viernes, 1 de mayo de 2020

Nuestros amigos los microbios



por el Dr. Mariano Giacobone


Los microorganismos han gozado de mala reputación debido a que se les asocia solo con la enfermedad, sin embargo son imprescindibles para la salud y el equilibrio, no solo de nuestro organismo sino de todo el planeta.

El cuerpo humano está constituido por millones de microorganismos que desempeñan una amplia gama de funciones en todas las fases de la vida.

Estos minúsculos organismos, que solo se pueden observar a través de un microscopio, ayudan a resistir enfermedades, a fortalecer el sistema inmunitario, a digerir los alimentos, a metabolizar sustancias, a determinar nuestro olor corporal y pueden incluso afectar nuestro comportamiento.

De acuerdo a la Teoría de la Infección postulada por Pasteur, los microbios son los responsables de la mayoría de las enfermedades. Estos pequeños organismos, casi todos demasiado pequeños para verlos a ojo desnudo, invaden a los humanos, animales y otros huéspedes. Su crecimiento y reproducción dentro del portador puede producir una enfermedad.

"Germen" o microbio puede referirse a un virus, bacteria, parásito, hongo o prión. Los microorganismos causantes de enfermedades son llamados patógenos y las enfermedades que causan son llamadas enfermedades infecciosas.

Esta teoría es ahora fundamental en la industrializada medicina moderna y la industria farmacéutica, conduciendo al desarrollo de vacunas y antibióticos a gran escala, y al concepto de que los gérmenes son enemigos de la salud y por lo tanto “peligrosos” y hay que combatirlos. Cabe aclarar que la higiene propuesta por Pasteur como método, es necesaria para evitar enfermedades y cuidar la salud, eso está claro.

El error de esta teoría es que no toma en cuenta el delicado equilibrio de la vida y de las reacciones del organismo, no todos los gérmenes son “malos”, es más, de una manera u otra todos cumplen un rol fundamental y el cuerpo se sirve de ellos para mantener la vida y también para curarse. Las pestes y epidemias del pasado han desaparecido por si mismas (al encontrar un equilibrio con el ecosistema) y sus causas son aún motivo de investigación.

La enfermedad aparece cuando se rompe el equilibrio y esto puede pasar por múltiples causas: Un sistema inmunitario débil, mala alimentación, medicación (antibióticos, vacunas, corticoides, etc), sedentarismo, causas genéticas y hereditarias, etc. Y a gran escala, como parte de un equilibrio de nuestra especie con el ecosistema.

La guerra contra los microbios ha generado en la mentalidad de las personas y en la de la mayoría de los médicos e investigadores una percepción errónea de lo que ocurre en realidad y un desconocimiento de la biología fundamental.

Y por supuesto ha generado y lo hace cada vez más, enormes ganancias a la industria farmacéutica.

El que ha perdido es el ser humano. Cada vez más débil, sin instintos, alejados de la naturaleza, sin capacidad de autocuración ni para comprender lo que ocurre en su cuerpo ni en su entorno.

Esto no significa que un microorganismo no pueda enfermar, lo que no se tiene en cuenta, y este es el gran error, es la capacidad curativa del cuerpo y sus procesos de adaptación, y que “disparar” munición pesada (antibióticos y vacunas) contra los microbios, no solo mata también a los “buenos” sino que genera muchos efectos adversos, algunos muy graves, lo que profundiza aún más el desequilibrio y debilita al cuerpo.

Recordemos que antibiótico significa "anti-vida".


Sin embargo, la humanidad ya utilizaba los microbios, mucho antes de que se supiera que estos existían, en la elaboración de alimentos como el pan y el queso, o de bebidas fermentadas como el vino y la cerveza.


Los primeros habitantes

Los microbios fueron los primeros habitantes de la Tierra hace 3500 millones de años. Las evidencias muestran que los primeros fósiles fueron bacterias.

Ellos prepararon la casa y han sobrevivido a muchas cosas. Sin los microbios no tendríamos un ambiente favorable para existir como el que tenemos.

En un inicio la vida en el planeta era muy difícil debido a los efectos que la radiación del sol provocaba en el ADN. No obstante, las bacterias se adaptaron al ambiente, evolucionaron y adquirieron la capacidad de hacer fotosíntesis; es decir, de tomar la energía y mediante un proceso químico convertirla en oxígeno.

Gracias a la acción de las bacterias aparece el oxígeno y la capa de ozono. Al haber una capa protectora de la luz ultravioleta, las mutaciones se reducen. De esta forma, las bacterias se empiezan a asociar y así es como aparecen los organismos multicelulares.

Otro hecho relevante en la evolución de los microbios es que en casi todas las células del cuerpo tenemos la descendiente de una bacteria, la mitocondria, que constituye una parte esencial de la célula y es la encargada de producir energía.

El antepasado de las mitocondrias era una bacteria que fue ingerida por otro organismo unicelular y con el tiempo ambas desarrollaron una relación de dependencia mutua. La célula brindaba protección y alimento a la bacteria y esta le daba energía para moverse, reproducirse y sobrevivir. De ahí venimos todos los eucariotas: humanos, animales y plantas. Todos tenemos mitocondrias”. 


Más microbios que células

La vida en el planeta depende de los microorganismos, todo es un ecosistema. Hay más microbios que estrellas en el universo. La Tierra es un cuerpo vivo, nacemos de ella y nos desarrollamos con ella y a ella un día regresaremos. Es muy importante comprender nuestra relación con ella.

El cuerpo humano es como una constelación de millones de microorganismos, principalmente bacterias, que junto con sus genes constituyen lo que se conoce como el microbioma humano, cuyo estudio busca responder preguntas acerca del comportamiento de los microbios benignos.

Vemos ejemplos en la naturaleza como las hormigas zompopas. Estas hormigas son muy exitosas porque fomentan los buenos microbios para combatir a los patógenos. Igual que nosotros, ellas tienen microbios que las enferman, pero para protegerse favorecen a los benignos (ver enlace).

Cada parte del cuerpo está poblada por distintos microbios y hay enormes diferencias entre unos y otros. Por ejemplo, la diferencia entre la comunidad microbiana de la boca y del intestino es comparable con la que existe entre los microbios de una pradera y los de un arrecife.

Significa que unos centímetros de distancia en el cuerpo humano representan una mayor diferencia para nuestra ecología microbiana que cientos de kilómetros en la Tierra.

Tenemos diez veces más microbios que células humanas.

Asimismo, cada persona tiene su propio microbioma, lo cual depende de factores tales como la dieta, la genética, la inmunidad y sus hábitos de vida.

En el libro Déjalo ensuciarse, la profesora en la Universidad de Calgary e investigadora en el Centro de Investigación en Microbiomas de Canadá, Marie Claire Arrieta y B. Brett Finlay, especializado en infecciones bacterianas, explican por qué la exposición a los microbios es sumamente importante desde el nacimiento, pues solo así es como el sistema inmunitario aprende a defenderse y se fortalece.

El tracto vaginal es muy rico en bacterias beneficiosas. Luego, con la leche materna hay más intercambio de microbios y así se va reforzando más. Los primeros tres años son clave en la formación de la microbiota.

Cuando nacemos, el sistema inmunitario está inmaduro y las bacterias nos ayudan a formarlo. En el nacimiento nos damos el primer 'baño de microbios', incluso los microbios son diferentes si el nacimiento es vía vaginal o por cesárea. 


Funciones vitales

Hay tres aspectos de la salud humana en los que los microbios desempeñan una función vital.

El primero de ellos es el digestivo, ya que los microorganismos nos ayudan en la digestión de los alimentos y proveen nutrientes y vitaminas, entre estas la vitamina B12.

“En el tracto digestivo, los componentes de la microbiota intestinal (antes llamada flora) contribuyen a asimilar nutrientes y a hacer digeribles ciertos compuestos de los alimentos”.

El segundo es la educación del sistema inmunitario para reconocer lo propio de lo extraño. Si no se entrena al sistema inmunitario, ante cualquier situación el cuerpo humano puede presentar una alergia o generar una respuesta pobre o inadecuada.

Nuestra sociedad ha tomado una posición materialista y drástica: “desháganse de todos los microbios", "mátenlos a todos", y esto nos ha traído una serie de consecuencias negativas.

También se ha estudiado que las pocas defensas que presentan algunas personas o en enfermedades como el asma, pueden ser el resultado del desarrollo insuficiente del sistema inmunitario debido a la poca exposición a los microbios o por otras causas que debiliten el sistema inmunitario.

Hay que encontrar un balance, no se trata de tener una mala higiene, sino de exponerse lo suficiente al ambiente, esta es la manera de encontrar un equilibrio con nuestro entorno, fortalecernos y recuperar el instinto perdido.

El tercero tiene que ver con la protección contra patógenos, y aquí entran en juego los microbios benignos. Es el caso de la microbiota intestinal que cubre la pared del intestino y no permite que los microbios patógenos tengan espacio para actuar. Lo mismo ocurre con la piel y la mucosa bucal, vaginal, etc.

Se ha comprobado que el cuerpo se sirve de microorganismos para digerir tejidos necróticos o “muertos”, incluso generando cierta sintomatología, que es mal interpretada por la medicina moderna y se ataca etiquetándola como infección, profundizando el desequilibrio en el organismo y debilitándolo todavía más.

Esta guerra indiscriminada contra el mundo microbiano dio como resultado un aumento de la resistencia bacteriana, es decir, los gérmenes patógenos se volvieron más fuertes y los benignos más débiles. Un ejemplo lo vemos en las personas acostumbradas a los antibióticos y también en las tan peligrosas “infecciones intra-hospitalarias”. Esto ha generado antibióticos mas potentes, más vacunas y cada vez menos inmunidad y resistencia a las enfermedades. Verdaderamente no se puede hablar de un “avance” de la medicina.

Como vemos, es muy importante el cambio de modelo, transformar la concepción de la medicina moderna. Debemos volver a la naturaleza y comprender nuestro lugar en ella. Una forma de vida saludable es la clave: naturaleza, aire libre, buena alimentación, emociones positivas, ejercicios y reposo adecuados para cada uno.


¡Salud para todos!

¿Cómo aumentar las defensas del organismo



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