domingo, 26 de abril de 2020

El aislamiento no es salud

por el Dr. Mariano Giacobone

Ningún organismo sobrevive aislado. Nuestra salud depende del libre intercambio de energía y de materia con el entorno.


Hoy en día lo más importante es: “Quédate en tu casa” y no toques nada ni a nadie. Todo el mundo ha acatado este “estado de sitio sanitario” sin protestar, aunque ya cada vez más personas se plantean preguntas, y algunos interrogantes siguen sin respuesta:

-¿Existe verdaderamente un tal virus?
En realidad no se han presentado pruebas rigurosas de su aislamiento, aparentemente se trata más bien de material genético (ADN)  presente en muchas enfermedades y por lo tanto inespecífico y además presente en muchísimas personas que padecen o han padecido tales enfermedades (particularmente enfermedades respiratorias). Y este material genético es lo que se detecta con el test PCR o prueba de la polimerasa (que es el mismo que se utiliza en los test de paternidad por ejemplo) y el “test rápido”, que es aún mucho menos específico ya que indica la presencia de anticuerpos al coronavirus, pero como bien se sabe, este virus causante del resfrío común, está ampliamente expandido en la naturaleza y en las personas, que tienen o han tenido alguna vez contacto con el virus, además de haber muchas cepas diferente de esta amplia familia de virus.

Por lo tanto los positivos son falsos positivos. Y lo mismo puede decirse de tratamientos o vacunas, y de las cifras que se están manejando. Lo que en última instancia supone es que las medidas decretadas recortando derechos y libertades fundamentales, especialmente las medidas de reclusión y aislamiento, pueden ser, y de hecho algunos médicos y científicos así lo están advirtiendo, totalmente contraproducentes y causantes de problemas de salud físicos, psíquicos y emocionales.


-¿Qué pasa con los síntomas y la gente que muere?
En primer lugar los síntomas que se refieren son totalmente inespecíficos, hay muchas causas para el aumento de la temperatura corporal,  para la tos,  la fatiga, el dolor de cabeza, la pérdida del olfato, etc. Puedo citar algunas como resfrío, síndromes gripales comunes, atrapar frío, enfermedades respiratorias, estrés y mala calidad de vida que “bajan” las defensas, intoxicaciones, secuelas de vacunaciones, etc.
Todo indica que los síntomas atribuidos a esa nueva misteriosa enfermedad son, en la inmensa mayoría de los casos, los mismos que gripes o neumonías y otros problemas respiratorios provocados por la brutal contaminación en algunas zonas —como la propia Wuhan—, el despliegue de redes 5G, enfermedades ya conocidas pero etiquetadas ahora de otro modo, y por supuesto los efectos de la campaña de terror, el aislamiento y los tratamientos más o menos experimentales que se están administrando.

La mayoría de las personas que fallecen además de su edad, ya presentaban debilidad o enfermedades previas, y como alguien dijo: “hoy en día todos se mueren por covid-19”. Se puede comprobar además que la tasa de mortalidad es muy baja con respecto a otras patologías causante de muerte: cardiopatías, cáncer e incluso otras causas como los accidentes de tránsito.


-¿Qué pasa con el contagio?
Eso mismo me pregunto. Visto estos antecedentes y la situación real, puedo decir que no hay ningún peligro de contagio, o por lo menos no en la escala y la dimensión que lo presenta la OMS y los gobiernos. El uso obligatorio de barbijos es un sinsentido, que promueve el miedo, agudiza el aislamiento y profundiza la ignorancia.
No olvidemos tampoco el efecto psicosomático, el poder de la mente sobre el cuerpo, podemos sin darnos cuenta reproducir enfermedades, el miedo es generador de este estado y eso es un hecho constatado en la medicina.

La OMS y los CDC han organizado una falsa pandemia que está sirviendo de excusa para la declaración de un Estado de Sitio sanitario que se ha extendido poco a poco por el planeta.

Para quien aún no lo sepa, la OMS hace mucho tiempo que dejó de ser una organización pública e independiente. En estos momentos solo el 18% de su presupuesto procede de los estados miembros, el resto viene de manos privadas, y a la cabeza está la Fundación Bill y Melinda Gates, la Alianza GAVI creada por Gates para promocionar las vacunas, y la industria farmacéutica.
En cuanto a los CDC, siglas de Centros para el Control de Enfermedades, se trata de una de las más poderosas agencias sanitarias de Estados Unidos que define las enfermedades y establece los criterios de diagnóstico, tratamiento y prevención. Los CDC tienen un largo historial de manipulación y creación de falsas epidemias, incluyendo el SIDA, el SARS, la Gripe A, el MERS, la Gripe Aviar, el Ébola o el Zika entre otras. A través de una división especial, el Servicio de Inteligencia de Epidemias, extienden su influencia a entidades públicas y privadas, estadounidenses e internacionales, imponiendo sus criterios que a su vez están condicionados por la industria mediante financiación y puertas giratorias.

Evidentemente los medios de comunicación y las redes sociales contribuyen a la difusión de falsa información y a la confusión general. En ese caos reside su poder y a través de ese poder, su beneficio.

Algunos piensan que estas falsas pandemias se montan por dinero. Y otros creen que es eso lo que los críticos denuncian. Llevo muchos años analizando estos mecanismos de poder, y mi experiencia y lo aprendido me dice que el dinero es sin duda un motivo, pero no el único ni el más relevante. Y en esta ocasión se está haciendo más evidente: un objetivo básico es reforzar el miedo, que debilita y dificulta la capacidad crítica y empuja a actuar como una masa ignorante y obediente. Y en conexión con ello: mantener los dogmas de la medicina moderna industrial, la dependencia de los fármacos y vacunas, pero sobre todo, la renuncia a decidir sobre nuestra salud y la de nuestros hijos.

Es por eso que uno de los dogmas más importantes y que van a luchar para mantener a toda costa y reforzar cada vez que sospechen que se pone en duda es la teoría microbiana o teoría de la infección, es decir, la idea propuesta por Pasteur e impuesta con la complicidad de la industria farmacéutica de que los microbios son patógenos, generadores de enfermedad.
Esta idea, grabada a fuego en la mente de público y profesionales, es la base para el miedo a contagiarse, para evadir la responsabilidad sobre nuestra salud y para beneficiar a la industria.

Reconocer el origen tóxico de enfermedades tendría graves consecuencias para la industria alimentaria, farmacéutica y todas las industrias contaminantes en general, mientras que atribuir la culpa a los microbios ha conseguido que los fabricantes de tóxicos, para exterminarlos, y vacunas, para prevenirlos, se conviertan en una de las industrias más poderosas del mundo. Y ello a pesar de que la nueva biología lleva décadas explicando que las bacterias y los virus son la clave del origen de la vida, de su mantenimiento y de la salud, formando una compleja comunidad en nuestro medio interno, e incluso integrados en nuestra información genética.

No debe considerarse a una enfermedad como un enemigo. No estamos en guerra.

Estas medidas de aislamiento obligatorio para las personas sanas no son medidas sanitarias. Es una acción política cuestionable. Un sinsentido. No se puede obrar con miedo, se debe actuar con criterio e inteligencia.
La salud se cuida de manera natural e inteligente, reforzando las defensas propias del cuerpo, y esto se hace con una buena alimentación, con ejercicios, con actividades humanas normales: estudiando, trabajando adecuadamente, con esparcimiento y tiempo para  relaciones afectivas esenciales.
La salud mental y emocional es esencial.
Las vacunas no previenen enfermedades. Su eficacia es dudosa y su aplicación generalmente dañina y peligrosa para la salud.

Al final, como se ve, es mucho peor el remedio que la enfermedad.

¿Y que pasa con los sanos? Con los que necesitan trabajar y alimentar a sus familias, con los que estudian y los que tienen derecho a llevar una vida sana y normal? ¿Qué pasa con su salud y su integridad física, mental y emocional?

Espero que estas preguntas tengan una respuesta favorable.

Mientras tanto mi consejo médico, y tengo casi 40 años de experiencia en la medicina, es que se mantengan saludables, no se dejen engañar ni asustar, hay mucha mala y falsa información. Los políticos siempre mienten. La ley generalmente protege a los más poderosos. Pero tu poder está en tu mente. No te dejes abusar. Sean solidarios y mantengan el espíritu y la moral bien altos, aunque sea difícil.
Esta supuesta crisis ya pasará, como otras.
Paciencia y salud para todos!.

Dr. Mariano Giacobone M.N. 66.435

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