Crear es producir o manifestar algo de la nada, pero también
significa realizar algo partiendo de las propias capacidades.
Crear es imaginar.
Toda
creación comienza con una idea
La idea es siempre la causa. La causa es inmóvil, es eterna.
El pensamiento es el efecto. El efecto es movimiento, es
fugaz.
El universo es una creación espiritual
Cada cosa creada es un reflejo o una extensión de la mente
que la creó.
Cada creación es un acto espiritual, cada cosa que se crea
es una creación de la mente. La mente es lo único que hay. Es la causa original
y la sustancia de todo lo que existe.
Cada creación manifiesta o refleja la idea o la imaginación
del creador, y esto es válido para cualquier creación en el universo, ya sea un
cuanto de energía, una célula, una canción, un ladrillo o una galaxia.
La
mente no es el reflejo pero el reflejo es la mente
Un antiguo poema Zen dice:
“Cuando te miras en un
espejo,
Forma y reflejo están
frente a frente,
Tú no eres el
reflejo,
Pero el reflejo es
tú”.
Cualquier cosa creada contiene en su esencia la mente que le
dio forma e impulso. La creación no es la idea, solo la expresa, existe únicamente
como creación de la mente.
La mente que se mueve se conoce como pensamiento
Pensar por sí solo no es pensamiento creativo.
Para poder crear, la mente debe actuar. Aplicar, mediante la
energía, la idea o imaginación y plasmarla en el mundo físico.
Si la
Mente Universal se hubiera limitado solo a imaginar, nuestro
universo de forma y movimiento nunca hubiera existido. No hubiera sido
creado. Estaría limitado solamente a la idea de sí mismo, a su imaginación,
pero sin forma y vacío.
El
universo creado es el resultado del pensamiento y de la acción equilibrada
El Creador del universo puede hacer sólo dos cosas: pensar y actuar.
Para poder expresar su idea debe moverse, actuar, tiene que
salir de la inercia y romper el equilibrio.
La
esencia es equilibrio.
La
manifestación es desequilibrio.
La
idea es equilibrio.
La
creación es desequilibrio.
El estado de equilibrio es inmóvil. Cero. Para poder
manifestarse debe moverse, abandonar su punto de reposo, así comienza a oscilar.
Este movimiento corresponde a cargas o polos que se separan
y vuelven a unirse, invirtiendo rítmicamente su polaridad, vibrando a velocidades
cada vez más altas (de acuerdo a la intensidad del deseo y a la complejidad de
la idea), lo que genera en la única sustancia del universo: la mente o conciencia, un aumento en su densidad, yendo desde
el éter sutil hasta la materia sólida.
La ciencia a medida que trata de comprender y evoluciona, cambia
sus teorías y amplia sus descripciones acerca del universo: espuma cuántica,
supercuerdas, partículas virtuales, quarks, fotones, electrones, átomos,
moléculas, etc. Pero estas no son más que interpretaciones humanas relativas intentando demostrar leyes absolutas de la naturaleza.
Estas descripciones son relativas porque solo describen el efecto, que se manifiesta como forma, color y movimiento, dentro de la estrecha banda de percepción que nuestros sentidos logran captar.
Estas descripciones son relativas porque solo describen el efecto, que se manifiesta como forma, color y movimiento, dentro de la estrecha banda de percepción que nuestros sentidos logran captar.
Esta falsa objetividad (léase: “ver para creer”), es la causa de tantos malos
entendidos y errores de la ciencia y la cultura materialista.
Solo se puede comprender el universo creado si se comprenden
las maneras de su creador, y el Creador solo hace dos cosas: pensar
y actuar.
Por lo tanto un ser humano, siendo su conciencia una extensión
de la mente del Creador, también puede hacer dos cosas: pensar
y actuar.
Su universo de cosas creadas, personas y situaciones es un desequilibrio en si mismo, es un
reflejo del espíritu inmóvil, de su imaginación. Es el efecto.
La
ignorancia de una persona consiste en desconocer su esencia eterna e inmóvil y
su poder personal
Nuestro ser expresa una idea superior y por eso se dice que
estamos siendo creados.
Basta con considerar que más del 95% de nuestra conciencia
permanece oculta, no es consciente, nuestra pobre experiencia consciente que es
el 5% restante, en el mejor de los casos, es simplemente emergente, es el
resultado de procesos no conscientes. Es el efecto, es la reacción. Por eso es
un error identificarse con esta actividad fugaz y relativa de la mente.
El
poder personal significa pensar y actuar a la manera del universo
Y para esto hay que conocer sus maneras. Conocerse a si
mismo, es conocer las maneras del universo y las leyes naturales, porque
también somos una creación, somos la naturaleza y compartimos la misma y única
esencia con todo lo creado.
Las creaciones de la naturaleza son infalibles porque nacen del
equilibrio de poder entre sus dos principios creadores, o sea, pensamiento y
acción.
Las creaciones de los seres humanos son falibles y esto se debe a la falta de capacidad para equilibrar sus pensamiento con sus acciones.
La
naturaleza es absoluta
Las leyes de la naturaleza surgen del desequilibrio. Sin
desequilibrio no hay movimiento ni forma.
Para poder manifestarse, el principio creador debe romper su equilibrio.
Sin desequilibro no hay movimiento
Para poder manifestarse, el principio creador debe romper su equilibrio.
Sin desequilibro no hay movimiento
Cada creación que se manifiesta en el universo existe (se forma)
fiel a la idea original.
Las aspiraciones y conceptos del ser humano rara vez pueden ser
fieles a la idea original.
Sus pensamientos y acciones rara vez se equilibran.
Cuando una persona que concibe una gran idea puede equilibrar
el poder de ese pensamiento con una serie igualmente equilibrada de acciones,
que logren materializar esa idea, es considerado por todos los demás como un
genio.
El éxito de esa persona radica en su capacidad relativa para
plasmar de la forma más fiel una idea absoluta.
El pensamiento creativo es aquel que logra manifestar la
idea original mediante la creación de una forma.
Cuanto mayor sea la capacidad de una persona para expresarse
creativamente, manifestando los principios universales que fluyen a través de
ella, mayor será su poder.
La fuerza creadora universal, manifestada por medio de
principios o leyes naturales, debe ser el modelo para el ser humano, su guía y
su objetivo.
La
información es energía
El
conocimiento es poder
La
creatividad es acción
El conocimiento de sí mismo no es poder, tampoco la
capacidad de generar grandes pensamientos constituyen tu poder personal, porque
pensar sin la acción no crea nada.
Ninguna idea puede ser manifestada.
El pensador no ha demostrado su creatividad hasta que no ha
actuado para que se manifieste la forma concebida en su imaginación.
Pensar sin imágenes de acción, es como tratar de anudarse
los cordones del calzado solo con la mente, se parece más a la imaginación del
tonto.
Un soñador o un visionario que no actúa para dar forma a sus
sueños y visiones no expresa su poder. Es impotente, a pesar de que su
inspiración sea la más poderosa jamás concebida por una mente humana. Son
ideas vacías. No le sirven para nada a los demás ni a si mismo, aunque su
éxtasis interior le haga sentirse como un dios.
Por otra parte, y por la misma razón, la acción sin pensamiento
no constituye poder.
Solo
a través de la acción no se crea nada
A través de la acción sin imaginación, las cosas creadas por
otros no son más que repeticiones. Son acciones expresadas sobre los
cimientos de las creaciones de otras personas.
Las personas que actúan sin pensar, no son los creadores,
son la mano de obra.
Los obreros son seguidores de líderes que crean. En
cierto sentido, son como extensiones físicas de la mente de su líder.
Desde este punto de vista podemos clasificar básicamente a
los humanos en dos grupos:
Los que crean y los que siguen (a los que crean), o sea, los
que piensan y lideran por un lado y la mano de obra por el otro.
Algunos son más dotados para pensar y otros para actuar,
actualmente hay un tercer grupo en crecimiento aparente: los que no saben hacer
nada excepto seguir y repetir.
Pero están aquellos que equilibran su mente con sus acciones
y se liberan del yugo y las limitaciones impuestas por otros y por su propio ego.
Pensar
es una actividad de la mente y actuar es dominio del cuerpo
La mente del sabio tiene como fuente de inspiración a la mente del Creador (la mente universal, la conciencia cósmica, Dios...) ,
de la cual este universo creado debe su existencia y su saber.
Para la mente del pensador no hay limitaciones porque la mente es infinita.
Para la mente del pensador no hay limitaciones porque la mente es infinita.
La mente del seguidor o repetidor está atada a su cuerpo,
por lo tanto sus limitaciones son las limitaciones de los sentidos y de la
realidad material a la cual está confinado.
El seguidor o mano de obra, se resiste al cambio, porque solo está
capacitado para repetir las cosas como son, no puede pensar ni actuar por si
mismo.
El
sabio no tiene miedo a nada, está por encima del miedo
El
seguidor teme todo. Su objetividad engendra en él miedo a todo
La esencia eterna del ser humano, su centro inmóvil, es el reino
de Dios, la luz quieta y silenciosa en torno a la cual emergen vibrando
múltiples luces y campos de energía enroscados que usualmente llamamos
"persona".
No existe una expresión de poder allí, en absoluto, con excepción del poder expresado en la materia misma, hasta que esa persona “despierta” al
conocimiento, es decir, comienza a pensar por si misma y a saber. A partir de ese momento puede expresar y desarrollar su poder personal y expandir su conciencia, sus habilidades y su capacidad de adaptación.
El único poder que tiene un ser humano está en su
conocimiento. Y todo ello se expresa solamente por su
pensamiento. Sin embargo, el trabajo debe ser realizado con el fin de
expresar el poder.
La
materialización en el plano físico es el resultado de la acción
Pero el poder que expresamos no está en el cuerpo. El
poder que expresamos se encuentra en la raíz, en nuestra esencia sutil e
invisible, en el punto cero, inmóvil y silencioso en nuestro interior, donde se
origina la luz, el movimiento y todas las cosas.
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