
Por ejemplo la menor cantidad de energía que puede transportar la luz es la que proporciona un fotón (no existe el medio fotón).
Otra característica del quantum es que puede tener propiedades tanto de onda como de partícula (dualidad onda-partícula), y en este caso interaccionar con la materia transfiriendo energía (como lo hace la luz en el efecto foto-eléctrico), presentar fenómenos de superposición, imprevisibilidad, insustancialidad, etc.
Otra característica del quantum es que puede tener propiedades tanto de onda como de partícula (dualidad onda-partícula), y en este caso interaccionar con la materia transfiriendo energía (como lo hace la luz en el efecto foto-eléctrico), presentar fenómenos de superposición, imprevisibilidad, insustancialidad, etc.
Y un pensamiento se ajusta a estas características, así que podemos considerarlo también como un fenómeno cuántico.
Cada pensamiento que tenemos es una unidad de información y de energía. Si uno quiere levantar un brazo necesita energía para moverlo e información para hacerlo de manera correcta, y no levantar el pié por ejemplo.
La cantidad de energía y el tipo de información que contenga ese pensamiento depende de varios factores, como el nivel de energía vital (relacionada con la herencia genética, los hábitos de vida, la alimentación y la respiración), la educación, el entrenamiento, etc. Pero esto lo veremos luego con más detalles.
Los fenómenos cuánticos dan lugar a todas las manifestaciones del universo, incluido nuestro cuerpo.
Los fenómenos cuánticos dan lugar a todas las manifestaciones del universo, incluido nuestro cuerpo.
Los pensamientos en tanto que fenómenos cuánticos se transforman en fenómenos de espacio-tiempo que denominamos materia, como el cuerpo físico. Y esta no es una especulación oriental. Hace ya varias décadas que se sabe que un pensamiento o una emoción, pueden transformarse en fenómenos bioquímicos. Un ejemplo de esto son los neurotransmisores, que son el modo bioquímico que tienen las neuronas para comunicarse entre sí.
Algunos de estos, que fueron llamados neuropéptidos, tienen receptores en la membrana de las células nerviosas (neuronas).
Lo interesante es que se han descubierto receptores para estos “mensajeros” en todas las células del cuerpo.
Se descubrió, por ejemplo, que las células del sistema inmunitario, como los linfocitos, tienen receptores en su superficie para los neuropéptidos producidos en el cerebro por la actividad mental, las emociones o los sentimientos.
Según el tipo de pensamiento o sentimiento que tengamos se sintetizaran diferentes tipos de neuropéptido que activaran o inhibirán a la célula.
De manera que el “dialogo interno” es escuchado todo el tiempo por nuestras células inmunológicas.
De manera que el “dialogo interno” es escuchado todo el tiempo por nuestras células inmunológicas.
También cuando tenemos un sentimiento en las “tripas”, no es algo metafórico, es un hecho científico.
Los intestinos sintetizan los mismos péptidos que el cerebro cuando piensa, es el caso del péptido intestinal vasoactivo.
Creo que uno debería fiarse más del pensamiento visceral, instintivo, conectado además con nuestro cerebro arcaico, prehistórico. Las “tripas”, no evolucionaron durante millones de años dudando de sus pensamientos.
Lo que se dice: “escuchar al cuerpo”
Lo que se dice: “escuchar al cuerpo”
Experimentamos la información y la energía todo el tiempo.
Somos el resultado de la experiencia de la conciencia.
Nuestro cuerpo físico es la experiencia objetiva, palpable.
Nuestros pensamientos son la experiencia subjetiva, insustancial.
Pero los dos son inseparables, no son diferentes.
De hecho, la forma en que comprendamos esta relación: sujeto y objeto, será la forma en que podamos penetrar en nuestra auténtica naturaleza. Sin disfraces, ni límites de condicionamientos, sin falsas creencias ni tabúes, y percibir una realidad más amplia y profunda.
Entonces, con nuestra mente y los pensamientos hacemos la experiencia subjetiva de la energía y la información y con nuestros cuerpos, nuestras células, experimentamos la energía y la información objetivamente, mediante los receptores y órganos sensoriales..
Pero lo subjetivo y lo objetivo son diferentes etiquetas que designan lo mismo: la experiencia de la conciencia, y comprender esto con la totalidad del ser es vital para nuestra supervivencia y evolución, no solo en el plano individual sino como especie.
La explicación darwiniana de la supervivencia del más apto -o del más fuerte-, ya no se aplica con éxito a los seres humanos, que nos convertimos en los principales depredadores del planeta, y como se sabe, la historia de los depredadores termina siempre en extinción.
Ahora debemos hablar de la supervivencia del más inteligente, ya que como está demostrado, nuestros cuerpos físicos ya no evolucionan más, y en ciertos aspectos involuciona (menor vello, menor masa muscular, menor resistencia a las enfermedades, etc.).
La evolución del ser humano es la evolución de la conciencia.
Por esto es fundamental aprender a conocer la naturaleza de la materia, de los pensamientos, de la conciencia y la relación que existe entre ellos, si es que están separados.
Aprender a conocer y a experimentar ese flujo inagotable de energía e información que nos rodea y nos crea a cada instante.
Esto significa transformar al depredador en creador, el animal que se convierte en dios, el ser humano que amplía su visión y comprensión de la naturaleza y de si mismo en unidad con todo.
El sujeto y el objeto se vuelven uno.
Es la evolución de la inteligencia