Salud y
felicidad son manifestaciones de una misma realidad, o mejor dicho, son
expresiones de un mismo estado de espíritu.
Si
estás alegre, no hay lugar para la enfermedad.
Si
mantienes tu salud, no hay lugar para
“malas ondas”.
Parece
fácil, pero ¿Cómo realizarlo en la vida diaria? ¿Cómo ser feliz entre tanta
infelicidad? ¿Cómo estar saludable en un medio social tan desequilibrado y
cargado de estímulos tóxicos?
Buena
pregunta. Pero mejor es la respuesta, ya que cada uno debe encontrarla en su
propia vida.
Por lo
pronto, puedes empezar por ti mismo y chequear que es lo que no funciona en tu
vida y que tipo de realidad quieres vivir.
Puedes
verificar tu forma de pensar, tus emociones, tus relaciones tóxicas, tus malos
hábitos y adicciones.
La
observación es fundamental, ya que genera el deseo que pone en marcha el
proceso. Si el desequilibrio es grande, el deseo se convierte en necesidad.
La
necesidad es lo que hace que las cosas sucedan infaliblemente de cierta manera.
Esta búsqueda
de equilibrio es el primer movimiento de la conciencia, el cual aporta fe y
autoconfianza, y para que esta no se disipe o extinga hay que llevarla al
corazón.
El
corazón es el jefe, es el que tiene la llave de la felicidad, pero necesita
alimentarse de fe y confianza en si mismo. Este movimiento es como una
implosión. El corazón necesita esto para poder “explotar”. Sin esta
“autoreferencia” se agota, se debilita y se endurece.
La fe
en ti mismo y en tus posibilidades es la “chispa” que enciende el fuego de la motivación
y de la acción.
Este
segundo movimiento permite el acceso a la memoria celular e incrementa la
capacidad de reflexión y la coherencia mental.
Cuando
el sistema interno se organiza, es decir, cuando se vuelve coherente y
ordenado, se optimiza el funcionamiento cerebral, aumentando la atención y la
concentración, que son habilidades cognitivas superiores.
Este
tercer movimiento favorece la purificación y el equilibrio, la capacidad de
adaptación y la energía defensiva. Los pulmones se fortalecen y la respiración
se vuelve profunda.
Con tu
respiración no solo puedes curar cualquier enfermedad, también puedes aumentar
tu energía vital e iluminarte.
Ya en
este nivel, la cosa es más profunda.
Este
cuarto movimiento te permite bucear en las profundidades de tu ser y alcanzar
tu esencia, cuya sede se encuentra en los riñones.
Cuando
los riñones están bien nutridos aparece el coraje y la sabiduría, se refuerza
la vitalidad y la resistencia a las enfermedades.
Este
quinto movimiento genera voluntad y sabiduría, las cuales nutren a la confianza
en si mismo.
De esta
manera la fe que se crea no es “ciega” ni ignorante, ya que es generada por la
sabiduría profunda, que es en realidad la capacidad de acceso a información
contenida en cada molécula y célula de tu cuerpo.
La fe y
la memoria son muy cercanas.
Esta
convicción o creencia no es otra cosa que la fe en el espíritu, en nuestra
conciencia infinita y eterna, que hará brotar naturalmente la alegría de vivir
y la compasión.
Y si hay
alegría hay salud.
Puedes
dedicarte a cultivar tu salud, pero es un poco engañoso ya que hoy en día hay
mucha información falsa y tendenciosa y corres el riesgo de cultivar tu egoísmo
y terminar enfermo.
Por
supuesto que es importante cuidar la salud. Alimentarse de manera natural y
simple. Practicar ejercicios físicos adecuados a tus necesidades en forma
cotidiana. Aprender a respirar correctamente, a calmar la mente y a incrementar
tu energía vital.
Lo
mejor es unificar la mente y el cuerpo, que en esencia son unidad.
La
práctica de la meditación es la clave.
zazen |
Aprende
a equilibrarte y a pensar en los otros.
Nuestro
cuerpo físico es impermanente, cambia todo el tiempo, muere, se regenera, se
recicla. Nuestros átomos y moléculas conocen el orden cósmico, de hecho estamos
hechos de material cósmico, de polvo de estrellas.
Las partículas
fundamentales que constituyen nuestro cuerpo físico formaron parte de alguna
estrella, de nuestro sol, de la tierra, de otros seres…únicamente nuestra esencia infinita es
real.
Si asumes
tu naturaleza universal y luminosa naturalmente podrás reír, y del primero que
hay que reírse es de si mismo, de lo serio que parecemos y de las cosas que
tomamos por “serias”. Hay que reírse de nuestro lado patético, de nuestra
importancia personal, de nuestras ilusiones y pretensiones, de nuestros miedos
y contradicciones.
Muchos
adultos no son diferentes que los niños, la diferencia está en el precio de los
juguetes y en que los niños son más sabios, más libres, más creativos y saben
divertirse y jugar…los adultos aprenden a olvidar y a tomarse en serio lo que
es una ilusión. Y si no, basta con preguntarle a cualquier viejo o moribundo
donde están todos los problemas de su vida.
Por
otra parte nadie se lleva nada de este mundo, ni siquiera una foto.
Estamos
de viaje. Un viaje de conocimiento y experiencia. Depende de ti que tu aventura
en esta tierra sea feliz e inteligente.
Sonríele
a tus órganos, a tus amigos, a tu familia, a tu vecino, a todos los seres, a tu
futuro y a tu pasado.
La
sonrisa ilumina el espacio y llena el campo de información positiva y energía.
Solo si
te ríes podrás tomarte las cosas verdaderamente en serio.
La risa
es el sonido del corazón y hace que este se vuelva coherente y pueda expresar
lo que mejor sabe hacer: amar.
El amor
incondicional es la fuerza más poderosa, lo puede todo. Lo ilumina todo.
El
paraíso y el infierno existen aquí y ahora, en esta tierra.
Es tu
mente la que hace la diferencia.
2 comentarios:
Hola Mariano!
Te digo GRACIAS.
Hoy no era el mejor de mis días, y tu entrada me mejoro el animo.
Realmente me gustó tu blog,y te invito a que te pases por el mio: (arbol-de-amor.blogspot.com.ar) ya que valoraría mucho tu opinión
Saludos!!
Qué bonita sorpresa me encotré buscando palabras de sabiduría. Felicidades por el blog, también soy médico y Dios me ha mandado a que busque otras opciones para la curación.
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