El universo es luz
El Universo creado por Dios, o la Conciencia Creadora ,
se funda en el amor y está hecho con luz.
Todo creador ama a
su creación por más espectacular o ínfima que esta sea. Desde esta perspectiva
cada creación ocupa su lugar y tiene su
propósito.
Esto es importante asimilarlo
porque es la evidencia de que vivimos en un universo consciente, pleno de
abundancia y luminoso, que protege a sus creaciones y que busca aprender
extendiendo su conciencia a cada una de ellas.
Lo que abunda es la luz y todo está hecho con ella.
Cada uno es como es y ocupa el lugar que ocupa por algún
propósito. Somos luz y somos conciencia pura.
El gran Espíritu, que es Dios, es luz y es amor
Esta no es una afirmación new age, simplona y convencional, ni tampoco una revelación
religiosa.
El principio fundamental del amor es el deseo de dar
Toda la naturaleza da sin
pedir nada a cambio ni exigir lo que sea. La tierra es generosa y da. El sol es
generoso y da. El universo se expande para poder dar y hacer experiencias. Inevitablemente
se contrae para cargarse (polarizándose) y poder volver a dar expandiéndose.
Consideremos que al dar simplemente estamos devolviendo lo que nos fue dado en algún momento.
Tomamos y lo devolvemos.
La respiración es un buen ejemplo. Cuando exhalamos damos,
cuando inspiramos tomamos energía e información para luego exhalar y devolver lo tomado,
pero mezclado con nuestras
experiencias y energía.
Así aprende el universo.
Nuestro cuerpo físico también es un instrumento
del espíritu y vehículo de experiencias,
cumple su ciclo vital y hay que
devolverlo, la naturaleza se encarga de reciclarlo, pero la energía y la
información inscriptas en él no se pierden, (cuanto más coherente y organizada
se encuentre esta información, se mantendrá de esta forma para ser reciclada en
otro cuerpo y continuar su aprendizaje).
Esta es la forma que tiene el Creador de explorarse a si
mismo a través de sus creaciones. La memoria
es la clave.
Dios da amor al extender su Luz
La luz que se mueve es su pensamiento, o sea, su Mente en
movimiento.
El amor del Creador es un espejo
que refleja la luz de sus dones y su entrega, volviendo a dar una y otra vez
eternamente.
Un espejo luminoso que refleja su amor reproduciéndolo
interminablemente y en todas las direcciones hasta el infinito.
El universo es tan abundante como lo es el amor del Creador
por su creación
La ley del amor es el intercambio
rítmico y balanceado entre todos los dones y toda la creación.
El símbolo de este amor es la onda
de luz que va y viene, transportando energía e información, dando y
volviendo a dar rítmica y equilibradamente.
Este es un universo de onda, dual y de naturaleza eléctrica, que intercambia luz reflejándola en planos de curvatura cero, creando
la ilusión de forma, movimiento y profundidad.
El espacio reflejado entre estos planos crea la ilusión de volumen y de que las cosas
existen en su interior, pero en realidad es el espacio donde se proyecta la luz
que crea la realidad, los sentidos y la conciencia del observador hacen el
resto.
Las únicas formas puras que elabora la naturaleza son el cubo y la esfera, todas las otras formas son secciones y múltiplos de estas dos.
Los planos de curvatura cero limitan y reflejan el movimiento de la luz en su interior, la luz no puede pasar más allá de estos planos y se refleja formando esferas y espirales, interfiriendo entre si creando de esta manera todas las formas.
El amor de Dios está en todas partes; su Luz está en todas partes.
No hay nada más que bien y belleza en el universo omnisciente del Creador. El mal,
la fealdad y el pecado son productos del pensamiento humano.
Dios extiende su amor, su
poder y su conocimiento en forma radial, desde
un punto cero de quietud omnipresente a otros puntos cero, de acuerdo a la
medida de su deseo para dar forma a su imaginación.
La idea es lo primero.
La idea surge del sueño del
creador, que es su vívida imaginación.
Eres lo que sueñas
El deseo de materializar la idea pone en movimiento la energía que se concentrará, de acuerdo
a la intensidad del deseo,
cristalizándose en múltiples y variadas formas y colores, creando así a partir
de la unidad y con simple luz este universo eterno de formas complejas y
cambiantes.
La intensidad del deseo
extendido desde puntos cero de reposo a otros puntos cero de reposo determina
la dimensión del deseo.
Eres hijo del deseo
Cuanto más grande y compleja es la idea mayor será la
complejidad del deseo y la energía empleada para
realizarlo.
El deseo extendido radialmente crea la ilusión de luz en movimiento.
De esta manera se hace posible la multiplicación y la
división aparente del equilibrio
universal en las presiones eléctricas opuestas de la
gravitación y la radiación, las cuales conforman
la dinámica esencial de intercambio de este universo dual de formas en
movimiento.
Vivimos en un universo imaginado,
que está vivo y consciente, aclarando que vida y conciencia son sinónimas.
Es evidente, hay vida por todas partes, brotando a cada
instante, apareciendo y desapareciendo para luego volver a aparecer, en un
ciclo eterno.
Donde hay conciencia hay vida.
Donde hay vida hay conciencia.
Cada ser vivo es una expresión de la conciencia única.
Esta conciencia es la mente
del Creador y cada forma que aparece es una manifestación vibrante de su
imaginación, incluido el universo (todos los universos) y todo lo que existe.
La única sustancia del universo es la mente
Cada partícula, cada fenómeno, cada ser viviente que aparece,
no es más que el deseo de la
Mente única de plasmar una idea.
La idea es lo primero,
luego el deseo de realizarla genera un movimiento que divide esta idea en 2
direcciones contrarias, esto crea la separación de cargas o polaridades que da
las características a este universo de opuestos
complementarios, que invierte la dirección de su flujo constantemente.
Ningún efecto podría producirse sin que haya otro efecto
igual y opuesto que actúe con él simultáneamente.
La materia es movimiento y todo lo que se mueve está cargado. La materia es en realidad cargas en
movimiento, o sea electricidad.
El universo manifestado es eléctrico
y la electricidad funciona con dos polos que se mueven en direcciones opuestas,
por esto es posible el movimiento y efectuar un “trabajo”.
Opuestos que
trabajan juntos y fluyen rítmicamente
Tomemos
como ejemplo los dos extremos de un pistón que tiran y empujan en direcciones
opuestas, contrayendo y expandiendo en forma secuencial. Esta dinámica
alternante es la que causa el movimiento y el flujo de energía e información, al
igual que el pistón de una bomba de agua,
simultáneamente un lado empuja hacia la compresión (palanca abajo) y el otro
realiza el movimiento opuesto tirando hacia la expansión, fluyendo así el
líquido.
El
universo entero es una bomba gigante, el pistón de esta bomba produce el latido
y la expansión-contracción responsable del movimiento y la vida.
La
condición de expansión, es igual y opuesta a la
de contracción.
La expansión es radiación.
La contracción es
gravedad.
Ambas
son fuerzas opuestas y complementarias. Una no existe sin que la otra exista
simultáneamente.
Una se
vacía en la otra.
Cada
punto en el universo es un centro gravitatorio que cambia su potencial
constantemente
-La generación de
materia busca las zonas de mayor presión
-La radiación de
materia busca zonas de menor presión
Nuestro
universo de ondas eléctricas está dividido en campos donde interactúan las
cargas. Cada campo de onda está dividido igualmente
por la contracción de la gravedad y la expansión de la
radiación.
El
potencial de los “sólidos” en un determinado campo de onda es igualmente
compensado por el potencial del “espacio” que los rodea.
La
materia tiene su potencial en la presión
mientras que el espacio en su volumen, por eso
hay muchísimo más espacio que materia, pero ambos son equivalentes.
Cada
campo de onda es como una batería eléctrica que continuamente se carga con la fuerza
centrípeta polarizante e integradora de la gravedad, y se descarga con la
fuerza centrífuga despolarizante y desintegradora de la radiación.
Ambas
tendencias constituyen el principio cósmico fundamental de aparición y desaparición
que está presente en cada creación, por más insignificante que esta pueda
parecer.
Juntas
conforman la secuencia eléctrica de
acción-reacción sin la cual el universo no podría manifestarse.
La mente
del Creador es el punto de apoyo a partir del
cual se origina el movimiento. Es el punto cero. Equilibrio y quietud.
El
deseo en su Mente de expresar o manifestar una idea genera una separación de cargas, opuestas y
complementarias, desde un punto de reposo a otro, extendiéndose en el espacio,
creando los límites de la realidad tridimensional, dentro de la cual se
proyectan las imágenes del film de la vida. Luz, sonido, formas y colores en
movimiento.
Este
movimiento es polarizado y su potencial es proporcional a la intensidad del deseo.
Esta
intensidad genera tensiones, cuanto más se aleje
el deseo de su punto de equilibrio, mayor será la tensión y el desequilibrio y
mayor será la necesidad de recuperar el equilibrio, es decir, la vuelta al
reposo.
Como un
elástico que aumenta la tensión al estirarse
y la disminuye cuando se afloja. Cuanto más se estire más tensión generará.
Cuanto más se aleje de su punto de origen o punto de reposo, mayor será la
tensión y la necesidad de volver a cero.
La
energía que se emplea en estirarlo es equivalente a la que se libera al
aflojarlo.
Las
tensiones generadas por nuestras ilusiones
liberan una energía proporcional (bajo la forma de luz y conocimiento) al ser
anuladas.
Cuando
resuelves tus miedos y preocupaciones, cuando comprendes la raíz de tu
sufrimiento, cesan las tensiones y la energía que se utilizaba para alimentar
esos “fantasmas” es reutilizada por tu cuerpo manifestándose como salud y
felicidad.
Es
simplemente el retorno a la condición de equilibrio.
Esto es
lo que se llama iluminación.
La
mente mueve la energía, bajo la forma de
electricidad y esta se condensa o
cristaliza dando la apariencia de materia sólida, pero es un engaño de nuestros
sentidos, en realidad la materia vibra, es movimiento, es electricidad.
La electricidad es la única fuerza que Dios utiliza
para crear el universo
Las
únicas herramientas de las que se sirve son dos pares de vórtices en espiral, opuestos pero complementarios.
Un par
se reúne en la amplitud de onda del vértice
de la espiral para crear esferas de materia en movimiento y el otro par opuesto
se reúne sobre el eje de la onda en la
base del cono de la espiral para vaciar toda la materia, cancelando el
movimiento.
Estos
pares opuestos de vórtices eléctricos son las unidades fundamentales con las
que se construye toda la materia.
Juntos
forman las ondas eléctricas de movimiento que crean las diferentes condiciones de potencial
y presión necesarias para producir la variedad de elementos, diversos en
apariencia, de toda la materia visible e invisible.
La electricidad está dividida en dos fuerzas iguales y
opuestas que se rechazan una a la otra para construir este universo polarizado.
Cuando ya no pueden separase más, la tensión deja paso a la otra parte del
ciclo invirtiendo la polaridad y anulando toda oposición. Así se produce el
latido del universo y el ciclo eterno de la aparición y desaparición.
El magnetismo es
el complemento de la electricidad. Si la electricidad hace el trabajo, el
magnetismo representa el reposo. La electricidad es el deseo de movimiento,
acción y desequilibrio, mientras que el magnetismo es simplemente el deseo de recuperar
el equilibrio, es la vuelta al reposo. Las cargas que estaban separadas buscan
volver a unirse para luego volver a separarse y generar movimiento y
polarización en una secuencia sin fin.
La electricidad genera
El magnetismo controla
Y aunque en la Creación hay multiplicidad y variedad de formas, colores, sonidos y movimiento, el universo entero está hecho con la misma sustancia.
La única sustancia del universo es la conciencia, pura y luminosa.
Un viejo maestro Zen enseñaba: "El universo entero es una perla brillante, incluso la caverna oscura donde habita el demonio de la montaña negra".
Fuera de la mente del Creador no existe nada
Continúa...
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