La visualización es muy importante en el proceso curativo.
Aprender a
dirigir la mirada hacia el interior de si mismo es fundamental, esto permite observar los pensamientos y emociones y sentir su propio cuerpo: los órganos internos, la columna vertebral, etc., podemos acceder a
planos sutiles y alcanzar así la raíz de la enfermedad o del sufrimiento.
La observación modifica la geometría del espacio-tiempo. Estos paquetes o “cuantos” de energía que
impactan en el mundo físico se llaman fotones. Partículas de luz que modelan verdaderamente la materia
La mirada interior aporta información y energía adonde se dirija. Al mismo tiempo se desarrollan la
concentración y la atención, cualidades superiores de la conciencia que aumentan la capacidad de foco e incrementan la eficacia de los procesos curativos.
Nos referimos a la sanación cuántica, que es en realidad un cambio de configuración y sintonía del ADN, el cual debido a sus propiedades de antena, capta y emite vibraciones más allá del espacio-tiempo, pudiendo modificar drásticamente la realidad física.
El ADN además de su función genética, tiene propiedades de onda y puede comunicar con otras dimensiones.
El código genético representa tan sólo la parte de la información referida a la síntesis de proteínas, son programas heredados de nuestros padres a través de los genes.
Pero los cromosomas son también ordenadores holográficos, que trabajan bajo la influencia de radiaciones electromagnéticas (fotones) coherentes en el ADN. Es decir son capaces de recibir y emitir información en forma de ondas, al igual que una antena.
El ADN funciona como una antena cuyas características vienen determinadas por su tamaño. La molécula extendida tiene alrededor de 2 metros de longitud y una frecuencia natural de 150 megahertzios (MHz). Curiosamente esta frecuencia corresponde a la banda VHF (very high frecuency), este es un rango popular usado para muchos servicios, como la radio móvil, comunicaciones marinas y aeronáuticas, transmisión de radio en FM (88 a 108 MHz), algunos canales de televisión, también varias bandas de radioaficionados transmiten en este rango. Es decir, nosotros usamos a nivel tecnológico el mismo rango de frecuencia que utiliza el ADN para recibir y emitir señales.
La oscilación vibratoria del ADN puede causar patrones de perturbación en el espacio, produciendo agujeros de gusano magnetizados, equivalentes microscópicos de las perturbaciones Einstein-Rosen formadas en las inmediaciones de los agujeros negros (dejados por las estrellas que estallaron).
Estas son conexiones en forma de túnel entre áreas completamente diferentes en el universo a través de las cuales la información puede ser transmitida más allá del espacio-tiempo. El ADN atrae estos bits de información y los pasa a nuestra conciencia. Este proceso de hiper comunicación o comunicación cósmica es de lo más efectivo en un estado de relajación o de meditación, como durante zazen.
El ADN no sólo puede resultar dañado por la radiación electromagnética de alta frecuencia (rayos X o rayos Gamma), también puede ser afectado en la dirección opuesta con la radiación adecuada, ya que la molécula de ADN es un verdadero microchip electrobiológico, un superconductor que toma la información electromagnética del medio ambiente, la almacena y con seguridad después de codificarla también puede emitirla.
Hay casos comprobados de sanación a distancia, incluso muchos de ellos documentados. Este fenómeno es conocido desde la
prehistoria.
Las
conciencias están conectadas y surgen de la misma fuente, solo debemos aprender a despejar y pulir este vínculo, reconectarnos con la "conciencia universal", con la "red".
Al ser conscientes de este vínculo podemos comenzar a percibirnos y a aceptarnos de otra forma. Ya no de la manera individual o "particular" a la que estamos habituados sino percibiendo la interdependencia de nuestra propia esencia, que se encuentra entrelazada con todo lo que existe.
Se trata de aceptar también nuestra naturaleza ondulatoria que forma una unidad con el campo.
Al ser conscientes de este vínculo podemos comenzar a percibirnos y a aceptarnos de otra forma. Ya no de la manera individual o "particular" a la que estamos habituados sino percibiendo la interdependencia de nuestra propia esencia, que se encuentra entrelazada con todo lo que existe.
Se trata de aceptar también nuestra naturaleza ondulatoria que forma una unidad con el campo.
La fuente de la sabiduría
Somos
creadores de realidades, es nuestra naturaleza, solo que lo hacemos
generalmente sin darnos cuenta y muchas veces en una dirección errónea o
inútil. Lo interesante es conectar conscientemente con un nivel superior de conciencia,
con el "puro campo de potencialidad infinita".
Durante la meditación, en el silencio y la inmovilidad del cuerpo, la conciencia (el observador), puede sumergirse en este océano inconsciente y acceder a información que se encuentra en las profundidades del ser y que habitualmente no es accesible. Esta es la fuente de la sabiduría.
Durante la meditación, en el silencio y la inmovilidad del cuerpo, la conciencia (el observador), puede sumergirse en este océano inconsciente y acceder a información que se encuentra en las profundidades del ser y que habitualmente no es accesible. Esta es la fuente de la sabiduría.
Cuando
el agua de la sabiduría se mezcla
con el fuego de la compasión, en el
taoísmo se dice que se realiza el elixir de la longevidad y la felicidad
suprema. El yin y el yang en armonía perfecta. Riñón y
corazón. El agua de la sabiduría controla al fuego de la compasión, evita que se
queme o se derrita como la mantequilla.
El fuego de la compasión, del amor incondicional, impulsa a la
sabiduría, la expande, la relaja, le da sentido, aumentando la comprensión y la tolerancia.
En el budismo se simbolizan como la flor y la espada. La flor de la compasión que es amor y aceptación por uno mismo y todas las existencias, y la espada de la sabiduría que corta la duda y la ignorancia. Ambas son necesarias.
En el budismo se simbolizan como la flor y la espada. La flor de la compasión que es amor y aceptación por uno mismo y todas las existencias, y la espada de la sabiduría que corta la duda y la ignorancia. Ambas son necesarias.
La fe que no es ciega
Hay una gran cantidad de
casos de curaciones espontáneas y remisiones de enfermedades graves, que
escapan a la explicación de la ciencia médica.
El común denominador de todos es que la persona decidió profundamente
curarse y ya no depender del tratamiento médico convencional.
Obviamente, el propio cuerpo
“escucha” esta decisión y se hace participe.
Cuerpo y mente en unidad es la puerta de acceso a recursos ilimitados
Es muy simple y muy
misterioso. Es una cuestión de mentalidad, de confianza en si mismo y en su
verdadera naturaleza.
Por eso en este nivel la fe no es ciega. Es el movimiento de
la conciencia que se reconoce a si misma y ya no depende de la información del
exterior para manifestarse.
Es el fruto de la mirada interior, que desprende fotones que iluminan en todas las direcciones del tiempo y del espacio.
Hay varias disciplinas y
técnicas que son favorables para este propósito curativo. Tanto el chi kung, taichi chuan, yoga e incluso artes marciales como el Aikido, fortalecen la energía vital y el cuerpo físico
además de calmar la mente.
Esto es la base. Si la mente
se agita, la energía se perturba, pierde orden y coherencia y por consiguiente el
cuerpo físico se ve afectado.
Las emociones son el nivel más físico de las energías sutiles. Se
somatizan muy fácilmente, a su vez, cada órgano interno genera un estado
emocional particular. El cuerpo físico y el cuerpo emocional son muy cercanos.
En el cerebro medio hay estructuras
que gestionan directamente las emociones y el aprendizaje (memoria), tradicionalmente se lo conoce como
sistema límbico.
Sabemos
ahora que las emociones y los pensamientos, tienen su expresión química en el cuerpo. Cada célula del organismo escucha y
participa del “diálogo interno”.
El cerebro responde a cada
pensamiento con una química determinada, ya sea de alegría, de placer, de
miedo, de alarma o de dolor.
La química de zazen
Zazen también genera una
química determinada. Esto está estudiado a nivel científico. La calma mental y la ecuanimidad emocional provocan un aumento de endorfinas y otros neuropéptidos
(serotonina, dimetiltriptamina (DMT),
etc.) involucrados en la sensación de bienestar y relajación. Además aumenta el
umbral para el dolor y los estímulos conscientes por lo que disminuye la
sensación dolorosa y su valoración mental. La sensación de bienestar se debe también a una disminución del ácido láctico en la sangre y tejidos, al mejorar la ventilación pulmonar y la oxigenación de los tejidos.
Este
movimiento de información cancela el
vector en desequilibrio, desaparece la causa, y genera así un balance dinámico,
que se convierte en una nueva causa que generará más tendencia al equilibrio.
Así se puede penetrar en la raíz del desequilibrio, comprenderlo y equilibrarlo.
La mirada del observador modifica el mundo cuántico.
La observación es en si misma transformación.
El
Maestro Dogen escribió en el siglo 13: “Estudiar el Camino
de Buda es estudiarse a sí mismo. Estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí
mismo. Olvidarse de sí mismo es ser iluminado por todas las existencias. Ser
iluminado por todas las existencias es estar libre del cuerpo-mente de uno
mismo y de los otros. No queda rastro de iluminación, y esta iluminación sin
rastro sigue para siempre”.
Zazen es la puerta directa a nuestra esencia divina. La conciencia universal colapsa o se materializa fácilmente en esta postura del cuerpo-mente. Zazen es la materialización de la conciencia de Buda. La postura de zazen en si misma es Buda.
Si bien zazen no es un método terapéutico, como método de salud es el mejor, el más elevado, el más espiritual, porque no solo cura, al mismo tiempo ilumina y expande a la conciencia.
La verdadera sanación debe
ayudar a la persona a recuperar la condición normal del cuerpo-espíritu. La
buena medicina da la oportunidad de corregir aquí y ahora errores del pasado,
fortaleciendo el sistema con energía
e información.
Debido a esto la curación
debe incluir la disciplina y la higiene del cuerpo-mente. Meditación,
ejercicios, masajes, nutrición, educación…aprender a dirigir la mirada y la intención.
Los fotones son portadores de energía e información y responden al movimiento de la conciencia.
La conciencia que cura, es
la misma que crea universos. Para encontrarla no hay que ir hacia el exterior sino
hacia adentro, a nuestro ser, a la esencia; ahí estuvo y estará siempre, es la luz interior, la fuente de la verdadera felicidad.