miércoles, 12 de enero de 2011

La memoria del agua


Hay una habilidad del agua que la ciencia pasa por alto. Y es que el agua tiene memoria

Este fenómeno, obviamente está más allá del nivel aceptado de la investigación convencional.
Varios investigadores, tales como el Prof. Benveniste, el Dr. Ludwiy y el Prof. Schweitzer, han proporcionado clara evidencia que el agua actúa como un registrador líquido y es capaz de recibir, almacenar y transmitir vibraciones electromagnéticas.

Por tener las moléculas del agua polos positivo y negativo, se comportan como pequeños imanes. Ellos de adhieren a sus moléculas vecinas y forman grupos de varios cientos de moléculas, Esto es conocido desde hace ya tiempo. Estos grupos son estructuras muy sensibles y las influencias vibratorias pueden imprimirse en ellas.

Esto es lo que le da al agua la habilidad de almacenar información.

El agua es un vehículo de información.

La homeopatía utiliza esta propiedad. En la homeopatía, una sustancia es diluida tantas veces, que eventualmente ya no queda molécula de la sustancia original. Sin embargo, no solo mantienen el efecto si no que lo incrementan. Esto ha sido demostrado en gran cantidad de experimentos, y, después de todo, la homeopatía tiene más de 200 años y todavía sigue vigente.

La homeopatía funciona por la habilidad que tienen los grupos de moléculas para almacenar impresiones vibratorias. Cada sustancia y elemento tiene su propio patrón vibratorio individual.
Si llevamos a cabo el proceso homeopático de diluir y agitar, este patrón vibratorio llega a bloquearse dentro de la estructura grupal del agua. Cuando tomamos este remedio preparado homeopáticamente, la estructura del grupo es transferida hacia nosotros, y nosotros respondemos al patrón vibratorio de la sustancia original, con la cual es preparado el remedio.

Las flores de Bach y similares, funcionan con este mismo principio

Este fenómeno fue demostrado siguiendo el procedimiento científico por el Prof. Benveniste en Francia, a finales de los años ochenta, y fue confirmado por investigadores en cinco diferentes universidades.
El experimento de Benveniste estudió la influencia de sustancias diluidas y agitadas en agua,
Otro ejemplo es el experimento con cristales de agua de Emoto, que estudia los efectos de los pensamientos y la música en el agua.

Los hallazgos de Emoto son mucho más asombrosos porque muestran que el agua puede reconocer el contenido de pensamientos y palabras, y reaccionar a estos.


Contaminación

Si el agua es tan susceptible a impresiones vibratorias como esta, ¿también tomará las impresiones de contaminantes y químicos ambientales y los transfiere a nosotros cuando tomamos el agua? No parece ser así: el Dr. Wolfgang Ludwig en Alemania ha llevado a cabo pruebas que muestran que no solo los contaminantes físicos tienen efectos dañinos, si no también el agua que ha sido expuesta a esos contaminantes, porque la estructura del grupo ha tomado esas impresiones vibratorias.

El agua de la red que bebemos y los sistemas convencionales de tratamiento de aguas no son los adecuados.

Pueden quitar los agentes contaminantes físicos y producir agua de potable que esté, incluso químicamente limpia, sin embargo la estructura grupal del agua queda completamente alterada por el tratamiento y, después del tratamiento todavía transportará el patrón vibratorio de las toxinas y de los productos químicos al cuerpo humano.
La contaminación atmosférica originada en procesos industriales, químicos y pesticidas y por la contaminación electromagnética de todo tipo, incluso a nivel de comunicaciones, tiene un impacto vibracional en el agua que bebemos.


De todas formas, la Tierra como organismo vivo tiene la capacidad de purificarse y encontrar su equilibrio, incluso nuestro cuerpo, si lo cuidamos convenientemente, con ejercicios adecuados, aprendiendo a respirar, teniendo una alimentación natural, equilibrando además pensamientos y emociones, tiene la capacidad de purificarse y de encontrar su equilibrio.

Lo interesante es que como cuerpos físicos somos 2/3 partes de agua.

La naturaleza del agua que nos forma no es diferente que la de los océanos o la lluvia.
Nuestros pensamientos y emociones influyen directamente en las células incluso más allá del nivel molecular.
Forma parte indisociable de la vida. Sin ella no sería posible la vida.


El agua es vida porque esta viva y responde a la conciencia.

viernes, 7 de enero de 2011

Como gotas de rocío


El ser humano es un ser conciente.

Para el ser humano, la realidad es sobre todo la conciencia que él tiene de la realidad. De la misma forma, un ser humano es sobre todo la conciencia que tiene de sí mismo.
La conciencia humana es el producto final de un complejo proceso o conjunto de procesos entrelazados, tanto en la dimensión física como en las otras dimensiones (emocional, mental (conceptual) y espiritual.

Cuando la conciencia que se tiene de la realidad no concuerda con lo que la realidad es en sí, se trata de un "error de percepción" o ignorancia.

Esta conciencia ilusoria impide adaptarse adecuadamente a la realidad en la que se vive, generando problemas de adaptación que aparecen bajo la forma de conflictos, comportamientos erróneos, desequilibrios y enfermedades, que si no se modifican, crean tarde o temprano, dolor y sufrimiento.
El error de percepción se debe principalmente a una atención incorrecta. Por lo cual, corregir el error de percepción mediante un cultivo sistemático de la atención constituye una parte muy importante, no solo en el proceso sanador si no también en el conocimiento de si mismo.

La atención es una condición sine qua non de la conciencia y un sistema de seguridad que opera sobre el sistema nervioso, corrigiendo su funcionamiento en su tarea de conocer la realidad y de adaptarse a ella.
La enfermedad, en líneas generales, puede ser pues considerada como un error de adaptación, una desarmonía entre el medio externo (realidad objetiva) y el interno (realidad subjetiva).
Este error de adaptación tiene como causa un error de percepción (de captación, de transmisión, de recepción, de procesamiento de la información o de la reacción que se genera). Este error de percepción tiene su causa en un funcionamiento incorrecto de la atención. Por lo cual, restablecer el funcionamiento correcto de la atención constituye un tratamiento necesario para muchas enfermedades.

La atención puede ser desarrollada enfocándola en los diferentes niveles de la existencia: corporal, sensorial, emocional y mental.

Las cuatro actitudes fundamentales del cuerpo son: caminar, sentarse o estar sentado, estar de pie, estar acostado o acostarse.
El Zen enseña cómo desarrollar la atención en estas cuatro actitudes, pero las mejores condiciones se dan en la postura sentada (zazen).
La postura de zazen es la que permite un mayor nivel de atención y mayor estabilidad al mismo tiempo.
La postura de pie, por ejemplo, permite un alto nivel de atención pero una estabilidad menor (mayor nivel de atención pero un lapso de tiempo más corto).
La postura acostada permite una mayor estabilidad pero un nivel de atención bajo.
La relación más óptima entre estabilidad-atención se da en la postura sentada.

Para que esta estabilidad se produzca es imprescindible que la postura corporal esté bien equilibrada.

Durante zazen, las nalgas están apoyadas sobre un almohadón (zafu) y las rodillas firmemente estabilizadas sobre el suelo, formando una sólida base triangular (entre ambas rodillas y el cóccix).
A partir de esta base, el tronco se endereza y la columna vertebral permanece bien erguida y equilibrada, facilitando el flujo de los impulsos nerviosos desde las terminaciones nerviosas, a través de la médula espinal, hasta el cerebro. Para ello, es importante que la nuca esté bien recta, lo cual se consigue fortaleciendo, mediante la práctica, los músculos del cuello.
A nivel de la 5ª vértebra lumbar debe producirse naturalmente la curvatura lumbar que permite estirar correctamente la columna, relajar los hombros y que todos los órganos internos permanezcan libres de opresiones.

Especialmente el bajo vientre debe estar relajado, esta zona que los japoneses llaman kikai-tandem (océano de energía). El kikai-tandem se sitúa aproximadamente tres o cuatro dedos por debajo del ombligo.
Esta zona, es muy importante para el desarrollo correcto de la atención, y además es un centro energético, donde la energía vital, Chi, se puede fortalecer, acumular y hacer circular

Según el fisiólogo Arthur C. Guyton : "Se han encontrado en el sistema nervioso dos senderos oscilatorios que, al ser estimulados, pueden causar la atención. Ambos senderos pasan a través del centro simpático en el hipotálamo, por cuya razón esta área se denomina a menudo centro de la atención. En uno de los ciclos oscilatorios las señales pasan del centro de la atención al tálamo anterior, siendo luego transmitidas en todas direcciones dentro del córtex cerebral. Las áreas corticales, a su vez, retransmiten nuevamente los impulsos hacia el centro de la atención, reexcitándolo y produciendo todavía más impulsos para estimular el córtex. Esta secuencia de transmisión se produce una y otra vez, creando un ciclo oscilatorio".

El 2º ciclo oscilatorio que puede provocar la atención es el siguiente: desde el centro de la atención se transmiten señales hacia la formación reticular del bulbo (FRB), en el tronco cerebral, lo cual aumenta el tono muscular en todo el cuerpo. La tensión de los músculos, a su vez, estimula los propioceptores y otras terminaciones de los nervios sensitivos a lo largo de todo el cuerpo, que ocasionan señales sensoriales que son retransmitidas a lo largo de la médula espinal hasta el tálamo y, finalmente, al centro de la atención. De este modo se establece un ciclo oscilatorio complementario: el centro de la atención excita los músculos, y las sensaciones corporales reexcitan a su vez el centro de la atención"

Desde la antigüedad los maestros zen han enseñado a cultivar el estado de atención mediante la tonificación muscular. Especialmente importante en la práctica de la meditación zen es la relación entre el kikaitandem (tantien inferior) y la nuca.
Durante zazen se debe practicar una espiración larga y profunda que estimule y tonifique los músculos abdominales, especialmente los del bajo vientre.

Al mismo tiempo se enseña a mantener el cuello y la nuca bien rectos, estirados pero sin bloqueos, y a conectar conscientemente ambas zonas (nuca y bajo vientre).

La masa muscular que incide más directamente sobre la estimulación de la FRB, es la que se encuentra en el bajo vientre.

La experiencia de los practicantes de zazen corrobora que esta conexión nerviosa produce un estado sostenido de atención sutil. Este estado de atención lúcida es generado por la respiración propia de la meditación Zen, basada en una espiración abdominal larga y profunda.
El estado de atención sutil tiene un rol decisivo en el proceso cognitivo.

La práctica de zazen no es un método de salud pero como método de salud es el mejor.
Zazen es una práctica de despertar de la conciencia, no es una forma de gimnasia espiritual ni una terapia, pero los beneficios en todos los planos de la existencia son evidentes.

¿Qué es la meditación Zen?

El término japonés Zen proviene del término chino Ch'an, que a su vez es una abreviación de Ch'an-na. Este es una transliteración al chino del vocablo sánscrito Dhyana.
Dhyana podría ser traducido como "absorción" o "reabsorción". Para comprender esto podemos tomar el ejemplo de las gotas del rocío matinal. Estas gotas son una condensación de la humedad ambiental. Al salir el sol, las gotas de rocío se evaporan y son "reabsorbidas" por la atmósfera.

De la misma forma, el cuerpo humano es un condensado de energía universal, surgido del vacío creador, al que volveremos inevitablemente en el momento de la muerte o disolución.
La actividad de la energía universal sigue pues un ciclo con tres fases: condensación, mantenimiento y disolución.

En la vida humana, la condensación comienza con la fecundación de un óvulo por un espermatozoide, continúa con su gestación en el útero materno, luego el nacimiento y culmina con la madurez, física y mental. A partir de aquí, comienza la fase de mantenimiento de la vida madura, fase que da lugar a lo siguiente, la inevitable disolución de la vida individual, que se manifiesta a través de la degeneración física y mental y, por último, la muerte, es decir, la individualidad desaparece, es reabsorbida por la Fuente Original, energía e información disponibles que vuelven a la fuente nutriéndola de experiencia.

La práctica de la meditación Zen (zazen) permite que el ser individual se conecte concientemente con la Fuente Original de su vida, con su esencia, es decir, con "su verdadera naturaleza original".
Esta conexión tiene el poder de reducir o hacer desaparecer el miedo a la muerte y al cambio, o dicho de otra manera, reduce el apego a la forma individual, al "yo" y a la personalidad. Este apego causa desequilibrio y enfermedad y, por lo tanto, es un generador de sufrimiento.
Y no solo esto, el inconciente es el océano de potencialidad infinita. La verdadera fuente de información y alimentación la llevamos puesta, todo surge del vacío, nuestra esencia es la misma que la del universo, somos el universo. Cuando lo individual sintoniza con lo universal, todo se ilumina. Es un universo de abundancia.

La inteligencia se alimenta a si misma

Si cultivamos las cualidades superiores de la conciencia, como la atención, la concentración, la observación, la reflexión, el amor incondicional, la paciencia, la memoria, la intuición, etc., nos volvemos más inteligentes (y por ende los demás también). Un pensamiento positivo genera más pensamientos positivos, es cuestión de vibración. Es un verdadero sistema que se retroalimenta (feed-back).

De una manera u otra todos buscamos algo.

Esta búsqueda corresponde a un deseo profundo de salud y felicidad.
En el momento que la mente y el cuerpo están en unidad, la búsqueda cesa, porque la salud y la felicidad se actualizan en ese instante, más allá del tiempo y del espacio.
Inconcientemente, naturalmente.

miércoles, 5 de enero de 2011

Sin huellas

En la sociedad moderna resulta difícil poder llegar al fondo de las cosas.

Da la impresión que estamos condicionados para ver solo la superficie o el reflejo de las cosas.

Muchos estímulos y demandas que tiran para un lado y otro, la mente está atareada todo el tiempo y así es casi imposible concentrarse completamente en lo que se hace.

Esto se debe a que antes de actuar uno piensa; y este pensar deja huellas. La actividad se ensombrece con alguna idea preconcebida. El pensar no sólo deja huellas o sombras, sino que también hace que tengamos muchas ideas acerca de otras actividades y cosas.

Estas huellas e ideas tienden a complicar mucho a la mente.

Cuando se hace algo con la mente limpia y clara por completo, no surgen ideas ni sombras y su actividad es sólida y franca. Pero cuando se hace algo con la mente complicada la actividad se torna muy compleja y genera contradicciones.
No se trata de no tener ideas, es obvio que la creatividad es fundamental, pero si las ideas se molestan entre sí o generan una vibración caótica, no se puede hacer ni decir nada claro, visto que no pensamos claro.
Por eso se dice que la concentración y la atención sutil son cualidades de la mente superior.
La concentración es la capacidad de focalizar, de enfocar la mente sin dispersarse ni distraerse, sin tensiones ni bloqueos, no es una actitud rígida si no una expresión de libertad y desapego.
La atención sutil es mas bien como un filtro inconciente, que selecciona los estímulos o la información que es relevante y la que no.

Cuando hacemos algo, debemos consumirnos por completo, como una hoguera bien encendida, sin dejar huellas de nosotros mismos.
Cuando practicamos zazen, la mente está en calma y libre de complicaciones.

La práctica continua de la meditación desarrolla estas capacidades superiores, que en realidad son la condición normal, solo que parecen superiores en relación a la pequeña mente ordinaria, fraccionada y siempre atareada.
En realidad no hay una gran mente separada de la pequeña mente, como si fueran dos cosas diferentes. Todo es parte de una única conciencia, solo que lo que llamamos pequeña mente, corresponde a una actividad mínima y fraccionada de esa gran mente que lo incluye todo.

La mayoría de las personas tienen múltiples ideas y contradicciones en una actividad cualquiera.
A menudo se dice: "cazar dos pájaros de un tiro". Y eso es lo que, por lo general, tratan de hacer muchos. Como se quieren cazar demasiados pájaros, resulta difícil concentrarse en la actividad, y lo más probable es que se acabe por no cazar ni pájaros ni nada.
Algunos están siempre calculando, por inseguridad o por miedo a perder. Ese modo de pensar siempre deja sombras en la actividad de esas personas.

En realidad, la sombra no la constituye el pensar mismo. Desde ya, a menudo es necesario pensar o prepararse antes de actuar, no se trata de ser irracional o irreflexivo.

Pero el pensar correcto no deja nunca sombra alguna. No duda. El pensar que deja huellas proviene de una mente relativa y confusa. La mente relativa es aquella que se establece en relación con otras cosas y de este modo se limita a sí misma. Esta mente pequeña es la que crea ideas de provecho y deja sus huellas.
Cuando uno deja en la actividad huellas del pensar, tiende a apegarse a esas huellas.

Lo que se llama desapego, es simplemente la manifestación del equilibrio energético y químico a nivel celular.

Cuando los hemisferios cerebrales se armonizan la realidad que se percibe es más amplia y normal. A esto se le llama expandir la conciencia, es decir, trascender los límites de la percepción ordinaria y repetida.

La esencia es muy simple.

La dificultad reside en que cada uno funciona con una forma de pensar y percibe la realidad de una forma, generalmente convencional y estereotipada. Y salir de estos límites creados por el pensamiento mismo requiere una cantidad de energía, de la que hay que disponer si uno quiere sinceramente conocerse en profundidad.
Para eso hay que tratar de estar en buena salud y tener un estado de espíritu, una mentalidad, acorde a nuestros propósitos y creencias profundas.

No se puede pensar cualquier cosa. Hay pensamientos que deben ser eliminados, son pura actividad de la mente reactiva.

De acuerdo a la manera en que pensamos creamos distintos tipos de ondas, de vibración, en el cerebro, incluso a nivel del ADN, y esta vibración a su vez generará un tipo de pensamiento y emoción acorde. Una retroalimentación continua.

La mirada del observador define la realidad.

Pero la realidad cambia todo el tiempo. Lo que creemos que es real, los acontecimientos, las cosas, etc., parecen sólidos y reales por que quedamos mirando el mismo fotograma y dejamos de comprender su naturaleza, entonces retenemos la imagen y nos apegamos a ella. Con los films es más fácil. Un film puede absorbernos y transportarnos lejos y generar un montón de sentimientos y pensamientos muy variados, sin embargo, todos sabemos que es una proyección. Es lo que hace el cerebro, es un proyector holográfico, crea hologramas, además de ser receptor, traductor, integrador y programador de capacidad ilimitada.

El mundo que experimentamos con los sentidos no es diferente que un film.
Para encontrar el espíritu que no deja huellas, la única dirección es hacia si mismo. Hay que dar un giro de 180º y cambiar la dirección de la mirada del observador.
El interior es ilimitado, un verdadero agujero negro. Pero hacia fuera, nos topamos con los límites de los órganos de los sentidos y de la percepción. Por eso nuestra esencia, nuestra naturaleza implícita, es ilimitada, igual que la naturaleza del universo, el cual somos.

El pensamiento que surge del fondo del no pensamiento es siempre original, puro y creativo.

Es simple, surge del vacío, del océano de potencialidad infinita. Este tipo de pensamiento no es un eslabón más de una interminable secuencia de pensamientos encadenados.

Es un pensamiento con principio y con fin. Es el pensamiento cósmico, absoluto, se le llama también “el pensamiento de Buda”, y es una expresión de nuestra auténtica naturaleza. Sin prejuicios y sin huellas. El no pensamiento es silencio, es nada, es lo que hace posible que podamos pensar. Sin silencios, no hay sonido, solo ruido.

Ser conciente de la no conciencia, es el equilibrio.
Esto no se puede comprender solo intelectualmente. La experiencia subjetiva es fundamental, por eso la práctica es muy importante.

Cuando la mente se calma y la respiración se vuelve más lenta y profunda, en la concentración de la meditación, es posible experimentar la no conciencia, el estado sin pensamientos; que no significa “dejar la mente en blanco”, ya que esto es todavía un pensamiento.

La no conciencia es el no pensamiento.

Pensamiento y no pensamiento forman una unidad. Si solo no pensamos, es que estamos dormidos, inconcientes o seguramente muertos. Si solo pensamos, es locura, terminamos alienados. Ambos, actividad y no actividad, se deben armonizar, como el sonido y el silencio.

El pensamiento que no deja huellas genera una vibración poderosa y su influencia se siente en todos los confines del universo, instantáneamente, más allá del tiempo y del espacio.