domingo, 4 de noviembre de 2012

Nuestro cuerpo de energía


Los potenciales de acción

La integración de las diferentes señales físicas que recibe la célula, sólo es posible si cada una es traducida primero en un tipo común y unificador de señal.
Una vez unificadas las señales, estas se integran y posteriormente son traducidas en una respuesta en los diferentes niveles. 


El lenguaje común para generar una respuesta a nivel celular, son los potenciales de acción.
Por ejemplo, todos los diferentes tipos de señales que recibimos en nuestro cerebro (visión, audición, tacto, propiocepción, etc.) son traducidas en impulsos eléctricos que permiten una respuesta unificada y coherente. 


Como vimos en entradas anteriores, un potencial de acción es una onda de descarga eléctrica que viaja a lo largo de la membrana celular. La polaridad se invierte de negativo a positivo volviendo a negativo, en un ciclo que dura unos milisegundos. 
Esta actividad electrica no se mantiene en un punto de la membrana, sino que se desplaza a lo largo de la misma. Puede recorrer el axón de una neurona a mucha distancia, por ejemplo transportando señales desde el cerebro hasta la médula espinal y de allí a un músculo en alguna extremidad del cuerpo. En animales grandes como las jirafas o las ballenas la distancia puede incluso ser de varios metros. 

Para que se desencadene un potencial de acción es necesario un estímulo suficiente para traspasar un determinado umbral.

Los potenciales de acción se utilizan en el cuerpo para intercambiar información entre las diferentes células y tejidos del organismo.
Esta información bioeléctrica es transformada en las estructuras encargadas de generar una respuesta, por ejemplo: los músculos la vuelven a convertir en acción mecánica, o las glándulas en secreción química

Si las células tienen un sistema de integración, también deben de utilizar señales de unificación heredadas e incluidas en la información genética. Las células siguen reglas lógicas y específicas antes de responder y además comunican entre ellas de maneras diversas, pero poseen una comunicación holística e instantánea que no puede ser mediada por potenciales eléctricos ni químicos, dada su velocidad, complejidad e instantaneidad.
Existe un nivel de organización y control mucho más sutil e instantáneo que integra las señales y la información. 

El sistema nervioso es discontinuo y está formado por una gran variedad de estructuras, cada una con sus particularidades y distintas velocidades de interacción, sin embargo la integración de las señales es instantánea, varias de estas estructuras y conexiones se activan al mismo tiempo.

Por lo tanto, estas señales de unificación celular no pueden ser señales eléctricas, químicas o mecánicas. 

¿Cómo es que cada célula sabe lo que le pasa al resto de las células del organismo casi instantáneamente? 
Porque forman parte de un mismo organismo, organizado en niveles vibratorios de jerarquía y complejidad y cada nivel tiene su vehículo de información apropiado para ese nivel (electricidad, química o luz), pero debemos considerar que el sustrato fundamental e integrador es la conciencia.

Coherencia a través del agua


cúmulos de agua
La capacidad del agua para formar cúmulos ordenados de moléculas y las características hidrofóbicas de la membrana plasmática y de ciertas biomoléculas, generan las condiciones para que las células puedan procesar información tan eficazmente como lo hacen. 


Para que una simple célula de nuestro cuerpo pueda efectuar miles de reacciones químicas por segundo, la información no puede seguir el procesamiento clásico secuencial (algorítmico), ya que demandaría mucho tiempo y el sistema sufriría retardos e imposibilidad de funcionar. 
La información a ese nivel se procesa en forma paralela, precisamente por el mantenimiento de la superposición cuántica de los sistemas de partículas y moléculas nadando en un medio acuoso.
El agua aporta orden y coherencia, ya que dada sus propiedades electromagnéticas y sus cambios de estado, permite aislar el sistema y evitar así la decoherencia ambiental.

El campo y la materia

Los sistemas biológicos se rigen por la interacción especial entre el campo electromagnético coherente generado por la luz (biofotones) y la materia viva.

Esta emisión de biofotones es una luz con un alto grado de orden. La radiación lumínica de este tipo es muy sutil y se caracteriza por su coherencia, por tener una intensidad muy estable y las oscilaciones, que normalmente están presentes en la luz, son mínimas. 


Emisión de biofotones por un tejido vivo
Por este motivo el campo electromagnético de este tipo de luz tiene la capacidad de transmitir información y de actuar como formador de orden. Esta radiación tiene las características de un láser biológico. 
El modelo clásico de la biología no es suficiente para explicar lo que realmente sucede en el cuerpo, y esta limitación se debe a que se omite su interacción con los campos de energía e información que crean y sustentan al organismo. 


Cada célula genera su propio campo electromagnético, en consecuencia, los diferentes tejidos y órganos también tienen su propio campo y así hasta el organismo completo, que genera su propio campo, el que interactúa con el resto de los campos electromagnéticos de otros organismos, todos viviendo bajo la influencia del campo electromagnético de la Tierra, que recibe la influencia del campo solar y este, de otras estrellas y galaxias. 

Cada nivel de la escala genera su propio campo electromagnético, desde un átomo hasta una estrella, pasando por la célula. Infinitos campos interconectados mediante un flujo incesante de energía e información. 

El cuerpo humano es un gran campo electromagnético en su totalidad. 


Es un cuerpo de energía, y la percepción que tenemos de él como de una estructura de carne y hueso es sólo la representación que hace nuestro cerebro de las señales que reciben los sentidos. La forma, el color, el movimiento, el olor, el sabor, las texturas que experimentamos con nuestro cuerpo, son representaciones virtuales que el cerebro hace de estas señales, del mismo modo que un televisor transforma señales electromagnéticas en imágenes y sonidos, capaces de generar emociones e impactar en el mundo físico. 
Líneas de fuerza en un dipolo
La mayoría de las moléculas del organismo son dipolos eléctricos, en presencia de un campo eléctrico se polarizan, orientando sus cargas en relación a ese campo. Cuando la radiación presenta una frecuencia y amplitud correctas, los dipolos se alinean, favoreciendo la coherencia y la fuerza del propio campo electromagnético de la célula, modificando la permeabilidad y las funciones de la membrana y del resto de las estructuras de la célula.

Hemos visto que la membrana celular está formada por moléculas que son dipolos, por lo que un campo electromagnético externo influirá directamente en su organización y función.
Podemos deducir a partir de este hecho, la influencia que tienen las radiaciones nocivas (celulares, antenas de telefonía, líneas de electricidad, microondas, rayos X y Gamma, etc.) en la estructura molecular de las células.
Por otra parte, este efecto perjudicial sobre la salud ya es un hecho comprobado, aunque las empresas que se benefician con la venta de estos dispositivos lo oculten o minimicen.


Nos alimentamos de luz

La principal fuente de energía es el sol. La vida aparece y se desarrolla mediante procesos que transforman la luz en energía química.

La luz es el nutriente fundamental de los seres vivos, y está demostrado que bastan unos pocos fotones para generar efectos en el nivel fundamental de la célula.


Esta es la razón fundamental del porque es importante comer alimentos frescos y naturales, con el menor tratamiento y proceso industrial posible, ya que estos procedimientos, aunque parezcan eficaces y seguros, anulan la capacidad del alimento para transmitirle orden al organismo y esto es esencial para mantener el normal funcionamiento de las células, lo que se traduce en salud y felicidad.

La resonancia celular

Las células tienen la habilidad de comportase como verdaderos resonadores

Un resonador es cualquier dispositivo o sistema que es capaz de entrar en resonancia o que tiene la capacidad de comportarse de manera resonante, lo cual quiere decir que oscila a unas determinadas frecuencias con una amplitud más grande que a otras.

Las ondas u oscilaciones pueden ser electromagnéticas o mecánicas. Los resonadores se utilizan tanto para generar ondas de frecuencias determinadas o para seleccionar frecuencias específicas de una señal. Por ejemplo, los instrumentos musicales utilizan resonadores acústicos que producen ondas sonoras de tonos específicos.

Una cavidad resonante es un resonador electromagnético, es decir, es un dispositivo formado por un cierto espacio limitado por superficies dieléctricas, que utiliza la resonancia para seleccionar determinadas frecuencias del conjunto de ondas electromagnéticas que lo atraviesan.

Las células de nuestro cuerpo se comportan como resonadores electromagnéticos. Este tipo de resonancia eléctrica se produce al coincidir la frecuencia propia de la célula con la frecuencia de una excitación externa. 

Por esto las células pueden entrar en resonancia entre ellas. El hecho de que sus membranas estén compuestas por materiales dieléctricos les permiten crear campos electromagnéticos evanescentes, que no transmiten energía pero si información y les permiten interactuar con sistemas similares. 

Este es el mecanismo electromagnético de control de las funciones biológicas, mediado por biofotones de baja intensidad (radiación electromagnética ultradébil). 

La resonancia mórfica crea campos de información que son un mecanismo de memoria y aprendizaje en la naturaleza. 

Todo lo similar dentro de un sistema autoorganizado será influido por todo lo que ha sucedido en el pasado, y todo lo que suceda en el futuro en un sistema similar será influido por lo que sucede en el presente. Es una memoria en la naturaleza basada en la similitud, y se aplica a átomos, moléculas, cristales, organismos vivos, animales, plantas, cerebros, sociedades y, también, planetas y galaxias. Así que es un principio de memoria y hábito en la naturaleza. 




Según Sheldrake
"Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos mórficos son campos de forma; campos, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no solo los campos de organismos vivos sino también de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc. De igual manera cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza..." 


Nuestras células naturalmente emiten y absorben fotones, y sin ellos, la vida no sería posible. 
Hay una retroalimentación permanente entre el campo y la materia, de manera que el campo dirige la ubicación y la actividad de la materia, mientras que la materia proporciona las condiciones de contorno del campo. Dado que el campo es casi totalmente coherente, los patrones de interferencia lumínica en el campo contienen la información necesaria sobre la función reguladora.

La célula y los agujeros negros

La vibración fundamental de la membrana celular se encuentra en el rango de los 100 GHz (1011 Hz), por lo tanto tiene un período de oscilación de 0,01 nanosegundo.

Si relacionamos esta altísima frecuencia con el radio de una célula promedio, aprox. 0,005 mm = 5 micras (µ), y su masa, aprox. 30 picogramos (pg) = 30 x 10-12 gr, resulta que la membrana de la célula se comporta como un horizonte de sucesos conteniendo una singularidad, esto convierte a las células en diminutos agujeros negros, es decir, las células presentan la misma estructura y dinámica que estos.

El centro de cada partícula, de cada célula, de cada organismo, de nuestro cuerpo, del planeta, del sol, de la galaxia y de hecho, de todo el universo, contiene una singularidad.
Una singularidad es un lugar en el que la densidad de materia y la curvatura del espacio se hacen infinitas, y pierde significado desde el punto de vista matemático. 

De acuerdo a la teoría general de la relatividad, una singularidad es un punto teórico con volumen cero y densidad infinita.
La membrana celular limita y contiene un espacio infinito, o sea una singularidad

Dentro de un círculo o una esfera, podemos efectuar infinita cantidad de divisiones, esto significa que tenemos infinita cantidad de información. Cada división representa un nuevo nivel, con un nuevo límite, el que a su vez puede ser dividido en uno más pequeño y así hasta el infinito. Todos los niveles están conectados, cada nivel con sus coordenadas temporoespaciales específicas observa a los demás desde su propio y único punto de vista.

Sin embargo, ninguno dejo de pertenecer a la totalidad




Esta dinámica fractal se observa en todo el universo, en todas las escalas. Incluso en nuestras células y átomos. En el interior de sus límites se encuentra el infinito, es decir, contienen potencialidad infinita e infinita conectividad con todo lo demás. 

Podemos tomar cada célula, átomo o partícula que constituyen nuestro cuerpo y dividirlos hasta el infinito, eso significa que contienen infinita cantidad de información y que poseemos infinita cantidad de divisiones dentro de nosotros.
Es como si cada átomo fuera un diminuto agujero negro con una cantidad infinita de información, o sea, infinita cantidad de partículas que a su vez pueden ser divididas ad infinitum, eso significa que tiene una masa infinita. 

Cada nivel de la escala, cada límite, es una singularidad en si mismo.

La realidad resulta de las múltiples divisiones del espacio en un vacío estructurado de manera fractal. Los niveles mas grandes contienen a los más pequeños y todos comparten la misma información.

El vacío representa la fuerza en contracción, no lo podemos percibir porque en cada punto todos los vectores convergen cancelándose y por eso no hay manifestación. Mientras que todos los fenómenos que percibimos son la fuerza en expansión, vectores que sobresalen y nosotros captamos estos desequilibrios
Toda la realidad emerge de la interacción entre contracción y expansión.

Sístole y diástole, al igual que el corazón.

La radiación electromagnética es la fuerza que se expande, como la luz, un chorro de plasma o la sangre que expulsa el corazón, es lo que percibimos, la generación.

La fuerza que tira hacia el centro y que curva el espacio-tiempo creando una singularidad es la gravedad, la fuerza en contracción, la implosión, el control.
Cada célula es infinita en su interior, esta es la razón por la que podemos compararla con un agujero negro. 

Algo más sobre los agujeros negros

De acuerdo con las últimas investigaciones efectuadas en las universidades de Michigan y Maryland, en el Max-Planck Institute para Física Extraterrestre en Alemania y el Centro para Astrofísica del Harvard-Smithsonian, junto con los nuevos datos aportados por el observatorio de Rayos-X Chandra de la NASA, los poderosos agujeros negros en el centro de las grandes galaxias y cúmulos galácticos actúan como los corazones del sistema, bombeando energía en períodos regulares para controlar el crecimiento de ellos mismos, así como la formación de estrellas.

La materia que cae dentro de los agujeros negros provoca esporádicos o aislados estallidos de energía, mediante la cual los agujeros negros son capaces de influir en el destino de sus galaxias anfitrionas. Las investigaciones demuestran que los agujeros negros pueden bombear energía de un modo apacible y rítmico, más que con violencia, tal como lo hace el corazón.

Mediante la observación y la simulación por computadoras, los científicos comprobaron cómo el agujero negro en el centro de la galaxia elíptica M 84 envía de manera segura burbujas de plasma caliente al espacio calentando así el espacio interestelar. 



M84 (fotografía del observatorio Chandra), puede observarse los chorros de plasma caliente expelidos desde el agujero negro masivo en el centro de la galaxia
Este calor disminuye la velocidad de formación de estrellas nuevas y el crecimiento del agujero negro mismo y esto aporta estabilidad a la galaxia. Los gases interestelares sólo se unen en nuevas estrellas cuando se van enfriando. Aparentemente el calentamiento es más eficiente en los sitios donde es más necesario. 

Podemos comparar el agujero negro central de una galaxia con el corazón, que bombea sangre periódicamente a nuestro sistema circulatorio para mantenernos vivos, los agujeros negros de igual manera, les dan a las galaxias un componente caliente vital que permite controlar su crecimiento. Los agujeros negros son una cuidadosa creación de la naturaleza que permite que una galaxia mantenga un equilibrio dinámico. 

Estas observaciones explican el porque de la existencia de grandes cantidades de gas caliente alrededor de ciertas galaxias, haciéndolas aparecer brillantes al telescopio de rayos-X Chandra.
El mecanismo de calentamiento de los agujeros negros es persistente y rítmico, produciendo suficiente calor para sofocar significativamente la formación de estrellas. Estas burbujas de plasma son producidas por los estallidos de energía que ocurren, uno tras otro y ocasionalmente. 

¿Que tiene que ver todo esto con la célula

Esto parece un tanto abstracto y opuesto a nuestra manera de percibir las cosas. Pero si las partículas que constituyen los átomos que forman las células, se comportan como agujeros negros (ver: electrón agujero negro) y el centro de nuestra galaxia (y aparentemente de todas las galaxias) es un agujero negro supermasivo, ¿Por qué no lo sería también la célula que se encuentra entre los dos? 
Después de todo es parte de la dinámica de polaridades que presenta el universo: una fuerza que contrae y lleva al colapso y otra que expande e irradia. Fuerzas opuestas que se complementan. Control y generación. Una fuerza que tiende al orden y otra que desordena. 

Este equilibrio permite la vida.

Es la misma relación que existe entre lo finito y el infinito. Como hemos visto, los dos son complementarios.

Nuestro cuerpo es infinito en su interior.

La membrana plasmática no solo sirve para delimitar dos espacios y contener una singularidad, sino que funciona como un verdadero microchip que procesa todo tipo de señales controlando el medio interno celular, por lo tanto la salud de la célula, y de todo el organismo, depende de los campos magnéticos, las cargas eléctricas y la dinámica de la membrana.

Los campos electromagnéticos alteran la permeabilidad de la membrana celular y con ello el funcionamiento y la organización de todo el organismo.




Esto evidencia la influencia que ejercen en la calidad de vida las radiaciones nocivas, y también las benéficas.

Conclusión: Más sol, ejercicios al aire libre y alimentación natural y menos teléfonos celulares, computadoras, comida procesada y vida sedentaria. 



Después de todo es lo menos que podemos hacer por nuestro cuerpo, que en definitiva es el que nos mantiene vivos y nos permite percibir y proyectar la realidad que vivimos.

El verdadero cuidado del medio ambiente comienza en cada uno.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Gran artículo, pero he intentado resolver la formula de que la célula se comporta como un agujero de gusano, y no me sale el resultado. En algo me he debido de perder. ¿Cual sería la formula exacta?
Es que siempre he oído lo de agujero negro en la célula, pero luego al aplicarlo, nunca lo he visto en ningún sitio.

Seiki Giacobone dijo...

Hola jose alfonso.
El asunto es simple y muy complejo al mismo tiempo.
Si quieres describir el fenómeno matemáticamente, caerás en un agujero negro. Ninguna fórmula puede describir nuestra naturaleza fundamental. Lo que intento expresar es que en el interior somos infinitos, esta es la semejanza con un agujero negro. En la micro escala, las células, los átomos y los partículas elementales se comportan de la misma manera. Es un comportamiento, una dinámica de fuerzas, que es universal.
Hasta ahora conocemos algo de los agujeros negros por las teorías cosmológicas, apoyadas por la observación.
Bien, nuestras células y por ende nosotros mismos, somos otro nivel en la escala cósmica, pero la esencia es la misma. Esto es difícil de digerir y mucho más de comprobar. Pero los maestros espirituales de todos los tiempos hablan de esto y ahora la ciencia lo empieza a aceptar. El lenguaje matemático no es suficiente para describir el fenómeno vivo, justamente porque no se puede descartar la conciencia, que es infinita y no localizada.
Lo que puedo decirte es que si quieres cambiar de dimensión y viajar a los confines del universo, la dirección es hacia el interior de tu ser.
Pronto ampliaré la información, pero el ADN presenta en su interior fenómenos de superconductividad y entrelazamiento cuántico. Esto explica en parte los viajes astrales, etc, etc,

El problema es que nos relacionamos siempre con el otro lado del horizonte de sucesos de nuestro cuerpo (y de las células) y por eso solo percibimos el lado físico, es decir solo la radiación que escapa y podemos ver y experimentar con los sentidos.
Si intentas trascender la percepción que te envían los sentidos, te darás cuenta de lo que digo y ahí ya no te hacen falta fórmulas ni nada que demostrar.
Pura experiencia subjetiva, no es para nada abstracto, es conocimiento directo de si mismo y de su verdadera naturaleza.
saludos cordiales
Mariano

Unknown dijo...

Muchiiiiisimas gracias por la respuesta.
Estoy completamente de acuerdo con lo que dices.
Sigo tus post y aprendo mucho de ellos.
Saludos y seguimos aprendiendo