores solitónicos holográficos bajo la influencia de radiaciones láser endógenas de ADN".

El ADN funciona como una antena cuyas caracteristicas vienen determinadas por su tamaño. La molécula extendida tiene alrededor de dos metros de longitud y una frecuencia natural de 150 megahertzios. Curiosamente esta frecuencia está exactamente en la banda utilizada por el radar humano para las telecomunicaciones e ingeniería de microondas. Es decir, nosotros usamos exactamente el mismo rango de frecuencia para recibir y emitir señales a nivel de ADN que en nuestra tecnología.


El ADN no sólo puede resultar afectado por la radiación electromagnética de forma dañina sino también puede ser alterado en la dirección contraria con la radiación adecuada porque para ello somos portadores de un microchip electrobiológico, un superconductor que toma la información electromagnética del medio ambiente, la almacena y probablemente después de codificarla puede también emitirla.

Los rusos descubrieron que la oscilación vibratoria de nuestro ADN puede causar patrones de perturbación en el vacío produciendo agujeros de gusano magnetizados, equivalentes microscópicos de las perturbaciones Einstein-Rosen formadas en las inmediaciones de los agujeros negros (dejados por las estrellas que estallaron).

Estas son conexiones en forma de túnel entre áreas completamente diferentes en el universo a través de las cuales la información puede ser transmitida más allá del del espacio-tiempo. El ADN atrae estos bits de información y los pasa a nuestra conciencia. Este proceso de hiper comunicación o comunicación cósmica es de lo más efectivo en un estado de relajación o de meditación.
El stress, las preocupaciones o el exceso de pensamientos obstruyen esta hiper comunicación o distorsionan la información haciéndola inútil. En la naturaleza la hiper comunicación ha sido aplicada exitosamente por millones de años. El flujo organizado de vida en el estado de insecto prueba esto dramáticamente. El hombre moderno lo conoce solamente en un nivel mucho más sutil como "intuición". Pero nosotros, también, podemos recuperar pleno uso de él.
En la naturaleza, cuando una hormiga reina es separada de su espacio en su colonia, la construcción aún continúa fervientemente y de acuerdo al plan. Si se mata a la reina el trabajo en la colonia se detiene. Ninguna hormiga sabe qué hacer.
Aparentemente la reina envía los "planes de construcción" también desde muy lejos a través de la conciencia de grupo a sus sujetos. Ella puede estar tan lejos como lo desee, mientras que esté viva. La hiper comunicación en el hombre se encuentra más frecuentemente cuando uno repentinamente gana acceso a la información que está fuera del conocimiento base u ordinario.
Algunos animales "saben" también, desde lejos, cuando sus amos estan por regresar a casa.

Esta hiper comunicación es a veces experimentada como inspiración o intuición.

Hay muchos ejemplos, y algunos célebres:

El compositor italiano Giuseppe Tartini por ejemplo, soñó una noche que un demonio se sentaba al lado de su cama tocando el violín, a la mañana siguiente Tartini fue capaz de escribir la pieza completa exactamente de memoria, la llamó la Sonata Gorjeo del Diablo.
Dimitri Mendeleyev, químico ruso vió en sueños la clave para la organización de la Tabla Periódica de los Elementos.
Paul McCartney soñó su célebre canción "yesterday". Una mañana se despertó y tenía la melodía completa en su cabeza, se sentó en el piano y le dió forma inmediatamente. Para él era tan perfecto como le había llegado que en un principio pensaba que se trataba de alguna melodía que había escuchado antes.
El químico Friedrich Kekulé dedujo la estructura hexagonal de la molécula del benceno tras soñar con una serpiente que se mordía la cola.
Niels Bohr, físico danés descubrió gracias a un sueño la estructura del átomo, lo que le valió el Premio Nobel en 1922.

El ADN fantasma

Los científicos rusos irradiaron muestras de ADN con luz láser en cámaras especiales. En la pantalla se formó un patrón de ondas típico. Cuando retiraron la muestra de ADN, los patrones de onda no desaparecieron, si no que permanecieron. Decenas de experimentos de control demostraron que el patrón seguía proviniendo de la muestra retirada cuyo campo energético aparentemente subsistía por sí mismo. Este fenómeno fue denominado "Efecto del ADN fantasma"
Vladimir Poponin, físico cuántico, reconocido mundialmente por sus estudios sobre las interacciones entre los campos electromagnéticos y los sistemas biológicos, e investigadores del Biochemical Physics of the Russian Academy of Sciences se refiere así a ese efecto fantasma: "Después de reproducir esto muchas veces y verificar el equipo de todas las maneras concebibles nos vimos obligados a aceptar la hipótesis de trabajo de que alguna nueva estructura de campo estaba siendo excitada desde el "vacío" físico (actualmente recibe el nombre de Campo Punto Cero). Lo denominamos "ADN Fantasma" para dar énfasis a que su origen está relacionado con el ADN físico.

Se presupone que la energía fuera del espacio y del tiempo aún fluye a través de los agujeros de gusano luego que el ADN ha sido removido. El efecto colateral encontrado más frecuentemente en la hiper comunicación también en seres humanos son inexplicables campos electromagnéticos cerca de las personas involucradas.

El hallazgo más importante de estos experimentos es que proporcionan una oportunidad de estudiar la subestructura del vacío bajo perspectivas estrictamente científicas y cuantitativas. Es posible debido a la habilidad intrínseca del campo fantasma de acoplarse con los campos electromagnéticos convencionales.

"Esto implica que en ese acoplamiento podría producirse una transmisión de información desde lo que últimamente se ha dado en llamar "Campo Punto Cero", lo que en espiritualidad se llama: "el vacío creador". Se abre así un universo de posibilidades. De hecho, podría estar sucediendo que nuestro ADN esté recibiendo desde el primer día sus "instrucciones de ensamblado" más allá del espacio y tiempo conocidos. A partir de esas instrucciones la naturaleza holográfica del ADN iniciaría el proceso de organización. Una enseñanza budista muy antigua dice: "el vacío y la forma no son diferentes, el vacío se convierte en forma y la forma vuelve al vacío"

Antiguamente la humanidad había estado, como los animales, muy fuertemente conectada a la conciencia de grupo, ya que además actuaba como grupo. Para desarrollar y experimentar la individualidad nosotros los humanos de cualquier modo, tuvimos que olvidarnos de la hiper comunicación casi por completo, aunque conservamos nuestro instinto colectivo aún, incluso de manera inconciente. Así, una pequeña parte del cerebro, la corteza frontal (principalmente izquierda) se encargó hasta el momento de percibir y organizar la realidad. De ahí el desequilibrio y el aislamiento actual del ser humano "civilizado".

Pero ahora que estamos claramente estables en nuestra conciencia individual y que ya no la podemos llevar más lejos (se pueden ver los resultados), podemos crear una nueva forma de conciencia de grupo, principalmente una en la que tengamos acceso a la información contenida en el ADN sin ser forzados o remotamente controlados sobre qué hacer con esa información. Podemos ahora saber que, como sucede en Internet, nuestro ADN puede recoger información de la red y puede establecer contacto con otros participantes en ella.

Sanación a distancia, telepatía o clarividencia, pueden así ser explicados. Las conciencias están conectadas, solo hay que despejar, pulir, entrenar de nuevo este vínculo con la "conciencia universal", con la "red". Comenzar a percibirnos y a aceptarnos de otra forma.

La hiper comunicación para el ser humano moderno significa algo completamente diferente: Algunos científicos afirman que si los humanos con plena individualidad recobraran la conciencia de grupo, es decir, si son concientes de sus capacidades y de su conexión con la energía e información del universo, serían literalmente "dioses" con capacidad para crear, alterar y formar cosas sobre la Tierra. De hecho, esto es lo que hacemos siempre, somos creadores de realidades, está en nuestra naturaleza, solo que lo hacemos sin darnos cuenta y muchas veces en una dirección errónea e inútil. Lo interesante es conectar concientemente con esa conciencia, con ese "océano de potencialidad infinita".

La humanidad en forma colectiva se está moviendo hacia una nueva forma de conciencia colectiva.Muchos de los chicos de hoy serán niños con problemas tan pronto como ellos vayan a la escuela y sean "formateados". El sistema mueve pesadamente a todos juntos y de forma despersonalizada. Esta forma de educación demanda obviamente un ajuste, una actualización. De todas formas la individualidad de los chicos de hoy es tan fuerte, por la educación recibida, los condicionamientos del medio, etc, que muchos también rehusan este ajuste y abandonan sus idiosincrasias, su creatividad, sus pensamientos y sentimientos más puros y originales, de formas diversas, amoldándose cómodamente al sistema convencional.

Como sea, la misma evolución de la conciencia, hará que poco a poco la balanza se incline para el lado de la conciencia grupal, del ser humano conciente de sus posibilidades, viviendo en armonía y equilibrio, siendo creador conciente de su realidad.

Cuando mucha gente enfoca su atención o conciencia en algo similar como por ejemplo en Navidad, o el mundial de fútbol o en una catástrofe, entonces cierto número de generadores de números al azar en las computadoras de diversos centros de investigación, comienzan a entregar números ordenados en vez de números al azar, esto ha sido comprobado y demuestra la influencia de la conciencia colectiva en el mundo físico.

Resumiendo, los científicos rusos han realizado unos descubrimientos tan extraordinarios que amplian nuestra comprensión no solo de la genética humana, si no también de nuestra verdadera naturaleza y posibilidades. Es el punto donde la ciencia y la espiritualidad no están ya separadas, si no que expresan distintos aspectos de una misma verdad. Puede que en un futuro no tan lejano la Espiritualidad vuelva a ser la expresión más alta de la Ciencia.

domingo, 15 de agosto de 2010

Somos la naturaleza


La práctica de zazen es la expresión directa de nuestra verdadera naturaleza.

Desde ya, cualquier cosa que hagamos es expresión de nuestra verdadera naturaleza, pero sin esta práctica es difícil darse cuenta de ello.
Es así porque durante zazen, se puede ser conciente de esta esencia, de esta actividad universal. Más allá del pensamiento ordinario y de la realidad cotidiana. Es la experiencia "subjetiva", que es instranferible e irreemplazable.

El estado activo es parte de nuestra naturaleza humana y también de la naturaleza de toda existencia. Mientras estamos vivos, hacemos algo siempre. Pero cuando se piensa "estoy haciendo esto", "tengo que hacer esto" o "debo lograr algo especial", ya hay una separación, una dualidad y en realidad no se está haciendo nada. Cuando se renuncia a todo, cuando ya no se desea nada o cuando no se intenta hacer algo especial, entonces se hace algo.

Si no hay idea alguna de provecho en lo que se hace, entonces se hace algo.
Obviamente es normal tener deseos y el propósito es importante. Sin estos no vamos muy lejos. Pero cuanto más se busca un resultado o se espera un beneficio, nos estamos alejando en realidad de “eso” que hacemos o de lo que somos.

Cuando el sujeto y el objeto están separados, siempre hay dualidad. La dualidad genera dudas y contradicciones, y estas llevan a desequilibrios, a tomar malas decisiones, y se termina infeliz, insatisfecho o frustrado y generalmente enfermo.

En la práctica de zazen, lo que se hace no se hace para buscar algo. Quizás uno crea que está haciendo algo especial, pero en realidad es sólo la expresión de la verdadera naturaleza, es la actividad que aplaca el deseo más íntimo. Pero mientras se piense que se está practicando zazén para obtener algo, ésa no es la verdadera práctica.

Cuando algo existe tiene su propia y verdadera naturaleza. En el Zen se le llama la naturaleza de Buda, la esencia universal, cósmica, inherente a todo ser vivo. Pero si no experimentamos esta naturaleza, esta esencia, ¿estamos vivos realmente? En el sentido estricto del término, es obvio que si. Pero si no tomamos contacto, o dicho de otro modo, si no permitimos que esta naturaleza se exprese en nuestra vida, entonces es como estar muerto.

No es que se trate de hacer solo zazen, porque esta actitud se vuelve extrema, y se pierde naturalidad. Hay que hacer cosas de vivos, vivir la vida, experimentar, aprender, disfrutar. Pero sin este conocimiento de si mismo, de su verdadera naturaleza, la vida difícilmente tenga un sentido real y profundo y es muy probable que se corra a izquierda y a derecha buscando o huyendo de algo exterior, que es solo ilusión.

Cuando expresamos nuestra verdadera naturaleza, somos seres humanos. Cuando no, no sabemos qué somos. No somos animales, porque caminamos en dos pies y pensamos. Somos algo diferente de un animal, pero ¿qué somos?

Quizás seamos fantasmas. No sabemos cómo llamarnos. Un tipo de criatura que en realidad no existe. Cuando la mente y el cuerpo viven separados. No somos ya seres humanos, aunque existimos. Es como vivir una vida ajena. Es todo una ilusión.

De todas formas no hay manera de no expresar esta naturaleza. Somos esta naturaleza. El asunto es asumirla, conocerla, comprenderla, aceptarla. La naturaleza puede mejorarse, hacerla más bella, optimizarla, expandirla, darle un sentido, un toque “creador”. Como en un jardín Zen.

Es la base de la confianza en si mismo. Confianza y fe tienen el mismo origen. La fe tomó un sentido más religioso. Pero la verdadera religión no es tener fe en algo externo o en un dios inventado. La verdadera fe es asumir que nosotros somos los creadores, que estamos hechos de materia y energía universal y nuestra conciencia es la conciencia misma del universo. Esta es nuestra auténtica naturaleza.

Somos en esencia seres creadores. Si realizamos esto, la fe entonces ya no es ciega, la autoconfianza se vuelve natural, espontánea y fuente de creatividad.
El conocimiento de uno mismo genera autoconfianza y aceptación, y permite que expresemos a través de los pensamientos, la palabra y las acciones la verdadera naturaleza de nuestro ser.

jueves, 5 de agosto de 2010

La naturaleza de la energía


Cuando la energía fluye libremente en nuestro cuerpo, este es capaz de mantener la salud y el equilibrio fisiológico, sin necesidad de medicamentos.

La naturaleza de la energía es movimiento, cuando se estanca o se bloquea degenera y aparece el trastorno y la enfermedad.

Como vimos hasta ahora, la energía y la materia, es decir, el cuerpo físico, no están separados, comparten un mismo origen. Para que la energía fluya libremente, el cuerpo debe moverse, estirarse, equilibrarse, relajarse…, en definitiva, debe hacer ejercicios.

Pero hay otro factor muy importante a tener en cuenta: las emociones.

El pensamiento y las emociones mueven la energía de una forma poderosa. De hecho, el pensamiento es energía.
Las emociones en exceso son capaces de bloquear o de alterar el normal flujo de la energía. Por ejemplo: la ira afecta al hígado, lo bloquea, sube a la cabeza dando una serie de síntomas como cefaleas, insomnio, nerviosismo, temblores y es capaz incluso de desencadenar un ACV.
El miedo dispersa la energía, la diluye, debilita a los riñones y por consiguiente disminuye la vitalidad, esto traerá conjuntamente otra serie de síntomas y enfermedades: insomnio, debilidad general, trastornos sexuales, respiratorios, circulatorios, etc.
Demasiada preocupación daña al bazo y al estómago, produciendo variados trastornos gastrointestinales y una caída en el rendimiento y en la calidad de vida. En fin, los ejemplos abundan, para más data ver post del 13/11/08, 4/10/09 y 30/4/10.

La salud no es la ausencia de enfermedad.

La salud, al igual que la inteligencia, se cultiva, se cuida, se protege, en todos sus niveles: mental, emocional y físico.

Cada nivel tiene su particularidad, el cuerpo, la mente, el medio externo, el interno. Finalmente no son diferentes. "Mens sana in corpore sano". Esto es muy antiguo.

Hoy en día hay mucha tendencia a la vida sedentaria (concretamente falta de movimiento y ejercicios) y a un exceso de estímulos sensoriales (TV, ordenadores, videogames, etc.), además de las presiones en la vida social. La capacidad de adaptación y la resistencia a las enfermedades se va atrofiando.

Esto no se arregla con medicamentos cada vez más potentes ni con análisis de laboratorio cada vez más costosos, o con "cirugías preventivas".

La medicina moderna no mantiene la salud ni previene la enfermedad, puede salvar una vida, reparar un miembro o evitar quizás un empeoramiento en una determinada enfermedad, lo cual no es poco.
Para mantener la salud física y mental, la energía vital debe fluir, como es su naturaleza, en todas las direcciones. Cada órgano o parte del cuerpo, tiene su particularidad y necesidad específica. Para esto se debe llevar una correcta higiene de vida.

-Hay que hacer cotidianamente ejercicios físicos apropiados (a la edad, la condición, la necesidad). Chi kung, yoga, artes marciales, deportes.
-Estudiar, es decir, cultivar la inteligencia, la memoria, las cualidades superiores de la mente, la concentración, la observación, la atención.
-Desarrollar una respiración profunda y calma.
-Practicar la meditación: el aspecto inmóvil y silencioso. Zazen
-Comer moderadamente alimentos naturales y acordes a la época del año.
-Controlar los excesos (incluso emocionales).
-Evitar el estancamiento (físico y mental).
-Sentirse agradecidos y caminar libremente, convencidos de que cada momento es una oportunidad para comenzar de nuevo y crear la vida que uno desea y necesita.

Nuestro cuerpo tiene su propia inteligencia.
Cada célula que lo compone es conciente y respira. Energía e información en constante movimiento.

La salud no depende de una vacuna o de un medicamento. Por el contrario, si estos no están correctamente indicados pueden ocasionar más trastornos y dificultar la curación.

En definitiva,
la salud depende de la alegría de vivir.

domingo, 1 de agosto de 2010

Hijos del deseo

Sabemos que un pensamiento en el cerebro se convierte en información química, por medio de un neuropéptido que transmitirá al resto del cuerpo un mensaje determinado.

Pero, ¿de dónde sale este mediador químico? ¿Qué mecanismo obró para que un grupo de moléculas se ensamblen de una manera precisa y con un fin determinado, sin la intervención de nuestra voluntad? Acaso, ¿Hay una inteligencia detrás de nuestra inteligencia?

Esta simple observación lleva a plantear otra serie de preguntas profundas sobre nuestra naturaleza y sobre la naturaleza de la vida en general.

La vida orgánica en la Tierra procede de lo inorgánico.

La opinión más extendida en el ámbito científico establece la teoría de que la vida evolucionó de la materia inerte en algún momento entre hace unos 4.000 millones de años, cuando se dieron las condiciones para que el vapor de agua pudiera condensarse por primera vez y 2.700 millones de años, cuando aparecen los primeros indicios de vida. Como los átomos se agruparon en moléculas que dieron origen a células con capacidad para multiplicarse y transmitir información, es motivo de teorías y discusiones.

Hay un tema que la ciencia no toca, ya que no se puede objetivar con el método científico convencional, y es el de la conciencia.

De que manera una agrupación de materiales inertes llegan a desarrollar una célula viva con conciencia, es un misterio.
Evidentemente la necesidad de transmitir una determinada información ha sido esencial en este proceso. Podemos estudiar y tratar de comprender que significa el ADN como molécula, y su evolución. Pero, ¿de dónde surge la vida?

Si investigamos más allá de esta molécula de ADN y la separamos en sus componentes fundamentales, en protones, electrones y partículas aún menores, entraríamos de hecho en el mundo de la cuántica. De no ser así solo nos toparíamos con un espacio vacío e inerte y tendríamos que conformarnos con afirmar que la vida surge de la nada.

En el nivel cuántico, la materia y la energía surgen a la vida de algo que no es ni materia ni energía, en Física a esto se le llama “singularidad”. Que se puede definir de modo informal y desde un punto de vista físico, como una zona del espacio-tiempo donde no se puede determinar ninguna magnitud física.

Por ejemplo, según el modelo del Big Bang, el universo surgió de una singularidad. Algo más diminuto que la cosa más diminuta posible de imaginar, que se expandió y dió origen a todo lo que conocemos (y a lo que no conocemos).

Y vuelve otra vez la pregunta, ¿y la conciencia?
¿Cómo surge un pensamiento? ¿De dónde?

Si pensamos en la palabra “casa”, no hay ningún átomo ni molécula de ADN, ni ninguna célula, que contengan esa información precisa. Simplemente surge desde una región que sabe como organizar la materia y la inteligencia, la mente y la forma.

¿Acaso pensamos que aspecto tenemos en el nivel cuántico?

Energía e información en constante movimiento en un gran vacío, ensambladas momentáneamente para originar una unidad viva y funcional, que en el plano biológico constituye un ser humano y en la realidad cotidiana tiene nombre y apellido.
Está claro que hay algo en nosotros que sabe como hacer las cosas.

Una conciencia fundamental, que es la conciencia misma del universo, capaz de crear y organizar la materia y la energía, la vida, los pensamientos, una célula o una estrella.

¿Cuándo se originó esta conciencia? ¿Apareció luego del Big Bang?.

Creo que es imposible saberlo o demostrarlo científicamente, siempre se encontrara un límite, un horizonte, más allá del cual no se pueda llegar, solo se podrá suponer o intuir.
Quizás existió siempre. Siempre es una palabra que incluye al tiempo, y en una “singularidad” el espacio-tiempo, no existen como tales.

Y nuestra conciencia, ¿Cuándo se originó? ¿Ya venía contenida en la información genética que recibimos? ¿Está separada acaso de la fuente original que crea a todos los seres y las cosas? Nuestro cuerpo cambia constantemente, cada día mueren y nacen millones de células, literalmente nos estamos rehaciendo todo el tiempo. ¿De dónde sacamos esta habilidad?

La conciencia es el origen de la vida.

De que manera se transforma en pensamientos y estos en materia, es un misterio. Es parte de nuestra naturaleza. Es así.
Desde la antigüedad, la filosofía taoísta que influyó a la medicina china, explica que el espíritu mueve la energía y esta mueve y organiza a la materia. Pero a su vez, sin materia, sin forma no hay espíritu, mejor dicho, este no se puede manifestar.

Este es el ciclo de la vida.

La eterna transformación. Conciencia y forma, espíritu y materia, pensamiento y cuerpo en una danza de continuo cambio.
Pero incluso antes que el pensamiento está el deseo.

Somos hijos del deseo.

El deseo (o la necesidad) es lo primero. Es la expresión más pura y esencial de la conciencia que busca materializarse.
El deseo y el propósito son parecidos. El propósito es un deseo específico, orientado, focalizado precisamente hacia un objetivo o una meta.
El propósito focaliza el pensamiento y atrae la materia. Es la diferencia entre una mente fuerte y una débil, y es la clave para cualquier éxito.

Volverse conciente que nuestra conciencia es parte de una conciencia mucho mas grande, que es la conciencia misma del universo, que nuestros pensamientos son los pensamientos mismos del cosmos, que incluso nuestros deseos forman parte de esta libertad y no hay manera de que no sea así, es fuente de inteligencia y de armonía.

Un viejo proverbio Zen dice: "vaya adonde vaya el caracol siempre muere en su casa".

Cuando traspasamos la ilusión de la individualidad y la apariencia y podemos comprender cual es nuestra verdadera naturaleza, los deseos, pensamientos y acciones, incluso la respiración, no serán un acto egoísta, si no que naturalmente afinarán y armonizarán con esta corriente cósmica.

De esta forma nuestras capacidades se potenciarán, ganaremos en salud y felicidad y podremos aceptar con más facilidad el rol de creadores.

Creadores de la propia realidad.