Nuevos
tiempos implican una nueva manera de pensar. Pero, ¿es posible pensar de otra
manera pensando siempre de la misma manera?, o sea, manteniendo siempre la
misma programación mental. La respuesta es NO.
La
forma habitual de pensar en la mayoría de las personas es condicionada y
reactiva.
Condicionada por la genética, por la
configuración del cerebro y por los programas instalados mediante la educación,
la cultura, los medios, etc., y es reactiva por
que reacciona ante cualquier estímulo, teniendo la tendencia a quedar conectada
o “enganchada” a ese fenómeno sin volver a su posición de equilibrio o descanso.
Esta es
la causa de los apegos y de las contradicciones en la vida cotidiana.
La
mente reactiva es como un radical libre.
En
química, los radicales libres son átomos o moléculas muy “inestables” que se
“enganchan” fácilmente con otras moléculas provocando un aumento de las
reacciones químicas y por lo tanto de radicales libres, un mayor gasto
energético y acumulación de residuos, que acidifican y calientan aun más el
sistema, provocando un mal funcionamiento y acelerando el envejecimiento del
mismo.
Lo
primero para eliminar un programa mental y reemplazarlo por otro nuevo, es
decir “actualizarlo”, es volver a cero. Reset.
Parar el movimiento mental inestable y desequilibrado y permitir que el flujo
electroquímico del cerebro se equilibre.
En este
proceso no es necesaria la voluntad ni la intervención del pensamiento
consciente, ya que aumentan aún más la actividad eléctrica del cerebro. Pero
también es cierto que al principio es necesaria una dosis de voluntad y
determinación, para llevar las cosas a su equilibrio.
La medida del desequilibrio es la medida de tus ilusiones y tu
sufrimiento.
Cuanto
más desordenado esté el sistema, más energía y tiempo habrá que emplear para
volver a ordenarlo. Pero un sistema vivo, consciente y autoreferenciado,
busca solo su propio equilibrio, hay que dejarlo. La energía y el trabajo se
aplican para desengancharse de todas las ilusiones que nos desestabilizan y nos
sacan de nuestro centro vaciándonos de energía.
Más
alejado estás de tu centro, más inestable es
tu posición y mayor será el esfuerzo para lograr el equilibrio.
Nuestra
mente ordinaria es extremadamente reactiva, se enciende con la actividad de los
sentidos y de algunas estructuras cerebrales
como el tálamo y el neocórtex, que reciben información
constantemente del medio externo e interno, provocando un movimiento de cargas
eléctricas que dispara una cascada química, la cual genera una respuesta
fisiológica que va a generar y modelar una realidad física determinada.
En la
actualidad, gran parte del desequilibrio está dado por un exceso de actividad
del hemisferio cerebral izquierdo, que es el
encargado de brindar una respuesta adaptativa mediante la individualización y
la separación de las partes, gestionando el movimiento voluntario, la palabra,
los conceptos, la razón y la lógica.
Es
nuestro cerebro “separatista”. A fuerza de desarrollarlo y de “creer” lo que
nos dice, nos fuimos separando del resto.
Hay que
considerar también el aumento cada vez mayor de radiaciones y estímulos
externos: celulares, ordenadores, TV, artículos de consumo, estrés y
contaminación…todos estos factores altamente desequilibrantes.
La
radiación nos acerca a la muerte.
La
gravitación genera vida.
De
manera que para volver a la condición normal, debes encontrar el equilibrio, tu
propio centro, retornando a cero, transformando así la percepción de la
“realidad” y de ti mismo.
Para
cambiar la programación mental es suficiente con invertir la polaridad del
movimiento y la percepción, dirigiéndolos hacia el interior de tu ser.
La meditación es fundamental.
zazen: postura de equilibrio y despertar de la conciencia |
No se
trata de religión o de espiritualidad para “consumir”, se trata de volver a la
condición normal y equilibrada del ser humano.
Volver
a la fuente original.
Cuando
percibes y comprendes el flujo de energía en tu cuerpo, entonces puedes comprender todo.
Es muy
simple y muy sutil.
Es como
la respiración o como el latido del corazón. Todo sigue el pulso rítmico del
universo: expansión-contracción, crecimiento-decaimiento, movimiento-reposo,
aparición y desaparición.
Si
consideras un solo lado de las cosas, el resto permanece oculto, entonces…
¿Cómo puedes estar tan seguro de que lo que percibes es real?
Si lo
que percibes no tiene dos aspectos, es solo un reflejo de la luz verdadera.
Un espejismo.
En
otras palabras, si el pensamiento consciente habitual, monofásico y repetitivo,
que es afirmación, no es purificado
o equilibrado con su opuesto complementario, la negación, será tendencioso, dogmático y fuente de error.
Se dice
que el pensamiento es “afirmativo” porque constantemente nos afirma una
determinada “realidad” sin considerar su contraparte. Por eso se equilibra con
la “negación”.
Esto no
significa volverse “negativo”, sino equilibrado. Solo así podemos tener una
imagen completa del mundo que percibimos y de nosotros mismos.
Hay que
pensar de manera positiva y creativa, porque el mensaje de los medios y de la
cultura es tendencioso y negativo, y sino basta con observar el rumbo que toma
la sociedad moderna.
He aquí
la fórmula mágica para la alquimia espiritual:
-Recoge tu espíritu.
-Calma tu mente.
-Abre tu corazón.
-Programa tu cuerpo.
-Sonreí.
El
resultado se debe acercar a cero, que es el equilibrio.
El punto de reposo y origen.
A partir
de ese punto podrás crear tu vida con salud y felicidad, y la luz de tu comprensión iluminará la comprensión de
los demás.
Naturalmente.
Casi
sin darte cuenta.
Por lo tanto, la medida de tu poder para encontrar magistralmente la felicidad, la paz, la
prosperidad y la gloria, radica en la dimensión de tu conocimiento
de las maneras de Dios y tu deseo de hacer que las maneras de Dios sean tu manera.
Después de todo, estamos hechos a su imagen y semejanza, al
igual que toda la Creación.
Somos una extensión de su Mente.
Somos la mente del Creador.
1 comentario:
gracias por los libros...me los he descargado todos...ya te cuento
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