martes, 28 de septiembre de 2010

El poder de las creencias


La mayoría de la gente crece y vive con la creencia de que “no pueden curarse a si mismos”. “Es el médico el que te cura!”.
Nuestras creencias son fundamentales.

Una creencia negativa puede enfermarte o incluso matarte, de igual modo que una creencia positiva puede curarte.

Actualmente, si uno consulta al médico lo más probable es que salga enfermo. Es un hecho.
La prueba está no solo en el pobre nivel de salud de una buena parte de la población, si no en que cada vez los métodos de diagnóstico y tratamiento son más caros y sofisticados. Bacterias cada vez más resistentes, virus cada vez más mortales, nuevas enfermedades…Hay que hacer frente a todos estos enemigos con medicamentos químicos de última generación, técnicas quirúrgicas de avanzada, médicos superespecializados, laboratorios al servicio de…(¿?).
Pero lo que es importante comprender es que nuestro cuerpo es inteligente, cada célula tiene conciencia y una sofisticada programación resultado de millones de años de evolución y de mutaciones exitosas.
El cuerpo tiene células de reserva que están programadas para reparar o reemplazar cualquier cosa sobre la que focalices tu intención.

Puedes curarte a ti mismo.
Muchos piensan (incluso algunos “científicos”) que no se puede cambiar nada.

Ven al cuerpo como una especie de materia inerte, inmutable: “La neuronas no se modifican, el ADN no se modifica, la herencia genética no se modifica…”, como si fuéramos víctimas de nuestra herencia y que no tenemos ningún control sobre lo que somos. En este caso la mente solo serviría para soñar, calcular o para hacerse problemas. Y este es el camino para convertirse en “víctima”, y dejar en manos de los demás el control y la dirección sobre nuestra vida (dado que no soy capaz de cambiar nada!).

Pero hay un nuevo entendimiento acerca de la genética y el rol de las creencias y pensamientos sobre los genes.
Y esta nueva percepción incluye a la realidad cotidiana, ya que el medio ambiente y la percepción que tenemos de él, de hecho, pueden reprogramar nuestro código genético,
es decir, la manera en que el ADN es leído y transcripto.

Hay un patrón primario, básico, conformado por los genes, y se pueden crear hasta 30.000 variaciones de este mismo patrón. Esto prueba que no estamos limitados por los genes.
Lo único que limita es la percepción y las creencias que tienes del mundo en el que vives, porque esta es la información que entra y programa a los genes.

Es interesante porque ahora se ha demostrado que más de la mitad de los tratamientos médicos convencionales (pastillas, cirugías, etc) tienen un efecto placebo ( y cantidad enorme de efectos adversos y reacciones secundarias).

Esto significa que el resultado es independiente de la cantidad de química o del tipo de procedimiento quirúrgico que se utilice, con lo cual no sería necesario tantos tratamientos costosos, peligrosos para la salud y muchos además, cruentos. Esto quiere decir que muy probablemente el paciente se curaría igual.
Es la creencia del paciente, ya sea positiva o negativa, en ese tratamiento lo que define la curación.

Todo está en la mente.

La función de la mente es la de crear una coherencia entre la realidad que percibes y tus creencias. Por lo tanto si existe en tu mente la creencia que no eres capaz de algo o eres susceptible o vulnerable a algo, la mente se encarga de que eso se vuelva coherente y se manifieste esa creencia en la realidad. Entonces, si crees que puedes o si crees que no puedes, en ambos casos: tienes razón!

El diálogo interno hace la diferencia, para un lado o para el otro.

Las remisiones espontáneas no tienen ninguna explicación por parte de la ciencia, obviamente ya que la mayoría de los médicos no consideran que alguien pueda curarse por si mismo.

Sin embargo existen.

Hay toneladas de evidencias de gente que se cura, a pesar de la opinión y del tratamiento médico, de enfermedades “incurables”: cáncer, trastornos de la inmunidad, enfermedades degenerativas, artritis reumatoide, etc. Y el común denominador de estas personas es que dejaron la antigua forma de pensar y decidieron cambiar la manera de percibir su propia vida. Decidieron disfrutar de ella y abandonar las creencias negativas y los miedos. Cambiaron su percepción del mundo.

Las células son reprogramables.

El destino de las células no depende exclusivamente de los genes, es el medio ambiente el que lo determina.

Crecemos con la idea que somos entidades individuales, cuando en realidad somos una gran comunidad, compuesta por 50 trillones de células, cada una consciente y altamente capacitada para nutrirse, reproducirse, regenerarse, adaptarse y realizar intercambios con el medio externo e interno, Un verdadero microcosmos, (además de una auténtica farmacia natural).

De la misma manera que si tomamos algunas células o un tejido del cuerpo y lo colocamos en un medio de cultivo desfavorable, las células sufrirán, enfermarán y si no se cambia la situación, morirán. Pero si las sacamos de este medio y las colocamos en otro más favorable, comienzan a sanar inmediatamente. Esto está probado.

El entorno influye en el medio interno, a su vez el entorno, el medio ambiente, es creado por los pensamientos. La realidad que percibimos es una proyección de nuestra mente.

Los pensamientos modelan el medio interno.

Lo que borra la enfermedad es un cambio en la manera de pensar.

Visto así, es sencillo, sin embargo, cambiar la programación a veces no lo es. Sobretodo porque desde niños estamos condicionados por la educación en la familia y en las escuelas, a creer más en lo que nos dicen que en lo que pensamos o sentimos.

Somos educados para ser controlados más que para ser controladores o creadores. Por eso parece difícil poder controlar los pensamientos o crear una nueva manera de pensar.

La mente tiene 2 aspectos. Uno consciente y otro subconsciente.
Y aunque son parte de una totalidad, son diferentes.
La parte consciente es con lo que uno piensa, los deseos y anhelos, las aspiraciones. La actividad mental que aparentemente nos conecta con todo lo demás.
El subconsciente es como una máquina. Graba y reproduce. Si te acostumbras a un programa y lo repites suficientes veces queda grabado en el subconsciente y cuando tocas el “play” continúa reproduciendo esto el resto de tu vida, a menos que lo programes de nuevo.
Existe la creencia que dirigimos nuestras vidas con la mente conciente. Sin embargo la neurociencia actualmente ha comprobado que esto no es así.
La mente consciente como mucho funciona un 5% del día y generalmente solo un 1%.

Parece increíble, no?

Esto significa que en realidad tu vida está siendo dirigida por la mente subconciente, y los programas primarios o básicos que se graban en este nivel los adquieres de otras personas.

Ya en el estado fetal, en el útero, comenzamos a descargar programas, a adquirir conductas de nuestros padres, de manera que cuando nacemos, una buena parte de la personalidad ya está establecida y a los 2 años de edad, podría decirse que gran parte de la programación ya fue hecha.. Y estos programas, de los que no somos concientes, porque fueron instalados en una edad muy temprana, van generando y controlando nuestro día a día.

Como ya vimos, hay una tendencia establecida a quitarnos el poder sobre nosotros mismos, por medio de la educación, la religión e incluso por la medicina.

Entonces a la pregunta: ¿Porqué mi vida es tan difícil? O ¿Porqué me pasa siempre esto?, ¿Porque no puedo ser feliz?.
La respuesta es: “Porque solo el 5% de tu mente controla tu vida”!, dicho de otra forma; “solo el 5% de tu vida procede de lo que tu quieres” y el 95% restante son programas y conductas provenientes del subconsciente que han sido programadas por otros.

Y esto es lo que verdaderamente nos limita y modifica la percepción de lo que somos.

Así que cuanto más uno crea que tiene el poder para solucionar algo, o cambiar aspectos de su vida, o mejorar, sentirse bien, encontrar una nueva forma de pensamiento u otras emociones e incluso…curarse!, esto es lo que cambia la percepción del entorno y de si mismos.

Hay que saber además que nuestras células guardan el recuerdo y la información de la esencia misma del universo. En el inconsciente profundo se encuentra guardada toda la información.

Este cambio de mentalidad es lo que nos permitirá percibir y actuar desde la profundidad de nuestro ser.

Einstein decía. “La decisión más importante que deberás tomar en tu vida es decidir si vives en un universo que te sustenta, te apoya y te quiere o en un universo que no te sostiene, que te ignora y que te es hostil.
La decisión es de cada uno. El cambio es ahora.

continúa

viernes, 24 de septiembre de 2010

Hacia una nueva conciencia


Los seres humanos estamos experimentando un cambio. Estamos a punto de movernos de un modo de ser a otro completamente diferente.
Hay muchas profecías, desde hace tiempo que se vaticinan grandes cambios, incluso catástrofes. Otros son más positivos y ven estos cambios con otra perspectiva.

Actualmente se habla de cosas que hasta hace unos años era impensable. La velocidad de estos cambios se va acelerando. Todo parece ir más rápido, la información, las comunicaciones, incluso el tiempo. Aunque no podamos tener certezas todavía, este cambio se puede intuir, se puede sentir.

En el principio de nuestra evolución como especie los cambios se fueron realizando muy lentamente. Parece que nuestros antepasados prehistóricos, como el homo erectus, estuvieron 1 millón de años con las mismas herramientas de piedra hasta que se pudo pasar a otro nivel. Si lo comparamos con los tiempos actuales y la velocidad con la que cambia la tecnología y el acceso a la información. Hoy un niño de 6 años tiene la posibilidad de tener información y un aprendizaje que hace solo 100 años sería imposible de imaginar.

Las viejas maneras, las viejas estructuras, la vieja forma de pensar y percibir la realidad, simplemente se está disolviendo y siendo reemplazada por una nueva, más armoniosa, más amorosa, más inteligente, más evolucionada.

Todo tiende hacia la unidad.

El ser humano comienza a percibir su verdadera naturaleza universal. Trascendiendo las polaridades, más allá del concepto del bien y del mal e incluso de sufrimiento y felicidad, ya que en esta evolución el cerebro mismo se ve afectado.

El control ya no dependerá exclusivamente del hemisferio izquierdo y el lóbulo frontal, otras áreas del cerebro se van activando, que establecen nuevas conexiones y una manera diferente de percibir la realidad y conectarnos con otras dimensiones, permitiéndonos experimentar la unidad de la vida, realizar que todo está vivo a nuestro alrededor y de que cada uno es una parte inseparable de todo lo que existe.

La expansión de la conciencia es un hecho y no es algo que dependa de la voluntad o los méritos. Es la naturaleza misma del universo, que está vivo y conciente de si mismo, que además sabe cuidarse y hace todo lo posible por ayudarse.

Muchas culturas hablan de esto. Para los Mayas este es el fin de un ciclo y el comienzo de otro, y esto está relacionado con cambios en el sol, en la tierra, en el macro y en el micro universo. Afecta a todos los niveles.

La ciencia también lo comprueba: cambios en los polos magnéticos del sol (los ciclos del sol) , tormentas solares, aumento del electromagnetismo. Nuestro planeta también se está transformando: la resonancia magnética, el electromagnetismo, se prevé una inversión en los polos magnéticos de la tierra que afectará las corrientes marinas, el clima, a nosotros mismos y a todas las especies.

El ADN está cambiando (mutando) su configuración, algunos hablan de nuevas cadenas (de hecho 12 en lugar de 2), por lo tanto, surge otra forma de vibrar y mayor capacidad para sintetizar proteínas, recibir y transmitir información, una apertura a nuevas dimensiones. Hay muchas investigaciones al respecto.

Cuando vemos el mundo actual, podemos percibir el final de los tiempos, las guerras, el hambre, el miedo, el engaño, el sistema financiero, mucha gente encadenada a dinero que no existe, la política, las religiones…verdaderamente no da para más, y aunque hay todavía mucha resistencia al cambio, como la de un adicto que a pesar que sabe que se muere no puede dejar de consumir.
La transformación es inevitable. Y no es que haya que hacer algo al respecto, somos parte de este movimiento, de esa vibración, de una conciencia que no tiene fisuras ni separaciones.

Somos parte del movimiento de la tierra, del sol, de las galaxias y del universo. Nos movemos a la velocidad de la luz. Cuesta percibirlo porque estamos prisioneros en un cuerpo físico, sujeto a leyes que son relativas y limitadas.

¿Y que debemos hacer entonces?
Nada. Solo relajarse, respirar y ser felices. Aceptar los cambios como algo positivo y tratar de comprender de que estamos hechos en realidad, o sea, despertar del sueño.

Iluminarse significa permitir que la conciencia brille en todas las direcciones. Simplemente, encender la luz del espíritu.

El “tener “que hacer algo o el buscar algo externamente porque pensamos que nos falta, es todavía parte de la mentalidad dualista. Se trata más bien de enfocarse, de “afinar” (al igual que un instrumento), de resonar con la frecuencia de nuestros planos superiores, que vibran en armonía con el cosmos entero.

Estamos entrando en la era donde realizaremos que todo es conciencia, que la realidad que se nos presenta es una creación de la conciencia y no una realidad física comandada por los sentidos.

En la medicina china se considera que la morada de la conciencia (shen) es el corazón. El corazón está en el centro de la creación. Está primero que el cerebro, es más antiguo, se forma primero en el embrión y alrededor de él crece el resto. Por eso se lo considera el emperador. El corazón es amor incondicional y por lo tanto unidad.

Estamos llendo hacia una nueva conciencia, por eso debemos tener confianza en nuestra propia naturaleza. Estamos hechos con materiales cósmicos, que no son otra cosa que energía e información, producidas por el movimiento de la conciencia misma del universo. Somos seres luminosos viviendo una experiencia única e irrepetible. Una experiencia espiritual de aprendizaje y felicidad.
La experiencia de una vida humana.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La naturaleza holográfica de la realidad


La realidad objetiva no existe, a pesar de su aparente solidez, el universo es un holograma gigante espléndidamente detallado.
Para comprender esta afirmación, veamos primero algo sobre hologramas. Un holograma es una fotografía tridimensional hecha con la ayuda de un láser.

Un holograma se produce cuando un único haz láser es dividido en dos haces separados. El primero rebota sobre el objeto cuya imagen va a ser grabada. El segundo es reflejado por un espejo que lo lleva a colisionar contra la luz reflejada por el primero de los haces. Cuando sucede esto, ambas partes del haz crean un patrón de interferencia que queda grabado en una película sensible llamada placa holográfica.

El patrón que queda grabado en la placa holográfica no se parece absolutamente nada al objeto que se usó para realizar la grabación. Básicamente parece un conjunto caótico de remolinos y anillos concéntricos, lleno puntos claros y oscuros. Sin embargo, al usar otro haz láser para iluminar la película, aparece ahora una imagen tridimensional del objeto original. Se puede caminar alrededor de la imagen y contemplarla desde ángulos diferentes, pero cuando se la intenta agarrar, se ve que en realidad allí no hay nada.

La propiedad más insólita de los hologramas es que la imagen entera está contenida en cada parte de la película. Si se toma la placa original sobre la que se grabó el patrón de interferencia y se la corta por la mitad, se verá que puede proyectarse la imagen entera iluminando sólo la mitad del conjunto. De hecho, se puede cortar la placa holográfica en tantos fragmentos como se quiera, que siempre se encontrará que cualquiera de los pedazos, al ser iluminado, produce versiones más pequeñas de la imagen entera.

Este fenómeno de interferencia es lo que hace posible la holografía. La interferencia no es más que un patrón que se genera cuando las ondas, en su movimiento, chocan entre sí. Es como cuando arrojamos dos piedras a un estanque. Cada piedra producirá un conjunto de ondas en la superficie del agua que forman círculos concéntricos que se irradian hacia el exterior a partir del punto de impacto. Las ondas procedentes de cada uno de los guijarros se expanden hasta que de cruzan y chocan en algún punto, y el patrón resultante es conocido como patrón de interferencia.

En el modelo holográfico, se dice que la información del conjunto está contenida en cada una de sus partes. Es lo mismo decir que la información se distribuye de manera no localizada.
Como veíamos con los fractales, que son la explicación matemática de cómo el universo se estructura, en cualquiera de sus niveles, las partes reflejan la totalidad, dicho de otro modo: cada parte contiene la información del todo.

En un nivel profundo de la realidad, todo lo que existe en el universo está infinitamente interconectado.

Consideremos lo que estamos observando realmente cuando percibimos un objeto físico.

Consideremos esto mismo que estamos leyendo y las palabras que hay en la página. Lo que están viendo desde el exterior no es lo que existe directamente ni está donde parece. Están percibiendo un borrón holográfico de patrones de frecuencias, bits de información que están siendo traducidos a un patrón de estimulación neuronal que, a su vez, al ser proyectado se percibe como el objeto externo. O sea, ondas electromagnéticas que provocan una reacción electro-química en el cerebro, que las traduce e interpreta según su programación, como lo que es: un “ordenador biológico”.

El proceso de determinar que el objeto existe exteriormente sólo se produce en la interpretación que hace la mente por la estimulación de los sentidos.

En definitiva, lo que se ve, se oye, se degusta, se toca y se huele son patrones de estimulación neuronal que corresponden de manera parcial y limitada con lo que está "ahí", pero que sigue sin ser realmente “eso”. Las frecuencias electromagnéticas que causan la estimulación neuronal carecen completamente de color, gusto o textura. Las cualidades que experimentamos a través de la percepción sensorial son creadas por la mente.

Hace miles de años que se conoce esto (5 skandas). Muchos maestros espirituales lo han comprendido y transmitido a los demás. No es un nuevo descubrimiento de la ciencia, aunque esta, comprueba cada vez más a través de experimentos, que todo en este universo esta interconectado. (Aspect)

Nuestra realidad material no es más que una versión filtrada, una interpretación, de un “orden implícito” que lo conecta todo.

Esta versión filtrada crea separación porque sólo percibe secuencias de bits de información y fragmentos del conjunto. El cerebro es modelado y manipulado desde la más tierna infancia, para captar e interpretar una realidad determinada, un mundo físico “real” dependiente de nuestros sentidos y separado del resto: “ver para creer”, “Pienso luego existo”. Este tipo de frases, son las que reflejan la mentalidad separatista y la estrechez de conciencia. Luego las personas con este estado de conciencia son facilmente controlables e influenciables.

Si podemos trascender el filtro de los sentidos y olvidamos la educación recibida hasta el presente, podremos percibir las cosas tal como son y conocernos en profundidad.

Energía e información, esto es lo más sólido y real que podemos encontrar en nuestro ser.

Pero somos esa energía y ese patrón de interferencia. Somos estas letras que leemos, el teclado de la computadora, los árboles que se ven por la ventana, nuestro sistema solar, todo el universo; todo es una extensión de todo lo demás sin separación. Es una sola cosa. Así que la realidad objetiva es una ilusión. Este mundo físico de objetos y personas, de formas y sensaciones, tal como lo percibimos: es una ilusión, porque el observador, el proceso de observar y lo observado son en esencia la misma cosa.

Veamos el modo en el que la totalidad fundamental y esencial de la realidad se convierte en la realidad diferenciada de nuestra experiencia individual.

La realidad física es la realidad de los objetos, la realidad de las cosas y de los acontecimientos. Nosotros escuchamos cosas, vemos cosas, sentimos cosas, degustamos cosas, olemos cosas. A lo largo de la vida vamos asumiendo que todas las cosas existen por si mismas, como algo definido, independientemente de nuestra experiencia acerca de ellas.
Sin embargo, como vemos, esto es una ilusión. No hay nada que exista fuera de nuestra mente. Es el cerebro que decodifica la información, la analiza, la integra, la proyecta y crea un holograma en consecuencia.

Otro punto importante, cualquier cosa que pueda ser experimentada existe sólo en relación a alguna otra cosa.

Podemos experimentar y pensar que el placer existe de manera independiente; sin embargo, el placer sólo puede existir en relación con el dolor. De manera análoga, cuando experimentamos calor, creemos que el calor es un calor independiente, sin darnos cuenta de que lo caliente sólo puede estar caliente en relación a lo frío. “Lo mismo es cierto para todo lo que experimentamos, en tanto en cuanto cualquier cosa que experimentemos como algo que existe, sólo puede existir con respecto a algún otro aspecto de la existencia que no sea ese algo”. Esta forma de existencia puede denominarse existencia relativa, polarizada: la existencia que solo puede existir en relación a algún otro aspecto de la existencia.
Mientras que la existencia absoluta carece de estructura, ya que es vacío, es lo no manifestado, el “punto cero” donde todas las líneas o vectores convergen y se cancelan entre sí (por eso no se manifiesta).

La existencia relativa tiene estructura, límites. Para que este “absoluto” se manifieste, debe sufrir una transformación, un desequilibrio, un vector que sobresale del resto. Este desequilibrio es lo que captan nuestros sentidos y lo interpretamos como sólido y real, pero no es más que flujo de energía e información momentánea.

La realidad subyacente siempre será una realidad de unidad e interconexión. Pese a que experimentemos la realidad como fragmentos aparentemente separados, la forma de la realidad fundamental, de la cual surge la percepción, es la de la unidad, a partir de la cual nada puede separarse de ninguna otra cosa. Cada parte de la estructura, cada fragmento de realidad, contiene algo de la existencia de los demás fragmentos de realidad. Por lo tanto, cada parte de la estructura es un reflejo del todo.

Nuestra existencia tiene una zona localizada y otra no localizada.

Dado que toda zona localizada de la existencia tiene la cualidad de existir en alguna parte, una zona no localizada de la existencia que estuviese en todas partes no existiría en alguna parte determinada, sino que tendría la cualidad de existir en todas partes y en ninguna al mismo tiempo.

Esta existencia sin límites, que existe en todas partes es la conciencia.

La conciencia está en todas partes y, por lo tanto, en ninguna.

La existencia absoluta, existe en todas partes y en ninguna a la vez, ya que existe pero carece de los límites que definen a una cosa. Es nada pero existe, y no está en ninguna parte porque está en todas. Esa existencia absoluta es la conciencia.

Par poder trascender la dualidad y las contradicciones de la existencia relativa, hay que realizar con la totalidad de nuestro ser, que somos parte inseparable de cualquier cosa que exista. Por lo tanto, podemos acceder directamente a cualquier cosa que exista debido al hecho de que nosotros también somos implícitamente ella.

En el nivel “implícito” más profundo de la realidad, estamos infinitamente conectados con todo lo demás que existe. Estamos conectados con cualquier otra persona, organismo y átomo del universo; por consiguiente, somos todas esas cosas.

De manera similar, nuestros pensamientos están infinitamente conectados con todos los pensamientos. Como en un holograma o en un fractal, la imagen del conjunto está contenida en cada parte, todo el universo está contenido en cada una de nuestras células, de nuestros átomos. Somos el universo.

La totalidad de la información está distribuida de manera no localizada y, por esta razón, tenemos acceso directo a todo lo que hay en el universo. Tu mente es la Mente Universal. En esencia somos conciencia libre e ilimitada.

Toda realidad relativa es creada por la conciencia y existe en relación a sí misma. “Nosotros somos esa conciencia. Nosotros somos esa conciencia que existe en relación a sí misma e interactúa consigo misma.” No hay nada más. Ninguna de las cosas que percibimos como separadas tiene una existencia independiente, porque todas ellas son, en realidad, extensiones de esta conciencia subyacente.

La realidad física es producto de la conciencia. La conciencia no es un producto de la realidad física. La realidad física no interactúa consigo misma ni es independiente del observador.

Hemos visto que no podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad a partir de la percepción de los sentidos, porque todo lo que miramos se materializa según nuestra experiencia y nuestro estado de conciencia.

Por la misma razón, nunca podemos experimentar la conciencia como conciencia. Cuando la conciencia infinita y carente de límites intenta contemplarse a sí misma, debe crear una estructura relativa, una forma o un marco de referencia, como un espejo, donde poder reflejarse, observarse y aprender (de si misma).

En la práctica de la meditación zen (zazen), se le llama pensamiento absoluto: cuando se trascienden los límites de la mente individual y conciente, se manifiesta la conciencia que observa y se vuelve una con la no conciencia. Conciencia cósmica, el pensamiento de Buda, de Dios. Verdadera pureza.

La conciencia sólo puede experimentarse a sí misma mediante sus creaciones. Por eso encarnamos en un cuerpo físico, somos una experiencia espiritual. De ahí la importancia de que nuestro cuerpo adopte posturas y hábitos que permitan al espíritu manifestarse, y comprender con la reflexión y la contemplación que en esencia somos una sola conciencia y que el estado de separación es una ilusión.

Una vez comprendido esto, podemos volver a la forma individual y realizar la vida que cada uno debe vivir, en plenitud y libertad, sin miedo ni egoísmo, sabiendo que nuestro verdadero ser es universal e ilimitado, más allá de las apariencias y de las restricciones.

Dicho de otra manera, somos Dios. Nuestro cuerpo es el cuerpo del universo. Somos la conciencia del universo.

La comprensión de esta verdad abre paso a la experiencia del amor incondicional hacia todas las existencias, hacia todas las frecuencias, porque todas ellas existen dentro de cada uno.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La forma y la conciencia del universo

Los campos de energía en el universo, y en el ser humano como extensión de él, se estructuran en formas geométricas definidas, la geometría sagrada, (post del 4/9/10).

El universo tiene diferentes niveles de organización, y como vimos, la dinámica de esta organización son los fractales.
De manera que la diferencia entre un átomo y una galaxia es que corresponden a diferentes niveles o escalas dentro de esta organización. Desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande.
La física actual trata de unificar estos dos dominios o niveles, mediante una "teoría del todo”, un puente de unión entre la mecánica cuántica y la física relativista. Y hasta ahora no lo consigue, las matemáticas de una no describen a la otra. Para la ciencia actual la fuerza de gravedad y la fuerza electromagnética no son todavía conciliables.

Pero si observamos con mayor amplitud esto, nos daremos cuenta que el error consiste en no tomar en cuenta la dinámica fractal del universo.

Obviamente, la física siguiendo el método “científico”, no considera al universo como un “todo”, si no que analiza sus partes por separado. Un universo sin conciencia ni inteligencia y el ser humano ocupando un lugar aparte, como un observador privilegiado.

Evidentemente, cambiar esta mentalidad lleva tiempo y generaciones, sobretodo porque la ciencia mayormente trabaja para la tecnología y esta representa siempre fuertes intereses que se resisten al cambio y a la transformación.

Diferentes niveles de organización

Cuando morimos, ni uno solo de los átomos que componen nuestras células se pierde, simplemente pasan a otro nivel de organización. Serán reutilizados, formarán nuevas moléculas, se transformarán en materia, células, probablemente otro organismo vivo, o quedarán disponibles para un nuevo ensamblado. Un verdadero reciclado cósmico.

Nuestros átomos son miniagujeros negros.

Los agujeros negros fueron primero postulados teóricamente y luego descubiertos como fenómenos cosmológicos, a partir de estrellas que colapsan.

Una estrella corriente, como nuestro sol, conserva su tamaño normal gracias al equilibrio entre una altísima temperatura central, que tiende a expandir la sustancia estelar, y la gigantesca atracción gravitatoria, que tiende a contraerla y colapsarla.

Si en un momento dado la temperatura interna desciende, la gravitación se hará dueña de la situación. La estrella comienza a contraerse y a lo largo de ese proceso la estructura atómica del interior se desintegra. En lugar de átomos habrá ahora electrones, protones y neutrones sueltos. La estrella sigue contrayéndose hasta el momento en que la repulsión mutua de los electrones contrarresta cualquier contracción ulterior.

La estrella es ahora una «enana blanca». Si una estrella como el Sol sufriera este colapso que conduce al estado de enana blanca, toda su masa quedaría reducida a una esfera de unos 16.000 kilómetros de diámetro (su diámetro actual es de 1.390.000 km), y su gravedad superficial (con la misma masa pero a una distancia mucho menor del centro) sería 210.000 veces superior a la de la Tierra.

En determinadas condiciones la atracción gravitatoria se hace demasiado fuerte para ser contrarrestada por la expansión electromagnética. La estrella se contrae de nuevo, obligando a los electrones y protones a combinarse para formar neutrones y forzando también a estos últimos a apelotonarse en estrecho contacto. Esta estructura neutrónica forma una «estrella de neutrones», que podría albergar toda la masa de nuestro sol en una esfera de sólo 16 km de diámetro. La gravedad superficial sería 210.000.000.000 veces superior a la de la Tierra.

Continuando este proceso, la gravitación puede superar incluso la resistencia de la estructura neutrónica. En ese caso ya no hay nada que pueda oponerse al colapso. La estrella puede contraerse hasta un volumen cero y la gravedad superficial aumentar hacia el infinito.

La luz emitida por una estrella ordinaria como el Sol pierde muy poca energía. La emitida por una enana blanca, algo más; y la emitida por una estrella de neutrones aún más. A lo largo del proceso de colapso de la estrella de neutrones llega un momento en que la luz que emana de la superficie pierde toda su energía y no puede escapar.

Un objeto sometido a una compresión mayor que la de las estrellas de neutrones tendría un campo gravitatorio tan intenso, que cualquier cosa que se aproximara a él quedaría atrapada y no podría volver a salir. Es como si el objeto atrapado hubiera caído en un agujero infinitamente hondo y no cesase nunca de caer. Y como ni siquiera la luz puede escapar, el objeto comprimido será negro. Literalmente, un «agujero negro».

Teniendo en cuenta las polaridades del universo, si existen agujeros negros, entonces deben existir agujeros blancos (sus opuestos), en los que la materia (y la luz) no puede permanecer en su interior indefinidamente y es arrojada al exterior violentamente (al exterior del horizonte de eventos).

Por otro lado, un agujero negro y uno blanco trabajando en conjunto formaría un agujero de gusano, uno entraría por el negro y saldría expulsado por el blanco.

Actualmente los científicos tratan con grandes aceleradores de partículas de recrear los agujeros negros a nivel subatómico, buscando siempre una teoría que unifique todo.

Incluso Stephen Hawking describe a las partículas subatómicas como diminutos agujeros negros. Pero evidentemente con la misma metodología “científica” , y de esa forma siempre va a faltar algún elemento de esta dinámica, como por ejemplo los fractales. Que son los que nos permiten comprender la forma en que el universo se organiza…

...simplemente en escalas de distinto tamaño.

Por ejemplo, las células que componen nuestro cuerpo, están rodeadas por una membrana plasmática de lipoproteínas, que es como el horizonte de sucesos.
Lo interesante es que esta membrana vibra, la oscilación es de 10 elevado a la 11 Hercios. Esta es una frecuencia elevadísima, que genera una cantidad enorme de energía y cumple todos los requisitos para formar un agujero negro (Schwarzschild).

Teniendo en cuenta la frecuencia y el radio de la célula, si la colocamos en un gráfico que vaya desde una partícula subatómica hasta la estrella más grande, la célula biológica se ubicará en el medio de esta gráfica.
Es interesante. Somos el trazo de unión entre estos extremos, entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Lo que unifica el todo.

La distancia entre estos diferentes niveles sigue una proporción definida por el número áureo, y esta mísma proporción se encuentra en todas partes en la naturaleza.
Es la misma proporción que utilizó Kepler para la ley de escalas del sistema solar y lo hizo utilizando figuras geométricas.

Estas proporciones y geometrías eran conocidas por sabios y alquimistas en la antigüedad y hay pruebas de esto en la arqueología y otros testimonios de las civilizaciones antiguas.

La geometría del vacío genera todos los niveles de la escala.

Cada límite es una resolución de la estructura fractal, desde la más pequeña partícula hasta una galaxia.
Y en el cuerpo humano las células se multiplican de este modo también y se autoorganizan siguiendo la geometría específica de la estructura del vacío. Y en un principio estas células, todavía indiferenciadas, llamadas células madre totipotenciales, ya que cada una contiene toda la información para crear a un ser humano, se irán diferenciando en las sucesivas divisiones, formando así células epiteliales, músculares, óseas, neuronas, etc., y estas se irán organizando en diferentes niveles: tejidos, órganos, sistemas y aparatos.

Estamos hechos de material cósmico y a la manera exacta del universo.

Somos una extensión del espacio, una forma surgida del vacío. El universo que se observa a si mismo en una experiencia humana. Y esta retroalimentación, este flujo de información y energía de ida y vuelta que permanentemente crea la realidad, es en esencia el universo aprendiendo sobre si mismo.
Y como vimos en el post anterior, podemos resumir todo en la dinámica conjunta de 2 fuerzas, una hacia adentro que contrae, y la otra hacia fuera que expande. Gravitación-electromagnetismo y la retroalimentación entre ambas.
Comprender esto con la totalidad del ser significa realizar que fundamentalmente nuestro cuerpo físico es solo uno de los tantos niveles de organización, pero también somos energía y luz. Un cuerpo espiritual que nos conecta con todo. El cuerpo mismo del universo.

Somos la forma y la conciencia del universo.

Estamos hechos a partir del vacío y nuestro cuerpo refleja esta forma.

Las posturas que adopte el cuerpo físico nos permitirán experimentar las diferentes dimensiones del ser, distintos niveles vibracionales de esta organización universal, tetraedros y esferas.

La geometría del vacío infinito de la que surgen todas las formas es la postura zazen.

martes, 7 de septiembre de 2010

Las 2 fuerzas


El universo se expande, esto no solo lo demuestra la teoría y los cálculos matemáticos (constante de Hubble), si no también la observación directa de las galaxias.
Por otra parte, como veíamos en el post anterior, todo tiende hacia el infinito en el interior de cada átomo, en el centro de cada punto del espacio.
De manera que el universo no solo se expande, si no que también se contrae. No solamente es una afirmación basada en la intuición, es lógica y fundamentada por las leyes de la física: principio de acción y reacción (3ª ley de Newton): si una cosa se expande, otra se contrae. Si inflamos un globo, nuestros pulmones se contraen.

La teoria del yin y del yang, describe este fenómeno: dos fuerzas opuestas y complementarias (imagen). El yin es contracción, el yang es expansión. El yin es lo interior y el Yang lo exterior. La parte que contrae es la que crea, la que genera, y la que expande o irradia es la que destruye y limita. El principio femenino y el masculino en una eterna danza que se equilibra a si misma.

Toda la ciencia, toda la tecnología, incluso todo nuestro conocimiento moderno están basados en la parte que irradia, la parte yang o masculina. Incluso las religiones convencionales se basan en este principio, el catolicismo, el islam, el judaísmo, desde siempre invadiendo, evangelizando, imponiendo, guerreando, destruyendo, matándose unos a otros en nombre de Dios, Alá, Jehová, o el que sea. Basta con ver la historia hasta nuestros días.

La ciencia funciona de esta manera. Trata de descubrir una nueva y teórica partícula que brinde una nueva luz sobre la estructura del universo y permita construir nuevas tecnologías, y además que algún científico gane el premio Nobel y le pongan su nombre a la dichosa partícula, que dicho sea de paso dura apenas una millonésima de segundo, y ¿como lo hace?: Construyendo aceleradores cada vez más grandes y costosos para hacer estallar a las partículas entre sí y fotografiar este momento fugaz, en lugar de ocuparse en estudiar, observar y tratar de comprender la dinámica del universo, basada en este equilibrio de fuerzas, de tendencias.
La medicina moderna es otro ejemplo, en lugar de tratar de comprender lo que ocurre en el interior de la persona y el proceso de su enfermedad o el desequilibrio y confiar además en la capacidad curativa natural del cuerpo, ataca el síntoma o el signo visible, bombardeándolo con química pesada y muchas veces con cirugía innecesaria.

Entonces, esta dinámica continúa de expansión y contracción, genera una retroalimentación o feedback.

Veamos algo interesante. Si todo en el universo irradia, ¿dentro de que, o hacia que irradia?, evidentemente en el espacio, en el vacío. Entonces, ¡el vacío no puede considerarse vacío!. El vacío en realidad está lleno de energía.
Por otra parte ni se pierde ni se gana energía (ley de conservación de la energía).

Si consideramos el movimiento universal de expansión y contracción, entonces el vacío es el lado en contracción en la estructura de la realidad. Es la parte que no vemos. Es la parte que se aleja hacia el infinito. Lo percibimos como vacío, pero está pleno de energía y potencialidad e incluso, como vimos anteriormente, estructurado geométricamente, con formas y una dinámica definida.
En realidad cada punto del espacio es infinitamente denso, no lo percibimos porque todos sus vectores, todas las infinitas líneas de fuerza que convergen, están en equilibrio y se cancelan. No obstante algunos científicos trataron de calcular (renormalizar) la densidad de este vacío y estimaron que es del orden de 10 elevado a la 93 g/cm3 (masa de planck ).

Cada punto en el vacío tiene energía infinita convergiendo en un solo punto. Al deducir que cada punto de energía tiene energía infinita que está convergiendo hacia este punto desde todas las direcciones y debido a que esta energía infinita está proviniendo simultáneamente de todas direcciones, entonces hay un momento de cancelación, las fuerzas se cancelan mutuamente y es por eso que esta cantidad de energía en el espacio es invisible. Es una energía universal que se cancela a sí misma omnidireccionalmente. Este proceso de cancelación omnidireccional es tan perfecto que incluso una cantidad infinita de energía parece oculta en el espacio vacío.

Que el espacio esté infinitamente lleno de energía, tiene inmensas implicaciones en cuanto a nuestra manera de percibir el universo. En cada punto del espacio (vacío) la energía se está cancelando de manera perfecta. Pero si en cualquier punto el proceso de cancelación omnidireccional no se completa, si hay un pequeño desequilibrio en el proceso de balance energético (un vector sale un poco más), entonces ahí hay una distorsión en este punto, esta distorsión en la cancelación se manifiesta como materia. Desde este punto de vista, toda la materia, todo el universo manifiesto no es más que una temporal asimetría en el vacío que se cancela, aunque en el balance total siempre hay un equilibrio.

Las implicaciones de estas perspectivas son enormes porque en lugar de considerar al vacío como una” nada ”, totalmente vacía, resulta que es un campo infinito, pletórico de abundancia y potencial y nosotros mismos y nuestros cuerpos somos parte de una continuidad de esa abundancia infinita. Un océano de potencialidad infinita.

Toda le realidad emerge del feedback, de la retroalimentación entre contracción y expansión.

Percibimos lo que se expande, lo que irradia, la radiación. Lo que se expande desde un punto central, de manera radial, en todas las direcciones, crea la geometría de una esfera. La figura geométrica que corresponde a este movimiento es la esfera. Eso es lo que vemos: el sol, los planetas, una célula o un átomo.
Pero la parte que se contrae, que colapsa, el vacío (lo llamamos así para diferenciarlo de la forma, pero ya vimos que en realidad es un “lleno”), posee la geometría de un tetraedro, que es la figura geométrica con el menor volumen posible. Lo opuesto de la esfera que tiene el mayor volumen posible (ya que se expande).

El tetraedro tiene una relación matemática especial con la esfera. Cuando uno de sus vértices se ubica en uno de los polos de la esfera, la recta que corresponde a la base intersecta a la esfera exactamente a los 19º 47´ de latitud, tanto en el norte como en el sur (ver imagen). Curiosamente sobre esta latitud en nuestro planeta, se encuentran los mayores volcanes en actividad (Hawai), o Teotihuacán (México), el volcán más grande de nuestro sistema solar está en Marte, el Monte Olimpo, ubicado aproximadamente en esta latitud, al igual que la gran mancha roja de Júpiter.

Comenzamos a comprender que no es casualidad que los mayores monumentos que han dejado las civilizaciones antiguas de todo el mundo, tengan la forma de pirámide (egipcios, mayas, toltecas, incluso se han encontrado pirámides en China).
Probablemente ya hace muchos miles de años, los pueblos de la antigüedad tenían de alguna forma conocimiento de la estructura fundamental del vacío, del cual todo emerge. Quizás las pirámides estén involucradas en esto.

La postura sentada de meditación: zazen, tiene forma piramidal, se corresponde con el vacío, la no conciencia, la no acción, todo fluyendo hacia el punto cero, como un agujero negro. La fuerza es centrípeta, es decir, hacia el interior.
Por otra parte en las disciplinas como el taichi, chi kung y las artes marciales, como el aikido, predominan las formas circulares, la expansión, el movimiento, la conexión con lo exterior. La fuerza es centrífuga, hacia afuera, generando un campo de energía que se expande.
He aquí una relación interesante entre estas dos fuerzas.

Si se tiene una bola unida a una cuerda y se hace girar a toda velocidad (a la manera de una boleadora), sentirás una fuerza que tira de la mano hacia fuera. Es la fuerza centrífuga. Esta fuerza no es real, ya que si se suelta la cuerda la bola sale expulsada en un movimiento rectilíneo, el único motivo por el que esta fuerza se produce es porque está sujetada a tu mano por una cuerda. La fuerza centrípeta es la que sujeta la bola al centro y hace que esta gire en círculos. Sin esta fuerza primaria, que es la que mantiene unidas las cosas, la fuerza centrífuga no se produciría. La fuerza que sujeta hacia el centro es la fuerza principal. La fuerza que irradia es ilusoria.
Cuanto mayor es la fuerza que va hacia el centro, mayor es la fuerza de expansión.

Las implicaciones de esto son enormes, ya que podemos comprender que cuanto más vamos hacia nuestro centro, mayor será lo que irradiemos.
Hay una relación de retroalimentación (feed-back) entre el colapso gravitatorio interno y la expansión del campo de radiación electromagnética hacia el exterior.
Esta relación obviamente representa un equilibrio de fuerzas y de formas geométricas.
Opuestos que se complementan formando un todo. Contracción y expansión. tetraedros y esfera. El vacío y la forma.
La geometría de la creación.
Dos fuerzas en equilibrio y armonia.
continúa...

sábado, 4 de septiembre de 2010

la geometría del universo


Cada punto del espacio contiene la potencialidad de contener toda la información en él.
Pero, ¿como es posible que algo que no poseé dimensiones, contenga al infinito?
Para los antiguos egipcios los movimientos de la creación comienzan con un punto central conceptual: el ojo de Horus, desde donde sale la flor de la vida, cuyo fruto es el universo.
El punto es la referencia para saber que existe el movimiento, en él comienza su geometría sagrada, creando el primer espacio virtual del universo; un triángulo equilátero, que es la base del tetraedro, el primer sólido puro hecho de información y conciencia, la forma masculina primaria de todo lo creado.
Este proceso se multiplica en todas las direcciones, creando un espacio virtual referenciado en sí mismo que comienza a girar alrededor del punto de origen (el ojo de Horus), surge así el principio femenino: la esfera. Un espacio pasivo, sin tensiones, con todos sus puntos referenciados al centro, al ojo de Horus. La esfera lo contiene todo, todos los volúmenes y formas, es una expresión de unidad, de totalidad, e integridad. Ninguno de los puntos en su superficie es más importante que el otro y a todos se llega de igual manera desde su centro de fuerza y energía, que los origina a todos. Los átomos, las células, los planetas y soles, todos reproducen esta forma circular de unidad y potencialidad.

La primera esfera contiene los cinco modelos de poliedros regulares, los llamados: sólidos platónicos, con todos sus ángulos y lados iguales. Platón aprendió la geometría sagrada de maestros egipcios.

sólidos platónicos
Estos poliedros son la base, los ladrillos, sobre los cuales está construido el universo.

Entonces el espíritu, desde el centro, realiza su primer movimiento y se desplaza hasta los límites de la esfera y genera otro tetraedro que comienza a girar y forma un nueva esfera. Visto en un plano frontal, es decir en 2D, esta nueva figura se llama: vesica piscis.


Los egipcios creian que del ojo formado por la intersección de las 2 esferas, salián los números, las letras, los 7 sonidos fundamentales y todas la sabiduría de la creación. Esta figura oval puede contener exactamente en su interior 2 triángulos equilateros que al ser rodeados (contenidos) por un rectángulo son la base de la proporción aurea, la divina proporción, esta proporción fue usada en todos sus templos, para relacionar las 3 dimensiones entre sí y a estas con la naturaleza. De ahí se derivan todas las relaciones matemáticas fundamentales y los números más importantes como Fi (número áureo) y Pi.


Luego continua el movimiento a lo largo de la superficie de la primera esfera y se van creando nuevas esferas, que al igual que las dos primeras, se van entrecruzando, creando nuevos sonidos, nuevos colores…hasta que al llegar a la 7ª esfera se completa el primer ciclo y se forma la semilla de la vida.
Este patrón geométrico se repite hasta el infinito creando todo lo que existe. La naturaleza siguiendo este esquema hace una flor, una galaxia o la división celular del cigoto, la célula huevo fecundada, que formará un cuerpo humano.
Al continuar la semilla su expansión en una espiral infinita creando nuevas esferas, en la 3ª ronda de giros se completan las 19 esferas que conforman: la flor de la vida, por la forma que toma este patrón geométrico. Contiene las escalas musicales, los colores del espectro de la luz, los patrones de crecimiento de los tejidos vivos, cada esfera tiene la misma capacidad para desarrollarse que la primera. Cada esfera contiene al principio masculino y al femenino, la recta y la curva, contiene a los 5 sólidos platónicos, es decir, contiene a la matriz geométrica que formará todo lo que existe.

flor del vida
Estos son símbolos de la inseparable relación entre las partes y el todo, el principio de unidad para la geometría de todas las formas existentes, sin importar su diversidad.
Diseños y estructuras que existen en la naturaleza desde un átomo hasta una galaxia, pasando por todas las formas reconocibles de vida, todo sigue un patrón, un arquetipo geométrico, que nos revela la naturaleza de cada forma. La flor de la vida nos revela que todo está conectado, que es inseparable y que es unidad. Nos recuerda nuestra relacion con el todo y nos permite comprender la esencia y la estructura del universo y de nosotros mismos, como parte de el.

Entonces, el concepto del universo surgido de un punto, no es tan extravagante.
La teoría del Big Bang, lo último aceptado por la ciencia como origen de nuestro universo, dice que todos provenimos de un punto con un tamaño equivalente a la longitud de Planck (10-33, 10 elevado a la menos 33) millones de veces más pequeño que un átomo.

Todos los puntos surgidos del primer punto, son réplicas de este y están interconectados, todos contienen la capacidad de un universo en sí mismos, poseen toda la información.
La dinámica de esta geometría se llama Fractal.
Los fractales han sido inventados por el matemático Benoit Mandelbrot para describir la geometría de la naturaleza, cuyas formas complejas e irregulares escapan a la geometría clásica.
Una particularidad de los fractales, como ocurre con muchas formas de la naturaleza, es la repetición de formas similares a distintas escalas de observación. Así, una parte de una nube reproduce a la nube entera, y una roca recuerda las formas de la montaña. Una forma típicamente fractal es aquella de la coliflor, o del brócoli, cuyas partes son exactamente idénticas a la imagen del todo.

brócoli romanesco
Un fractal es un objeto que exhibe autosimilitud (recursividad, en términos matemáticos), a cualquier escala. Es decir, si nos fijamos en una porción cualquiera de un objeto fractal, notaremos que tal sección resulta ser una réplica a menor escala de la figura principal.
El Universo está hecho de fractales, desde las galaxias hasta las bacterias...incluso nuestras neuronas o el sistema circulatorio, y está hecho de niveles de organización sucesivas e imbricadas, como las muñecas rusas (mamushka) que una entra dentro de la otra, pero son iguales, las más pequeña es copia de la más grande.
Si bien es cierto que su "descubrimiento" matemático tuvo lugar en 1872, su representación es muy antigua. Ya en el Renacimiento se usaban patrones fractales en vitrales, arquitectura, pintura, etc.


Volvemos a la pregunta, ¿Cómo algo finito, sin dimensiones puede contener lo infinito?
Por empezar, los sistemas finitos, limitados y el infinito, son complementarios.
Para comprenderlo mejor veámoslo geométricamente.

Volvemos al círculo que contiene un triángulo (2D) o en 3D, podemos visualizar una esfera con un tetraedro en su interior. Como además el universo está polarizado: masculino, femenino, positivo, negativo, yang e yin, etc., le agregamos a la esfera otro triángulo igual, pero invertido, así, visto en 2D se forma una estrella de David, de 6 puntas, podríamos seguir subdividiéndo estos 2 triángulos que forman la estrella en triángulos cada vez más pequeños, sucesivamente hasta el infinito. Si hiciera un zoom sobre los niveles más pequeños, tendría una replica del original y podría seguir dividiendo en nuevos triángulos cada vez más pequeños infinitamente, es un hecho matemático, y sin haber salido de los límites de la esfera.

Porque se puede dividir hasta el infinito dentro de la circunferencia del círculo.

Este es un ejemplo de cómo lo infinito puede caber en un espacio finito, es decir, dentro de límites.
Esto significa que cada átomo, cada célula de nuestro cuerpo, tiene un potencial infinito en su interior y un conectividad infinita con todo lo demás.

Hasta podríamos afirmar que cada una de estas partículas es un diminuto agujero negro, ya que hay una cantidad infinita de partículas en él, que pueden ser divididas, eso significa que tiene una masa infinita, creando una singularidad.

Lo curioso es que generalmente cuando pensamos en infinito tratamos de imaginarlo afuera de nosotros, cuando en realidad nuestra naturaleza infinita esta en el interior, dentro de cada átomo, de cada célula. Además, en el exterior siempre nos topamos con los límites perceptúales de los sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto. Apenas nos alcanzan para crear una realidad dentro de un pequeño marco de referencia.

Otro dato interesante: los átomos son en un 99, 9999 % vacío. Esto nos puede dar una idea de la sustancia de la que estamos hechos.
Esta es la enseñanza de todos los maestros espirituales que desde la antigüedad enseñan que para encontrar nuestra esencia, nuestra naturaleza infinita hay que mirar hacia el interior de si mismo, mediante la meditación, la reflexión, el recogimiento.

Por eso debemos comenzar a cambiar de mentalidad y percibir la estructura de la realidad de otra manera. Esta es la clave para entender nuestra naturaleza y nuestro potencial.
Conocerse a si mismo, no es un movimiento hacia el exterior, por el contrario, el secreto esta dentro de cada uno.

continúa...