El
universo entero está impregnado de este principio fundamental. Nada ocurre por
casualidad. Lo que de manera ordinaria se denomina “suerte” o “azar” es
simplemente la falta de conocimiento de la causa que originó ese fenómeno.
Si lo
ves más a fondo, lo que llamamos casualidad es meramente una expresión que se
relaciona con causas desconocidas, causas que no podemos percibir, causas que
no podemos entender.
La
palabra casualidad proviene del
latín y significa "oportunidad, suerte, fortuito", como la caída de
los dados.
Comúnmente se tiene la idea de que la caída de los dados (y muchos otros acontecimientos, incluidos los llamados juegos de azar) son un "suceso" ajeno a cualquier causa. Y esta manera de hablar refleja el pensamiento de la mayoría de la gente: “¡que tengas suerte!” “¡que mala suerte!” “¡que casualidad, justo iba a llamarte!”.
Comúnmente se tiene la idea de que la caída de los dados (y muchos otros acontecimientos, incluidos los llamados juegos de azar) son un "suceso" ajeno a cualquier causa. Y esta manera de hablar refleja el pensamiento de la mayoría de la gente: “¡que tengas suerte!” “¡que mala suerte!” “¡que casualidad, justo iba a llamarte!”.
En
realidad no hay azar de ningún tipo
en lo que concierne a la caída de los dados (ni sobre ningún otro evento). Cada
vez que cae un dado, y muestra un cierto número, obedece a una ley tan
infalible como la que gobierna el movimiento de los planetas alrededor del sol.
Detrás
de la caída del dado existe un encadenamiento de eventos, sucediéndose más allá
de lo que la mente limitada puede abarcar.
La
posición del dado en el cubo; la fuerza utilizada en el lanzamiento; la condición
de la mesa, etc , etc, todas son causas, el efecto es lo que podemos ver.
Considera
que hay una cadena de efectos invisibles
precedentes, todos los cuales tienen una incidencia sobre el número del dado
que cae hacia arriba.
Si el
dado es tirado un gran número de veces, vas a encontrar que los números que
salen serán aproximadamente iguales, es decir, habrá un número igual de uno, de
dos, etc, que van aumentando a medida que tiras.
Si
tiras una moneda al aire, puede caer o bien "cara" o "cruz",
quizás las tires algunas veces y obtengas una ligera tendencia, por ejemplo
“cara”, pero si haces un número suficiente de lanzamientos, el número de caras
y cruces irán en aumento y se nivelarán.
Esta es
la forma de operar de la ley del
promedio.
Pero
tanto las muchas tiradas para hacer un promedio como el simple lanzamiento están
bajo el principio
de causa y efecto, y si hemos sido capaces de examinar las causas
anteriores, se vería claramente que es imposible que el dado cayera de otro forma,
bajo el mismo tiempo y las mismas circunstancias.
Dadas
las mismas causas, los mismos resultados seguirán. Siempre hay una
"causa" y un "porque" para cada evento.
No hay
tal cosa como "azar" en el sentido de algo que está fuera de la causa
y el efecto.
¿Cómo podría
haber algo actuando en este universo fenomenal, independiente de las leyes y
principios, del orden y la continuidad del mismo?
Tal
cosa sería totalmente independiente de la tendencia ordenada del universo, y
por lo tanto superior a ella.
Sería
asumir que puede haber algo fuera de control en el universo y por tanto
superior al TODO. Pero no hay lugar en el universo para algo exterior e independiente
a su manera de funcionar. La existencia de algo así haría todas las leyes
naturales inefectivas y sumiría al universo en el desorden caótico, y no es
para nada así.
Cuando el universo
cambia algo en su manera de funcionar, lo hace en el sentido de un equilibrio y
a esto le llamamos evolución
Alguna
confusión ha surgido en relación a este principio, al no poder explicar cómo
una cosa puede causar otra cosa, es decir, ser la "creadora" de la
segunda cosa.
En realidad, ninguna cosa nunca causa o crea
otra cosa.
El
principio de causa y efecto trata solamente con eventos o acontecimientos.
Un
"evento" es lo que sucede o acontece, como resultado o consecuencia
de algún evento precedente. Ningún evento crea otro evento, solo es un vínculo
precedente en la gran cadena ordenada de eventos que se derivan de la
creatividad y la energía del TODO, el cual es la causa original de todo.
Lo que
podemos percibir con los sentidos es solo el movimiento del efecto repetido de
esta causa original.
Esta es
la razón por la que solo consideramos el reflejo de las cosas y olvidamos el
origen de la luz que provoca ese reflejo.
La causa es el espíritu, la mente inmóvil del TODO creador,
a partir de este punto cero, de esta idea
original, comienza todo el movimiento y la cadena de efectos
repetidos eternamente.
La causa es real. El efecto no es más que una simulación de la
realidad.
Con los sentidos solo podemos
captar el efecto
Existe
una continuidad entre todos los acontecimientos precedentes, consecuentes y
posteriores. Hay una relación existente entre todo lo que ha pasado antes, y
todo lo que sigue.
Una
piedra se desprende de una ladera de la montaña y se estrella en el techo de
una casa en el valle de abajo.
A
primera vista consideramos esto como un efecto de la casualidad, pero cuando
examinamos la cuestión encontramos que detrás de este hecho existe una cadena muy
larga de eventos.
Entonces
podríamos continuar examinando las causas de la lluvia, etc
No
debemos olvidar la casa y las causas que hicieron que fuera construida en ese
lugar, etc. En resumen, pronto nos encontraremos envueltos en una maraña de efectos imposible de rastrear.
Del
mismo modo que una persona tiene dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis
tatarabuelos, y así sucesivamente hasta, más o menos, cuarenta generaciones,
este es el número de antepasados que se calcula pueden tener muchos millones de
personas, imagina entonces el número de sucesos y efectos que puede haber detrás
incluso del hecho o fenómeno más insignificante, como el paso de una diminuta
partícula de hollín delante de tus ojos.
No es
una cuestión fácil de rastrear el origen del pedacito de hollín, habría que
volver a los primeros tiempos de la historia del mundo cuando era madera y formaba
parte de un voluminoso tronco de árbol, que luego de millones de años se
convirtió en carbón, y así sucesivamente hasta el presente, en el que ves ese
pedazo de hollín ahora en su camino hacia otras aventuras.
Una
larguísima cadena de acontecimientos y efectos, lo llevó a su condición actual,
y este presente no es más que un eslabón de la cadena de eventos que lo conducirán
a producir otros muchos eventos futuros a partir de ahora.
Uno de esos
eventos de la serie, que surgen del pedacito de hollín, es la escritura de
estas líneas, motivadas por el paso del mismo, lo que causó la inspiración del
escritor y que despertará ciertos pensamientos en tu mente, y la de los demás,
que a su vez afectará a muchos otros, y así sucesivamente, más allá de la
capacidad humana para abarcarlo con su pensamiento limitado todo ese
entrelazado cósmico, y todo debido al paso de una pequeña cantidad de hollín,
lo cual muestra la relatividad y asociación de todas las cosas, y el hecho , además,
que no existe lo grande ni lo pequeño en la mente creadora que origina todo.
El efecto mariposa
Dadas unas ciertas condiciones iniciales de un determinado
sistema, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema
evolucione en formas completamente diferente.
Todo tiene que ver con todo, podemos decir que somos todos
interdependientes
Por eso cada individuo es un eslabón de la inmensa corriente
de energía y de vida.
El efecto mariposa representa una concreción de este
principio. Los sistemas complejos, como los sistemas humanos, también
están sometidos a leyes matemáticas factibles de descripción pero su
comportamiento concreto no puede ser previsto. Pequeñas modificaciones pueden
ocasionar grandes cambios.
Entonces se dice: “Si una mariposa en Hong Kong bate sus alas,
puede provocar un huracán en Nueva York”. Pongamos el ejemplo de un estadio de
fútbol: basta que unos pocos comiencen a hacer la ola para que de repente todo
el estadio se vea contagiado creando una ola gigante. Es el efecto
mariposa: un pequeño gesto puede ocasionar grandes transformaciones.
Por eso cada pensamiento,
cada palabra y cada acción,
no son insignificantes ni pasan desapercibidos, afectan al todo y no podemos
estar seguros del efecto que puedan
provocar.
Considera siempre que en los niveles fundamentales, todo es
la misma cosa indivisa, sin diferencias. Todo se encuentra entrelazado más allá
del tiempo y del espacio.
De manera que si tus pensamientos hacen ruido y están fuera
de control, cultiva el no pensamiento. Si
tus palabras no son mejores que el silencio, es mejor
callar. ¿Si no sabes a donde vas, porque corres?
Vuelve a tu centro
Cada pensamiento que pensamos, cada palabra que decimos, cada
acto que realizamos, tiene sus resultados directos e indirectos que encajan en
la gran cadena de eventos y efectos.
Desde este punto de vista es difícil determinar entonces
hasta que punto existe el “libre albedrío”, hasta que punto somos libres o
prisioneros de esta cadena infinita de efectos que nos preceden.
Se puede decir que no hay una verdad absoluta, somos libres
y no lo somos al mismo tiempo.
El principio de polaridad muestra que ambas son medias
verdades, son los polos opuestos de la verdad absoluta.
Una persona puede ser a la vez libre y sin embargo estar
atada u obligada por la necesidad o las circunstancias.
Sin embargo: "Cuanto más te alejas de tu centro, más
necesidades y ataduras tendrás, cuanto más cerca del centro estás, más libre
serás de todo."
Cuanto más cerca estés de tu centro, podrás experimentar el equilibrio
y el autocontrol, entonces habrá
menos tensiones y contradicciones en tu vida.
La medida de tus tensiones es la medida de tu desequilibrio
La medida de tu desequilibrio es la medida de tu sufrimiento
e ilusiones
La mayoría de las personas son más o menos esclavas de su herencia, de su
educación, de su historia personal, del medio ambiente, etc, y manifiesta muy
poca libertad. Son arrastrados por las opiniones, costumbres y pensamientos del
mundo exterior, y también por sus propios conceptos, emociones, sentimientos y
estados de ánimo.
No manifiestan ningún control y mucho menos ninguna maestría.
Muchos reaccionan indignados cuando se los confronta a este
hecho, diciendo: "¡Por supuesto que soy libre de pensar y hacer lo que
quiero, siempre puedo hacer lo que me place!". Pero no pueden explicar de
dónde surge el "quiero" y "lo que me place”. ¿Qué los hace
querer hacer una cosa en lugar de otra, o porque tienen preferencias y
desagrados, ¿Cuál es su origen? ¿Acaso pueden detectarlo y cambiarlo si
realmente quisieran?
La maestría consiste en cambiar estos “placeres” y
"deseos" por otros en el extremo opuesto del polo mental. Esta es la
voluntad por la voluntad misma, es acción, es
libertad. Aplicas la negación y
equilibras el movimiento.
En lugar de la voluntad debida a algún sentimiento, estado
de ánimo, emoción o sugestión del entorno que hace surgir el deseo, el placer o
el rechazo. Esta es voluntad reactiva,
atada a la cadena interminable de efectos. Crees que eres libre, pero tus
pensamientos y acciones son en realidad reacciones sin control verdadero de tu
parte.
En esta posición reactiva, estás siempre buscando o huyendo,
consciente o inconscientemente.
La mayoría de las personas son arrastradas como la piedra
que cae de la montaña, obedientes ciegamente al medio ambiente, a las
influencias externas y a sus pensamientos e ilusiones, por no hablar de los
deseos y voluntades de otros más fuertes que ellos mismos, la herencia, las
costumbres y la sugestión, que los arrastra por la vida sin resistencia de su
parte, sin el mínimo ejercicio de la voluntad. Movidos como peones en el
tablero de ajedrez de la vida, desempeñando sus papeles y luego dejados de lado
cuando ya no tienen utilidad.
Este es el destino del ser ordinario, ser siempre un efecto repetido, un peón en un tablero, un
eslabón de una cadena que ni siquiera conoce.
Crea su propia vida y su propia sabiduría.
Se vuelve la causa y no el efecto.
Los maestros y sabios no escapan a la causalidad de los planos superiores, sino que se armonizan con los
planos superiores y así controlan las circunstancias en el plano inferior. Forman
así una parte consciente del devenir cósmico, en lugar de ser meros
instrumentos ciegos.
Al sintonizarse con las frecuencias sutiles superiores,
reciben energía e información que afecta inevitablemente al plano físico.
Mientras que sirven en los planos superiores, gobiernan en
el plano material.
Pero, ya sea en lo alto o en lo bajo, el principio de causa
y efecto está siempre vigente.
No hay tal cosa como la suerte o el azar
Somos capaces de ver ahora, con ojos aclarados por el
conocimiento, que todo se rige por la única Ley, incluso el número infinito de
leyes que existen, no son más que manifestaciones de la Única Ley y Principio,
que es el TODO.
Es cierto en verdad que ni una piedrita cae sin ser
advertida por la mente del TODO, se dice que hasta los cabellos de nuestra
cabeza están contados. Nada pasa desapercibido en la totalidad. No hay nada
fuera de la ley; nada que suceda contrario a ella. Y, sin embargo, no cometas
el error de suponer que esto te convierte en un autómata ciego, sin la
posibilidad de desarrollar tu poder personal ni nada que hacer al respecto, todo
lo contrario.
Puedes utilizar la ley para superar las leyes, ya que tu ser
superior siempre prevalecerá sobre el inferior. Puedes mejorar tu naturaleza
fundamental. Ampliar tus capacidades. Cambiar tus hábitos y tus puntos de
vista.
¿Eres capaz de comprender el significado de esto?
Lo que se entiende comúnmente por libertad es simplemente la
aspirina de los esclavos.
Ya eres libre por
naturaleza, pero si quieres experimentarlo en tu vida basta con desatarte de la
cadena de pensamientos y acciones que te han traído hasta este punto.
Puedes asumir sin identificarte
y cambiar la secuencia de eventos y efectos en tu favor.
Cambia tus creencias. Olvida la educación recibida hasta el
presente. Reinicia el sistema a partir de tu silencio interior. Transforma tu
entorno con tu deseo y con tu mirada.
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