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lunes, 28 de marzo de 2022
lunes, 27 de junio de 2011
Cultiva tu energía
Generalmente tenemos la tendencia a identificarnos con el cuerpo físico, con la realidad material, densa y concreta, creada por los sentidos.
Aunque podemos pasar el día absortos en las divagaciones del pensamiento y agitados por la inestabilidad de las emociones, aún así vivimos encerrados dentro de los límites y posibilidades del cuerpo físico.
Esto engaña nuestra percepción de las cosas (y de nosotros mismos) haciéndonos creer que la realidad que experimentamos tiene sustancia y es real. Nos percibimos como un cuerpo aislado en medio de un espacio vacío y enfrentando a un universo hostil y peligroso. De esta forma nos disociamos, el cuerpo y la mente se separan y la energía ya no puede fluir normalmente.
Pero el cuerpo físico, o el “saco de carne y huesos” con el que estamos completamente identificados, es en esencia vacuidad. No tiene sustancia propia. Cambia todo el tiempo. Energía e información producidas por el movimiento de la conciencia.
La esencia del mundo físico es insustancial.
La conciencia da vida a la materia.
Materia y energía son una misma cosa.
Por lo tanto somos un cuerpo físico, pero también un cuerpo de energía y un cuerpo espiritual, que es la conciencia misma.
Tenemos un cuerpo limitado, que es el cuerpo físico propiamente dicho, y cuerpos ilimitados, infinitos, que animan e impulsan a la materia e incluso los compartimos entre todos.
Se puede decir que el cuerpo físico es la proyección (o el reflejo) de cuerpos más sutiles. Diferentes tipos de vibración que expresan los distintos niveles de la existencia. Pero todos conectados y estructurados siguiendo una dinámica fractal.
Así que tenemos un lado visible, básico, limitado y denso, que sirve de soporte y vehículo al lado invisible, espiritual, sutil e ilimitado.
Incluso los cuerpos sutiles tienen diferentes planos de acuerdo a su vibración. Por ej: el plano emocional, es el menos sutil y el más cercano a la vibración física. Las emociones impactan directamente en los órganos y su funcionamiento (ver: la química de las emociones).
Hay una conciencia básica, instintiva, adaptativa que es menos sutil que la conciencia superior que genera ideales, proyectos, creatividad y conecta con las demás conciencias. Son diferentes aspectos o cualidades de la única conciencia. De la misma forma que hay una conciencia fundamental del universo o protoconciencia y conciencia individual, organismos concientes de si mismos, de su individualidad.
Pero en realidad hay una sola conciencia, un solo cuerpo.
La ilusión es percibir solo un aspecto de las cosas.
Entonces, ¿Cuáles son los límites reales de nuestro ser? ¿De donde viene esta respiración? ¿A dónde va? ¿Cuál es el origen de este pensamiento que modelará toda una realidad física? ¿Por que si con mi pensamiento puedo viajar en el tiempo y el espacio, con mi cuerpo físico no llego muy lejos?
La causa de buena parte de los sufrimientos en los seres humanos es la identificación con lo que muere, con la parte perecedera de la existencia y el desconocimiento del lado eterno e ilimitado.
Esto es debido a la ignorancia o no aceptación de su verdadera naturaleza.
De manera que solo interactuamos con los niveles físicos y materiales más básicos, y nuestros deseos y necesidades se corresponden con estos niveles elementales. La realidad que se experimenta es en consecuencia más limitada, estrecha y condicionada.
El puente que une el mundo material y visible con el mundo inmaterial e invisible, es la respiración.
La respiración es energía, es materia y es conciencia.
Cuando inspiras el universo entra en vos, cuando exhalas entras en el universo. Pero en esencia no hay límites, las diferencias corresponden a distintos grados de manifestación o de movimientos de la conciencia.
El universo es uno y cada uno es el universo viviendo una experiencia individual transitoria.
Conviene no olvidar esto. No hay manera de estar fuera del universo. Cada uno es su universo, comunicando con otros múltiples universos, dentro de otro universo. De manera que no estamos solos ni perdidos y mucho menos aislados.
Mediante la práctica de una respiración correcta podemos calmar la mente y armonizar las emociones.
La respiración modifica el medio interno fisiológico. Favorece la homeostasis y la purificación de los sistemas y tejidos del cuerpo.
Con la respiración nutrimos el cuerpo de energía.
Para la medicina china, la respiración es el chi (energía) del cielo. Los pulmones son los gobernadores de la energía, la absorben, la promueven, la hacen circular.
La respiración aporta oxígeno y elimina dióxido de carbono, influye en el pH de la sangre y de los tejidos. Si la ventilación pulmonar es insuficiente el medio interno se vuelve más ácido, se capta menos O2, se acumula CO2 y se modifica la química cerebral.
Todo lo que respira tiene conciencia. La célula es el ejemplo más fundamental. Es la menor unidad biológica con conciencia.
Es un cuerpo de energía, porque se trata de energía viva, consciente, por eso es "vital"
Somos energía
Esta energía en el cuerpo físico circula de manera ordenada, siguiendo canales virtuales interconectados entre si y con todos los órganos y tejidos del cuerpo.
sistema de canales y puntos de energía |
La energía vital (chi o ki), que en nuestro ser toma forma individual, es la misma energía que existe en todo el universo y nos conecta con todo.
Esta energía se puede cultivar, desarrollar, armonizar, podes aprender a moverla y a acumularla en los órganos y centros de energía. Esto no solo es fuente de salud y longevidad, sino también de despertar y de expansión de la conciencia.
Es evidente que hace falta una práctica regular. Una disciplina. Entrenarse. No es como hacer aerobic, pero el aprendizaje y la repetición son indispensables.
El chi kung (o qi gong), el taichichuan, el yoga y las artes marciales favorecen el cultivo de la energía.
La práctica de zazen equilibra y expande el cuerpo de energía. Cuando la postura sentada es estable e inmóvil, la energía puede circular libremente y optimiza su consumo, o sea, se reduce.
Cuando el chi es fuerte y circula libremente mejora la capacidad de adaptación al medio y a las circunstancias.
Energía y materia se transforman entre si. Representan dos aspectos de una única realidad. A más energía más sustancia, mayor nutrición y generación. Los órganos internos se fortalecen. Los procesos fisiológicos se revitalizan. Aumenta la resistencia a las enfermedades.
“En el cultivo de la energía vital se debe eliminar todo aquello que consuma energía inútilmente en nuestra vida”
Por ejemplo: Emociones parásitas (miedo, tristeza, preocupación, ira), relaciones tóxicas, exceso de pensamientos, de ambiciones, de trabajo, de deudas…
Para poder ir más allá de los condicionamientos que tenemos instalados, hace falta un plus de energía que nos permita romper la inercia de los hábitos y la forma de pensar instalada.
A priori es difícil ya que las redes neuronales se encuentran fortalecidas por la repetición cotidiana (pensamientos, acciones) y sus conexiones ya están establecidas. Entonces siempre se genera la misma realidad.
Pero la conexión es dinámica. El cerebro se puede reconfigurar, a esta capacidad se le llama neuroplasticidad.
Cuando se crean otras conexiones neuronales (sinapsis), la realidad cambia. Para reconfigurar la red de neuronas hay que modificar la información que se procesa. Esto que se logra cambiando los hábitos, la manera de pensar, aprendiendo, estudiando y experimentando, es decir aportando nueva y mejor información. Practicando meditación en silencio.
El conocimiento de si mismo no tiene nada que ver con una moda, o con un fenómeno cultural o social, no es algo que te de fama, prestigio o riquezas, o garantía de una vida larga, etc. Es el único movimiento que vale para comenzar a ser reales y dejar de vagar como fantasmas.
Para penetrar en nuestra verdadera naturaleza necesitamos energía. La salud y la felicidad dependen de esta energía. Incluso nuestra actitud ante la vida.
Cultivar la energía significa: permitir que circule y se exprese naturalmente en el cuerpo físico y en nuestras acciones y pensamientos.
El pensamiento mueve la energía, la energía condensa la materia, la materia se vuelve energía, además nutre y sirve de vehículo al espíritu. Los tres son una misma cosa.
El cultivo de la energía (que es acción y movimiento), implica también desarrollar la no acción (en chino: wu wei).
La no acción es el no pensamiento, es el silencio, es la inmovilidad.
El secreto consiste en encontrar el no movimiento en el seno del movimiento y la calma en medio de la agitación. La calma así obtenida permitirá que el chi fluya libremente y se expanda el cuerpo de energía.
Cultivar tu energía significa volverte íntimo contigo mismo, clarificar tu mente, abrir tu corazón y no maltratar tu cuerpo. Encontrar el equilibrio en tu vida.
Es simple, el primer paso es la fe y la confianza en ti mismo.
miércoles, 12 de enero de 2011
La memoria del agua
Hay una habilidad del agua que la ciencia pasa por alto. Y es que el agua tiene memoria
Este fenómeno, obviamente está más allá del nivel aceptado de la investigación convencional.
Varios investigadores, tales como el Prof. Benveniste, el Dr. Ludwiy y el Prof. Schweitzer, han proporcionado clara evidencia que el agua actúa como un registrador líquido y es capaz de recibir, almacenar y transmitir vibraciones electromagnéticas.
Por tener las moléculas del agua polos positivo y negativo, se comportan como pequeños imanes. Ellos de adhieren a sus moléculas vecinas y forman grupos de varios cientos de moléculas, Esto es conocido desde hace ya tiempo. Estos grupos son estructuras muy sensibles y las influencias vibratorias pueden imprimirse en ellas.
Esto es lo que le da al agua la habilidad de almacenar información.
El agua es un vehículo de información.
La homeopatía utiliza esta propiedad. En la homeopatía, una sustancia es diluida tantas veces, que eventualmente ya no queda molécula de la sustancia original. Sin embargo, no solo mantienen el efecto si no que lo incrementan. Esto ha sido demostrado en gran cantidad de experimentos, y, después de todo, la homeopatía tiene más de 200 años y todavía sigue vigente.
La homeopatía funciona por la habilidad que tienen los grupos de moléculas para almacenar impresiones vibratorias. Cada sustancia y elemento tiene su propio patrón vibratorio individual.
Si llevamos a cabo el proceso homeopático de diluir y agitar, este patrón vibratorio llega a bloquearse dentro de la estructura grupal del agua. Cuando tomamos este remedio preparado homeopáticamente, la estructura del grupo es transferida hacia nosotros, y nosotros respondemos al patrón vibratorio de la sustancia original, con la cual es preparado el remedio.
Las flores de Bach y similares, funcionan con este mismo principio
Este fenómeno fue demostrado siguiendo el procedimiento científico por el Prof. Benveniste en Francia, a finales de los años ochenta, y fue confirmado por investigadores en cinco diferentes universidades.
El experimento de Benveniste estudió la influencia de sustancias diluidas y agitadas en agua,
Otro ejemplo es el experimento con cristales de agua de Emoto, que estudia los efectos de los pensamientos y la música en el agua.
Este fenómeno, obviamente está más allá del nivel aceptado de la investigación convencional.
Varios investigadores, tales como el Prof. Benveniste, el Dr. Ludwiy y el Prof. Schweitzer, han proporcionado clara evidencia que el agua actúa como un registrador líquido y es capaz de recibir, almacenar y transmitir vibraciones electromagnéticas.
Por tener las moléculas del agua polos positivo y negativo, se comportan como pequeños imanes. Ellos de adhieren a sus moléculas vecinas y forman grupos de varios cientos de moléculas, Esto es conocido desde hace ya tiempo. Estos grupos son estructuras muy sensibles y las influencias vibratorias pueden imprimirse en ellas.
Esto es lo que le da al agua la habilidad de almacenar información.
El agua es un vehículo de información.
La homeopatía utiliza esta propiedad. En la homeopatía, una sustancia es diluida tantas veces, que eventualmente ya no queda molécula de la sustancia original. Sin embargo, no solo mantienen el efecto si no que lo incrementan. Esto ha sido demostrado en gran cantidad de experimentos, y, después de todo, la homeopatía tiene más de 200 años y todavía sigue vigente.
La homeopatía funciona por la habilidad que tienen los grupos de moléculas para almacenar impresiones vibratorias. Cada sustancia y elemento tiene su propio patrón vibratorio individual.
Si llevamos a cabo el proceso homeopático de diluir y agitar, este patrón vibratorio llega a bloquearse dentro de la estructura grupal del agua. Cuando tomamos este remedio preparado homeopáticamente, la estructura del grupo es transferida hacia nosotros, y nosotros respondemos al patrón vibratorio de la sustancia original, con la cual es preparado el remedio.
Las flores de Bach y similares, funcionan con este mismo principio
Este fenómeno fue demostrado siguiendo el procedimiento científico por el Prof. Benveniste en Francia, a finales de los años ochenta, y fue confirmado por investigadores en cinco diferentes universidades.
El experimento de Benveniste estudió la influencia de sustancias diluidas y agitadas en agua,
Otro ejemplo es el experimento con cristales de agua de Emoto, que estudia los efectos de los pensamientos y la música en el agua.
Los hallazgos de Emoto son mucho más asombrosos porque muestran que el agua puede reconocer el contenido de pensamientos y palabras, y reaccionar a estos.
Contaminación
Si el agua es tan susceptible a impresiones vibratorias como esta, ¿también tomará las impresiones de contaminantes y químicos ambientales y los transfiere a nosotros cuando tomamos el agua? No parece ser así: el Dr. Wolfgang Ludwig en Alemania ha llevado a cabo pruebas que muestran que no solo los contaminantes físicos tienen efectos dañinos, si no también el agua que ha sido expuesta a esos contaminantes, porque la estructura del grupo ha tomado esas impresiones vibratorias.
El agua de la red que bebemos y los sistemas convencionales de tratamiento de aguas no son los adecuados.
Pueden quitar los agentes contaminantes físicos y producir agua de potable que esté, incluso químicamente limpia, sin embargo la estructura grupal del agua queda completamente alterada por el tratamiento y, después del tratamiento todavía transportará el patrón vibratorio de las toxinas y de los productos químicos al cuerpo humano.
La contaminación atmosférica originada en procesos industriales, químicos y pesticidas y por la contaminación electromagnética de todo tipo, incluso a nivel de comunicaciones, tiene un impacto vibracional en el agua que bebemos.
Contaminación
Si el agua es tan susceptible a impresiones vibratorias como esta, ¿también tomará las impresiones de contaminantes y químicos ambientales y los transfiere a nosotros cuando tomamos el agua? No parece ser así: el Dr. Wolfgang Ludwig en Alemania ha llevado a cabo pruebas que muestran que no solo los contaminantes físicos tienen efectos dañinos, si no también el agua que ha sido expuesta a esos contaminantes, porque la estructura del grupo ha tomado esas impresiones vibratorias.
El agua de la red que bebemos y los sistemas convencionales de tratamiento de aguas no son los adecuados.
Pueden quitar los agentes contaminantes físicos y producir agua de potable que esté, incluso químicamente limpia, sin embargo la estructura grupal del agua queda completamente alterada por el tratamiento y, después del tratamiento todavía transportará el patrón vibratorio de las toxinas y de los productos químicos al cuerpo humano.
La contaminación atmosférica originada en procesos industriales, químicos y pesticidas y por la contaminación electromagnética de todo tipo, incluso a nivel de comunicaciones, tiene un impacto vibracional en el agua que bebemos.
De todas formas, la Tierra como organismo vivo tiene la capacidad de purificarse y encontrar su equilibrio, incluso nuestro cuerpo, si lo cuidamos convenientemente, con ejercicios adecuados, aprendiendo a respirar, teniendo una alimentación natural, equilibrando además pensamientos y emociones, tiene la capacidad de purificarse y de encontrar su equilibrio.
Lo interesante es que como cuerpos físicos somos 2/3 partes de agua.
La naturaleza del agua que nos forma no es diferente que la de los océanos o la lluvia.
Nuestros pensamientos y emociones influyen directamente en las células incluso más allá del nivel molecular.
Forma parte indisociable de la vida. Sin ella no sería posible la vida.
Nuestros pensamientos y emociones influyen directamente en las células incluso más allá del nivel molecular.
Forma parte indisociable de la vida. Sin ella no sería posible la vida.
El agua es vida porque esta viva y responde a la conciencia.
miércoles, 20 de octubre de 2010
La experiencia del océano
Somos conciencia infinita viviendo la experiencia de un cuerpo físico.
Cuando la conciencia se identifica con este cuerpo físico pierde por un momento su contacto con la fuente universal y comienza a vivir la ilusión de los sentidos.
Una realidad creada por los sentidos.
Una realidad creada por los sentidos.
Pero todos sabemos que los sentidos son limitados. Perciben solo una franja muy estrecha de todo el rango de vibraciones electromagnéticas (por ejemplo la luz visible).
Y además esta percepción luego es integrada por el cerebro, de acuerdo a su programación y a las creencias que se tengan (ver post: los 5 agregados)
Es evidente que a través de la historia, como individuos y como sociedad, hemos sido condicionados para creer y crear una realidad dependiente de los sentidos: “ver para creer”.
Es evidente que a través de la historia, como individuos y como sociedad, hemos sido condicionados para creer y crear una realidad dependiente de los sentidos: “ver para creer”.
Si solo vemos una pequeñísima porción de lo que realmente sucede y además nuestra interpretación de lo que percibimos es limitada. ¿Cómo podemos creer ciegamente en lo que vemos o nos muestran?.
Lo que llamamos “realidad” es una ilusión.
Muchos de nuestros pensamientos, ni siquiera son propios, son el producto de programas instalados por otros. Y si no: ¿Qué es la educación? Somos educados, formados, o “formateados” para funcionar en un rango limitado de todas nuestras posibilidades. Sintonizados en un nivel vibracional específico que llamamos “realidad” y nos conecta con los demás y con los objetos que creemos “reales”. Cultura, pautas morales, creencias, costumbres, leyes y disposiciones, etc.
Pero esto es una “ilusión”.
Pero esto es una “ilusión”.
La ciencia lo demuestra. Las enseñanzas espirituales muestran esto desde hace miles de años.
No existe nada fuera de nuestra mente.
Dicho de otra forma. No hay un “afuera” y “nosotros”. Solo hay un campo infinito de energía e información moviéndose continuamente y un observador que decodifica esa información y la convierte en una imagen 3D, de acuerdo a sus patrones de programación. Esto es un hecho.
Incluso en otro nivel, nuestra mente es también una ilusión.
Einstein decía: “la realidad es una ilusión, aunque una persistente”.
Somos conciencia universal infinita.
Incluso en otro nivel, nuestra mente es también una ilusión.
Einstein decía: “la realidad es una ilusión, aunque una persistente”.
Somos conciencia universal infinita.
Eso es lo “real”.
Cuando comprendemos esto, podemos ver la naturaleza de la ilusión y de la mentira y retomar el control de nuestras vidas, como individuos y como sociedad.
No somos este cuerpo.
No somos este cuerpo.
El cuerpo físico es una expresión de la conciencia infinita, un vehículo, que nos permite experimentar la vida, los sentidos, las emociones: amar, sufrir, gozar, aprender.
Tiene un sentido, un propósito.
Tiene un sentido, un propósito.
El problema aparece cuando quedamos atrapados en la ilusión de la existencia y la conciencia pierde referencia. Ya no sabemos quienes somos en realidad.
Podemos percibir la vida como una gota separada del océano y proyectar una realidad en consecuencia, y repetirnos: “no soy nada, la vida es una mierda, no se que hacer, de todas formas no puedo cambiar nada…”.
Pero cuando esta gota vuelve al océano –que de hecho es de donde salió-, no hay punto donde termina la gota y comienza el océano. La gota es el océano, el océano es la gota.
Cuando nos percibimos de esta manera, ya no nos sentimos aislados ni impotentes. Somos el océano viviendo la experiencia de la gota.
Ya no es necesario mirar para afuera para que nos digan que hacer, o compararnos con los demás para medir nuestra vida.
“Somos el océano”.
Por eso la principal herramienta de los medios de dominación y control es la de mantenernos aislados, vibrando en una frecuencia muy baja, de manera que la realidad que experimentamos y los pensamientos y deseos que creemos propios forman parte de un programa predeterminado de condicionamiento.
En la medida que nos mantenemos prisioneros del cuerpo físico y de los 5 sentidos, con más facilidad nos sentiremos aislados y perdidos en esta “inmensidad” y la realidad que proyectemos será tan estrecha y limitada como lo es la percepción de los sentidos.
Un individuo vibrando en esta frecuencia es muy fácil de manipular.
Pero la conciencia infinita no puede ser manipulada ni deformada.
En la medida que nos mantenemos prisioneros del cuerpo físico y de los 5 sentidos, con más facilidad nos sentiremos aislados y perdidos en esta “inmensidad” y la realidad que proyectemos será tan estrecha y limitada como lo es la percepción de los sentidos.
Un individuo vibrando en esta frecuencia es muy fácil de manipular.
Pero la conciencia infinita no puede ser manipulada ni deformada.
Nuestra esencia fundamental no nace ni muere. Lo que llamamos “yo” y el cuerpo físico que lo sustenta, son solo manifestaciones de la conciencia universal. No tienen sustancia propia y se están transformando todo el tiempo.
Pero entonces, ¿Quién soy?...El océano.
Mirar el mar es interesante, podemos ver las olas que se forman, crecen, se desarrollan, se van desplazando y mueren en la orilla. Nos dan la impresión momentánea de que tienen una existencia individual. Creemos que vemos el comienzo y el fin de una ola. Pero si observamos más en profundidad, veremos que es solo el movimiento del mar, no hay tal cosa como una ola separada del mar.
Las diferencias las hace la mente.
No hay nada fuera de cada uno.
Las categorías las construye el cerebro de acuerdo a los programas (creencias) que tenga instalados. Si creemos que solo existe lo que vemos, lo que escuchamos o lo que pensamos, estaremos siempre prisioneros de nuestros sentidos.
No vemos las cosas como son, sino como somos.
"Creer para ver"
Hoy en día hay una cantidad enorme de estímulos para los sentidos y el cuerpo físico. Los alimentos, las bebidas, el sexo, el exceso de información por todos los medios, celulares, redes sociales, Internet, confort, dinero, etc.
La sociedad moderna divide a las personas en winners y losers. Muchos lo creen y viven atrapados en esta dualidad. El común denominador es que tanto el ganador como el perdedor corren todo el día detrás del mismo premio (la misma zanahoria). Como si una ola compitiera con otra para ver cual es la más grande o la mejor.
¿Cuánto duraría está ilusión hasta que vuelvan al océano del cual nunca salieron?
Somos el océano experimentándose a si mismo bajo la forma de olas, que momentáneamente toman una forma, e incluso las olas tienen una historia.
Hay olas que han dado vuelta barcos, hay olas que han hecho desaparecer gente o que le han servido a surfers para que ganen un torneo, a veces hay olitas, a veces un tsunami, en fin…pero nunca esas olas salieron del océano, nunca dejaron de ser el océano.
Esta comparación quizá parezca simple y repetida, pero lo interesante es cuando lo realizamos en nuestra vida, con la totalidad de nuestro ser. Cuando asumimos nuestra verdadera naturaleza y percibimos la vida desde el océano, ya no como una olita aislada, si no desde nuestra naturaleza infinita y universal.
Debemos hacer atención a la manera en que nos nutrimos, de materia (energía) e información, la manera en que percibimos la realidad estará creando una realidad en consecuencia.
Somos el océano experimentándose a si mismo bajo la forma de olas, que momentáneamente toman una forma, e incluso las olas tienen una historia.
Hay olas que han dado vuelta barcos, hay olas que han hecho desaparecer gente o que le han servido a surfers para que ganen un torneo, a veces hay olitas, a veces un tsunami, en fin…pero nunca esas olas salieron del océano, nunca dejaron de ser el océano.
Esta comparación quizá parezca simple y repetida, pero lo interesante es cuando lo realizamos en nuestra vida, con la totalidad de nuestro ser. Cuando asumimos nuestra verdadera naturaleza y percibimos la vida desde el océano, ya no como una olita aislada, si no desde nuestra naturaleza infinita y universal.
Debemos hacer atención a la manera en que nos nutrimos, de materia (energía) e información, la manera en que percibimos la realidad estará creando una realidad en consecuencia.
No hay que seguir ni alimentar la mentira, ni ser esclavos de nada ni de nadie.
El océano, como el agua, es libre y se adapta a todas las formas, nutre y sustenta a la vida.
Somos el océano, surgimos de él.
Un océano de potencialidad infinita, pleno de energía y posibilidades.
Un océano de abundancia y amor incondicional, donde todas las formas pueden vivir y expresarse libremente, ya que cada una es el océano mismo haciendo su experiencia.
Somos la experiencia del océano.
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