sábado, 8 de julio de 2023

El sistema motor y la postura del cuerpo




En el cuerpo humano hay dos sistemas que regulan la actividad motora: El sistema piramidal y el extrapiramidal.

El sistema piramidal nace en la corteza cerebral motora y envía fibras (axones) hacia la médula espinal.
Este sistema se ocupa de la actividad motora voluntaria. En el tronco encefálico, a nivel del bulbo, sus fibras se entrecruzan (decusación), de manera que el lado izquierdo controla al derecho y viceversa. Las fibras motoras continúan hacia abajo dentro del tronco cerebral. El haz de axones corticoespinales es visible como dos estructuras en forma de columnas ("pirámides") en la cara anterior (ventral) de la médula espinal, de aquí viene el nombre de vía piramidal.

El sistema extrapiramidal esta formado por los núcleos de la base y núcleos que complementan la actividad del Sistema Piramidal, participando en el control de la actividad motora cortical (voluntaria), como también en funciones cognitivas.
Su función es:
Mantener el balance, postura y equilibrio mientras se realizan movimientos voluntarios. También controla movimientos asociados o involuntarios.

Por lo tanto, este sistema tiene por función el control automático del tono muscular y de los movimientos asociados que acompañan a los movimientos voluntarios.
Por ejemplo, si flexionamos el muslo derecho, voluntariamente se está manejando el miembro inferior derecho, y en forma involuntaria, todo el resto de la musculatura del cuerpo mantiene el equilibrio y el tono muscular, esto último es controlado por el sistema extrapiramidal.

También interviene en el control de ciertos movimientos que se vuelven automáticos, como andar en bicicleta, caminar, conducir el auto o lavarse los dientes.

A diferencia del sistema piramidal, el sistema extrapiramidal es un sistema motor filogenéticamente muy antiguo y esta formado por una serie de cadenas y circuitos neuronales de mayor complejidad que el sistema piramidal, denominado Sistema Neuronal Polisináptico. (Filogenia: es la historia evolutiva de un organismo)

En el sistema extrapiramidal podemos distinguir:
-Núcleos motores: Cuerpo Estriado (Núcleo caudado y el putamen), globo pálido, núcleo subtalámico, núcleo rojo y núcleo negro.
-Núcleos Integradores: Núcleos talámicos (centromediano), Núcleos Vestibulares, Formación Reticular y el más importante es el Cerebelo.

Estos núcleos integradores programan las respuestas motoras de tipo automático y de tipo asociado, a los movimientos voluntarios.

Todas las conexiones que pertenecen al sistema extrapiramidal tienen como función actuar sobre la motoneurona ubicada en la sustancia gris de la médula espinal y los núcleos de los nervios craneales motores, a nivel del tronco encefálico.

Estas fibras del sistema extrapiramidal, interactúan con la vía motora voluntaria o sistema piramidal, el cual tiene un recorrido directo desde el córtex cerebral hasta las motoneuronas.

Al nacer, tenemos reflejos controlados por el sistema extrapiramidal, uno de ellos es el reflejo de posición de la cabeza y todos aquéllos reflejos necesarios para la vida, ya que el recién nacido aún no tiene mielinizado el sistema piramidal.
La mielinización (maduración) del sistema piramidal se observa en el niño, cuando éste comienza a tener control de los movimientos voluntarios y control de la postura (desde mantenerse sentado a aprender a caminar)
El control de esfínter se produce a los dos años, es decir, el control cortical (voluntario) de este reflejo se produce recién a esta edad.
Una forma de determinar que el sistema piramidal está inmaduro en un recién nacido es a través del reflejo de Babinski el cual es positivo en ellos. Esto indica que la unión entre corteza y la periferia aún está interrumpida. Un niño de 6 años ya no tiene Babinski positivo.

El Reflejo de Babinski consiste en pasar un objeto romo sobre la planta del pie, éste hace flexión, pero cuando hay una lesión del sistema piramidal, por ejemplo, cuando hay una hemiplejía, el paciente hace lo mismo que el recién nacido, es decir, estira y abre los dedos del pié (como un abanico).

La Lesión del sistema extrapiramidal se manifiesta en:
- Alteraciones en la calidad de los movimientos,
- Alteraciones de Tono Muscular (Rigidez),
- Aparición de Temblores.
- Enfermedad característica: Parkinson.

La columna vertebral está rodeada por un conjunto de músculos (algunos como los intervertebrales son muy pequeños) y otros (como el trapecio, el supra e infraespinoso o el cuadrado lumbar) ocupan mucha mayor superficie.

Todos participan en la movilidad del tronco y en el equilibrio de la postura. Son simétricos con el lado opuesto, así que si uno tira más que el otro evidentemente se generan distorsiones: malas posturas, dolor, debilidad, impotencia funcional, etc, que influye en el resto de las actividades fisiológicas.

En el post anterior vimos la importancia de mantener la columna vertebral (cuello, dorso y zona lumbosacra) en buen estado, es decir, derecha, fuerte y flexible.

Esto depende en gran medida del tono de los músculos posturales, cuya control (inconsciente) esta a cargo del sistema extrapiramidal, pero que también puede ser corregido voluntariamente o conscientemente.

Por eso es importante aprender a adoptar (y practicar) posturas corporales equilibradas: de pié, sentados o caminando. En un principio se utiliza el control voluntario, y una vez que el correcto movimiento, o la postura, está aprendida, el control se hace automático, inconsciente. Pero como hubo intervención de la conciencia en la corrección postural, esa conexión neuronal (con la corteza) persiste, de manera que cuando estamos torcidos, con la espalda encorvada o la cabeza caída hacia delante o en cualquier postura desequilibrada, el sistema nos avisa y podemos corregir el defecto y luego con la práctica, incluso inconscientemente.

Para esto los músculos tienen que poseer el tono justo, ni muy tensos (rígidos) ni fláccidos y la vía nerviosa motora debe funcionar coordinadamente.

El aprendizaje de una correcta postura se hace desde edades tempranas, pero también a lo largo de toda la vida.

No solo es saludable y optimiza el funcionamiento general, previene además enfermedades (Parkinson, temblores, etc.) y el envejecimiento precoz, mejora la capacidad de adaptación – si estamos habituados a adoptar posturas equilibradas, podemos encontrar con más facilidad el balance en cualquier situación cambiante.
El entrenamiento asiduo en Aikido y Qigong, ayuda a tonificar los músculos posturales y al equilibrio general.

El despertar de la conciencia no está separado de la postura del cuerpo.