Todos los órganos
de nuestro cuerpo generan su propio campo energético específico.
Estos campos
brindan coherencia y orden al organismo y contienen información para controlar
todo el cuerpo. Estos son sistemas de control por sobre el nivel molecular y
bioquímico.
El cuerpo humano es un campo
de energía e información estructurada. Un campo energético de ondas
estacionarias, escalares, que están organizadas proporcionalmente en niveles de
jerarquía,
Existe un tipo diferente de ondas electromagnéticas, que
sólo existen en el vacío del espacio, en el campo infinito de posibilidades no
manifestadas.
Estas ondas escalares constituyen una especie de océano de
energía infinita, y ahora se ha descubierto que esta energía abundante puede
ser utilizada en nuestro mundo de 3 dimensiones como fuente inagotable de
energía y para curar el cuerpo de cualquier enfermedad y regenerar tejidos.
Este es el llamado electromagnetismo escalar, la energía de punto cero, la
energía de la matriz universal.
El corazón irradia un campo
que no solo influye en todos los demás órganos sino también en el entorno.
El corazón está constantemente emitiendo ondas: sonido,
calor, presión, señales electromagnéticas, luz y cada célula
del cuerpo recibe en un determinado momento esta influencia vital.
La frecuencia de su pulso
es fundamental, su ritmo afecta a todas las células.
Si consideramos a este campo como una onda portadora de
información, entonces las emociones
juegan un papel modulador fundamental. Si sentimos enojo o frustración cambia
la información en el campo
proyectando estas vibraciones, pero si sentimos alegría y afecto esta
información modula los patrones de información y el funcionamiento del
organismo entero.
El corazón genera un campo electromagnético mucho más
poderoso que el cerebro
Hay
extensa evidencia de que la información que
el corazón envía
continuamente al cerebro no sólo juega un papel en la homeostasis, sino que además influye
en las funciones cerebrales más especializadas, como la atención, la percepción, el aprendizaje y el procesamiento de
las emociones.
En
esencia, los mensajes que el corazón envía al
cerebro afectan el cómo percibimos y
respondemos al mundo que nos rodea, y además afectan el cómo nos sentimos.
Mientras
que todos los órganos se comunican con el cerebro, el corazón posee
un vínculo especialmente fuerte con este.
Particularmente
por el sistema neurovegetativo que conecta mediante potenciales eléctricos y sustancias
químicas estructuras cerebrales como el hipotálamo
y la corteza.
Hay
más vías nerviosas llevando información del corazón al cerebro que a la inversa
Otro
hecho importante es que, lejos de ser solo un bombeador, el corazón es en realidad un sofisticado
centro de codificación y procesamiento de información. El sistema nervioso
dentro del corazón, que contiene más de 40.000
neuronas, es altamente complejo.
Este campo electromagnético nos rodea y puede ser medido a varios
metros de distancia del cuerpo.
La información dentro del
campo del corazón cambia a medida que experimentamos
diferentes emociones
Cuando
sonreímos y sentimos afecto y emociones positivas, el ritmo del corazón se hace
más regular y coherente y su campo
electromagnético se vuelve, en consecuencia, más organizado y expansivo.
El campo
electromagnético del corazón es
de hecho registrado fisiológicamente por otras personas a nuestro alrededor,
influyendo inclusive en la actividad cerebral.
Esto
significa que el campo del corazón cambia dinámicamente con nuestras emociones y estados mentales y modifica el campo
de los seres vivos que nos rodean. Por el mismo camino las emociones de los
otros nos afectan.
Entonces
cuando elegimos sonreír y activar conscientemente sentimientos positivos, el campo de nuestro corazón transmite instantáneamente esa
información coherente y armoniosa a nuestro entorno y lo modifica.
Los
animales y las plantas, también son sensibles y responden a la información
contenida en estas señales
electromagnéticas.
Mientras
más personas en un determinado ambiente activan una sonrisa de corazón, con
sentimientos de aprecio, gratitud, amor, o profundo interés, el efecto se hace
aún más poderoso, el campo de energía se vuelve más intenso y brillante. La
conciencia y las dimensiones del espacio tiempo se expanden.
En
efecto, ¡estamos literalmente afectando nuestro entorno mientras sonreímos!
El cuerpo
físico es el reflejo de algo que es no físico
Es la materialización de una vibración mucho más amplia,
sutil e interconectada.
Los sentimientos influyen a nivel cuántico en
la composición atómica de la materia.
Los pensamientos son energía e información.
Un pensamiento positivo puede ser muy poderoso.
El pensamiento
es la imagen de la posibilidad cuántica
En el
reino de las posibilidades todo
existe ya en una superposición de estados, solo que de manera no manifestada. A
nivel de la escala de Planck todas las
posibilidades existen superpuestas y la mente escoge una de tantas.
Esta
elección no es precisamente consciente, se hace en niveles subconscientes, pero
el consciente puede influir, generando control: negando, observando, etc.
Podemos identificar
esa imagen, esa posibilidad o esa realidad y aislarla. Pero para poder
insuflarle vida hace falta el sentimiento. Para que esa posibilidad cuántica se realice en la
realidad cotidiana hay que agregarle el sentimiento: amor…o miedo, los dos
funcionan, aunque el miedo es menos poderoso y genera otros efectos adversos
(también en el entorno).
No hace
falta saberlo, es suficiente con sentirlo.
Por eso
es muy importante la autoconfianza, tener fe en tu
propia naturaleza. En tu propio genio.
Sin este
componente, podremos hacer afirmaciones positivas, pero no tendremos la energía suficiente para traerlas al plano de
la existencia.
Sin el sentimiento serán solo
ideas vacías. El poder de lo que
creemos es fundamental.
Es una
cuestión de claridad y de cortar con las dudas y el parloteo mental.
Hay
que escuchar al corazón
Entonces,
este campo de potencialidad infinita o simplemente, la Matriz, es un
puente entre el mundo interior y el exterior. Un espejo que nos devuelve la
información que le damos. Lo estamos
creando todo el tiempo con nuestros sentimientos y
observaciones y a su vez la matriz nos crea y modela también.
Querer
o detestar algo, es lo mismo, igual lo atraemos
Si
tenemos miedo, eso
que más tememos ocurrirá porque lo estamos atrayendo. Si sentimos enojo o
frustración, todo el día estaremos peleando o entablando relaciones
conflictivas con los demás, aunque conscientemente deseemos lo opuesto.
¿Por qué
tenemos la tendencia a interiorizar lo que no queremos y no lo contrario?
¿Y si
apagáramos ese “ruido”, esa interferencia y nos focalizáramos verdaderamente en
aquello que queremos? ¿Y si escogemos solamente lo que queremos?
¿Cómo
sería la vida?
Por
empezar comprobaríamos que los demás no son los culpables de nuestras
dificultades. Nos daríamos cuenta que todo es una creación de nuestro espíritu.
Las
emociones, los sentimientos, los pensamientos, son vibraciones. Ondas
que transportan patrones de información y perturban el campo por el que se
desplazan.
Mientras
que la vibración del amor es de alta frecuencia, el miedo genera una onda lenta
y amplia. ¿Cuál es la significación de esto?
EL ADN es como una antena que recibe y emite. Traduce y
transcribe información y la convierte en materia, en proteínas que formarán estructuras, funciones,
etc.
La onda
de alta frecuencia del amor,
del afecto, del sentimiento positivo, hace que sus cadenas y nucleótidos vibren y se activen en mayor número, generando por lo tanto
una realidad física más amplia, más consciente, de mayor dimensión (además de
todos los beneficios fisiológicos que se registran en todo el organismo).
El miedo al corresponderse con una vibración
mas baja, por
el contrario, desactiva a la molécula de ADN, la bloquea, hace que funcione al mínimo, con lo cual la realidad que
se crea es limitada e insuficiente (incluso a nivel fisiológico), la antena capta y transmite poco y
mal.
La puerta
de la salud, la abundancia y la felicidad se abre (y se cierra) desde el corazón.
Lo que
nos conecta con todos los seres es la compasión.
La matriz universal está hecha de pura conciencia.
La energía del corazón unifica, da ritmo y
coherencia, profundidad y calor, alegría de vivir y amor incondicional
Llénalo de luz diariamente, deja
que esa luz impregne cada célula de tu cuerpo y el medio que te rodea. Cultiva
esa luz, es fuente de energía curativa, de felicidad y de conocimiento.
2 comentarios:
mariano; gracias por tanto conocimiento y sabiduría. siempre escribes sobre lo que necesito saber. Un abrazo. Genioooo!
simplemente genial!!! sos un groso
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