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lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Existe la Muerte?

La mayoría de las personas tienen miedo a la muerte. Es natural, crecemos y vivimos con ese temor. Creemos en la muerte porque se nos ha dicho que nos vamos a morir. Desde siempre vemos que la gente se muere, los animales se mueren, todo lo que está vivo se muere. Los seres que más queremos se van y no vuelven y así asumimos que un día moriremos y será el final.

Como estamos apegados e identificados con el cuerpo físico y sabemos que los cuerpos mueren, entonces creemos en la muerte

Pero, ¿y si no fuera así? ¿Y si al abandonar el cuerpo físico en lugar de morir despertamos?



La física actual transita caminos que se entremezclan con la antigua espiritualidad y el conocimiento de los sabios. Por distintos caminos llegan a la misma conclusión: la materia no existe, solo se trata de vibración, de energía condensada, de la materialización momentánea de energía e información, movidos y ensamblados por la conciencia!

También, los científicos saben, al igual que los sabios del pasado, que la energía (y la información)  no se destruye ni se crea, solo se transforma.

Entonces, podemos asumir que hay algo que no comprendemos de nuestra naturaleza esencial, ¿si estamos hechos de información y energía, que no pueden morir ni desaparecer, qué es lo que muere en nosotros?

Aclarando que decimos energía e información, para referirnos en realidad a la actividad de la conciencia fundamental, que crea e impregna a toda la Creación.

En otras palabras, somos conciencia y la conciencia no puede morir.

Hay otros puntos interesantes. Sabemos también ahora por la física cuántica, que la realidad de los niveles fundamentales, más allá del átomo, es un universo (o múltiples) incierto de posibilidades e interconexión, donde el tiempo no existe y el espacio es hiperdimensional, en el que las partículas aparecen, desaparecen y se transforman constantemente.

Y nosotros estamos hechos de eso.

Hay un número infinito de universos, y todo lo que posiblemente podría suceder ocurre en algún universo. La muerte no existe en ningún sentido real en estos escenarios. Existen todos los universos posibles simultáneamente, independientemente de lo que ocurre en cualquiera de ellos. 

Aunque los cuerpos individuales están destinados a la autodestrucción, su esencia es indestructible.

En realidad, el sentimiento de estar vivos, el "¿Quién soy yo? “, es sólo una fuente de 20w de energía gestionada en el cerebro y la realidad física cotidiana a la cual estamos apegados, corresponde apenas a unos 2000 bits/seg de información, aportados por los sentidos y procesados también en el cerebro. (Aclarando que el cerebro procesa varios miles de millones de bits por segundo, de los cuales obviamente ni nos enteramos y que la cantidad de energía contenida en uno solo de nuestros átomos es increíblemente enorme).

Sin embargo esta energía y esta información no desaparecen con la muerte. 

Uno de los axiomas más seguros de la ciencia es que la energía y la información nunca mueren; no se crean ni se destruyen

Entonces, ¿pueden esta energía e información trascender de un mundo a otro?

Hace un tiempo fue publicado en la revista Science un experimento en el cual los científicos pudieron cambiar retroactivamente algo que había sucedido en el pasado. 
La prueba consistía en que las partículas tenían que decidir cómo comportarse cuando llegaran a un divisor de luz. Más tarde, el experimentador podía apagar o encender un segundo interruptor. Resulta que lo que el observador decidió en ese momento, determinó lo que la partícula hizo en el pasado. 

Esto muestra que en el nivel fundamental el tiempo no existe como lo conocemos. El presente puede también determinar el pasado.
Independientemente de la opción que ustedes, como observadores hagan, son ustedes los que experimentarán los resultados que de ella se deriven. 

Piensa en esos 20w de energía y en esos bits de información simplemente como un holograma de uno u otro resultado que se proyecta en una pantalla. La energía no varía, la información ya está ahí, lo que cambia y modifica la imagen es el punto de vista del observador, es decir, su elección, o más bien, el nivel de su conciencia (si esto es consciente o no, esa es otra cuestión).

También es un hecho comprobado que la materia puede comportarse como una onda o como partícula. O sea, campos de energía vibrante e insustancial que ante la mirada del observador se particulariza y forman un cuerpo físico.

Los científicos una vez pensaron que los resultados experimentales de la teoría cuántica, tales como la materia existiendo simultáneamente en diferentes estados (dualidad onda-partícula) se limitaba solo a los objetos subatómicos.

Esto nos salvó de tener que aceptar la conclusión lógica de que los seres vivos, como vos o yo y todos los que conocemos, incluido el gato de Schrödinger, podrían estar tanto vivos como muertos al mismo tiempo.

Pero ahora los científicos de la Universidad de Viena han llevado a cabo un experimento (Nature Communications 2, 263, 2011Interferencia Cuántica de grandes moléculas orgánicas) que muestra que esta rareza cuántica entra en el mundo físico ordinario.
Ellos estudiaron gigantescas moléculas orgánicas compuestas de más de 400 átomos, comprobando que esta extraña dualidad cuántica (la materia existiendo como partículas y ondas de probabilidad) se extiende a la escala humana del mundo en el que vivimos.
Los vínculos entre estas diversas historias y universos trascienden nuestras ideas clásicas ordinarias del espacio y del tiempo. 

Hay que aceptar que el espacio, el tiempo y la materia no son los objetos duros y objetivos que creemos

Después de todo, ¿Dónde se crea nuestra realidad, en el exterior o en el interior de nuestro cerebro? ¿El pájaro que vemos por la ventana y oímos cantar, es en realidad tal como lo percibimos, o es un cúmulo de energía e información que el cerebro decodifica e integra dándole forma, sonido y todas las características que reconocemos en el ave?


Sin embargo el cerebro es un sitio oscuro. No se puede ver nada a través del hueso que rodea el cerebro. Lo que vemos no es lo que ven los ojos, y la imagen que se forma en la corteza occipital está modelada por una cantidad variada de interconexiones nerviosas, que es interpretada por nuestra mente.

Todo lo que vemos y experimentamos en este momento es un torbellino de información que ocurre en la mente

El espacio y el tiempo son simplemente las herramientas para poner todo junto de manera coherente y eficaz, de manera que podamos experimentar nuestra realidad física.

La muerte no existe en un mundo sin espacio ni tiempo, estos son simplemente el lenguaje de la conciencia.

Al final, incluso Einstein admitió: "Ahora Besso (un viejo amigo) se ha apartado de este extraño mundo un poco por delante de mí. Eso no significa nada. La gente como nosotros sabemos que la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente.”

La inmortalidad no significa una existencia perpetua en el tiempo sin fin, sino que reside por completo fuera del tiempo.

La mente tiene la capacidad de crear realidades espacio-temporales de carne y hueso como la que estás experimentando ahora mismo

Y esto me lleva de nuevo al punto central de este artículo: que todos los hechos experimentales apuntan a la conclusión de que la realidad espacio-temporal es un fenómeno determinado por el observador.

Como John Wheeler, el gran físico que acuñó el término "agujero negro" y "agujero de gusano", dijo una vez: "Ningún fenómeno es un fenómeno hasta que es un fenómeno observado."

Es aquí por fin, donde nos acercamos a la frontera imaginaria de nosotros mismos, la frontera difusa entre el sueño y la vigilia, entre la ilusión y la realidad.


Al morir, todos sabemos, hay una ruptura en la conciencia, y así también, una ruptura en la continuidad de la conexión de los tiempos y lugares.

Es obvio ya que nuestra conciencia ordinaria depende de los sentidos físicos y por eso está atada al cuerpo. Pero esta autoconciencia, es solo una pequeñísima parte, apenas una ola que emerge de una mar de conciencia infinita, de energía e información entrelazada con todo el universo. 

Sin espacio ni tiempo, las concepciones seguras, lógicas y lineales de nuestro mundo físico cotidiano, no tienen ningún significado. En realidad se puede tomar cualquier momento, pasado o futuro, como un nuevo marco de referencia, y estimar todos los otros eventos relativos al mismo. 

Sin la traba ni los límites del cuerpo físico, como en los sueños, la conciencia experimenta otros mundos, otras dimensiones, más allá del tiempo y el espacio ordinarios.

¿Dónde, pues, te encontrarás a ti mismo cuando mueras?

Seguramente en alguna parte de la ola cósmica, continuando eternamente el ciclo de la vida, emergiendo, desapareciendo y apareciendo una vez más, con otra forma pero con la misma esencia.

Nada de lo que hayas pensado o vivido, se pierde. Si algo es seguro, lo único que te llevas cuando mueres es tu conciencia, y cuanto más coherente y ordenada esté esta información en tu cuerpo, más memoria tendrás en el siguiente ciclo.

La memoria es la clave. El miedo y el desorden mental, hacen que pierdas memoria, que no puedas acceder a información fundamental contenida en tu ser y a causa de esto  te separas de la verdad de la vida y del conocimiento de tu verdadero ser.

Somos seres luminosos, hijos del Sol y de la Tierra, estamos hechos con la misma luz y el mismo espíritu, experimentamos la vida física por un corto tiempo.
Nos acostumbramos a pensar que el pasado es pasado y el futuro, es futuro, que la vida es dura y la muerte es el final.  Pero es importante también asumir tu naturaleza universal e infinita y que después de todo la vida es un sueño, y los sueños, sueños son..

Amamos y sufrimos, no comprendemos el significado del dolor, hemos sido condicionados para apegarnos a la materia y al mundo físico. Nos aferramos al envase y olvidamos el contenido. Sin embargo vivimos separados de nuestro cuerpo, sin experimentar la mente universal ni controlar nuestros instintos. Como sea, no te preocupes...

Cuando mueras, te despertarás en el presente, al igual que lo hiciste esta mañana...




lunes, 18 de noviembre de 2013

Errores fundamentales de la ciencia 1


Las dos ilusiones fundamentales del ser humano son acerca del universo en el que vive y acerca de si mismo.

La ciencia se encuentra en un callejón sin salida. Esto no es nuevo, pero la crisis se viene agravando a la velocidad con la que avanza la tecnología y el consumo.

Este conflicto de la ciencia va a llevar, al igual que en el pasado, a un cambio de paradigma científico. De hecho esto ya viene ocurriendo, solo que se manifiesta en diferentes niveles y tiempos.

La diferencia con los tiempos pasados es que en la actualidad la ciencia y la tecnología, o sea ciencia y negocios, van de la mano, y aunque el peso de la evidencia en contra de un montón de modelos y puntos teóricos es abrumador, hay muchos intereses en juego y “dogmas” que la ciencia dominante se resiste a cambiar.


Esta afirmación parece increíble en esta era de nanotecnología y viajes al espacio, generada por la "realidad virtual" de los ordenadores y los “avances” de la ciencia aplicada a la tecnología.

Sin embargo, la ciencia se ha ido separando cada vez más del ser humano y de los principios fundamentales de la naturaleza.
Hoy en día, la estructura de la ciencia moderna se basa aún en teorías obsoletas y erróneas sobre la gravedad, el magnetismo, la estructura del átomo, y en las matemáticas de imaginarias partículas y energía descritas por la teoría cuántica, que nadie puede explicar y mucho menos demostrar.

En el mundo de las partículas subatómicas todo es borroso e impreciso. El Principio de indeterminación de Heisenberg  afirma que no se puede determinar, en términos de la física cuántica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal (o sea la cantidad de movimiento) de un objeto dado.

En el nivel microscópico de la realidad,  cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Este principio fue enunciado por Werner Heisenberg en 1925.
El principio de indeterminación no tiene un análogo en el mundo macroscópico y define una de las diferencias fundamentales entre la física clásica y la física cuántica.

En el macro nivel de los objetos visibles, de acuerdo a las leyes de la física todo está determinado, causa y efecto demostrados, independientemente del observador, ya sea una galaxia, una bala de cañón o un pedazo de cristal.

Pero en el mundo de las partículas subatómicas esto no es para nada así. De acuerdo a la mecánica cuántica las cosas no son algo concreto sino más bien representan posibilidades, según su nivel de energía y otras variables. El estado de una partícula depende de la mirada del observador. Las cosas desaparecen con la misma facilidad con las que aparecieron y además en otra parte.

Lo que es determinado y predecible en el nivel físico ordinario se vuelve caótico e impredecible en el nivel fundamental de la materia.

Esta discordancia antinatural entre ambos modelos, que finalmente no explica ni demuestra nada, es pasada por alto y parece conformar a una buena parte de la comunidad científica y a la mayoría de los espectadores.

"Lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de investigación." 
De vez en cuando, los científicos más sinceros admiten que no entienden fenómenos tan elementales como la masa, la gravedad, el electromagnetismo, los rayos, los agujeros negros e incluso el Sol.
Así que no es sorprendente que los planetas, estrellas, galaxias y otros objetos del espacio profundo que se están descubriendo "no deberían existir", además, según la versión académica, la mayor parte del universo visible parece ser una vasta masa en expansión, controlada por unas fuerzas misteriosas que decidieron llamar "materia oscura y energía oscura", a falta de un mejor nombre y con la necesidad de que cierren sus cálculos.

Cada día descubren nuevas partículas subatómicas, cuya existencia es tan efímera que las llaman “partículas virtuales”. Cada vez hay más partículas que no explican nada y solo sirven para justificar millonarias inversiones y premios para sus descubridores. Aunque si a cada uno de ellos le preguntas de que están hechas las partículas y de donde salen, te responderán con palabras y fórmulas embrolladas.
Seguramente si le preguntas a un niño de que están hechas las cosas, su respuesta será más clara y verdadera.


La mayoría de las veces para que cierren sus inexactas ecuaciones, los físicos inventan constantes o matemáticas hipercomplejas, que solo pueden entender unos pocos.
Pero siguen sin comprender la dinámica del universo y mucho menos su esencia.

En su papel como sistema de creencias dominante que tiene la ciencia “académica” actual, ahora se enfrenta a contradicciones sorprendentes con más frecuencia de lo que pueden ser ajustados sus dogmas intocables.

Y debido a que aún hay misterios fundamentales sin resolver, los premios Nobel son otorgados por descubrimientos de la física puramente imaginarios, o por las investigaciones de una biología basada todavía en las obsoletas y tendenciosas ideas de Darwin, o de medicina por descubrimientos que favorecen a la industria farmacológica pero no a la salud y bienestar del ser humano, o el premio de la paz al presidente del país más guerrero y violento del planeta.


Parece una burla o una maniobra a gran escala para mantener a la gente sometida en la ignorancia y el sufrimiento.



El carácter extraño, agresivo y contaminante de esta forma de ciencia antinatural, es el indicador de que estamos en un punto de inflexión nunca antes visto.

He aquí una breve descripción sobre los errores y malentendidos de la ciencia.


Acerca del Creador




El error principal de la ciencia consiste en excluir al Creador de su creación, ya que a partir de aquí han surgido todos los demás conceptos erróneos acerca de la luz, la energía, la gravedad, el electromagnetismo, la estructura del átomo y la materia.

"El primer sorbo de la copa de las ciencias naturales te convertirá en un ateo, pero en el fondo del vaso, Dios está esperando por ti".
Si los científicos supieran y aceptaran lo que es la luz en realidad, una nueva civilización surgiría solo de este simple hecho.

El error se basa en considerar a la luz como una partícula o una onda que viaja a la velocidad constante de 300.000 km/seg.
Cuando tiene forma de corpúsculo le llaman fotón, una partícula que no tiene masa y transmite información y energía. A pesar de esta evidencia, jamás la consideran transportadora de conciencia e inteligencia.

Para la ciencia la luz es un fenómeno físico y no una expresión de la conciencia.

La luz no viaja, de hecho, ni se mueve.  En esencia es unidad, una sola cosa, indivisa. Lo que se registra es simplemente el movimiento de su reflejo. Determinadas frecuencias que puede gestionar el cerebro, solo una ínfima parte, pero aún con esto, nos alcanza para crear un universo muy complejo de sonidos, colores y formas en movimiento y además tratamos de describirlo.

A medida que el ser humano evoluciona esta descripción va cambiando, pero sigue siendo lenguaje conceptual y por lo tanto limitado y condicionado. 

La ciencia experimental se basa en la información aportada por los órganos de los sentidos, y estos solo pueden captar lo que se mueve en un estrecho rango. Además, está la interpretación que hace el observadorla cual depende de múltiples factores entrelazados (educación, grado de comprensión, experiencias, el estado psicofísico, el medio, etc).

Todo muy relativo y tendencioso.


Únicamente consideran el aspecto visible o comprobable de la luz, su manifestación, es decir, su reflejo en movimiento, dejando de lado a su opuesto complementario, su compañera indispensable: la oscuridad.

La luz incandescente de los soles y la fría oscuridad del espacio son las dos contrapartes de la misma cosa. Ambas intercambian sus condiciones alternativamente. Una se convierte en la otra. A causa de esto hay movimiento y percepción, y se puede crear una realidad. Pero en esencia no tiene solidez, es solo movimiento, luz polarizada buscando su equilibrio.
Y si bien la luz es la luz y la oscuridad es la oscuridad, no podemos considerar la una sin la otra.



La ciencia excluye de sus descripciones al Creador debido a la creencia que ni dios ni la conciencia pueden ser demostrados en un laboratorio mediante la metodología científica.
Sin comprender que no existe la realidad objetiva, sin sujeto no hay realidad, sin conciencia no hay percepción. Cada experiencia consciente es la conciencia experimentándose a si misma.

La luz inmóvil que comúnmente llamamos magnetismo, es de hecho la luz invisible y viva con la cual el Creador controla su universo holográfico de reflejos en movimiento. No se trata de una fuerza separada, no existe nada separado en el universo. Solo hay una conciencia, solo una luz. 

El magnetismo representa el deseo de volver al reposo y a la unidad, luego de haber roto el equilibrio y separado las cargas o polos para producir movimiento y expresar así una idea. Solo la electricidad efectúa el trabajo. El magnetismo es  como el timón de un barco, no interviene en el movimiento pero si en la dirección de este. Es un control pasivo.

Esta luz quieta es equilibrio, es el espíritu, es la mente del Creador. El movimiento de la mente genera el movimiento de la luz, el movimiento luego buscará naturalmente el reposo y así en un ciclo sin fin.

Solo si aceptamos que somos parte de algo superior y que vivimos en un universo que es consciente y por lo tanto viviente, podremos abrirnos a esta verdad fundamental, que es nuestra verdadera naturaleza.

Se gastan cifras astronómicas en tratar de descubrir vida en otras partes del universo y no comprenden que el universo mismo es un ser vivo, sino, como se justifica nuestra presencia en él, a menos que consideremos que aparecimos por casualidad o por azar (triste destino el nuestro entonces…y el del Creador también).

Para la mayoría de las personas es difícil asimilar un hecho tan simple y tan natural, a causa de estar condicionados a percibir un universo material, de partes separadas, inhóspito y hostil, que se mueve en una sola dirección, como un mecanismo de relojería, regido por leyes inmutables, ¿y Dios?, anda por ahí.


Continúa...

domingo, 2 de septiembre de 2012

El universo cabe en un punto

Parte 1

Se dice que fundamentalmente todo es unidad.
La conciencia es infinita y existe en todos partes, sin límites.
La energía circula, vibra, se condensa en materia, se polariza, nunca está quieta, no tiene forma fija ni límites. Entonces, si todo está integrado con todo y todo es unidad, ¿cómo aparecen los límites entre las cosas?
¿Cómo es que interactúa el infinito con lo finito?, ¿puede un sistema ser finito e infinito a la vez?

Generalmente los consideramos separados, si algo es finito no puede ser infinito. 
Esto se ve claramente en la Física, hay un física para lo grande que describe un universo continuo hasta el infinito, de acuerdo a la relatividad de Einstein.


curvatura del espacio-tiempo continuo
Por otra parte la física cuántica predice un espacio limitado y finito, en el que las partículas aparecen y desaparecen, La primera, la relatividad: la física de lo grande, es determinista y la segunda, la mecánica cuántica: la física de lo pequeño, es probabilística.
Hasta el presente no se consigue unificarlas en una sola teoría, Einstein trató pero no pudo.

Trazas de partículas subatómicas
Podemos observar esta separación entre lo infinito y lo limitado también en la sociedad. La espiritualidad tiende a pensar en términos de infinito, de conciencia, de sistemas abiertos y entrelazados, mientras que la ciencia piensa en términos racionales, en sistemas cerrados, limitados y finitos. Y entre las dos no hay entendimiento. Si es de rigor científico pierde espiritualidad y si es espiritual la ciencia queda afuera.

Esta dicotomía se ve en la percepción que tenemos de la existencia y de la no existencia. Si algo existe no puede no existir y si no existe, no existe. Nos cuesta de entrada comprender que algo exista y no exista al mismo tiempo.

Sin embargo aunque sean aspectos aparentemente opuestos son complementarios, uno depende del otro.
La existencia contiene en esencia  a la no existencia, es decir, los límites de la existencia contienen lo infinito de la no existencia.
Si nuestro cuerpo tiene un límite finito, ¿como puede contener a lo infinito?
Veámoslo desde la perspectiva del punto.

Un punto es la menor fracción indivisible. 
Es un concepto abstracto
Se dice que un punto no tiene dimensiones (0D o N-dimensiones), o sea que también tiene infinitas dimensiones (infinitos vectores que convergen y se cancelan precisamente en ese punto).
Algunos sostienen que al no poseer dimensiones y no encerrar volumen, el punto no existe.
Una sucesión de puntos forman una línea, que convencionalmente se considera de una dimensión (1D). Siguiendo la misma idea, entonces tampoco existe.
Si unimos cuatro líneas formando un cuadrado, ahora tenemos un plano de dos dimensiones (2D), pero como no tiene volumen no ocupa espacio  por lo tanto no se puede decir que exista.
Continuamos uniendo planos, en este caso 6, y obtenemos una figura tridimensional, un cubo (3D), que contiene volumen y por lo tanto lo definimos como existencia.




¿Es así realmente?

¿Cómo se consigue que algo exista a partir de algo que no existe?

Quizás lo único que existe es el punto y todo lo demás aparece como proyección de él.
La teoría del Big Bang sostiene algo parecido. A partir de una singularidad, un punto del tamaño de la longitud de Planck (10-35 m), el universo se expandió.



Cada punto tiene el potencial de contener toda la información en él.

Podemos ilustrarlo geométricamente. 
Dentro de un círculo (o esfera) que delimita un espacio, ponemos un triángulo equilátero (o un tetraedro si lo consideramos en 3D), en realidad como el universo está polarizado en 2 fuerzas opuestas y complementarias hay que agregar otro triángulo (o tetraedro) invertido, formando la estrella de 6 puntas, común en varias culturas de la antigüedad, en particular la Judía.








A partir de esta figura bipolar podemos efectuar divisiones hasta el infinito, sin salir de los límites origínales. A medida que vamos dividiendo la estrella en estrellas más pequeñas encontramos nuevos límites, cada nivel tiene su límite y sin embargo sigue formando parte de un espacio ilimitado.
Todos los niveles están conectados, cada nivel con sus coordenadas temporoespaciales específicas observa a los demás desde su propio y único punto de vista. 
Sin embargo, ninguno dejo de pertenecer a la totalidad.
Esta dinámica fractal se observa en todo el universo, en todas las escalas. Incluso en nuestras células y átomos. En el interior de sus límites se encuentra el infinito, es decir, contienen potencialidad infinita e infinita conectividad con todo lo demás.

Podemos tomar cada célula, átomo o partícula que constituyen nuestro cuerpo y dividirlos hasta el infinito, eso significa que contienen infinita cantidad de información y que poseemos infinita cantidad de divisiones dentro de nosotros.

Es como si cada átomo fuera un diminuto agujero negro con una cantidad infinita de información, o sea, infinita cantidad de partículas que a su vez pueden ser divididas ad infinitum, eso significa que tiene una masa infinita.
Cada nivel de la escala, cada límite es una singularidad en si mismo.
Nuestro cuerpo es infinito en el interior, en el exterior siempre están los límites de la percepción. No podemos percibir lo infinitamente grande, porque somos el contenido, pero si podemos acceder a lo infinitamente pequeño, ya que lo contenemos en nuestro interior.
La realidad exterior siempre es limitada y determinada mientras que el mundo interior esta lleno de posibilidades, infinitas. Infinitas partículas, infinitos puntos conectando todos los niveles de la escala.

Podemos descomponer todo hasta llegar a un punto y luego ampliar ese punto con un  zoom y seguir descomponiéndolo y así sucesivamente.
Si observamos una de célula y ampliamos la escala alejando el foco, la célula se vuelve un punto, nosotros mismos somos puntos vistos desde el aire, pasando Marte nuestro bello planeta es apenas un punto en el espacio.


La Tierra vista desde Marte (fotografía de la NASA)
Por eso podemos considerar al punto como una representación de lo infinito y lo finito integrados.

Todo está hecho de puntos

Cada momento de nuestra vida es un punto. Nunca existió ni existe una continuidad, excepto en la mente. Vamos de punto en punto, de a saltos cuánticos, imperceptibles para el cerebro cotidiano, pero lo cierto es que si paramos el proyector, o sea la mente consciente, podemos descomponer lo que percibimos en puntos, en píxeles de realidad, considerando que cada cosa que observamos, cada punto de la imagen es parte de una imagen más grande, nosotros mismos podemos considerarnos proyecciones de planos superiores.

Cada aquí y ahora es un punto en la existencia y por ser un punto, contiene infinitas posibilidades.

Si podemos concentrarnos en cada punto, en cada momento, la vida seguramente se vuelve mucho más plena y con más posibilidades.
La verdadera fuente de creatividad esta en nuestro interior.
Esto nos permite apagar y reiniciar cuando queremos. Cada punto es un final y un nuevo inicio.

Nuestra verdadera naturaleza es infinita e interconectada.

Pero eso no significa que somos todos iguales. No somos producidos en serie, como un prototipo de fábrica.
Cada átomo, cada célula, cada uno de nosotros ocupa un lugar único de la experiencia, es decir, no hay manera que dos personas ante la misma situación, en las mismas condiciones, experimenten lo mismo.
¿No es genial? ¿Para que buscar afuera lo que ya somos? ¿Y que somos?

Un punto único de experiencia en el universo infinito.

¿Pero entonces que es lo que nos conecta con todo lo demás?

El espacio

El espacio está por todas partes. A gran escala lo podemos observar entre galaxias (y probablemente entre universos), estrellas y  planetas, todo está rodeado de una gran cantidad de espacio. Y en la escala microscópica el espacio es todavía más enorme. Cada átomo está formado por un 99,9999 % de vacío.



En otras palabras, la estructura atómica de nuestra realidad cotidiana está construida, excepto un 0,00001 %, por espacio.
El resto, que es la parte que podemos percibir y consideramos sólida, concreta e inmutable, oscila, vibra en una altísima frecuencia, y lo más notable es que estas oscilaciones “nunca se tocan”. En ningún momento, en ningún lugar, jamás se tocan. Los átomos y moléculas se enlazan, forman uniones más o menos estables, intercambian electrones, pero no entran nunca en contacto. Por ejemplo, una estructura resistente y densa como la del diamante (que es una forma alotrópica del carbono), si agrandáramos una de sus moléculas al tamaño de una naranja, la siguiente se encontraría a medio kilómetro de distancia. Tal es el espacio entre las cosas.

Sin embargo, a pesar de esta evidencia, seguimos prestándole atención a ese ínfimo porcentaje que aceptamos como concreto y “real”. Gastamos nuestra energía y tiempo en ese 0,00001 % que llamamos materia y generalmente ni siquiera reparamos en el 99,9999 % restante, que es el espacio entre las cosas.
¿Cuál es la parte que te define entonces, la materia o el espacio? ¿La parte sustancial o la parte vacía?

Percibimos la realidad desde la perspectiva de la materia, por eso nuestra percepción es limitada y estrecha y nuestra vida, determinada y previsible. 
Pero si percibiéramos a partir del vacío, de lo insustancial, aceptaríamos que es el espacio el que define nuestros límites y modela nuestra percepción, entonces crearíamos una realidad más amplia, con más espacio (y tiempo) y seríamos más libres.

Quizás no somos nosotros los que creamos y definimos el espacio, sino que es el espacio el que nos define y da forma.
Aparentemente esto no cambia nada en nuestra realidad cotidiana, igual tengo salir a ganarme la vida y todo eso, pero una cosa es andar por el mundo creyendo que la materia y las cosas existen por si mismas y que son ellas las que crean tus límites, y otra cosa es considerarte principalmente vacío, espacio ilimitado e interconectado, y que es justamente ese espacio el que crea, delimita los objetos y tus experiencias y te conecta con todo.

Somos responsables de la forma en que alimentamos al vacío.

De acuerdo a la información que enviemos recibiremos una respuesta, a veces no en el momento ni de la forma que esperamos, por eso también es importante comprender y aceptar la interdependencia que existe entre todo.

Cuando enfocamos la observación desde esta perspectiva más total, el cerebro cambia su dinámica y su organización, se reformatea permitiendo procesar la nueva información, más amplia e interconectada. Nuevas áreas cerebrales se despiertan y su actividad se vuelve más coherente y unificada.

El espacio que nos rodea y nos modela, aunque se le llame vació, esta repleto de energía, infinita energía. Esto se ha calculado, 1 cm3 de espacio tiene una densidad de energía de unos 10-93 gr. Esto no nos dice nada a priori. ¿Que podría significar esa cifra en la vida diaria?

Si tomamos todas las estrellas que podemos ver con el telescopio más potente y las compactamos en 1 cm3 de espacio vacío, eso llega a un  10-55 gr de densidad de energía por cm3, y esto es mucho considerando que solo en nuestra galaxia hay unos 100 mil millones de estrellas y todavía nos faltaría agregar 39 ceros para alcanzar la densidad de energía del vacío.


Los puntos que se ven son principalmente galaxias, formadas cada una por unos 100.000 millones de estrellas, la mayoría mas grandes que nuestro sol
Lo que llamamos vacío en realidad es infinitamente denso, no lo podemos percibir porque al ser infinito en cada punto se cancela, (infinitos vectores que convergen en cada punto) y por eso lo vemos como nada. Aclarando que nuestros sensores solo captan los desequilibrios o las diferencias (algunas), es decir los vectores que sobresalen del resto, así que cuando están en perfecto equilibrio no los percibimos.
Como el pez que no sabe que está en el agua hasta que lo sacas y siente una densidad diferente, para el pez el océano es ilimitado, adonde vaya está en su casa. 




Es igual para el ave que vuela libre en el cielo, su espacio es ilimitado, todo es espacio.



Lo cierto es que estamos sumergidos en un mar de energía infinita. La aparente escasez de recursos es el resultado de la ignorancia y la mala utilización de los mismos.

Vivimos en un universo de abundancia.


Es el vacío el que determina la dinámica del universo y es el espacio lo que compartimos y nos conecta a todos. La información divide el espacio en escalas diferentes y estas escalas o niveles son los que crean nuestra realidad. Somos parte de esos niveles.



La materia no es algo salido de ninguna parte, sino que surge como consecuencia de las divisiones de la estructura del espacio mismo y cada uno de nosotros está interactuando cada instante de su vida con esta estructura.

Sin silencios no habría música, es el silencio el que corta y da las características a cada nota. Sin vacío no habría realidad posible, es el espacio el que define y modela los límites y contornos de la materia. 
Es el vacío el que brinda utilidad a las cosas., sino imagínate una casa maciza o una taza llena.


Las partículas que forman nuestros átomos aparecen y desaparecen todo el tiempo en el vacío. Cada vez que el electrón aparece, aprende de tu experiencia y lleva nuevamente la información al vacío. En cada instante estás informando al universo acerca de tu experiencia, es decir, informas sobre tu propio y particular punto de vista.
Somos los ojos del universo. Podemos considerarnos vehículos de experiencia, modelos experimentales al servicio de fuerzas superiores. 
La vida nos atraviesa.

Creamos nuestra realidad, pero también la realidad nos está creando. Esa es la contraparte, el opuesto complementario. Enviamos información al campo y este nos la devuelve, modificada a su vez por la experiencia de los otros. Somos creadores creados.

Si solo fuéramos nosotros los que creamos nuestra realidad, además de encontrarnos solos siempre en nuestra pequeña burbuja artificial, sería muy aburrido y no podríamos aprender nada y tampoco el universo.

Continúa...


lunes, 13 de agosto de 2012

¿Cuáles son los límites de nuestro ser?


Todo depende de la forma en que nos consideramos y la percepción que tengamos del mundo y de nosotros mismos.

Para establecer nuestros límites, debemos indagar primero de que estamos hechos.

Si comenzamos por el cuerpo físico, encontraremos las fronteras muy fácilmente ya que la realidad física esta relacionada con las características de la materia y de nuestra percepción ordinaria, dependiente de la estrecha información aportada por los sentidos y de la interpretación que hace la mente en función del nivel de comprensión y el grado de apertura que tenga.

Quizás parezca complicado, pero lo cierto es que cuando tienes la conciencia del tamaño de una patata, todo lo que percibes tiene la forma y el tamaño de una patata y cuando miras a tu alrededor lo que ves, con toda seguridad, son patatas y aunque estés harto ya de ver patatas por todas partes, si no expandes tu conciencia y cambias tu percepción, el mundo entero, incluido tu ser, tendrá siempre la forma de una patata. 



Al identificarnos solo con el cuerpo físico, la realidad que se crea es solo física y material, confinada a la forma que adopta la conciencia (en este caso identificada solo con objetos físicos e individuos aislados y acostumbrada a toparse con los límites impuestos por las leyes físicas). La mente se reconoce a si misma únicamente a través de objetos y del reflejo de las cosas.

De esta manera no se puede ver más lejos que la propia nariz ni atravesar la barrera de la piel. Para algunos que osan ir más lejos, los límites llegan hasta la ropa y la imagen.

Pero si puedes expandir tu conciencia, entonces cuando mires verás un mundo diferente, amplio y luminoso, con más información, más energía disponible y más posibilidades.
Existe un océano de energía, pura y vibrante, dentro de cada uno. Este mar de infinitas posibilidades es la conciencia




La fuente original, de donde surgen la mente y la materia.

Esta no parece una afirmación muy científica, sin embargo a principios del siglo pasado, el célebre Max Planck decía:
“No existe la materia como tal. Toda la materia se origina y existe solo por virtud de una fuerza a cual hace que el átomo vibre y que el diminuto sistema solar del átomo se mantenga unido. Debemos asumir que detrás de esta fuerza existe una mente inteligente y consciente. Esta mente es la matriz de toda la materia”. (ver más)

Pero incluso a pesar de las evidencias científicas y de las enseñanzas espirituales ancestrales, que nos dicen que el mundo tal como lo experimentamos es una ilusión, en nuestra experiencia cotidiana la solidez del mundo parece totalmente incuestionable.
Podemos tocar, sentir, atrapar, acumular, perder, experimentar placer y dolor, entonces la realidad que percibimos nos parece objetiva y concreta, inmutable.

Y por supuesto, nuestro cuerpo también nos parece sólido y fijo, incluyendo límites y condicionamientos.

Sin embargo la física moderna ha demostrado que esta solidez es una ilusión. Todo lo que percibimos como materia sólida es el resultado de una frecuencia. La materia, y nuestro cuerpo, parecen sólidos debido a su manera de vibrar y a la forma en que se enlazan sus moléculas, pero si amplificamos esta frecuencia, la estructura cambiará.

Además, no podemos considerar a la materia sin tener en cuenta a la energía, visto que son lo mismo (por eso son equivalentes). 

Veamos brevemente el punto de vista de la ciencia.

La materia y la energía son equivalentes: 
 E=mc2

Pocos meses después de publicar la teoría especial de la relatividad, en un trabajo muy breve, Einstein demostró la que probablemente es la consecuencia más importante de su teoría: existen procesos naturales en los que parte de la masa se convierte en una cantidad de energía y viceversa.

Para la física (y la química) clásica, masa y energía eran cantidades que se conservaban independientemente. En una reacción química, se pensaba que “la masa de los reactivos era igual a la masa de los productos”. En un proceso físico cualquiera, se asumía por un lado la conservación de la masa, y por el otro la conservación de la energía (primer principio de la termodinámica). A partir del trabajo de Einstein, ambas leyes de conservación se unifican en una sola.

Si bien la conversión masa-energía es despreciable en las reacciones químicas, no lo es en las reacciones nucleares. Existen núcleos atómicos cuyas masas son mayores que la suma de las masas de los protones y neutrones que los componen. Estos núcleos son inestables y se convierte masa en energía cuando se parten. Esto es lo que se llama fisión nuclear, ocurre naturalmente en la naturaleza y artificialmente en los reactores nucleares, donde se aprovecha la energía liberada en el proceso para finalmente producir electricidad. 



Fisión nuclear
El proceso inverso también es posible: cuando se unen núcleos livianos para formar uno más pesado, la masa del producto es menor que la suma de las masas de los núcleos livianos. En esta “fusión nuclear” también se libera energía (gracias a ella estamos vivos, ya que este es el mecanismo de generación de energía en las estrellas como el Sol). También gracias a ella los átomos que componen nuestros cuerpos y todo lo que nos rodea fueron alguna vez “fabricados” dentro de alguna estrella a partir de núcleos más livianos. 



La fusión nuclear controlada aún no se ha logrado artificialmente.

No sólo es posible convertir parte de la masa en energía. Existen procesos en los que toda la masa se convierte en energía, como cuando una partícula se aniquila con su antipartícula. La situación inversa también es posible. De hecho, en los grandes aceleradores de partículas, se crean pares de partícula-antipartícula a partir de la energía cinética inicial de las partículas que colisionan.

Conclusión: en la física moderna la masa y la energía son consideradas idénticas.

¿Pero si la materia (masa) y la energía son idénticas, cual es la identidad que comparten?, y si la materia, al igual que la energía, es vibración, ¿que es lo que vibra?

Respuesta: la conciencia

Por eso no podemos considerar a la materia (incluidos nuestros físicos cuerpos) con una identidad propia y fija, separada del resto.

La noción de sustancia nos viene de la filosofía de Aristóteles y de esta idea surgió la concepción científica de la materia y con ella la visión “material” que tenemos del universo y de nosotros mismos.

Esta representación física de lo que observamos conduce a un grado de percepción muy limitado, y tiende a generar individuos aislados, temerosos y de visión corta. Densos y previsibles, como la noción de materia. Este desequilibrio hace que no comprendamos o aceptemos nuestro lado insustancial (que curiosamente es el más grande) y en un afán de “materializar” lo insustancial y llenar ese “vacío” se intenta acumular objetos y riquezas.

Este estado de ignorancia de su verdadera naturaleza engendra disociación, miedo y falta de confianza en si mismo.
El miedo es un estado vibracional muy lento y más denso.

La sociedad actual está estructurada para sentir miedo y preocupación, situando a las personas en una dinámica de estrés y consumo. Y, como cabe esperar, no nos preparan para salir de ese estado de la mente (más bien es lo opuesto).

La ciencia y la tecnología se ocupan de remendar y continuar favoreciendo esta situación de dualidad, y las religiones y los sistemas educativos por medio de la información errónea y tendenciosa, se encargan de mantener el estado de ignorancia y baja vibración. La culpa y la preocupación son una combinación eficaz para este propósito: una sociedad manipulada y 
controlada. 

Debemos ser cuidadosos con nuestras creencias y sobre el futuro, ya que lo que pensamos y sentimos indefectiblemente tiende a “materializarse”. No se trata de no creer o creer en nada. Se trata de creer en si mismo, en su propia naturaleza, que es universal e incluye más información de la que podríamos procesar en miles de vidas.

Si creemos en esta realidad estamos ayudando a crearla.

La realidad está hecha de pensamientos cada pensamiento forma parte de una gran red de conciencia de la cual, por ser conciencia, somos parte.

La clave es la información

Esta realidad ilusoria que creemos “real”, esta hecha de información.

La información crea fractales, en términos matemáticos aumenta su número. 

Esto ha sido demostrado: los fractales son funciones impredecibles. Si profundizamos en este concepto y nos metemos con la teoría del caos, podemos también verlo en términos sociales. De hecho, el “cada vez más evidente” nuevo orden mundial conducido por una ellite, se basa en el “orden a partir del caos”. Y eso no es pura casualidad. Cuando un sistema se vuelve muy inestable pueden surgir cambios aleatorios que tenderán a organizarse en niveles de mayor complejidad. 



Los procesos de la realidad forman bucles o circuitos de retroalimentación (feedback). Supongamos que partimos de un estado de equilibrio: este estado se rompe porque el sistema recibe alguna influencia externa bajo la forma de energía o información, con lo cual pasa a un estado de desequilibrio. Este estado de desequilibrio no puede sostenerse por mucho tiempo, y tenderá inevitablemente hacía un reequilibrio, que puede seguir dos caminos: puede volver al equilibrio original, o puede pasar a un equilibrio superior, más complejo y más sofisticado.

La primera posibilidad se lleva a cabo mediante un mecanismo de retroalimentación negativa, inhibidor o neutralizador de las desviaciones, y por ello el sistema vuelve a su estado inicial, esto demanda gran cantidad de energía.

La segunda posibilidad se manifiesta mediante un mecanismo de retroalimentación positiva, estimulador o amplificador de las desviaciones, como consecuencia el sistema es conducido a una situación tal que se desestructura y se reconfigura en un nuevo estado, diferente del anterior y mucho más complejo.

Mientras la primera posibilidad nos sugiere un proceso reversible (pues vuelve al mismo punto de partida), la segunda nos sugiere un proceso irreversible, que implica no volver al punto de partida sino continuar a través de la construcción de más estructuras de mayor complejidad, impredecibles todas ellas.




Esencia creadora


Como cada uno es en si mismo un creador por naturaleza, cuando uno apaga el sistema y se sumerge en los medios de comunicación, aceptando la información recibida, literalmente vibra en una frecuencia inducida en forma deliberada. De manera que se sirven de esa capacidad de la conciencia para crear una misma realidad, que todo el mundo proyecta al estar conectados en la misma frecuencia. Por esta misma vía penetra la publicidad, los mandatos políticos y la manipulación de la información. Somos conducidos para crear y mantener esta realidad, aunque no nos guste.

Nuestra conciencia es modelada y la experiencia consciente manipulada, para generar una realidad, en este caso, deliberada y artificial, ya que es la red de nuestros pensamientos la que en definitiva la crea, y esto llega a niveles tan profundos que para recuperar la propia identidad se hace necesario desinstalar algunos programas y condicionamientos impuestos por terceros, y esto es lo difícil. 

Lo primero, debemos filtrar mediante la negación y luego comenzar a reordenarse (o unificarse), encontrando el propio equilibrio.

Ordenar el sistema demanda energía. Por esta razón la energía es preciosa para nuestra vida. La energía vital es el verdadero tesoro que no solo nos permite tener una vida sana y longeva, sino también nos brinda el acceso a planos superiores de la conciencia, que nos conectan con la fuente verdadera de energía y sabiduría.

La ignorancia es la principal fuente de límites y restricciones con las que la mayoría de la gente se topa.

Los verdaderos limites de nuestro ser, son los límites del universo. Esto es un hecho. Las partículas que nos dan vida y forma, provienen de la tierra, del sol y de estrella lejanas, y todas están entrelazadas entre si con la fuente original. En este nivel esencial, no hay límites ni separación.
Yendo un poco más arriba en la escala. Compartimos con todos los seres vivos las mismas moléculas


La gran familia molecular



Somos miembros de la misma familia molecular y en este nivel estamos todos interconectados. Seguramente el agua no hace diferencia entre una planta, un ser humano y cualquier otro ser vivo. El átomo de hidrógeno que forma parte de nuestro organismo proviene de alguna estrella y luego formará parte de algún ensamblado molecular de otro ser vivo.
Esto es así.

Cuando nos identificamos con nuestra estrecha y remendada personalidad, no solo encontramos rápidamente los límites, también nos perdemos fácilmente en el laberinto de nuestras ilusiones, y el laberinto se vuelve rápidamente una prisión.

Pero cuando se realiza que estamos hechos de luz y que en esencia uno es un ser luminoso y universal, viviendo una vida humana, la percepción de nuestros límites y posibilidades cambia.
En ese momento la materia ocupa su lugar como vehículo y sostén de la experiencia espiritual. 
La materia sirve para dar forma y contorno a la conciencia, que en esencia no tiene límites.
Somos conciencia pura haciendo la experiencia pasajera de un cuerpo físico. 


Los limites de nuestro ser son los límites de nuestra conciencia





Nota: la vía de acceso directa y sin intermediarios a nuestra esencia universal, es zazen. No es el único método, pero es el más natural y eficaz de todos, ya que la postura en si misma es la manifestación de la conciencia infinita, que es nuestra verdadera naturaleza.