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H2O |
La información contenida en cada molécula de agua se remonta a los orígenes mismos
del universo. Las sustancias que entran en contacto con el agua no le imprimen
nueva información, en realidad lo que hacen es activar estructuras particulares
de la memoria.
El cerebro funciona de forma similar.
El
agua puede guardar información y transmitirla, esta capacidad está relacionada con su estructura molecular y la particular forma que tienen sus moléculas de agruparse formando racimos o conglomerados que interactúan entre si de manera específica y dinámica, llamados en inglés
water clusters.
Cluster de agua: (H2O)100 mostrando su configuración
icosaédrica y la estructura subyacente.
Esta tendencia a formar agrupaciones o cúmulos es una
característica del universo y la podemos observar a gran escala en las
estrellas y galaxias, pero también en
las asociaciones humanas (clusters empresariales) e incluso en el mundo de la
informática como es el caso de Linux,
que es un sistema operativo libre desarrollado por colaboradores de todo el
mundo.
Los
clusters del
agua son grupos de moléculas enlazadas
entre sí constituyendo una unidad funcional, siendo variable la cantidad de
moléculas que los conforman. Estas agrupaciones moleculares no son bien
comprendidos aún por la ciencia, la cual mediante modelos virtuales
(computacionales) trata de describirlas y entender sus peculiares
características.
Las cargas diferenciadas en el interior de cada molécula (el oxígeno de carga
negativa y el hidrógeno de carga positiva) representan un
dipolo. Como cargas
iguales se repelen y cargas diferentes se atraen, las moléculas se unen formando
determinados diseños o patrones, cuyas agrupaciones tridimensionales se llaman
“cluster”.
Los puentes o enlaces de hidrógeno entre las moléculas son
los encargados de transmitir la información al
agua.
Las moléculas de
agua que
describimos como pequeños triángulos cuyos 3 vértices están ocupados por un
oxígeno y dos hidrógenos, unidos fuertemente entre si mediante
enlaces covalentes, poseen algo mas.
Según el químico inglés John Anthony Pople (1925 – 2004, premio Nobel de Química en
1998):
“Los hidrógenos de una molécula se unen al oxigeno de su
vecina por medio de enlaces de hidrógeno de una fuerza mucho más débil, esto es
que cada átomo de oxígeno se une a cuatro de hidrógeno, a dos mediante enlaces
covalentes normales y a dos por enlaces de hidrógeno, el oxígeno en el centro
del tetraedro y los cuatro hidrógenos en los vértices con cargas electrostáticas que difieren”.
Estos puentes de hidrógeno descubiertos por Pople, operan
con una fuerza mucho más débil que los enlaces covalentes normales pudiendo
estirarse, doblarse, y moldearse sin romperse.
Es así que estos enlaces pueden absorber, almacenar y ceder
energía, comportándose como si fueran unos resortes flexibles que modificando
sus características posicionales y espaciales de múltiples formas, almacenan
información en la estructura del agua, de una manera similar a como un
ordenador puede almacenar, captar y transmitir los elementos de la memoria.
La estructura del
agua
está ordenada en
tetraedros, de la
misma forma que un cristal de
cuarzo. Esto está comprobado y es aceptado por la
mayoría de los físicos y químicos especializados en este campo, aunque
mantengan una actitud conservadora, típica de la ciencia dominante.
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molécula de agua (H20) |
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molécula de cuarzo (Si02) |
De acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica y el
principio de incertidumbre de Heisenberg, estos tetraedros que forman las unidades moleculares del
agua presentan pulsos eléctricos ya que sus enlaces de hidrógeno cambian en covalentes con cargas eléctricas muy distintas, al mismo tiempo que los electrones que desaparecen de un vértice, aparecen en otro.
Los clusters de
agua emiten señales de energía típicas relacionadas con el movimiento de sus moléculas individuales. En el agua, los clusters forman estructuras cuasi-cristalinas. Estas redes vibran con altas frecuencias de gran variabilidad, incluso pueden parecerse a las ondas de radio y ser captadas. Esto lo ha hecho un grupo de investigadores de la Universidad de Berkley, con un espectrómetro de absorción por infrarrojo.
Las moléculas del
agua responden a las vibraciones del medio organizándose de acuerdo a la naturaleza de estas.
Alexander Lauterwasser, un investigador y fotógrafo alemán, realizó un trabajo fotográfico, basado a su vez en las investigaciones hechas por Ernst Chladni y Hans Jenny en el campo de la cimática. En 2002, publicó su libro Wasser Klang Bilder (Imágenes del sonido en el agua) con las imágenes de la superficie del agua puestas en movimiento por diferentes fuentes sonoras que iban desde ondas sinusoidales puras, música de Beethoven, Karlheinz Stockhausen e incluso cantos armónicos (difónicos). Estas son algunas de las imágenes obtenidas:
Patrones de sonido en el agua
La memoria del agua
Mediante diversos experimentos bioquímicos se comprobó que
la
inmunoglobulina E (IgE), que es un
anticuerpo presente en las reacciones alérgicas e inflamatorias, puede estimular a
los leucocitos
basófilos para
que liberen la
histamina contenida en sus gránulos.
Lo notable es que en estos experimentos, como los realizados
por el médico inmunólogo J. Benveniste,
después de ser diluida la solución de IgE al 10-120, todavía ocurría una activa desgranulación de
los basófilos. Hay que aclarar que de acuerdo al número de Avogadro (que es el número de moléculas presentes en 1
mol de sustancia, NA =
6,022 x 1023 mol), las máximas
diluciones ya no contendrían moléculas del anticuerpo.
Esto demuestra que el agua preserva las características de
las sustancias con las cuales estuvo en contacto.
Esta capacidad del agua
para guardar información es el fundamento de la Homeopatía.
A principios 2001, científicos de la Queen's University de Belfast, efectuaron una serie de estudios sobre la Homeopatía con el objetivo de demostrar como falsa la teoría sobre la capacidad del
agua de memorizar información. Estos investigadores, liderados por la Prof. Madeleine Ennis, llevaron a cabo un experimento de grandes dimensiones, tomando parte en él también universidades y laboratorios en Bélgica, Francia e Italia.
Los estudios comprobaron que las moléculas de
agua tienden a organizarse entre ellas de maneras diversas y de forma estable, por lo que pueden memorizar información absorbida a su vez previamente de otras moléculas.
Las características físicas del
agua, en especial las que involucran la estructura y capacidad de sus moléculas para agruparse de múltiples formas, están relacionadas con la calidad de la misma. Los modelos actuales para el comportamiento del
agua líquida proponen que las estructuras principales que explican las propiedades anómalas características del
agua, son las uniones icosaédricas de un número determinado de moléculas.
Se trata de una red cerrada de moléculas cuya estructura le permite al
agua contraerse y expandirse para conservar el equilibrio entre sus puentes de hidrógeno. Estas estructuras aportan una gran estabilidad.
Otra comprobación interesante de esta fuerza subyacente que aporta orden, la hizo hace poco un grupo de investigadores de físico-química en la
Universidad de Pensilvania. Descubrieron que las moléculas de los clusters se agrupan en estructuras de ordenación superior. Estas estructuras son, exclusivamente, los 5 cuerpos o
sólidos Platónicos es decir: tetraedro, hexaedro, octaedro, dodecaedro y el icosaedro.
Una única molécula de H2O forma, como ya vimos, un simple tetraedro, y puede por ejemplo, agruparse en estructuras dodecaédricas de veinte moléculas individuales, lo que se parece al dibujo de una pelota de fútbol. De esta manera se constituyen en el agua complejas estructuras estables, quedando intactas incluso en el vapor de
agua; lo que indica que poseen una gran energía en su interior.
A estas formaciones se las puede definir como estructuras con “densidad de información extremadamente alta“. El nivel de organización de estas formaciones es tan alto como el de los cristales (la estructura con más alto orden), por lo que a estos agrupamientos también se los conoce como: “cristales líquidos” o “agua cristalina”.
Linus Pauling ganador 2 veces del premio Nobel, a mediados de 1950, postuló la teoría de que las moléculas de agua podían presentarse unidas formando dodeicosaedros de caras hexagonales y pentagonales a las que llamó
clatratos.
Clatratos
Un clatrato (del latín
clathratus, "rodeado o protegido, enrejado") es una sustancia química formada por una red de un determinado tipo de molécula, como el
agua, que atrapa y retiene a un segundo tipo diferente de molécula.
Un hidrato gaseoso es, por ejemplo, un tipo especial de
clatrato en el que la molécula de
agua forma una estructura capaz de contener un gas
El agua congelada puede crear celdas capaces de contener moléculas de gas, enlazadas mediante puentes de hidrógeno. Numerosos gases de bajo peso molecular, como el oxígeno (O), nitrógeno (N), dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), ácido sulfihídrico (H2S), Argón (Ar), Kriptón (Kr), Xenón (Xe), etc., forman clatratos en ciertas condiciones de presión y temperatura. Cuando están vacías, estas celdas son inestables y colapsan formando hielo convencional.
La estructura del
agua en nuestro cuerpo es en su mayor parte cristal líquido en forma de clatrato (H2O)
37, es decir, un estado intermedio de la materia (mesomórfico), estable y que por ser
cristal líquido conserva las propiedades de los líquidos más las propiedades de los cristales ópticos y eso lo convierte en un medio con capacidad para almacenar información (memoria).
Esta conformación permite que la información y la energía recorran todo el organismo a velocidad lumínica, aportando sincronía y coherencia. De hecho, estos fotones contienen una cantidad enorme de información.
Es el
agua la que permite la conexión electromagnética (fotónica) de todo el cuerpo.
Si los cristales líquidos del
agua orgánica tienen las propiedades de fluidez y movimiento de un líquido y la óptica de un cristal sólido, es evidente que además sirven como unidad de almacenamiento de memoria. De hecho estas propiedades explican que las células puedan procesar información en millonésimas de segundo.
Por otra parte las propiedades de los cristales líquidos han sido la base de grandes avances tecnológicos en el campo de la informática, las ciencias y las comunicaciones (ordenadores, pantallas de plasma, telefonía móvil, satélites, aparatos de diagnóstico en medicina, holografía, láseres, etc.)
Podemos decir que los seres humanos somos como un complejo ordenador biológico, donde las células se comunican a través de una pantalla de cristal líquido descodificando y proyectando hologramas.
Esta demostrado que el ADN tiene propiedades de antena (emite y recibe radiaciones, incluso más allá del espacio-tiempo) y que el interior de su molécula enrollada funciona como un
superconductor.
Un superconductor se comporta de un modo muy distinto a los conductores normales: no se trata de un conductor cuya resistencia es cercana a cero, sino que la resistencia es exactamente igual a cero. Esto no se puede explicar mediante los modelos empleados para los conductores habituales.
La
superconductividad se puede explicar como una aplicación del Condensado de Bose-Einstein, que es un estado de agregación de la materia que se da en ciertos materiales a muy bajas temperaturas. La propiedad que lo caracteriza es que una cantidad macroscópica de las partículas del material pasan al nivel de mínima energía, denominado
estado fundamental.
El condensado es una propiedad cuántica que no tiene análogo clásico. Debido al
principio de exclusión de Pauli, sólo las partículas bosónicas (como los fotones) pueden tener este estado de agregación (superposición).
Sin embargo, los electrones que son
fermiones, pueden aparearse formando un par de fermiones que se comporta como un bosón. Esta pareja se denomina “par de Cooper”.
Las interacciones de los electrones entre sí están mediadas por la estructura cristalina del agua.
El pensamiento, como actividad de la
conciencia es una forma de vibración (onda) que genera una perturbación en el medio (campo). Esta vibración modela la estructura del
agua. No olvidemos que somos 2/3 partes de H
20.
Nuestro cuerpo vibra y guarda información de acuerdo a nuestras emociones y a nuestra actividad mental... y el
agua no olvida.