Los errores de la medicina
La ciencia médica no comprende aún lo que es la enfermedad.
Al haber sido influida por el método
científico, la medicina moderna no solamente aisló síntomas y órganos, sino que
clasificó de manera arbitraria una lista interminable (que cada día se engrosa
más) de enfermedades haciendo que las personas se ajusten a esta lista. De esta forma comenzó a ser más fácil para el médico consultar su lista en lugar de
entender la causa del desequilibrio y lo que ocurre en profundidad en la
persona.
Esta mentalidad errónea causó un malentendido acerca de lo
que es la salud y la enfermedad.
En el pasado, la influencia de la religión fue determinante.
El concepto de un “enemigo” que
pone en peligro nuestra vida proviene de nuestra herencia cultural, originada
hace siglos, donde la enfermedad era atribuida al demonio y al haber
“perdido” la gracia de Dios, entonces se curaba con pócimas, exorcismos,
sangrados, supersticiones y algunos menos afortunados terminaban en la hoguera.
Luego, con el desarrollo de la
ciencia, comenzó la fragmentación del ser humano: por una parte el cuerpo y por la
otra el espíritu.
La ciencia se quedó con el cuerpo físico, la parte palpable y visible (ver para creer) y la religión se adueñó del alma, manipulando a voluntad (mediante el miedo, el dogma y la falsa moral) el espíritu de los "creyentes".
La ciencia continuó su "avance", por supuesto siempre al margen del ser humano y de Dios.
La ciencia se quedó con el cuerpo físico, la parte palpable y visible (ver para creer) y la religión se adueñó del alma, manipulando a voluntad (mediante el miedo, el dogma y la falsa moral) el espíritu de los "creyentes".
La ciencia continuó su "avance", por supuesto siempre al margen del ser humano y de Dios.
Con el advenimiento del
microscopio, ya el enemigo tomó forma de microbio y la tecnología fue reemplazando a
la religión. Comenzó la era de las disecciones, las vacunas y otros métodos
novedosos para erradicar cualquier agente maligno e indeseable. El conocimiento
de la anatomía aumentó. La cirugía se fue perfeccionando durante las guerras
(reparaciones, amputaciones, etc…) y con las autopsias.
Esto también dejó una influencia
determinante en la mentalidad de los médicos occidentales ya que el cuerpo físico,
desprovisto ahora de espíritu e inteligencia, no tenía por si mismo ninguna
capacidad de curación o regeneración…a menos que intervenga la mano segura de
la ciencia.
Esa forma de pensar acompaña a
muchos médicos y cirujanos hoy en día.
La ciencia médica desde sus
orígenes ha estado luchando contra enemigos de la especie humana. Esta
mentalidad dogmática y tendenciosa se fue incrementando de manera proporcional
al crecimiento de la ciencia.
Se impulsó la investigación en
los laboratorios usando todo tipo de animales: cobayos, conejos, perros y monos
(considerándolos inferiores al ser humano, de acuerdo a la mentalidad científica, y todo en aras de la ciencia!).
Inevitablemente para confirmar la experimentación fue el turno de los humanos (eso sí, teniendo cuidado de elegir a los inferiores: gente de países pobres en África, Asia y Latinoamérica, soldados, presos, drogadictos, enfermos psiquiátricos, “voluntarios”, etc.).
Inevitablemente para confirmar la experimentación fue el turno de los humanos (eso sí, teniendo cuidado de elegir a los inferiores: gente de países pobres en África, Asia y Latinoamérica, soldados, presos, drogadictos, enfermos psiquiátricos, “voluntarios”, etc.).
De acuerdo al método científico
para que un medicamento, vacuna o cualquier otra sustancia de uso médico pueda
ser aprobado, debe pasar por 4 fases:
-La primera es el estudio en el
microscopio.
-La segunda es el cultivo en el
laboratorio.
-La tercera es la experimentación
en animales.
-La cuarta es la comprobación en
seres humanos.
De esta forma elaboran
estadísticas (muchas veces, como se comprobado, las cifras son
manipuladas por los Laboratorios). Por ejemplo: De 10.000 personas mayores de
12 años de ambos sexos, tratadas con un determinado medicamento, el 50% presentó tales efectos
adversos, el 25% tales manifestaciones secundarias, el 30% no experimentó
ninguna mejoría, etc.
Entonces fue el turno de las sustancias químicas fabricadas en laboratorios.
Entonces fue el turno de las sustancias químicas fabricadas en laboratorios.
Así comenzó en los tiempos
modernos la era de los antibióticos y de la quimioterapia y el enemigo pasó a llamarse cáncer.
En la mayoría de las personas, la sola mención de esta palabra da miedo.
A un ritmo vertiginoso el cáncer comenzó a
fagocitar a la sociedad. ¿Ante tan peligroso enemigo que se hace? Hay que aplicar métodos
drásticos. Apunten! Fuegooo!
Aunque como se ve hoy en día hay más posibilidades de curarse de un
cáncer por medios naturales que sobrevivir a la quimio y a la radioterapia, e incluso a la cirugía.
Está demostrado que la quimioterapia daña la capacidad defensiva del organismo y deteriora la vitalidad.
Está demostrado que la quimioterapia daña la capacidad defensiva del organismo y deteriora la vitalidad.
Pero las empresas farmacéuticas ganan
fortunas con esta terapia tóxica, cruenta y cara, que apenas (según
estadísticas) puede ofrecer algo de sobrevida.
Las enfermedades como el SIDA,
las llamadas autoinmunes (como la esclerosis múltiple), diabetes, cardiopatías,
Alzheimer, trastornos psicosomáticos y emocionales (insomnio, depresión, disfunciones sexuales, alergias,
colon irritable, etc), pasaron a ser maldiciones de la sociedad moderna. Y para
cada una de ellas, pese a los supuestos avances científicos, solo hay
paliativos químicos, tóxicos o quirúrgicos, que en realidad tienen tantos
efectos adversos que empeoran cada vez más el estado psicofísico y la calidad
de vida de la mayoría de la población.
Para los problemas psicológicos, se creo la Psicología y para casos más severos y rebeldes la Psiquiatría (aquí ya sales de la consulta con el arsenal químico apropiado, si es que puedes salir!). El psicólogo vino a reemplazar el rol del confesor, solo que si antes tenías un problema, ahora pasas a tener muchos más (que ni siquiera conocías), pero lo dejamos para la próxima sesión, ya es la hora! ...Gracias Sigmund!.
El estudio de la mente se volvió un circo académico manejado por pseudointelectuales sin ninguna sabiduría ni profundidad.
Para los problemas psicológicos, se creo la Psicología y para casos más severos y rebeldes la Psiquiatría (aquí ya sales de la consulta con el arsenal químico apropiado, si es que puedes salir!). El psicólogo vino a reemplazar el rol del confesor, solo que si antes tenías un problema, ahora pasas a tener muchos más (que ni siquiera conocías), pero lo dejamos para la próxima sesión, ya es la hora! ...Gracias Sigmund!.
El estudio de la mente se volvió un circo académico manejado por pseudointelectuales sin ninguna sabiduría ni profundidad.
En la actualidad la industria Farmacéutica
tomó el control de la situación. Ya no importa comprender la causa, solo el síntoma cuenta (y obviamente, vender
medicamentos y tratamientos).
La medicina actual se volvió sintomática, además un gran negocio (para algunos) y los médicos simples administradores de
medicamentos, o sea, en su mayor parte: empleados de los laboratorios y de las grandes
empresas farmacéuticas.
Los antibióticos, analgésicos y
tranquilizantes pasaron a formar parte del arsenal médico y de la vida cotidiana de las
personas.
Las vacunas se convirtieron en las “protectoras”
de la especie humana.
Y así de a poco se ha ido perdiendo el “arte”
de curar y la noción de medicina
preventiva, es decir, el fomento de la salud y la vitalidad para no
enfermar.
Y si no estás contento con tu imagen, no problem, disponemos de cirujanos que han puesto sus habilidades y conocimientos para convertirte en Barbie o en Ken y de paso ganar fortunas con tus debilidades.
Y si no estás contento con tu imagen, no problem, disponemos de cirujanos que han puesto sus habilidades y conocimientos para convertirte en Barbie o en Ken y de paso ganar fortunas con tus debilidades.
Los métodos
de diagnóstico se han ido incrementando exponencialmente y como
consecuencia los médicos fueron perdiendo capacidad para diagnosticar y saber
en profundidad que es lo que le pasa al paciente. El "ojo" clínico ya
es casi una antigüedad.
O quizás es al revés, y hay tantos exámenes
"complementarios" porque los médicos son incapaces o tiene miedo de diagnosticar con certeza.
Como sea, en la actualidad, el
médico dispone por una parte, de técnicos que le dicen que tiene su paciente
(en base a datos de laboratorio o imágenes) y por la otra, de laboratorios
farmacéuticos que le indican que debe tomar el paciente.
Tampoco es culpa del profesional. Las universidades
entrenan médicos para que sirvan al sistema de salud, un sistema regido por intereses egoístas e
ignorancia.
Lo que si es responsabilidad del
médico, es abrir su mente a nuevas ideas, nuevos conocimientos.
Abrir su corazón al sufrimiento de los demás y
mejorar sus capacidades para entender lo que sucede en el cuerpo y en la mente.
Y no solo lucrar con la enfermedad y con el miedo de los demás.
Muchos no son conscientes del
poder de la palabra y con un diagnóstico (generalmente erróneo), con un pronóstico (también erróneo) y con un tratamiento agresivo o invasivo (y erróneo),
terminan enfermando aún más a las personas, sin respetar
la capacidad curativa del organismo. En muchos casos, además, finaliza con el
abandono o la muerte del paciente.
El cáncer es un ejemplo de esto, pero
también hay otros, como las llamadas "enfermedades autoinmunes", o la
diabetes, que son etiquetadas de incurables y por lo tanto el paciente ya tiene su sentencia y su tratamiento químico de por vida.
Incluso el embarazo y el parto se han convertido en un acto (y una especialidad) de la medicina, y en muchos casos algo que es normal y natural en los seres humanos, desde hace miles de generaciones, se convierte en una enfermedad o en un embarazo de "riesgo", y si bien es verdad que hay ocasiones en las que la intervención del médico es necesaria, muchísimas otras se complica por la intervención de este.
Por otra parte las mujeres son
las únicas hembras en la naturaleza que tienen sus crías en posición acostada y
en un ambiente ajeno (generalmente clínicas u hospitales). Y esto
es únicamente para comodidad del profesional. Esta claro que
esta posición antinatural, lejos de ayudar a la madre, favorece la aparición de
complicaciones y la innecesariamente alta tasa de cesáreas.
Otro "logro" de la
medicina.
Los niños tampoco se salvan. Déficit de atención, problemas de adaptación (?), baja resistencia a las enfermedades... para cada momento de la vida hay un medicamento y una terapia.
Para algunos médicos incluso crecer y transformarse podría ser considerado una enfermedad.
Ni los "mocosos" se salvan.
Hay que agregar que en la mayoría de los casos, los médicos, cuentan con la aprobación de los padres.
Esta manera errónea de pensar, es
“vieja” y dogmática. Es un paradigma que afortunadamente va cambiando,
aunque muy lentamente. Pero las nuevas generaciones comienzan a pensar e intuir
de otra forma, más amplia, más inteligente, más compasiva y por supuesto más
natural.
"Los cambios de paradigma en
la Ciencia se
dan, no porque los que detentan un modelo cambien de opinión o se convenzan de
una nueva idea, si no porque gradualmente estos van muriendo y las nuevas
generaciones acogen esta nueva forma de pensar y tienen confianza en
ella". Max Planck
Está claro que ante una
emergencia, un accidente o una eventualidad donde se impone la presencia del médico, no hay que
dudar ni perder el tiempo o improvisar. De lo que estamos hablando es de la
mayoría de los trastornos o desequilibrios que padecemos comúnmente en la vida
cotidiana.
Ese mito llamado
enfermedad
Veamos con más detalles eso que conocemos como “enfermedad”.
Nuestro cuerpo posee un sistema
de defensa o protección organizado en varios niveles, desde campos sutiles de energía e información hasta
complejos y sofisticados mecanismos inmunológicos mediados por células, anticuerpos,
proteínas y otras sustancias. Estos mecanismos de regulación son muy eficaces y
permiten al organismo adaptarse a los cambios y protegerse de
cualquier "patógeno". Cuando por alguna de las causas citadas a
continuación se pierde el equilibrio,
el organismo reacciona de acuerdo a la naturaleza del fenómeno.
El encargado de gestionar esta
respuesta adaptativa es el sistema nervioso autónomo o neurovegetativo,
que está dividido en dos ramas, de naturaleza opuesta: la rama simpática, encargada de la
acción y la rama parasimpática,
encargada de la reacción.
Las dos fases
La fase activa
La rama simpática utiliza a la adrenalina y otros mediadores químicos (como el cortisol) para
generar efectos orgánicos que ayuden al cuerpo a adaptarse a la situación de peligro mediante la lucha o la huida. Estos efectos son: taquicardia, broncodilatación, excitación
psíquica, midriasis, disminución de la
sensibilidad al dolor, cierre de esfínteres y disminución de la actividad
visceral, aumento de la irrigación muscular y la actividad de las
suprarrenales. Favorece la actividad física y la vigilia.
La fase reactiva
Pasada la fase de agresión, el
cuerpo reacciona mediante la otra rama del sistema autónomo: la rama parasimpática, que es la
que se encarga de mantener al organismo en situaciones normales y se ocupa de
los procesos de regeneración, nutrición y reproducción.
Utiliza la acetilcolina como mediador químico. Promueve la digestión y la secreción de enzimas y hormonas, disminuye la actividad del corazón y del aparato respiratorio, provoca miosis, incrementa la actividad de los riñones y disminuye la de las glándulas suprarrenales. Favorece la reparación y el sueño. Es por esto que luego de comer bien, nos da ganas de echar una “siestita”.
Utiliza la acetilcolina como mediador químico. Promueve la digestión y la secreción de enzimas y hormonas, disminuye la actividad del corazón y del aparato respiratorio, provoca miosis, incrementa la actividad de los riñones y disminuye la de las glándulas suprarrenales. Favorece la reparación y el sueño. Es por esto que luego de comer bien, nos da ganas de echar una “siestita”.
La mayoría de los signos y
síntomas aparecen en la etapa de regeneración,
que tiene una fase exudativa,
donde pueden aparecer tumores, quistes, acumulaciones de tejido (hiperplasias e hipertrofias), fenómenos de
cicatrización y reparación.
En este período puede haber un
incremento de la actividad de ciertos gérmenes (bacterias y hongos) cuyo rol no es
comprendido por la medicina moderna y se lo considera como infecciones que hay
que erradicar, pero en realidad esta hiperactividad es reactiva y pasajera y su papel
sería más bien el de limpieza y fagocitosis del tejido que no sirve.
Es evidente que el cuerpo tiene
sus propios mecanismos de adaptación,
producto de su evolución a lo largo de millones de años.
Es en esta fase donde ocurren
diversos fenómenos como el dolor,
inflamaciones, reacciones “alérgicas”,
fatiga, hinchazones e
incluso disfunciones en ciertos órganos (ya que la
energía se está utilizando con fines de reparación).
Puede haber fenómenos como
vómitos, diarrea, tos con expectoraciones, fiebre, etc., que muchas veces son mal interpretados y tratados como enfermedades, cuando
en realidad son mecanismos de depuración del cuerpo.
Aquí es cuando la mayoría de la
gente acude al médico y este, en general, solo toma en cuenta lo que ve (o lo
que los exámenes complementarios le dicen que hay) y en base a este juicio parcial e incompleto, trata de meter estos síntomas en un cuadro
etiquetado como una enfermedad con nombre y apellido.
Un
protocolo basado en el miedo y el desconocimiento.
Luego solo falta el acuerdo y la creencia por parte del que
consulta , y el trabajo está concluido. Ya es el flamante poseedor de una enfermedad que debe ser tratada según las normas
establecidas, o sea, ¡Ataque al enemigo!! ¡Por favor Dr. sáqueme esta
enfermedad!!! Y lo más rápido posible porque debo seguir con mis rutinas y
además no quiero sufrir!!
Y el proceso natural que estaba
realizando el cuerpo para adaptarse y curarse, según su diseño y la información ancestral contenida en sus células, se va al
tacho, y en muchos casos se vuelve crónico y en otros, el desenlace es fatal…genial,
gracias Doc!
Y hay otro punto fundamental,
nuestro cuerpo es inteligente,
dotado de conciencia y memoria, conectado con la fuente universal de energía e
información, sabe y aprende como sanar y adaptarse a los cambios. A veces estos
pueden ser drásticos o fuertes y no le dan tiempo o exceden su capacidad, o tal
vez la reacción es exagerada, y es aquí donde entra en juego la verdadera medicina, que debe armonizarse con
los procesos naturales, no es necesario acudir a métodos agresivos o tóxicos,
porque estos tarde o temprano, deterioran la vitalidad y la capacidad curativa
y como consecuencia la calidad de vida.
Aprender de la naturaleza es fundamental, porque nosotros
somos ella misma.
Opta siempre por formas de
sanación naturales y tradicionales.
Mantén tu mente calma. Cultiva la
alegría y el amor incondicional.
La confianza en ti mismo es la
base.
No hay que tener miedo.
Recupera el control y el
equilibrio en tu vida.
Desarrolla tu poder personal.
Incrementa tu energía vital.
Purifica regularmente tu cuerpo y
tu mente.
No te dejes abusar, ni siquiera
por ti mismo.
Mantener la salud y el equilibrio es fácil, muy simple y agradable, pero depende de ti.
Lo difícil es abandonar los falsos puntos de vista y las opiniones personales.
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